Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Biografía (con imprescindibles anexos) de un científico argentino comprometido

Salvador López Arnal

Reseña de: Pedro Roberto Kanof, Manuel Sadosky, Ciencia con conciencia en América Latina, Buenos Aires, Paidós, 2021, 334 páginas.

Con claridad y distinción, como deseaba Descartes. Este libro, señala el autor, «ve la luz en la esperanza de poder reconstruir el tejido de la resistencia que pueda generar una alternativa democrática y progresista en el Cono Sur incluyendo, naturalmente, la perspectiva científica y tecnológica. Es decir, señalar las grandes avenidas que nos legó Sadosky, y que aún son posibles de transitar».

Desde las primeras palabras del ensayo –«Manuel Sadosky efectuó una importantísima contribución a la cultura latinoamericana, su vida fue un itinerario entre ciencia, tecnología y el empeño político por el desarrollo y en contra de la dependencia. Es indudable que fue uno de los intelectuales más prominentes de Argentina en el siglo pasado y que tuvo un serio impacto en el país y en otros de América Latina»–, Kanof muestra su admiración científica y poliética, una proximidad que baña todas las páginas del libro, por este gran científico argentino comprometido. El subtítulo del ensayo: «Ciencia y conciencia en América Latina», está más que justificado. Kanof lo expresa así: «Ha sido sin duda una figura líder, no solo desde el punto de vista de la ciencia y por su atención por la aplicación de las tecnologías al desarrollo económico, sino fundamentalmente por su empeño en primera fila por la educación y la justicia social.» Kanof muestra en su biografía «la vida y la acción de Sadosky en una dimensión humana e histórica, superando el enfoque aséptico, que facilita instrumentalización». Con frecuencia ha sido presentado «como una figura neutra, buscando cancelar de esta manera el rol fundamental que lo convirtió en uno de los pilares más importantes del hilo rojo del pensamiento liberal-socialista argentino.» Transitando por el mismo sendero: «Es la esperanza del autor que en las páginas precedentes se comprenda que en la permanente lucha entre la civilización y la barbarie, Sadosky jugó un rol único en la Argentina que le tocó vivir. Es por eso que tiene todos los títulos para ser un punto nodal del hilo rojo de la mejor historia de ese país, que partiendo con Juan Bautista Alberdi, continúa con Domingo Faustino Sarmiento, José Ingenieros, Aníbal Ponce y Ezequiel Martínez Estrada.» (133)

Científico (injustamente) poco conocido entre nosotros, justo es trazar una breve aproximación: Manuel Sadosky (1914-2005), que reconoció a Aníbal Ponce (1898-1938) como un pensador que iluminó su formación, es un buen ejemplo de los positivos efectos del exilio científico republicano español en América Latina (sin olvidar, por supuesto, las abyectas causas de exilio), del éxito de la labor seminal desarrollada, en Argentina en este caso, por científicos republicanos españoles como Julio Rey Pastor o Esteve Terradas. Manuel Sadosky se doctoró en 1940, bajo la dirección de Terradas, con una tesis «Sobre los métodos de resolución aproximada de ciertas ecuaciones de la Físico-matemática».

Expulsado de la Universidad por el peronismo (fue también entonces cuando fue expulsado, junto con su mujer y otros compañeros, del Partido Comunista argentino en el que había tenido un rol prominente: había sido dirigente del partido encargado de las cuestiones relativas a la educación), Sadosky pudo obtener una beca que le llevó en 1946-1948 a formarse en el Instituto Henri Poincaré de París y en el Istituto Nazionale per le Applicazioni del Calcolo, del Consiglio Nazionale delle Ricerche, Roma. Allí se especializó en cálculo numérico, y en 1952 fue autor de uno de los primeros libros sobre esta materia que se publicó en Latinoamérica: Cálculo numérico y gráfico (cuatro años más tarde, en 1956, publicaría Elementos de cálculo diferencial e integral).

A partir de 1958 fue el principal animador del grupo que se convertiría en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias de Buenos Aires, y desde ahí impulsó la adquisición del primer ordenador que funcionó en una universidad de Latinoamérica, instalado en 1961. De este modo, Sadosky está considerado como el padre de la computación, no sólo en Argentina, sino también en otros países del área como Uruguay, Perú y Venezuela. Por su tenacidad, por su obstinación, se creó en Argentina en 1963 la carrera de computador científico.

El 28 de junio de 1966, el teniente general Juan Carlos Onganía derrocó el gobierno de Arturo Illia.  Las universidades públicas argentinas estaban entonces organizadas de acuerdo a los principios de la Reforma Universitaria, que establecían la autonomía universitaria y el cogobierno tripartito de estudiantes, docentes y graduados. La llamada Noche de los Bastones Largos fue el desalojo el 29 de julio de 1966, por parte de la Policía Federal Argentina, de cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires, que habían sido ocupadas por estudiantes, profesores y graduados, en oposición a la decisión del gobierno militar de intervenir las universidades y anular el régimen de gobierno. La represión fue particularmente violenta en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Filosofía y Letras  de la UBA. Con claro riesgo para su vida, Manuel Sadosky permaneció en el país.

Al ser amenazado de muerte tras el regreso al poder del peronismo en 1973, la situación de deagradó, hasta que los militares tomaron el poder de nuevo y tuvo que volver a exiliarse en 1976 a Venezuela. Desde 1979 residió algún tiempo en Barcelona, donde en 1981 contribuyó al proyecto de Museo de la Ciencia de La Caixa.

Al ser restaurada la democracia en su país, Sadosky volvió a Argentina y fue nombrado Secretario de Ciencia y Tecnología en el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989), quien muy probablemente supo del interés de Sadosky por las ideas de Marx sin que, por supuesto, ello disminuyese la confianza y la admiración del presidente Alfonsín hacia él. Sadosky conservó una mirada positiva sobre sus días de activista y dirigente estudiantil. Antes de asumir el cargo de Secretario de Ciencia y Tecnología del primer gobierno democrático de Raúl Alfonsín, señala Kadof, «escribió un artículo para la revista CEI (Centro de Estudiante de Ingeniería «La Linea Recta») en el que señaló la importancia del movimiento estudiantil, en su rol formativo como escuela de vida democrática» (35).

Sadosky es también editor, con selección y prólogo suyos, de Marx: hombre y revolucionario, enero de 1966. Sadosky, afirma Kadof, «reafirma sus ideales juveniles y desde las primeras líneas se refiere a Marx como un científico genial: equivalente solo a Darwin y Galileo». (77)

El autor de la biografía, el ingeniero Pedro R. Kanof, que conoció y trató a Sadosky, estudió en la Universidad Nacional de Buenos Aires en los años 60 y recibió su doctorado en Ingeniería Electrónica en el Politécnico de Milán. Efectuó otros estudios en Berkeley, París y Madrid. Desde joven se interesó en la justicia social y fue el coordinador de la primera investigación científica para diseñar el Sistema informativo socio-sanitario de Italia. En «L’intelligence en miettes» (Les Temps Modernes, París, 1976) indicó las líneas guías para el desarrollo de una informática alternativa. Es el inventor del sistema de bicicletas públicas o bycering del que la ciudadanía de muchas ciudades nos beneficiamos y autor de Inondare le strade di biciclette–Per una política della mobilità sostenibile e inclusiva (Milán, 2021) inspirado en un invento suyo patentado en los Estados Unidos.

Componen su biografía de Sadosky la introducción, ocho capítulos (Génesis de un científico progresista; Años 40. Compromiso científico y político. El camino al primer exilio; El regreso a Argentina. Años 50. El reintegro a la universidad; Continuidad y confirmación de los ideales juveniles. El exilio interior; Más represión, el segundo exilio. Lecciones sobre política de la ciencia en América Latina; El retorno. Secretario de Ciencia y tecnología; El legado de Sadosky, la continuidad con el pensamiento democrático y progresista en Argentina), diez anexos, una magnífica línea de tiempo (128/129), la bibliografía y un índice nominal.

Entre los anexos, una de las aristas más notables e imprescindibles del libro: Extracto de las actas del CEI con las intervenciones de Manuel Sadosky estudiante; Informe de seguimiento de la policía de París de julio de 1947; «Reflexiones sobre los problemas actuales de la Ciencia y la Tecnología» («Si un nuevo modo de pensar se impone, no solo sobreviviremos, sino que el hombre será capaz de instaurar el reino de la libertad para reemplazar al reino de la necesidad. Pero solo el nacimiento de un nuevo humanismo podrá llevar a buen término la maravillosa aventura de la especie que forjó con la razón las armas para destruir el miedo», 1962); «La computación en el mundo moderno. Realidades y perspectivas en América Latina» (1970); «Cómo construir una computadora con lápiz y papel», 1970, con homenaje a Alan Turing; «Algunas reflexiones sobre problemas de política científica» (1978), «Panorama sucinto de la evolución de la ciencia y de la técnica» (1975), «Democracia en la república y reforma en la universidad» (1983) y dos entrevistas: «Hacer la ciencia como Vietnam la guerra (por Ana Ramos, 1971) y «Manuel Sadosky; la defensa nacional es el desarrollo de la materia gris» (Analia Roffo y Julio Orione, 1983).

El objetivo del autor: «Este libro trata de completar los esfuerzos ya realizados, tratando en profundidad años de su vida que no habían sido considerados. El esfuerzo es posible porque se dan a conocer materiales nunca antes difundidos. Se consideran, en particular, los años de su formación -antes de 1950- y la conexión entre su obra y el escenario político y científico-tecnológico internacional». El objetivo, observa Kanof, es leer activamente, comprender e interpretar a Sadosky. «A diferencia de los textos que ya tratan de su vida, se analizan las diversas etapas de su existencia, tratando de comprenderlas y ponerlas en un contexto histórico, político y cultural.» Se trata también de «evidenciar la génesis de un científico para que pueda servir de orientación a las futuras generaciones de jóvenes latinoamericanos y para mantener en vida las brasas que han quedado entre las cenizas de décadas de dictadura militar fascista en Argentina y en otros países del continente [americano]».

El día de la presentación del libro en Barcelona (junio de 2023), el profesor e historiador de la ciencia y de la técnica Guillermo Lusa señaló que Pedro R. Kanof, que como se señaló conoció y trató a Sadosky, nos ha regalado un libro donde aporta documentación inédita, nos ofrece una selección de algunos de los escritos más significativos de Sadosky (alguno de muy difícil acceso) y nos muestra las diversas facetas de su biografiado, especialmente la de ardiente defensor de la cultura científico-técnica (y de la cultura y la educación, a secas) como herramienta de transformación para conseguir una América latina más justa y más igualitaria.

¿Qué aporta el libro al conocimiento, interpretación y valoración de la trayectoria y de la obra de Manuel Sadosky, se preguntó el profesor Lusa? Esencialmente: una biografía con novedades, artículos inencontrables de Sadosky y una documentada aproximación a las aristas políticas e ideológicas del biografiado. No es poco.

En cuanto a documentación primaria, que ha escapado hasta ahora a la mirada de los numerosos investigadores que le han precedido, en el libro que comentamos figuran varias contribuciones inéditas. Ente ellas, el anexo 1, breve resumen de las actas del Consejo Directivo del Centro de Estudiantes de Ingeniería (único, escrito en mano, 600 páginas B Nacional de BA)), y el anexo 2, informe de la policía de París del seguimiento que hizo en julio de 1947 a la familia Sadosky. Los restantes anexos son valiosos, aunque algunos artículos ya habían formado parte de otras antologías de los escritos de Sadosky. Al profesor Lusa le interesaron particularmente los anexos 8.1 («Algunas reflexiones sobre problemas de política científica», 1978) y 8.2 («Panorama sucinto de la evolución de la ciencia y de la técnica»). También a este lector.

En el libro de Kanof se estudian y desarrollan con más extensión, sigo tomando pie en las palabras del profesor Lusa, algunos períodos poco tratados, como el del primer exilio (1947-1949), con estancias en el Instituto Poincaré de Paris y en el Instituto de Cálculo de Roma.

Después del fallecimiento de Sadosky, se creó en Argentina una fundación en su nombre que depende directamente de la Presidencia de la República.

Finalicemos con una consideración poliética central de Pedro Roberto Kanof, en quien, por supuesto, no habita el olvido: «La Argentina se ha convertido en un ambiente donde hay un clima poco favorable a la curiosidad intelectual y a las iniciativas orientadas a propulsar el desarrollo social. Esto es el resultado de un proceso premeditado y programado en un país que se permitió el loco derroche y el crimen de arrojar al mar a los 30.000 jóvenes más idealistas y brillantes, y obligó a otros muchos más a escapar para salvar la vida. Es muy probable que ciertas funciones importantes han sido ocupadas por elementos de descarte (desde un punto de vista de la ciencia y de la conciencia). Corregir esto le requerirá al país muchos años, si un día fuera posible.»

Kanof, por supuesto, no olvida en ningún momento el destacado papel científico, humanista y político de Cora Ratto de Sadosky, militante también del Partido Comunista argentino en sus primeros años y expulsada como su marido.

PS. Sugerencia: el autor cuenta en las páginas iniciales del capítulo 2 –«Génesis de un científico progresista»– una hermosísima historia que le tiene a él como protagonista. ¿Y si empiezan la lectura del libro por las páginas 25-27? Para abrir el apetito lector de la mejor forma posible.

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