Un libro imprescindible. Para aprender y para pensar
Salvador López Arnal
Reseña de: Mogens H. Hansen, La democracia ateniense en la época de Demóstenes, Madrid: Capitan Swing, 622 páginas (traducción e introducción de Andrés de Francisco)
Lo esencial de esta reseña: uno de los mejores libros de filosofía, de historia de la filosofía, que se han publicado en nuestro país en muchos años. Apasionante desde la primera hasta la última línea. Para académicos muy puestos y para personas interesadas (como el autor de esta injusta reseña por breve). En palabras del prologuista y traductor, Andrés de Francisco: «No es un ensayo, ni un acercamiento personal, ni una reflexión más o menos profunda. Es un estudio científico –riguroso, sistemático, minucioso– animado por una única vocación: la búsqueda de la verdad. El pensamiento posmoderno rampante no cree en la verdad, pero al científico sui generis, como Hansen, le obsesiona.»
Un apunte sobre el autor, poco conocido entre nosotros: Mogens H. Hansen es un filólogo clásico (estudió en la Universidad de Copenhague), especialista en la polis y en la democracia ateniense. Ha sido profesor visitante en la Universidad de Melbourne y en el Green College de la Universidad de la Columbia Británica, y profesor invitado en Princeton y en el Churchill College. Además de numerosas publicaciones académicas, ha publicado 12 monografías, 7 fascículos, 124 artículos y 8 artículos de revisión y reseñas. La síntesis de su estudio de las instituciones atenienses, así se señala en al solapa interior del libro, es La democracia ateniense en la época de Demóstenes (1991), traducido hasta ahora a cinco idiomas.
Componen el libro de Hansen un Prefacio a la segunda edición, una abreviatura de fuentes clásicas, catorce capítulos (de extensión muy distinta: el primero 4 páginas; 40 páginas el tercero), Mapas y planos, bibliografía y glosario (magnífico, extraordinario, pp. 589-622). Falta un índice nominal, sin duda muy laborioso de elaborar. Entre los capítulos, cabe citar aquí: 1. La democracia ateniense directa en perspectiva histórica. 3. La Constitución ateniense hasta 403 a.C.: un esbozo histórico. 6. La Asamblea del Pueblo. 10. El Consejo de los Quinientos. 13. El carácter de la democracia ateniense. 14. Ciento sesenta tesis sobre la democracia ateniense.
El objetivo del ensayo (y la advertencia del autor): «Este libro pretende ser a la vez una descripción general y una síntesis de mis propias investigaciones durante las dos últimas décadas. El doble alcance del libro supone que las visiones tradicionales mantenidas durante siglos por todos los historiadores y las visiones controvertidas sobre las que todavía disienten los historiadores se presentan, unas al lado de las otras, con conclusiones novedosas basadas en mi propia investigación. Algunas de mis concepciones han logrado amplia aceptación, pero otras, inevitablemente, han sido cuestionadas y todavía están sub iudice.» (p. 501)
Para abrir su apetito lector (que probablemente ya esté muy abierto):
1. Sobre el concepto de democracia. Casi todo el mundo que escribe sobre democracia ateniense acepta la distinción entre democracia «directa» y democracia «indirecta» o «representativa». Los que se centran en las instituciones a veces utilizan la oposición entre «democracia asamblearia» y «democracia parlamentaria»; pero la distinción es la misma: en una democracia directa el pueblo se gobierna realmente a sí mismo, esto es, todos tienen el derecho a participar en la toma de decisiones, mientras que en el otro modelo la única decisión que todos tienen el derecho de tomar es elegir a los que toman decisiones.» (p. 43)
2. Sobre la polis. «… la polis era una comunidad económica solo en pequeña medida. El derecho a poseer tierra en propiedad estaba circunscrito a los ciudadanos y, sin embargo, los metecos y los esclavos tomaban parte en el comercio y los oficios en la misma medida que los ciudadanos y a menudo en pie de igualdad. El jornal, por ejemplo, era el mismo independientemente del estatus: a finales del siglo V un ciudadano, un meteco y un esclavo ganaban los tres un dracma al día». En gran medida, prosigue Hansen, «el Estado se involucraba en la vida económica de la gente solo para recaudar impuestos de ellos y para asegurar que cada ciudadano adquiriera su sustento diario a un precio razonable; de otro modo, el comercio y la producción solo tenían un interés tangencial con respecto a las cuestiones reales de las que se ocupaba la polis.» (pp. 129-130).
3. Matices. Hansen no comparte «la creencia de que la democracia ateniense de 403-322 era casi idéntica a la llamada democracia «radical» o «de Pericles» de 462-411 y 419-404». Por el contrario, sostiene «(a) que la democracia restaurada en 403 era diferente de la democracia del siglo -V en muchos aspectos importantes, y (b) que la democracia sufrió muchos más cambios y reformas durante los años 403-322 de lo que habitualmente se supone.» (pp. 502-503)
4. Sobre la actividad política. Para Hansen «muchos griegos veían la actividad política como un valor positiva y la participación en el proceso de toma de decisiones como un fin en sí mismo y no solo como un medio para autopromoción». Además «los innumerables ejemplos de sorteo y votación, y otros complicados mecanismos, muestran que los atenienses debían de disfrutar realmente con el despliegue formal de esos procedimientos.» (p. 539)
Una nota crítica: en ocasiones Hansen usa el término filósofos para designar un conjunto algo difuso y disjunto con él y sus investigaciones. Pero, más allá de titulaciones académicas, incluso de métodos de investigación y lecturas, ¿hay alguna duda de que también Hansen es un filósofo de la cabeza (gran cabeza) a los pies?
Por si faltara algo, hay además un regalo complementario. No solo es que el ensayo de Hansen sea extraordinario, sino que la introducción del traductor, el profesor Andrés de Francisco (el título de esta reseña bebe de su presentación), está a su altura, no por debajo.
Sugerencia (innecesaria): empiecen la lectura del libro por esta delicia filosófica (muy erudita pero igualmente apasionante y política) titulada «La democracia ática in memoriam. A modo de introducción». Así abre De Francisco: «La gran democracia ateniense es hoy un sistema extraordinariamente bien conocido por los estudiosos y los eruditos. Sin embargo, la ingente cantidad de literatura especializada de extraordinaria calidad escrita en las últimas décadas, entre las que destaca sin duda este libro de Morgens H. Hansen que el lector tiene entre sus manos, no ha impedido que el discurso político contemporáneo la ignore por completo.»
El libro acabó de imprimirse el 4 de abril de 2022. Los editores han añadido una nota de Pericles con toda intención: «El Estado democrático debe aplicarse a servir a la mayoría y procurar a todos la igualdad delante de la ley, debe al mismo tiempo protegerse contra el egoísmo y proteger al individuo contra la arbitrariedad del maldito Estado.».
Finalizo yo también así y añado: ¡no se lo pierdan! ¡Filosofía de la mejor!
Fuente: una versión reducida de esta reseña apareció en El Viejo Topo, marzo de 2024.