Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Sobre Izquierda Unida de Extremadura y el magnífico embrollo de los Presupuestos regionales

Jónatham F. Moriche

[1] – Izquierda Unida de Extremadura ha hecho bien retirando su enmienda a la totalidad (que en realidad nunca debió presentar), y aceptando unos presupuestos regionales para 2012 con recortes finales que no superan el 3% (muy por debajo de la funesta media española y europea). Tenía razón Monago (mal que nos joda que el PP esgrima las verdades… con que el PSOE le arma): si el 4% de recorte del PP es de derechas, ¿no sería de extrema derecha el 7% del PSOE del año pasado? Con un endeudamiento público de casi 450 millones (ahora quizás más, tras los compromisos adquiridos con IU), la política económica de la Junta sigue siendo, de momento, un islote de keynesianismo (de mínimos, pero keynesianismo) en el adverso contexto europeo: no ha habido “terapia de shock” ultraliberal en los presupuestos de la Junta de Extremadura para 2012. Y además, son presupuestos con una fuerte carga de gasto social, incluyendo los comprometidos 100 millones para dotar el embrión de la futura Renta Básica de Ciudadanía. No son unos buenos presupuestos. Pero en esta coyuntura no me imagino unos mejores con un gobierno neoliberal del PP o del PSOE. Esto es obra de la presencia y el trabajo de los diputados de IU-Ex. Pero esto, e igual de bien, podíamos haberlo hecho a través de 7, 70 o 700 enmiendas parciales, que hubieran ahorrado a la ciudadanía extremeña el nada edificante sainete diputámbrico de estos días. Hubiera sido lo más coherente con la línea estratégica previa de IU-Ex en la Asamblea, hubiera tenido la misma eficacia y, sobre todo, hubiera evitado a la ciudadanía extremeña el grotesco espectáculo de cinismo y mendacidad desplegado por la oposición socialista y su siempre chipiritifláutico portavoz parlamentario. (Apostilla: es lamentable la pérdida de los empleos de sus trabajadores de base, pero el desmontaje de estructuras clientelares del “partido de bienestar” socialista extremeño de los últimos 30 años es, además de una necesidad económica, una prioridad política; el GPEX, Marca Extremadura o el Gabinete de Iniciativa Joven nunca fueron auténticos emprendimientos públicos productivos, sino chiringuitos de propaganda y cooptación absolutamente tóxicos en su proselitismo político-cultural-empresarial. Esa austeridad SÍ es oportuna).

[2] – El electrizante thriller de negociaciones nocturnas y enmiendas voladoras de estos días ha dado sus frutos, pero no debería repetirse a menudo. El trabajo de los diputados de IU solo muy ocasional y justificadamente debe pasar por el “regate corto” y demás tahurías que tanto emputecen la vida política e irritan a los ciudadanos (y cuando lo que hacemos no podemos contarlo, a veces ni a los de casa, quizás es que no debiéramos estar haciéndolo). Y tras este período de emergencia permanente impuesto por el calendario (autonómicas, consulta, investidura, generales, presupuestos) ha llegado el momento de que grupo parlamentario devuelva la iniciativa política a las bases de esta organización, que en junio pasado demostraron su capacidad intelectual y militante para tomar buenas decisiones y llevarlas a cabo. “Izquierda Unida de Extremadura no consulta a sus bases, ES sus bases”, se nos dijo en junio. Muy bien, ahora eso hay que cumplirlo, y no sólo en días de fiesta, sino cotidianamente. Esto no es asamblearismo ácrata ni perroflautismo 15-M, sino simplemente tomarse la democracia en serio. Porque nos tomamos la democracia en serio ganamos la decisión de junio y nos hemos hecho mejores en ella. Y ante las cuestiones importantes (por sustancia, como los presupuestos, o por notoriedad, como la dichosa CEXMA) que inciden directamente sobre la línea política o la percepción pública de la organización, el análisis y la decisión no pueden estar sólo en manos de los diputados, ni de los órganos de dirección, sino de las bases. Somos los militantes de base y las asambleas locales quienes respondemos cada día a las inquietudes de los electores y conciudadanos que nos han confiado esos escaños en la Asamblea. Y no puede ser que reiteradamente no podamos hacerlo porque nuestra vanguardia parlamentaria nos ha dejado atrás en sus rapidísimos regates y pirotecnias. Y si para que vayamos todos juntos hay que ir más despacio y hacer menos cosas, se va más despacio y se hacen menos cosas, pero se hacen bien, para que sirvan y duren. “Vamos despacio”, dicen los compas del 15-M, “porque vamos muy lejos”. Reforzar la democracia directa y el mandato imperativo, la autonomía y la soberanía, puertas adentro de IU-Ex, es tan importante como gestionar estratégicamente la correlación de fuerzas en las instituciones. Sólo una organización viva puede hacer una política viva, sólo una organización fuerte puede respaldar una política fuerte. Sin legitimidad, hasta las mejores decisiones son débiles. Con legitimidad, las buenas decisiones son invencibles (¿verdad, Cayo?).

[3] – He dicho devolver la iniciativa a las bases, no a las camarillas, clanes, conjuras y amancebamientos transversales varios que siempre añaden su punto de miseria e indecencia a la vida política orgánica. La capacidad de decisión en cuestiones de política regional corresponde al conjunto sin exclusión de los militantes y simpatizantes activos de esta organización regional, y si inaceptable sería una monarquía diputadocrática, no menos inaceptable sería una oligarquía concejalocrática. Si el grupo parlamentario ha abusado por momentos de su autonomía (yo así lo creo, por mucho que valore positivamente los resultados obtenidos) a quien el grupo parlamentario debe pedir excusas y devolver las riendas es a las bases, no a un selecto club de cargos públicos y cuadros locales y orgánicos con más ganas de meter la cuchara en la sopa política regional que de trabajarse seriamente sus respectivas responsabilidades y territorios (y evitar así, por ejemplo, que UPyD nos adelante por la extrema derecha en el voto urbano). Así que cada uno a lo suyo, o al menos y sobre todo, a no joder a los demás. Las minorías tienen plena libertad de expresión y propuesta, pero la libre expresión y propuesta es una cosa muy distinta del libelo, del sabotaje, de la emboscada, y en suma, de ese peculiar estalinismo de minoría (alguien dijo que el estalinismo es una secta trotskista, nada más lo dejo caer) que, ante la imposibilidad de imponer democráticamente sus decisiones, se dedica a hacer imposible el desarrollo de las decisiones democráticas de los demás (para empezar, sacando todos los días al Santísimo Cristo Fraccional y Escisionario en procesión, para regocijo de redactores y propietarios de la prensa burguesa regional y madrileña). Pero las bases de la izquierda extremeña dijeron abstención en junio y dicen abstención en diciembre, y en su hoja de ruta no está ni hacerle una moción de censura al PP ni hostigarle hasta forzar unas elecciones anticipadas que hoy Monago ganaría con mayoría absoluta (oposición de trinchera, saco terrero y campaña electoral permanente del PSOE, y sin más beneficiario posible que el PSOE), sino frenar el alcance e impacto de las políticas neoliberales del PP (aquel revolucionario “tirar del freno de emergencia” que decía Walter Benjamin) y, allá donde sea posible, consolidar elementos del programa de IU, en el endiabladamente complejo escenario político extremeño que señalaron las urnas del 22-M. Que no es el escenario que más le gusta al PSOE, es cierto (y tampoco a nosotros, claro), pero es el que mandaron las urnas y los extremeños que las llenaron. Y que el PSOE gobierne no es, que se sepa, un compromiso programático de Izquierda Unida. No en Extremadura, al menos. No con nuestros electores. No en su nombre, ni en el nuestro.

Y no abundaré hoy, aunque me quedo con ganas, en el papel de la dirección federal de IU en esta crisis interna de IU-Ex, que también lo tiene, y no está siendo, claro, ni honrado ni saludable.

Un fraternal saludo,

Jónatham F. Moriche (afiliado de IU-Ex, hablando a título estrictísimamente individual y personal)

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