Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Movimiento antifascista. Polémica sobre espontaneismo, vanguardia y unidad

Carlos Gutiérrez, Gustavo Roig, Mariano Pujadas

Polémica sobre espontaneidad, vanguardia, movimientos sociales

Publicamos a continuación cuatro artículos de una polémica sostenida en torno a la Coordinadora Antifascista de Madrid. Va de contenidos y formas en la construcción de los movimientos sociales.

Indice:

1.- Dialéctica antifascista: unidad, potencia, movimiento. Por Gustavo Roig.

2.- 20N: República, autodeterminación, socialismo. Una propuesta política de organización y acción. Por Mariano Pujadas.

3.- Dialéctica antifascista : vanguardias, mito, movimiento. Por Gustavo Roig.

4.- La revolución social, poesía de futuro. (Una respuesta a Gustavo Roig y a quién pueda interesar). Por Carlos Gutiérrez.

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Dialéctica antifascista: unidad, potencia, movimiento.

Gustavo Roig Domínguez
miembro de la Asamblea de Nodo50
gustavo@nodo50.org

(Dialéctica antifascista (II): vanguardia, mito, movimiento)

Máximo respeto la Coordinadora Antifa. Os escribo para comunicaros mi más absoluta perplejidad por la orientación política que le habéis dado a la convocatoria del 20N de este año. Me parece un error que el tradicional estilo antifascista en el que nos veíamos identificados comunistas, libertari@s, autónom@s y anticapitalistas de diversas familias, se haya disuelto en una triada reivindicativa (república, autodeterminacion, socialismo) que se carga de plano la histórica base unitaria del 20N en nuestra ciudad.

El potencial revolucionario de una acción no debería medirse sólo por lo «elevado» de sus consignas explícitas. ¡Que cerca estaríamos de la revolución si fuera tan fácil como hacer agitprop!!. Se mide con indicadores de calidad humana como pueden ser la pericia, imaginación, paciencia e inteligencia que hace falta desarrollar para acercar , unir y consolidar en un momento (histórico) a diferentes personas y sectores políticos contra el fascimo y la reescritura de la historia. Se mide en lo avanzado de las relaciones políticas (y personales) y no en la «pureza» de las proclamas y la propaganda. Hoy, ser rupturistas, revolucionari@s, pasa más por eso que por jalear eslóganes, por muy «radicales» que nos parezcan. Eso (la unidad) ha sido y deberia seguir siendo el antifascismo en Madrid y es el punto de arranque para cualquier trabajo que realmente rompa. Fue la base de la potencia revolucionaria del 34 asturiano y de la resistencia ejemplar de julio del 36 en Barcelona y Madrid. Fue la clave los 70 en Italia, de la intifada, del black block. Es el éxito de la izquierda abertzale, lo fue de Lucha Autónoma y hoy lo es de la APPO mexicana.

En años anteriores y en décadas pasadas el «estilo autónomo» acercaba a diversos sectores en lucha a un espacio de gran flexibilidad ideológica pero de gran operatividad y potencia política. Todo apunta a que este año habeis invertido los factores y el producto se nos ha degradado: depurando lo ideológico desde la coordinadora, rebajais la potencia política de lo que realmente importa: el movimiento. Por primera vez se organiza un 20N en el que sus lemas «oficiales» dejan fuera de la manifestación a más de la mitad de las personas, redes y colectivos que historicamente se han identificado con la lucha antifascista en Madrid. Yo os pregunto ¿por qué? ¿qué os ha llevado a tomar esa decisión? ¿cómo nos lo explicais? No puedo ocultaros mi decepción, no os imaginaba capaces de una demostración tan clara de sectarismo. Cuando tenemos en las manos la responsabilidad de organizar una acción de este tipo no podemos suspender tan irresponsablemente la inteligencia colectiva que nos ha definido. La puesta en práctica de lo aprendido (el aprendizaje colectivo es lento, arduo) es condición necesaria para cualquier victoria, hay que cuidarlo, reforzarlo y compartirlo. Vosotros este año estáis dilapidando parte de lo acumulado por el movimiento en los últimos años ¿Por qué? ¿Acaso consideráis un «avance» lo que habéis hecho?

Si voy a la manifestación lo haré en lo que empieza a perfilarse como propuesta de bloque negro. Me sentiré mucho más cómodo en la alegre combatividad de mis amigos libertarios (tengo muchos a pesar de ser comunista) con los que espero poder beberme una birra y fumar lo que me plazca (como he hecho siempre y pienso seguir haciendo) pues creía que la represión castradora contra el alcohol y los porros era patrimonio de la fascista Esperanza Aguirre y la COPE. ¡¡Ahora resulta que los que hemos luchado por hacer de la calle un espacio de libertad y resistencia nos caemos fuera del cuadrado político moralizante que habéis delimitado para este 20N!! Si no hay bloque negro no iré. Con este cartel habéis dejado de lado (deliberadamente) a muchísima base anticapitalista que no se siente ideológica o culturalmente cercana al «socialismo», ni al nacionalismo ni a la república. Socialismo es una palabra que debería ser superada por la izquierda revolucionaria, es un término plenamente recuperado en su carga simbólica por la socialdemocracia: es hora ya de empezar a hablar del potencial liberador del comunismo y en ello estaríamos mucho más cerca de nuestros compañeros anarquistas y autónomos. No se si estáis a tiempo de cambiar algo o al menos de hacer un gesto al mogollón de gente que como yo, se está rebotando. Os pido una mirada abierta, limpia, sincera, que llegue un poco más allá del límite al que llega cada una de vuestras organizaciones.

Hay una cosa que se llama movimiento y el tiempo demostró que Ansuátegui no pudo con él por vía represiva. El movimiento poco tiene que ver con las señas de identidad que habéis impuesto este año. El movimiento no es una suma de organizaciones. El movimiento no es un conglomerado de colectivos comunistas. No es una plataforma ni una organización. El movimiento no es la coordinadora antifa: la coordinadora antifa es parte del movimiento, se debe a él, no puede suplantarlo ni dictarle los «tres mandamientos» del antifascismo del siglo XXI. El movimiento es algo a lo que hay que respetar y que como sujeto colectivo está en condiciones de juzgar lo que intenta hacerse en su nombre o por encima de él. El movimiento es mucho más amplio de lo que habéis demostrado creer y su dimensión política desborda y supera con creces el limitado y sectario marco de vuestras tres consignas. Se mueve más cómodo en un amplísimo imaginario resistente y anticapitalista y se siente muy limitado en la estrecha apuesta del republicanismo socialista definida en un mesa entre media docena de grupos. El movimiento es algo a lo que debeis escuchar. Él os escucha, os vigila y ahora mismo se revuelve contra vuestro catecismo en multitud de blogs, centros sociales, foros, bares y listas de correo.

Como os intuyo patos de mi misma charca, me permito recordaros ideas muy básicas que deberia manejar con soltura cualquier comunista. La totalidad dialéctica entiende la realidad como un equilibrio inestable de polos idénticos y contradictorios. Todo lo real convive con aquello que lo hace posible y al tiempo lo niega, lo cuestiona, lo interroga. Esa contradicción es la base del movimiento, es la potencia de todo cambio, hace posible la historia y al sujeto histórico. Por eso, desde una visión marxista de la cosa, la unidad no es un guiño retórico, sino el reclamo de la necesaria riqueza y complejidad de la política. Vosotros habéis optado por un modelo puro, limpio a vuestra derecha y sobre todo a vuestra izquierda donde nos habéis dejado tirad@s a much@s. Lo puro es estático y se da en el laboratorio como modelo teórico. La realidad social y la práxis que la transforma es sucia, impura, dinámica, mestiza, hereje, anárquica, auto-organizada, creativa, destructora, espontánea y mucha veces muta en el humo de un porro y una mancha de vino … Volved a las fuentes, dad un paso atrás para que tod@s podamos dar un gran salto adelante.

Madrid, noviembre 2006. Por la memoria, la dignidad y la lucha ***********

20N: República, autodeterminación, socialismo. Una propuesta política de organización y acción.

Mariano Pujadas – La Haine

Reflexión acerca de las críticas que han surgido en sectores del activismo extraparlamentario sobre el lema de la manifestación del 20N 2006 que convoca la Coordinadora Antifascista de Madrid.

Memoria Histórica para conquistar el futuro: República, Autodeterminación y Socialismo«. No es un lema a la defensiva, no sólo se limita a denunciar las barbaridades cometidas ayer y hoy, a pedir juicio y castigo, a rechazar el modelo social y económico existente… algo que por cierto todxs compartimos. Además de rechazar, propone. Es una propuesta política (y, por tanto, con carácter ofensivo y de avance).

La Coordinadora Antifascista nos está obligando a pensar. Después de 2 años de intensificación de la lucha antifascista, de recuperación de la memoria histórica y de plantearse la continuidad de la lucha revolucionaria que las generaciones pasadas sostuvieron, ahora nos obliga fraternalmente a reflexionar sobre qué queremos, es decir, sobre la base de qué ejes continuamos el combate.

No hay por qué estar de acuerdo con los ejes que propone la Coordinadora Antifascista, pero si entendemos que se nos está “dejando tiradxs”, antes deberíamos preguntarnos cuál es nuestra propia propuesta política. Si no la tenemos, quizá deberíamos hacer un ejercicio de autocrítica. Si la tenemos, entonces deberíamos preguntarnos por qué no estamos siendo capaces de sacarla a la calle.

Pero el problema es que la Coordinadora Antifascista nos está dejando con las vergüenzas al aire. Nos está poniendo en crisis, obligándonos a mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿hacia dónde camina nuestra lucha cotidiana?

El caso de los debates virtuales en foros de Internet y las convocatorias anónimas, no son más que la demostración de la carencia de alternativas (organizadas) en la que la mayoría estamos sumidos. Una cosa es cierta, representa el descontento existente en una parte del movimiento y no se puede pasar por encima de ello alegremente.

Ahora bien, los comunistas, libertarixs, antifascistas, autónomxs y anticapitalistas de diversas familias…, somos todxs hermanxs militantes y de clase, qué duda cabe. Al menos para mi. Y deberíamos alegrarnos de que la Coordinadora Antifascista nos ponga en contradicción, nos proponga mirar más allá y nos brinde una herramienta con la cual construir el edificio anticapitalista.

Podemos pensar que esa herramienta (que representa el lema República, autodeterminación, socialismo) no conecta con la gente que tradicionalmente ha participado en las manifestaciones antifascistas del 20N. Podemos arriesgarnos a tachar a la Coordinadora Antifascista de vanguardista, pero a la vez también deberíamos mirar a nuestro alrededor.

Debemos observar que últimamente las manifestaciones más concurridas en Madrid (sin representación masiva de militantes) han sido las que han tenido un contenido republicano y antisistema. Jóvenes estudiantes y precarios han inundado estas convocatorias, entre otros variopintos sectores sociales.

Debemos observar y preguntarnos por qué el lema del derecho de autodeterminación sacó a tanta gente a las calles de Madrid no sólo el pasado 20N, sino también el posterior 22 de abril, rompiendo el consenso anti-vasco impuesto desde hace años por el poder. Quizá ese lema está dando respuesta a la necesidad de salir del pozo en el que nos tienen ahogados el gobierno, las burguesías y la televisión.

Debemos observar la reacción agresiva que está ejerciendo la socialdemocracia más poderosa (no hablamos sólo de ONGs, sino del PCE-IU) al ver que se propone movilizarse el 6 de diciembre para denunciar la Constitución de 1978, capitalista y monárquica. Una Constitución que, entre otras cosas, abre las puertas a la privatización del suelo y que -en consecuencia- está provocando que miles de personas (sin alta participación de militantes) salgan a la calle a exigir una vivienda digna, así como que multitud de vecinos de barrios obreros madrileños arranquen de cuajo los parquímetros. Son indicadores que expresan que el colchón económico que permite a los estados europeos «de bienestar» mantener la paz social, se está agujereando.

Debemos observar por dónde camina el pueblo, por dónde va la corriente de fondo, antes de apresurarnos a llamar vanguardistas a uno de los espacios militantes que más han trabajado en los últimos años. Es posible que el lema de este 20N no conecte con un sector de la militancia tradicional, pero quizá conecta (desde una postura revolucionaria) con ese sector del pueblo que está reaccionando ante los latigazos del capital.

Frente a la amnesia anticapitalista que impone el aparato ideológico del estado, Memoria Histórica para conquistar el futuro. Una mirada al pasado para continuar la lucha y no empezar de cero, hacer realidad el relevo revolucionario de una generación de antifascistas exterminada al completo, desenterrar sus huesos y seguir el camino que emprendieron.

Frente a la monarquía de mercado, frente a esa gran farsa sobre la que se sustenta el régimen actual que se ha dado en llamar Transición Democrática y que no es otra cosa que el fortalecimiento del modelo capitalista en el estado español… frente a eso, República. “La lucha por la III República no significa para nosotros simplemente sustituir una Monarquía Parlamentaria por una Democracia Liberal presidencialista, significa un cambio radical de la totalidad de las estructuras del estado, bajo los pilares de la lucha anticapitalista por el socialismo, la libertad de los pueblos y la lucha antipatriarcal”, dice el comunicado de este 20N de la Coordinadora Antifascista.

Frente la organización territorial que las burguesías representadas en el PP y PSOE -con el apoyo del PCE- han definido (España) para explotar a los trabajadores y saquear los recursos de sus tierras, es decir, frente al marco territorial burgués e imperial de explotación y acumulación capitalista…, frente a eso y junto a la resistencia histórica de los pueblos a agachar la cabeza ante el estado español, derecho de autodeterminación. “Hoy la indisoluble unidad del Estado se encuentra blindada por la Constitución Monárquica. […] El derecho de autodeterminación es el derecho democrático que deben tener todos los pueblos para elegir libremente su forma de organización como tales”, concluye la Coordinadora Antifascista.

Frente al capitalismo imposible de humanizar, frente a la privatización de los recursos naturales y la riqueza de un territorio, frente a la sociedad organizada sobre la base del beneficio económico de los pocos por encima de las necesidades de los muchos… frente a eso, socialismo. Pero no el socialismo del PSOE (la palabra socialismo está igual de trillada que las palabras democracia, libertad, solidaridad…. y no por eso dejamos de reivindicarlas), sino un socialismo que no pretende más que socializar los recursos naturales y la riqueza, y autoorganizar la sociedad sobre la base de las necesidades humanas.

En definitiva, el objetivo de la manifestación de este año no es otro que agudizar las contradicciones actuales del Estado español. Además de legítimo (porque la Coordinadora Antifascista no es otra cosa que los colectivos que la componen y trabajan día a día para sostenerla), es acorde con su propia declaración de principios: ”La Coordinadora Antifascista de Madrid es un espacio de confluencia de distintas organizaciones anticapitalistas que unifican sus esfuerzos para combatir de manera eficaz el fascismo institucional heredado del régimen franquista, la oligarquía financiera que lo sustenta y la actividad reaccionaria neonazi que intenta obstaculizar nuestra labor revolucionaria”.

Podemos pensar -como hace Gustavo Roig (Nodo50)- que el potencial revolucionario de una manifestación no debe medirse sólo por lo elevado de sus consignas, sino con indicadores de calidad humana como la pericia, la imaginación, la paciencia e inteligencia… Pero entonces, frente a una propuesta de trabajo para luchar contra el fascismo y el capitalismo, estaríamos respondiendo con el modelo de la inanidad, es decir, con una enumeración de cualidades humanas (que unos tienen más desarrolladas que otros), en vez de plantear la organización por objetivos.

Debemos reparar en que lo que plantea la Coordinadora Antifascista no son consignas sin más, son objetivos claros y concretos, es decir, consignas de organización para unos fines.

Esa fue precisamente la base de la potencia revolucionaria del 34 asturiano, de la resistencia ejemplar de julio del 36 en Barcelona y Madrid…, todos tenían consignas de organización para un fin: acabar con el fascismo y el capitalismo de la época y territorio, y proponían una forma de organizarse para acabar con tales males. En Asturias, combatir al poder mediante la huelga revolucionaria. En julio del 36, acabar con el fascismo y organizar a la clase para destruir el poder burgués.

Hoy en día la intifada se marca como objetivos acabar con el sionismo y establecer el poder popular palestino. En el caso actual de la APPO mexicana, la lucha se centra en echar al gobernador del PRI e “impulsar la desaparición de poderes para el estado de Oaxaca” (ver acuerdos de la Plenaria General del día 3 de noviembre del 2006), que es lo mismo que constituirse como poder popular dominante y autoorganizado. Todas las propuestas son de organización y acción por objetivos concretos.

En conclusión, los objetivos que nos propone la Coordinadora Antifascista son tan concretos como: La República. La autodeterminación. El socialismo.

Podemos no estar de acuerdo y proponer otros, pero sin duda es una propuesta política de avance, que ataca los puntos débiles del sistema capitalista y que nos obliga fraternalmente a reflexionar y posicionarnos, es decir, a construir en clave de Movimiento.

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Dialéctica antifascista : vanguardias, mito, movimiento
Queria empezar aclarando que la crítica que vas a leer arranca de tu texto y se extiende a la Coordinadora Antifascista (1) que como verás es a quien dirijo buena parte de lo que pienso. Escribo en mi nombre y lo hago desde el respeto.
Gustavo Roig (miembro de la Asamblea de Nodo50)(respuesta al texto de Mariano Pujadas, 20N: República, autodeterminación, socialismo. Una propuesta política de organización y acción. que a su vez responde a Dialéctica antifascista: unidad, potencia, movimiento)

Queria empezar aclarando que la crítica que vas a leer arranca de tu texto y se extiende a la Coordinadora Antifascista (1) que como verás es a quien dirijo buena parte de lo que pienso. Escribo en mi nombre y lo hago desde el respeto. Te conozco un poco y valoro mucho lo que haces en ciertos espacios y proyectos. Hasta dónde yo sé, tu trabajo es impecable. No obstante, es evidente que hemos llegado a este lugar de la política en posiciones distantes y como no puede ser de otra forma, en nuestro debate saltan algunas chispas. Lo dijo Michael Corleone, «no es personal, son negocios».

coordenadas cartesianas ..

Tu respuesta es de sumo interés. Y no lo es tanto por lo que expone de forma explícita, lo es más por la forma en que lo haces y las molestias que te tomas en ello. Sin duda un texto dice más sobre quien habla que sobre lo hablado. Dice más de ti y de cómo entiendes la política, que de la república, la autodeterminación y el socialismo. Nos da tus coordenadas, vuestras coordenadas. La posición que nos permite entender el tipo de relación que tenéis con lo que es externo a vosotros y que pertenece a espacios más amplios. Son pistas que demuestran vuestra dificultad para hacer de esa relación un proceso acumulativo, vuestra predisposición natural a entender la política como un proceso de rupturas purificadoras y permanentes.

Es evidente que te resistes a asumir que en las redes antisistémicas madrileñas hay miles de activistas que reconocen el 20N como espacio común desde perspectivas diametralmente alejadas de la vuestra. Perspectivas que no van a cambiar por muy pedagógico que te pongas en tus respuestas pues sus convicciones políticas son profundas, están asentadas en su historia y viven arraigadas en una práctica, en unas figuras, mitos y creencias que no habéis respetado. Sobre su mundo habéis colocado el vuestro. Los habéis negado pensando que ganar una votación o explicar muchas veces una misma cosa os da la razón y el derecho para imponer vuestra verdad.

Me temo que para ti esos son sectores sin «proyecto» , en estadio infrapolítico , que no justifican vuestro reconocimiento porque carecen de «organización». No merecen un espacio en tu «análisis de coyuntura». Si se lo ofreces, lo haces colocándolos en la categoría de sujeto pasivo: rasgarán el velo paralizante de su ignorancia el día que de una vez comprendan vuestro «proyecto» . No olvidemos que según tú, es la coordinadora la que nos hace pensar por primera vez en mucho tiempo, y gracias a ella un sector de las redes sociales madrileñas abandona la nube y deviene en real, racional, activo. Desde un cartesianismo inconsciente, al negarles (a los libertarios) la capacidad de pensar, los niegas como sujetos autoconsicentes, como personas y como compañeros.

vanguardias prometeicas…

Prometeo es el titán olímpico preferido por Marx, «el primer santo en el calendario del proletariado». Roba el fuego sagrado con la intención de entregar la chispa mágica a los hombres e iniciarlos en el cambio civilizatororio por la senda del progreso. Paga su precio, exiliado en el Cáucaso, condenado por Zeus a soportar de por vida el pico de un buitre hurgando en sus tripas. En una relectura libre del mito clásico, Zeus castiga al titán filantrópico por paternalista, iluminado, por rescatar a los mortales de la nada, ignorando sus habilidades , su capacidad, sus ritmos y su historia. Prometeo inocula en los humanos la dependencia psicológica y cultural a una intervención externa, a una verdad o luz reveladora. Elimina para siempre la potencia creativa y autoconsciente de la raza humana, condenándola a vivir al pairo de las trifulcas y pendencias internas de los dioses, sin ser capaz de alcanzar el fuego por sí sola.

En tu exposición aparece con claridad el tipo de vanguardismo que os caracteriza. Os situáis unos metros por delante y por encima del resto de la tribu. Si te fijas, en muy pocas líneas nos acusas de infrapolíticos y al tiempo nos salvas ofreciéndonos los mimbres ideológicos a partir de los cuales ya podemos pensar solos, ser personas. El que quiera que los coja, el resto se queda fuera de vuestro cordón de seguridad mental. Este estilo es idéntico a expresiones de sectarismo similares que desde otros ángulos intentaron marcar en su momento la línea a partir de la cual empezaba o terminaba el movimiento antagonista, eliminando de su «mapa» precisamente a quienes estáis intentando eliminar vosotros. El «tabernáculo posmoderno» se dio de bruces con el movimiento libertario en la zona de publicación abierta de la ACP y acabó desbordado, aislado y profundamente rechazado en buena parte de la escena anticapitalista metropolitana (llegaron a decir que los presos anarquistas no merecían su apoyo, no los consideraban compañer@s). De nada le sirvió su exquisita retórica frente a un movimiento sólidamente arraigado en nuestro entorno. Hoy vosotros, como ellos antes, estáis siendo arrinconados y cuestionados en un proceso similar: desde la informalidad organizativa, en internet y en la calle, y sobre todo desde la izquierda.

La autonomía pasa necesariamente por el pleno desarrollo de nuestra potencia política, individual y colectiva. La autonomía es antitética a las intervenciones prometeicas, a las injerencias del tipo de vanguardia en la que os estáis conviertiendo. Tipologías hay varias y la vuestra encaja en ese esquema que nos emociona al recordar 1917, 1934: el ejército por delante , la clase obrera por detrás e inmediatamente después el pueblo, ocupando las zonas liberadas. Hoy este esquema es impensable si lo que pretendemos es dar sentido positivo a la energía destructora y la potencia creativa de un movimiento amplio y complejo como el nuestro. Resulta mucho más interesante acercarse a toda una serie de propuestas y de prácticas que tienen que ver mucho con la agitación y movilización masiva de las conciencias y poco con la militarización de la política. Asamblea, consejo, hegemonía, cooperación, autonomía son significantes a los que debemos dar significado concreto en la práctica y la reflexión colectiva, recuperando a Marx y su dialéctica revolucionaria, a Gramsci y la hegemonía, a Rosa Luxemburgo y la huelga de masas, a Trotsky y la dualidad de poder, a Lucaks, a Mariátegui , Hobsbawm, E.P. Thompson, Marshall Berman, al primer Negri, a Terry Eagleton … Al haber hecho de Lenin un talismán, le exigimos respuesta a todas nuestras preguntas. Hay mucho trabajo acumulado en la galaxia marxista que no leemos porque nos conformamos con un leninismo de andar por casa que nos resulta cómodo para reafirmarnos en nuestras certezas. Una de las primeras tareas que se impuso Lenin, aún muy jóven, fue la de diseccionar la economía rusa para, a partir de ahí, desarrollar toda la potencia revolucionaria de la clase obrera, para acabar con el capitalismo. Sin ser economista se hizo economista y años después sin ser filósofo estudió a Hegel para entender mejor a Marx y la naturaleza profunda de la realidad social. No se sentía cómodo en las lecturas canónicas de Marx que le decían que la revolución llegaria sóla. De ese Lenin empeñado en comprender qué ocurria a su alrededor para ponerlo luego patas arriba se aprende hoy mucho más que de su brillante teoría de la vanguardia o sus notas sobre el marxismo y el estado. Es el mismo que rescató de los narodniki anarquistas la técnica conspirativa, el arte de la clandestinidad y la operatividad revolucionaria de la violencia política.

No vamos a negar que en todo proceso de cambio colectivo el desarrollo interno no es homogéneo y que en la dinámica social algunas cosas se dan antes o se situan «por delante» de otras. En este sentido la historia está bien nutrida de manifestaciones vanguardistas, algunas de las cuales son realmente interesantes. La «vanguardia rusa», los trabajadores de la cultura que en los primeros años de la revolución fueron determinantes para la ebullición mental de millones de obreros y campesinos que en plena guerra civil sobrevivian aguijoneados por el hambre, cercados por la muerte. Lejos del elitismo pequeñoburgés, pensaron e hicieron pensar amplificando la capacidad crítica de la clase, espolenado su sensibilidad y su veta creativa. Si tuviera que recuperar algo del baúl de los recuerdos, rescataba a todos esos poetas, dibujantes, directores de cine, arquitectos, músicos y fotógrafos: aprenderíamos mucho de ellos si los tuviéramos junto a nosotros, no delante ni encima. Sabriamos más de ellos si el stalinismo no los hubiera desplazado.

la huella libertaria …

Si tuvierais un conocimiento real de lo que se respira en buena parte de Madrid, un conocimiento que fuera más allá de la periferia de vuestras propias organizaciones, comprobaríais que los referentes políticos y culturales, la forma que tienen los y las militantes de entender y explicar el mundo en que vivimos , sus iconos y la carga simbólica que les asignamos, poco tienen que ver con lo que habéis impreso en el cartel y poco tiene que ver en lo organizativo con eso en lo que habéis convertido a la Coordinadora: el embrión de una organización totalizante y alejada de lo que fue un espacio de confluencia (coyuntural, inestable, frágil pero dinámico, potente, democrático, antiautoritario, autónomo) del movimiento.

Conozco a mucha gente que lleva años pensando sobre todas estas cosas sin la necesidad de un discurso revelado y exterior. Sin «un proyecto» en el que sentirse a salvo del abismo y con muchos «proyectos» que dan cuerpo a un movimiento. Son precarios explotados dentro y fuera del trabajo, son sindicalistas de clase, son la desobediencia civil, el feminismo, la okupación, la contrainformación, la cultura libre, el antimilitarismo, la lucha con los presos, lucha por la vivienda y contra la precariedad, el ecologismo. Son el ADN de la resistencia, la estructura molecular del anticapitalismo madrileño. Si fueramos realmente sinceros, deberiamos reconocer que en el seno de estas luchas hemos asumido prácticas, formas de relacionarnos e incluso valores muy interiorizados que nos vienen dados por la tradición libertaria. Si intentamos ser asamblearios, si trabajamos las relaciones horizontales no jerárquicas, si respetamos la posición del otro o la otra incluso si no están presentes (porque su ausencia no niega la existencia de su punto de vista), si valoramos más los ritmos lentos del consenso que la falsa eficiencia de las votaciones a mano alzada, si nos dotamos de una metodología democrática en un sentido profundo, es porque en nuestra tradición política hay mucho de herencia libertaria, una larga y perceptible huella del anarquismo. Parte de lo mejor de nosotros, de lo que nos hace revolucinarios en la práctica (por tanto, realmente revolucionarios) lo hemos incorporado de ellos. Mientras vosotros pedís y esperáis la república, la autodereminación y el socialismo, hay miles de personas en Madrid levantado proyectos reales y concretos desde hace mucho tiempo. «Tomar y hacer en vez de pedir y esperar» es algo interiorizado genéticamente en el movimiento de okupación, en la desobediencia o en el mundo de software libre (los hackers no piden software libre, lo hacen y lo distribuyen). La lucha ejemplar de CNT en Mercadona o el trabajo brillante de CGT en el sector de telemarketing ¿no son parte de un más que respetable proyecto político? Si no lo veis, quiero pensar que es por causa de una definición muy limitada del mismo.

En vuestro comunicado no hay mención a estas lucha, a toda esta gente. Saltáis conceptualmente por encima de ellos (como si no existieran) para colocaros en un nivel «superior» del discurso: el del pueblo, la clase y el estado en el que os movéis con mucha soltura en una retórica de lengua de madera, paralizante, pobre y en algunos momentos bochornosa. En un segundo texto (y en el tuyo también) haceis mención a ellos, pero ya es tarde, es recurso defensivo con el que distraernos respecto al «lapsus» que os llevó a ignorarnos en vuestra declaración oficial primera. Se os nota incómodos en los espacios amplios de la resistencia dónde hay que fajarse con la gente (no contra ella) en la construcción lenta y laboriosa de consensos. Os noto mucho más cómodos en la microconstelación químicamente uniforme de la que sólo podemos esperar productos tan depurados como el de este año.

un mundo revolucionado y la revolución que no llega …

Marx comenta (en una de las metáforas de mayor potencia expositiva del Manifiesto Comunista) que en el capitalismo «todo lo sólido se desvanece en el aire». Que «todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos quedan rotas», se esfuman en la mutación y revolución permanente a que se somete el capital a sí mismo en su empeño por sobrevivir. «Todo lo sagrado es profano, y los hombres al fin se ven forzados a considerar sus condiciones de existencia y sus relaciones reciprocas». Algo de esto (mucho) ha pasado en nuestro entorno más inmediato, en nuestra vida, en las redes y sus recovecos, en el trabajo y en las relaciones personales. El mundo se ha revolucionado (ni más ni menos que como describía Marx) mientras nosotros esperábamos LA REVOLUCION tal como nos la habíamos imaginado en nuestros textos clásicos, con nuestros mitos viejos, bajo nuestro modelo construido en referencia a las grandes gestas revolucionarias del siglo XIX y XX. Os veo en la nostalgia, buscando en el pasado claves que sin duda están aquí y entre nosotros, os veo por encima del tiempo, un poco por delante y por arriba nuestro, en esa verdad estática y ahistórica que os empieza a definir. En lo monolítico de vuestras certezas. Juzgándonos a todos, trazando líneas, exigiendo fidelidades que poco tienen ver con la empatía, la gestión colectiva, el consenso, o la cooperación entre iguales. Os veo puros, pero os veo lejos.

Nota:

1.- Algunas fechas rescatadas de la memoria: la historia del 20N en Madrid tiene ya casi 20 años. El domingo 20 de novimbre de 1988 unos 20 nazis atacan los puestos del Rastro. Los fachas irrumpieron en la plaza como un relámpago e hicieron correr al personal que ya había tenido algunos enfrentamientos esa misma mañana. Tres puestos desmomtados, entre ellos el de la CNT y tres compañeros acaban con la cabeza abierta. Ocho nazis fueron apaleados, hubo dos detenidos (uno fascista y otro antifa) y tres policías municipales recibieron una paliza. Este es el punto de arranque del 20N en Madrid como fecha de unidad antifascista. A partir de este momento y en años posteriores, organizaciones de diverso corte se reunían unas semanas antes para preparar la defensa de los puestos del Rastro. Ese es el origen de la Coordiandora Antifascista. Recuerdo que dos años después tuvimos la primera tensión interna. Como solía ser normal en aquellos años, la escalada de agresiones fachas y la rabia de la gente crecía y se retroalimentaba. Unos dias antes del 20N de 1990 la situación en Madrid era muy tensa. La Juventud Comunista, que formaba parte de la Coordinadora, se vio presionada por los dirigentes del PCE y de forma unilaterial, sin ningún tipo de debate o proceso de deliberación previo, convocó una rueda de prensa, se desmarcó de «los actos violentos» y desconvocó la concentración. A pesar de la maniobra nos juntamos unas quinientas personas que fuimos hostigadas, cacheadas y «desarmadas» por antidisturbios que nos decian: «la concetración ha sido desconvocada, disuélvanse». No recuerdo si nos llegamos a juntar y a corear algo, estoy casi seguro de que hubo saltos, carreras y cortes de calles, aunque no sé si esto se me está solapando en la memoria con las incidencias de alguna otra edición. A partir de aquel momento y durante unos años, la JCM fue expulsada de la Coorinadora, a su bloque en la manifestación se lo dejaba «castigado» al final y algunas veces fuera del cordón de seguridad. Había muy mal rollo con la JCM. No hubo una ruptura ente comunistas y libertarios, sino un conflicto puntual con una organización que no respetó los acuerdos y se cargó una convocatoria. El resto de la Coordinadora lo formaba gente de Lucha Autónoma, libertarios cercanos a CNT, grupos de la izquierda radical de barrios y universidad, skinheads y futboleros antifas, colectivos antiracistas. A partir de determinado momento fue muy importante el acercamiento de personas y colectivos de las zona sur: Móstoles Antifascista era uno de ellos. Algunos colectivos de inmigrantes no llegaron a integrarse, pero se movian con nosotros. No hubo una ruptura ente comunistas y libertarios, sino un conflicto puntual con una organización que no respetó los acuerdos y se cargó una convocatoria. Con los años el movimiento fue creciendo, de la misma manera que lo hacían las agresiones nazis o el racismo institucional. En el 92 la Coordinadora Antifascista particiapa junto al PSOE, IU y PP en la manifestación oficial contra el asesinato de Lucrecia Perez. A voces , rompimos el silencio que nos quisieron imponer los organizadores. Lucrecia muere por la agresión de un comando neonazi contra una casa abandonada y ocupada por inmigantes en Aravaca, el día 13 de noviembre. La manifestación ofical reune a diez mil personas el 20 y el 21 la Coordiandora convoca su propia manifestación juntando a unas seis mil. A partir de ese momento todos los 20N se convierten en fiestas de la unidad antifascista a pesar de episodios como la quema de una bandera republicana en torno al 2000. Recuerdo años en los que venía gente de Centros Sociales y colectivos varios del Pais Valencià, Euskadi, Catalunya o Galiza. La participación se mueve siempre entre las tres y las cinco mil personas, dependiendo de la coyuntura. Durante los últimos años del régimen de Aznar, la manifestación languidece bajo la presión policial y la provocación del Delegado del Gobierno, Ansuátegui. Del 2004 hasta hoy, vuelve a cobrar fuerza y volvemos a niveles más que aceptables de participación e impacto político en la capital. La edición del año pasado, bajo los lemas unitarios de Memoria, Dignidad y Lucha supone el relanzamiento después de unos años de retroceso. Esto es lo que recuerdo, resumido y sintetizado. Si alguien tiene una versión más completa que me la pase y la incorporo. Esta cronología es un esquema en el que no caben debates, anecdotas, hecho puntuales o batallitas. Para eso están los libros, que por ciero, escasean. Armarse sobre las Ruinas. Historia del movimiento autónomo en Madrid [1985-1999] , editado por Potencial Hardcore en el 2002, recoge (dispersos a lo largo del libro) buena parte de estos datos. También puede consultarse http://www.nodo50.org/autonomia

Madrid, 11 de noviembre del 2006

Por la memoria, la dignidad y la lucha

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 La revolución social, poesía de futuro.

(Una respuesta a Gustavo Roig y a quién pueda interesar)

Carlos Gutiérrez

Me he tomado la libertad de parafrasear a  Marx en este, modesto, intento de respuesta al artículo del compañero Gustavo Roig, que tiene la intención de intentar desemponzoñar un debate que, me parece, ha tomado unos derroteros nada positivos. En mi opinión, todos los debates entre gentes que vamos en el mismo barco, al menos eso creo, deben estar presididos por la vieja,  y muy vigente aún en nuestros días, máxima enunciada en el Manifiesto Comunista: Los comunistas mantienen ante todo siempre el interés del desarrollo del movimiento en su conjunto.

En primer lugar,  detecto en el texto de Gustavo una cuestión que me viene llamando la atención y  preocupando en los últimos tiempos: cada vez más, estamos observando dentro de posiciones pretendidamente antivanguardistas o autónomas una clara tendencia a, perdonad por la palabreja, “vanguardizar” los distintos movimientos. Esta cuestión ya quedó bastante clara con el movimiento antiguerra en Madrid. La cosa terminó, como no podía ser de otro modo, en un rotundo fracaso. Lo más grave de estos antivanguardistas en las palabras, pero ultravanguardistas en los hechos, es que ciertamente han conseguido un “importante” cambio: se ha pasado de vanguardias colectivas a  vanguardias más restringidas numéricamente, casi de carácter individual.

Hay una segunda cuestión que me ha parecido aún más peligrosa: en mi opinión, se trata de un texto plagado de demasiados juicios a priori, llámelos prejuicios quién así lo prefiera. Ese tono de “por fin os habéis quitado la careta”, “yo ya sabía que clase de gente sois” o “sois unos leninistas ignorantes y dogmáticos” demuestra que la falta de capacidad de comprensión y de convivencia con alguien diferente en el conjunto del movimiento también afecta a los que dicen apostar  por la autonomía y por la pluralidad. Lo siento, para ser completamente sincero, me parece de una audacia difícilmente superable ser capaz de descalificar a personas y organizaciones a las que no se conoce en profundidad. No me parece un modo de debatir constructivo, y es, además, profundamente injusto.

De todos modos, se agradece la incitación a la formación que Gustavo plantea en su texto. Estoy completamente de acuerdo en la interpretación que hace de la figura de Lenin y, tal como afirma un filósofo tan discutible como Zizek, existe seguramente otra historia de Lenin, una historia distinta a la que nos han querido contar las diversas tradiciones que han pretendido atribuirse el ser los firmes herederos de su legado. ¿Repetir Lenin? No, precisamente, tal como dice Gustavo en su artículo, fue lo más importante e innovador, su capacidad de romper con un modelo de partido y de interpretación del marxismo  -en este sentido creo que coincidiré con Gustavo en recomendar el magnífico trabajo de Montserrat Galcerán La invención del marxismo-, y crear una experiencia ajustada a las necesidades de su pueblo y de la historia. Una mente brillante como la de Gramsci –al que Gustavo también menciona- fue, muy tempranamente, capaz de comprenderlo cuando escribió su artículo La revolución contra El Capital.

 

Gramsci, las lúcidas aportaciones de Lukacs, con esa genial definición sobre el marxismo como ciencia: “el marxismo solo es ciencia en cuanto al método”, las de otros considerados heterodoxos como Karl Korsch, o Arthur Rosenberg y sus reflexiones sobre socialismo y democracia, la interesantísima interpretación en clave libertaria de los textos de Marx de uno de su más grandes conocedores como fue Maximilien Rubel, la extraordinaria experiencia de los primeros años de la autonomía obrera italiana, de una plasticidad y una pujanza difícilmente superables, con proyectos tan interesantes como los Quaderni Rossi, y con militantes tan apreciables como Raniero Panzieri, Mario Tronti, Sergio Bologna o Toni Negri,  la aventura, que aún perdura en nuestros días en modo de diario, de el grupo Il Manifesto, con las más recientes reflexiones sobre comunismo y aparatos coacción de Rossana Rossanda y Pietro Ingrao, los análisis de André Gorz que plantea la posibilidad de aprovechar la potencia del capitalismo para socavarlo desde su interior, la aportación de Terry Eagleton sobre la postmodernidad o de David Harvey sobre el nuevo imperialismo, los estudios sobre el postfordismo de autores tan interesantes como el propio Sergio Bologna o Marco Revelli, la impagable aportación de los historiadores marxistas británicos: E.P.Thompson, introduciendo conceptos tan didácticos como el de la “economía moral de la multitud”,  y su incomparable descripción de la génesis de la clase obrera, o George Rude, Hobsbawm, Rodney Hilton o Christopher Hill entre otros,  y, citando uno de los de “casa”, el muy valioso, y muy poco considerado trabajo, de Manuel Sacristán, constituyen un legado con el que debemos trabajar todos los que pretendemos refundar un proyecto socialista para el siglo XXI. Al fin y al cabo de todo lo que dijo el viejo Marx, una de las cosas que me parece más acertada, fue aquello de que el educador debe ser educado, pero de esto debemos tomar nota todos y todas, no lo olvidemos.

Además de todos estos militantes que supieron pensar el que hacer, también –fueron legión- los que se pusieron manos a la obra y quisieron hacer realidad las promesas de la filosofía, que diría nuestro viejo amigo Robespierre, sin llegar al grado de capacidad analítica de los teóricos. Todos esos militantes, y los que hoy en día se dejan la piel, militando en organizaciones o a través de la acción directa no encuadrada bajo ningunas siglas, merecen todo nuestro respeto y tienen mucho que enseñar a lo que hemos dado en llamar “el educador”. Tenemos mucho que aprender, también, de la historia, Marx en el 18 Brumario decía que la revolución social del siglo XIX no podía sacar su poesía del pasado, sino solamente por el porvenir. No podría comenzar su propia tarea sin despojarse toda veneración supersticiosa por el pasado. En mi opinión la construcción del socialismo del siglo XXI, o socialismos del siglo XXI, como bien puntualizaba el filósofo Domenico Losurdo, debe despojarse también de toda veneración supersticiosa, cosa que no quiere decir romper el hilo rojo de la historia sino todo lo contrario, retomarlo críticamente y aprender de los errores.

En el caso del Estado en el que nos ha tocado nacer y vivir, hay nudos argumentales y  reivindicaciones que son clave para que ese hilo rojo no se vea para siempre cercenado. Algo tan natural y vacío de contenido en otras latitudes como la república, en nuestro país alcanza un estatus de verdadera consigna revolucionaria. El período de la Segunda República, sin nostalgias que pretendan algo tan imposible como repetir la historia, supuso, con todos sus desencuentros, el ejemplo de unidad popular más grande hasta entonces visto. La defensa de las conquistas arrancadas por la lucha del pueblo español y su oposición firme a la agresión fascista fueron el fermento en el que comenzó a crecer y a desarrollarse una cultura popular que se extendió por toda Europa y que marcó el devenir de la historia de muchos de sus pueblos. La aportación de la cultura antifascista y su espíritu unitario, fue, según mi parecer, el más grande logro del movimiento comunista en el siglo XX, esa cultura antifascista en nuestro país se vio encarnada en la lucha por la defensa del régimen republicano.

¿Porqué república, autodeterminación y socialismo?  Entre otras cosas por lo que digo en el párrafo de más arriba: la república fue el elemento histórico que fue capaz de crear mayor grado de unidad en el movimiento popular, porqué la república fue capaz de crear el embrión de una cultura popular alternativa que fue cercenada por la bestia fascista, y sobre todo, porqué una gran cantidad de jóvenes, en la calle, expresan hoy su rabia ,ante una sociedad que les condena a la explotación, con banderas republicanas y manifestándose por la III República. No estamos de ningún modo por mimetizar o repetir la Primera o la Segunda, queremos que la Tercera sea mejor, más democrática, más social, más liberadora.

En cuanto al derecho de autodeterminación, me remitiría al magnífico artículo de Alberto Arana. Las naciones que conviven en el Estado Español, principalmente Euskal Herria, son las que han sido capaces de resistir de un modo más firme a la dominación. En este sentido al resto de las izquierdas del Estado no nos queda más que la admiración y la sana envidia hacia los que han conseguido mantener una firme resistencia popular y  una cultura no integrada en los cánones del Estado burgués. Toda nuestro respeto y homenaje  para los luchadores que eligieron el lado duro de la trinchera. La cuestión nacional sigue siendo algo que hace mucho daño a la estabilidad de un Estado que debemos derribar, no podemos dejar pasar la oportunidad de asumir nuestra responsabilidad histórica y de darles todo nuestro apoyo.

Pensamos que el movimiento antifascista, como todo el movimiento que pretende cambiar el orden establecido, debe dar pasos adelante y, partiendo de la base del enorme potencial constituyente de la negación, ir planteando propuestas concretas. Creemos, que, en este sentido, la Coordinadora Antifascista ha ido avanzando en los últimos años en un sentido muy positivo ya que ha ido llenando poco a poco de contenidos sus movilizaciones. Escenificar la rabia y la oposición al sistema en la calle es muy  importante, pero lo es más aún, y les hace más daño, ser capaces de construir una alternativa. Nosotros pensamos que esa alternativa debe irse edificando en el día a día de cada uno de nosotros y nosotras, pero es imprescindible, también, un proyecto capaz de conseguir la liberación de todos y todas.

Defendemos el socialismo porqué sabemos que en cada lucha concreta, en cada microrelato rebelde, se halla el potencial de la emancipación humana. Durante muchos años los comunistas hemos ninguneado o ignorado lo que denominábamos luchas parciales mientras que asumíamos una concepción demasiado idealista del momento revolucionario. El socialismo en el que debemos empeñar nuestros esfuerzos en construir debe contar con todas las experiencias que se opongan al estado y sean capaces de crear “espacios liberados”. Somos marxistas y comunistas, no lo negamos, y por lo tanto tenemos una visión global y un proyecto para la liberación del ser humano. El comunismo es, para nosotros, poesía liberadora Esta nueva poesía revolucionaria, junto con toda la experiencia y el caudal teórico de la experiencia del movimiento deberá servir para que  el nuevo Prometeo  que acabe con el Estado y que libere a la humanidad, sea distinto, sea un titán cada vez menos individualista. Que el titán sea la voluntad y el poder del pueblo.

Pienso que el compañero Gustavo, y otros compañeros y compañeras libertarios y autónomos, forman parte, y continuarán formando, de ese movimiento que quiere cambiar las cosas, que no quiere que le hagan la autocrítica desde el exterior, que aspira una sociedad mejor, a mayores espacios de libertad y de igualdad. Nosotros lo llamamos socialismo, en la lucha nos continuaremos encontrando.

Un saludo fraternal.

Carlos Gutiérrez (Corriente Roja)

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