Rebajas en la sanidad
Manuel Navas
La decisión de la Generalitat de cerrar los sábados la práctica totalidad CAPs de la ciudad y el horario nocturno del CAP de Ca n’Oriac y que ese tipo de medidas se apliquen en las poblaciones del entorno de Sabadell, provocará un inevitable colapso en el CUAP Sant Fèlix y el Hospital Taulí, durante los fines de semana y urgencias nocturnas. Un despropósito cuyas consecuencias pagaremos los usuarios tal y como ya han denunciando las diversas plataformas ciudadanas de la comarca en defensa de una sanidad pública.
Si nos atenemos a los hechos, vemos que llueve sobre mojado. Desde antes de la crisis, las decisiones políticas de los gobiernos de todos los colores, (autonómico o estatal), han sido un incesante goteo de medidas dirigidas a minar y privatizar los elementos esenciales del Estado de Bienestar (sanidad, educación, servicios sociales, pensiones,…), y hoy, cuatro años después del estallido de la crisis, asistimos, ya sin ningún tipo de tapujo, a un auténtico despojo de los derechos sociales.
Y ese es el marco en el que deben situarse los recortes actuales de CiU en sanidad: a menos recursos (humanos, económicos y materiales), peor será la prestación del servicio, lo que empujará a los particulares que puedan permitírselo, a contratar mutuas y seguros privados, al tiempo que la privatización aportará pingues beneficios a las empresas privadas, porque, en definitiva de eso se trata si se entiende la salud como una mercancía y no como un derecho. Será por coherencia con tales postulados que hayan designado como Conseller de Salut, al ex Presidente de la patronal del sector sanitario concertado.
Se puede decir que, los auténticos causantes de la crisis, además de su victoria material en esta guerra de clases (en estos años, que millones de personas han engrosado las estadísticas de la pobreza y varios estados están al borde de la quiebra, ellos han aumentado sus riquezas), han vencido ideológicamente al conseguir que socialmente se interiorice la necesidad de recortes encaminados a que la crisis la paguen los de abajo.
No es necesario insistir en la falsedad del discurso oficial sobre las bondades de aplicar la recetas de “los expertos neoliberales en nómina”, que acaba dejando al descubierto la patética sumisión de la política a los dictados de quienes dominan la economía, ni insistir en que las urnas no otorgan “per se” autoridad moral para exigir que nos “apretemos el cinturón” cuando son incapaces de atajar un fraude fiscal estimado en unos 20.000 millones de euros; o de de nacionalizar la banca en lugar de “recatarla”, con dineros públicos de sus bacanales especulativas; o penalizar la corrupción política; o de dejar de atribuirse sueldos indecentes o de que los ricos paguen de acuerdo con sus ingresos y responsabilidades.
Por contra, como existe conciencia de que entre todos nos toman el pelo, es comprensible que cada vez se alcen más voces cabreadas ante tanta tropelía, denunciando la imposibilidad de que el actual sistema económico sea capaz de satisfacer las necesidades sociales y acusando a un sistema de partidos dirigidos por una casta política incapaz de gestionar eficiente y eficazmente los recursos económicos y que no posibilita la integración transparente y adecuada de las distintas sensibilidades.
Las rebajas de sanidad no son para el verano sino recortes con vocación de permanencia. Que se impongan o no, dependerá en gran medida de la indignación que provoque en la ciudadanía. Pero en todo esto, conviene no olvidar, más allá del oportunismo político, la corresponsabilidad de quienes, en el ámbito local, han permitido y permiten esas salvajadas, al no oponerse con firmeza a las decisiones impuestas desde Barcelona o desde Madrid por sus jerarcas políticos, anteponiendo los intereses partidistas a los de la ciudadanía y a los de sus propios votantes.
Publicado en el Diari de Sabadell el 19/07/2011