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Anexión: la unificación alemana y el futuro de Europa

Arnold Schölzel

Reseña de Arnold Schölzel del libro de Vladimiro Giacché: Anschluß – Die Deutsche Vereinigung und die Zukunft Europas (Anexión. La Unificación alemana y el futuro de Europa), Editorial Laika, Hamburgo, 2014. Original de la obra en italiano.

Fuente: publicada en JungeWelt el 26.09.2014.

Traducción al castellano de la reseña: Tucholskyfan Gabi.

Fuente de esta traducción: blog del viejo topo.

El economista Vladimiro Giacché ha escrito un libro brillante sobre la anexión de la República Democrática Alemana (en adelante RDA) y las consecuencias para la Unión Europea.

Vladimiro Giacché es un economista de orientación marxista, además de muy versado en filosofía. Trabaja en un instituto financiero en Roma. Después de su estudio Titanic Europa. La historia de una crisis (2013), se publicó hace pocas semanas un segundo libro suyo, que ahora está disponible en una excelente traducción al alemán por Hermann Kopp: Anschluß – Die deutsche Vereinigung und die Zukunft Europas (Anexión. La unificación alemana y el futuro de Europa).

Un desastre calculado.

La mayor parte del contenido de esta publicación la ocupa la unión monetaria celebrada el 1 de julio de 1990 entre la República Federal Alemana (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA); sus antecedentes inmediatos y sus consecuencias ante todo para los ciudadanos de la RDA. De esto hace ya 24 años y el autor se pregunta qué podemos aprender al día de hoy “de esa adquisición o apropiación de los cinco ‘länder’ + Berlín orientales por parte de la RFA”. Su respuesta: esa experiencia es de “sumo interés a la vista de lo que en Europa ha venido ocurriendo desde que se produjera la Unión Monetaria”. Considera que la Unión Europea en términos económicos y monetarios ya antes de 1990 era algo impensable; en primer lugar por ser la moneda única europea el intento de introducir en el concierto europeo a una Alemania que, precisamente mediante su unificación, había ganado peso e importancia superando de este modo a todos los demás países miembros de la UE. En segundo lugar, por quedar consolidada mediante aquella ideología, el modo y el concepto económico y social que ha venido determinando la integración europea.

El programa que nos traza el autor en las primeras 130 páginas del libro, viene a ser la anatomía del instrumento decisivo a la hora de esta adquisición consistente en la anexión fiscal y la destrucción de la economía de la RDA; primero procediendo de modo cronológico, más adelante analizando los diversos aspectos de este proceso. El autor se sirve de una amplia bibliografía publicada sobre el tema y no ignora en ningún momento, como suele hacerse en la parte occidental de Alemania, las publicaciones de los autores germano-orientales. De este modo, analiza por ejemplo la “jugarreta” de las llamadas deudas antiguas que fueron impuestas a las empresas orientales en beneficio de los bancos occidentales; o el principio consistente en “devolver las indemnizaciones recibidas” que en círculos de la clase media occidental venía a despertar un enorme apetito por los inmuebles orientales, que nada tenía que envidiar a los broker de Wall Street; o la liquidación de las llamadas élites, sobre la que Giacché nos ofrece esta cita del ex canciller Helmut Schmidt del año 2006: “Los comunistas de la RDA después del año 1990 recibieron un trato mucho peor que los ex nazis en la RFA después la II GM. De haber recibido un trato algo más tolerante, el desastre que hoy vivimos en los nuevos ‘länder’ sería probablemente algo menos penoso”.

No sorprende pues que la historia se vuelva a escribir, amablemente, una y otra vez, toda vez que Giacché nos detalla cómo el desastre incluyendo el paro masivo, la emigración, la desindustrialización y la destrucción de las condiciones vitales de millones de ciudadanos había sido fríamente calculado por los autores de la Unión Monetaria, donde cabe mencionar en particular al entonces secretario de Estado Horst Köhler y su adjunto Thilo Sarrazin. Sobre las más que probables dimensiones de la catástrofe, estos “lúcidos” defensores de la ideología privatizadora y desreguladora que llevaban en mente y que acabaron por conseguir mediante supremas artes estatales, no tenían la más remota idea.

Fetiches de propaganda.

Todas y cada una de las advertencias de expertos en la materia, entre ellos el entonces presidente del Banco Federal Karl Otto Pröhl o la ministra germano-oriental de economía, Christa Luft, en el equipo del presidente del entonces presidente de la RDA Hans Modrow, fueron rechazadas con la misma arrogancia que aún predomina hasta hoy en la estereotipada prensa alemana occidental sobre la RDA, que continúa machacando que en ningún momento se produjo un fallo de mercado y que la culpa de todas las consecuencias de la Unión Monetaria la tenía la economía socialista de planificación. Con semejantes fetiches propagandísticos, el autor no viene a polemizar, ya que nos facilita las correspondientes cifras y los hechos documentados. Escribe que el “mejor resumen de este proceso” corresponde a Modrow: “La Unión Monetaria ha venido a matar a la economía de la RDA”, y de un modo muy premeditado en su voluntarismo político económico y financiero, que según se dice sólo encontraríamos en el socialismo, pero que por lo visto también ocupa un lugar fijo en el capitalismo monopolista de Estado (aunque Giacché no se sirva precisamente de este término). Cualquier regulación o desregulación siempre acaba siendo una irregularidad.

Y ese proceso de sustituir unas medidas de razonamiento económico por otras, subjetivistas y de índole político e ideológico, se ha convertido en modelo para la “Europa Alemana”. El último epígrafe de su libro, el autor lo dedica al resumen de este aspecto europeo en el que no se olvida de ninguna de las diferencias, como sería la falta de un transfer a nivel europeo: “no importa quién gobierne en Alemania, siempre observamos una paralela entre la cura de caballo, que tuvo que soportar la economía de la RDA, y las reformas Hartz, por un lado, y los “deberes” que ahora se vienen a imponer a los países europeos en crisis, por otro. Las recetas son siempre las mismas: la privatización y la reducción salarial”. Giacché considera que son medidas inadecuadas. Según él, debería ser prioritario “reducir mediante una concreta redirección los desequilibrios entre las macroeconomías del continente europeo”. Se opone expresamente a aquellas opiniones que alegan la incapacidad de los países europeos miembros de la Unión, y se opone también al dogma que sostiene la fundamental importancia del euro como moneda única. Quienes todavía se dejen paralizar por ese “dogma” mientras que los referidos desequilibrios vayan en aumento, ya no encontrarán voluntarismo político alguno que sea capaz de impedir la implosión de la eurozona. Las secuelas de la anexión de la RDA nos deberían servir de advertencia. Pero las perspectivas de una influencia y advertencia saludable no parecen ser propicias ni en Berlín, ni en Bruselas o en otra metrópolis europea. Sin embargo, la advertencia que Giacché nos razona y documenta de modo tan brillante en este libro, hace ya tiempo que es compartida por muchos.

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