Los palestinos lucharon contra los fascistas de Franco en la Guerra Civil Española. Esta es su historia
Vijay Prashad
En 1936, decenas de miles de personas de todo el mundo acudieron a España para defender la República contra las fuerzas fascistas lideradas por el general Francisco Franco. Llamadas Brigadas Internacionales, los hombres y mujeres que acudieron a luchar procedían de todo el mundo: desde Bulgaria hasta la India, desde China hasta Palestina.
Sí, Palestina. Es muy difícil saber quiénes vinieron de Palestina a España, porque los registros no son precisos.
Por ejemplo, Mahmud al-Atrash al-Maghribi, un comunista palestino, dejó una autobiografía — Path of Struggle in Palestine and the Arab Levant: The Memoirs of the Communist Leader Mahmud al-Atrash al-Maghribi (Camino de lucha en Palestina y el Levante árabe: Memorias del líder comunista Mahmud al-Atrash al-Maghribi) —; curiosamente, a menudo se dice que estuvo en España, aunque en su autobiografía, por lo demás detallada e informativa, no se menciona ningún viaje a España.
Sin embargo, sí sabemos que al menos tres personas de Palestina llegaron a España: Ali Abd al-Khaliq, Fawzi Sabri Nabulsi y Muhammad Najati Sidqi.
Eran miembros del Partido Comunista Palestino y llegaron a España a través de la Internacional Comunista. Sidiqi dejó una autobiografía, Mudhakkarat Najati Sidqi, que fue publicada póstumamente en Beirut por el Instituto de Estudios Palestinos en 2001.
En su autobiografía, Sidqi recuerda cómo los republicanos españoles lo llevaron al frente para que pudiera gritar en árabe levantino a los soldados marroquíes que luchaban en el Ejército de África de Franco.
Fueron transportados por aviones Junkers nazis desde Marruecos a España para formar las tropas principales en el frente contra el ejército republicano. «Escuchad, hermanos», gritó Sidqi al otro lado del frente. «Soy árabe como vosotros, vengo de un país árabe lejano. Os suplico, hermanos, que abandonéis las filas de vuestros generales, que os oprimen en vuestro país. Venid a nuestro lado, donde seréis bien tratados y recibiréis una paga diaria. Aquellos de vosotros que no queráis luchar seréis devueltos a vuestra tierra y a vuestras familias. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la República! ¡Viva Marruecos!».
Por lo que recuerda Sidqi, ningún soldado marroquí desertó para pasarse al bando republicano. Quizás porque ellos, que hablaban darija, o árabe marroquí, no le entendían en absoluto.
En su libro Diario de la guerra de España (1938), el periodista soviético del Pravda Mijaíl Koltsov relató una anécdota sobre Sidiqi. Debido al fracaso de las deserciones, Sidiqi adoptó un nombre más adecuado para los árabes marroquíes: Mustafa Ibn Jala; bajo este nombre, Sidiqi escribió para el periódico comunista español Mundo Obrero.
Los cadáveres de los soldados marroquíes tenían en los bolsillos folletos escritos por Ibn Jala. Estaban escritos en darija, pero no provocaron deserciones, debido en gran parte al alto índice de analfabetismo de los marroquíes rurales. Koltsov, por cierto, era amigo íntimo de Claud Cockburn, padre de Alex Cockburn, de Counterpunch.
Ser palestino es ser anticolonial
Durante su estancia en el frente, Sidqi documentó la guerra para la prensa árabe.
En la revista del Partido Comunista Sirio Sot a-Sha’ab —La voz del pueblo— del 15 de mayo de 1937, escribió su primer artículo desde España. Pero de todos los artículos que se han localizado, el más extenso es un artículo titulado «Cinco meses en la España republicana: memorias de un combatiente árabe en las Brigadas Internacionales», publicado en al-Tali’a —La vanguardia—, Beirut, en junio de 1938.
En Barcelona, Sidiqi es recibido por un comandante catalán, que le pregunta por qué no está en la milicia. Cuando Sidiqi le responde que es árabe, el comandante se queda atónito. «Pero los árabes», le dice, «están con Franco y sus sanguinarios secuaces».
El comandante le cuenta a Sidiqi cómo el ejército marroquí, el Ejército de África, se había vuelto contra el gran líder de la Guerra del Rif, ‘Abd al-Karim, en 1925 y lo había derrotado. ‘Abd al-Karim era el modelo a seguir de Che Guevara para la guerra de guerrillas, y se dice que se conocieron en la embajada marroquí en El Cairo cuando el Che visitó Egipto y Gaza en 1959.
Sidiqi responde al comandante: «¡No soy el único árabe aquí! Ahora hay muchos en las Brigadas Internacionales, y vendrán más. Incluso aquellos árabes que ahora están entre las filas de Franco abrirán los ojos, desertarán y se unirán a sus fuerzas. He sabido de muchos que han abierto los ojos y están esperando la oportunidad de desertar al bando republicano. En nuestros países árabes hay 70 millones de árabes que simpatizan con la República Española y defienden la democracia, porque su civilización árabe y sus venerables tradiciones históricas se basan en los cimientos de la verdadera democracia». Esto es un extracto de las memorias de Sidiqi.
Sidiqi abandonó España y regresó al Líbano. Allí se dedicó de lleno a la labor antifascista. Parte de este trabajo incluyó la redacción de un libro, publicado en mayo de 1940, titulado al-Taqalid al-Islamiyya wa-i-mabadi al-naziyya: Hal Tattafiqan? (Las tradiciones islámicas y los principios nazis: ¿pueden armonizarse?).
Este fue el intento de Sidiqi de garantizar que ningún aspecto del fascismo se introdujera en la lucha árabe contra el colonialismo, a pesar de la tentación de aliarse con el enemigo de la nación árabe: el Imperio Británico.
Su experiencia en el movimiento comunista y en España le había marcado profundamente. Después de la guerra y tras la Nakba, que condujo a la expulsión de los palestinos de sus hogares, Sidiqi se convirtió en traductor, principalmente de novelas chinas y rusas al árabe.
Durante este genocidio en Gaza, he pensado a menudo en personas como Sidiqi, que amplían nuestra comprensión de la solidaridad. Para ellos, ser solidarios no significaba estar con otra persona o en la lucha de otra persona. Significaba estar consigo mismos.
Eran personas que querían ampliar su propia humanidad, luchar para defender la humanidad a las puertas de Madrid. Si Madrid caía, sentían que su propia humanidad se vería comprometida. «Madrid es el corazón», escribió W. H. Auden en su magnífico poema España, de 1937.
Pablo Neruda fue un paso más allá y publicó un libro de poemas titulado España en el corazón, en 1937. Este era el poder del internacionalismo que la Internacional Comunista ofrecía a hombres como Sidiqi.
Sentían que sería difícil ser humano en un mundo en el que se hacía tanto daño a los demás y al planeta, si no hacían algo, cualquier cosa, para detenerlo. Convertirse brevemente en humano solo es posible mediante la lucha, solo mediante el acto de reparar el daño causado a uno mismo o a los demás.
El ejemplo de personas como Sidiqi nos ayuda a comprender por qué fueron la Unión Soviética y la República Democrática Alemana (RDA) las que entrenaron y armaron a los fedayines palestinos, como explica Lutz Kreller en DDR und PLO, 2017, y por qué el Ejército Rojo Japonés se unió a la lucha en el Levante contra la ocupación israelí.
Una de las luchadoras anticolonialistas japonesas, Shigenobu Fusako, trabajó en Beirut con Ghassan Kanafani en Al-Hadaf y luego fue detenida injustamente y encarcelada durante veintiún años y medio.
El año pasado, Fusako publicó パレスチナ解放闘争史 1916-2024 — Historia de la lucha por la liberación de Palestina 1916-2024, que dedicó «con todo mi corazón a todos los palestinos que luchan por su libertad y liberación y que luchan frente al genocidio que se está cometiendo contra ellos».
Aquí no hay apatía. Me recuerda a la última parte de Explico Algunas Cosas, de Neruda, 1947:
Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.
Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?
Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!
Fuente: The New Arab, 14 de abril de 2025 (https://x.com/The_NewArab/status/1913733153425961350)