Erich Hackl: el cronista comprometido
Pep Traverso
“No fue culpa nuestra que de pronto ya no estuvieran.
Nuestra culpa fue no preguntar dónde estaban.”
“Naturalmente que lo sabían todos. Yo también,
aunque durante mucho tiempo
negué haberlo sabido.”
Erich Hackl, Este libro es de mi madre.
Erich Hackl es un escritor, editor, investigador y traductor nacido el año 1954 en Steyr (Austria). Estudió filología germánica e hispánica en las universidades de Salzburg, Salamanca y Málaga. Fue lector de alemán en la Complutense de Madrid y de castellano en Viena.
Conocedor en profundidad de la realidad latinoamericana ha traducido al alemán autores como Eduardo Galeano, Juan José Saer, Rodolfo Walsh o la poeta Idea Vilariño entre otros. Ha coeditado también un Diccionario de los voluntarios austriacos en la España Republicana (1936-1939).
Entre sus libros, Sara y Simón. Una historia sin fin (Galaxia Gutenberg, 1998) sobre la represión en el Uruguay y la Argentina de los años 70; aquí se narra la historia de Sara, una militante de izquierdas secuestrada, torturada y encarcelada durante cinco años, una mujer a la que los militares le arrebataron su pequeño Simón de tres meses de edad. Esbozo de un amor a primera vista (Laertes, 2010) entre Karl Sequens, rojo-voluntario a las Brigadas Internacionales y Herminia Roudière. Se conocieron en enero del treinta y siete, el combatiente se recuperaba de una herida de guerra. Ella había ido al hospital a visitar a los heridos en respuesta a una llamada del comité de mujeres antifascistas de València. Como aclara el título, aquel fue un amor a primera vista pero aquellos ya eran años de derrota, perdieron la guerra y sufrieron el exilio y los campos de concentración, tuvieron una hija en común. Una historia que llega hasta el presente.
En Este libro es de mi madre, Papeles Mínimos, 2016, Hackl otorga la voz y el protagonismo a su madre, Maria, nacida en Firling, en la región austríaca de Mühlviertel el año 1920. Los poemas escritos por Maria intentan rescatar una época antes de que caiga en el olvido; costumbres de la gente del pueblo, recuerdos de los terribles años de la guerra, el fin del nazismo y la llegada del ejército ruso:
“[…] quería mostrar cómo las personas son capaces, a pesar de la pobreza o de las fatigas, de alzarse por encima de sus condiciones, impuestas por otros o por ellas mismas, ya sea por un momento o por más tiempo. Con astucia y con humor, o con compasión, también para sí misma. Para ello me limito a las historias de mi madre, pero me tomo la libertad de permitirle juicios que no era capaz de expresar o que no llegó a alcanzar. La libertad de atribuirle mi conciencia.” (112)
Cuando el libro se escribe todo aquel mundo ya ha desaparecido, profundas transformaciones económicas y sociales han transformado la región, en su lugar crece otro mundo muy diferente, con muchas más comodidades pero también más gris si se compara con
“las imágenes coloridas que surgieron en mí a través de los relatos de mi madre sobre la gente y sus quehaceres. Ahora, tras su muerte, me he propuesto asegurarme este mundo anterior, percibirlo con su mirada y sus palabras, y por eso este libro es de mi madre.” (111)
Una edición muy cuidada, con traducción y notas de Pilar Mantilla i Manuel Lara y con un dossier de fotografías familiares muy interesante.
Por extraño que pueda parecer, Boda en Auschwitz (Destino, 2004) narra el casamiento que tuvo lugar en el terrible campo de concentración de Auschwitz en la primavera del 1944 entre Rudolf Friemel, voluntario en nuestra guerra civil y Margarita Ferrer, la hija de un médico que se había criado en Menorca. Se conocieron en el frente del Ebro, los separó el exilio, lograron restablecer el contacto por carta y acabaron por casarse en Auschwitz. La historia llega, como es característico en la narrativa de Hackl, hasta nuestros días.
Se sorprenderá el lector con la diversidad de puntos de vista expresados por los narradores. La historia de las familias Ferrer y Friemel se cuenta desde diferentes perspectivas que pueden llegar a ser contradictorias entre sí. Encontramos las visiones de Norbert, el hijo de Rudolf y de su primera mujer, Pauline Fucka, oímos la voz de Marina Ferrer, hermana de Margarita. Nos hablan Edi, el hijo de la pareja y también prisioneros del campo que estuvieron presentes en los últimos momentos de la vida de Rudolf.
El por qué de esta multitud de narradores lo aclara la cita que abre el libro:
“No sé cual es la verdad. Quizás alguno de los narradores ha mentido a sabiendas. O, al contrario, todos han dicho aquello que creían que era la verdad. O quizás han inventado detalles, aquí y allá, por un gusto innato en embellecer las historias. O, la hipótesis más probable, sobre los hechos se posa el velo de la memoria, que lentamente distorsiona, transforma, fabula, el narrar de los protagonistas no menos que las conclusiones de los historiadores.”
Pero seguramente la obra más conocida de Erich Hackl es Adiós a Sidonie (Pre-Textos, 2002). Se nos narra la historia de una niña, Sidonie Adlersburg, abandonada a las puertas del hospital de Steyr (Austria) el 18 de agosto de 1933. Recogida por la familia Breirather, personas de izquierdas, socialistas, comunistas comprometidos en la lucha contra el nazismo. El matrimonio formado por Hans y Josefa se hizo cargo de aquella niña gitana, la cuidó y la quisieron con todas sus fuerzas soportando el rechazo de mucha gente del pueblo hasta que los nazis se la arrebataron a la fuerza.
Hans y Josefa ya tenían un hijo, Manfred, cuidaban a Sidonie y también a Hilde, la hija de una amiga que se tuvo que marchar a Holanda en busca de trabajo. Hans era miembro de la Alianza Republicana, la organización de autodefensa del Partido Socialdemócrata de Austria. Josefa, con su inteligencia, con todas las fuerzas de su corazón luchó hasta el final por la vida de aquella niña abandonada. Todo acabó de la peor manera posible.
Los hechos han sido investigados de manera exhaustiva pero aquí hay mucho más que el registro documentado de unos acontecimientos. Así, al final del libro, cuando la historia ya ha sido contada, el escritor toma de nuevo la palabra, así que lo seguiremos para comprobar que el sentido de su escritura va más allá de la crónica de unos hechos. La cita es larga pero creemos que vale la pena:
“Aquí termina la historia, aquí vuelve a comenzar. Imaginemos de nuevo una localidad sita a orillas de un río con cristalinas aguas de montaña, una localidad habitada por la llamada “gente humilde”, obreros en su mayoría, que se dejan la piel en las minas de carbón. […] Supongamos que, pese a las circunstancias adversas, existe una gran solidaridad entre los habitantes, se ayudan unos a otros y se socorren siempre que es menester. […] Habiéndonos imaginado esto, vamos a fijarnos en un suceso extraordinario […] En la localidad han abandonado a una niña poco después de nacida, […] la niña desciende, a ojos vistas, de gente errante, tiene la piel tan oscura que ni los asiduos baños sirven para aclararla. La niña es, empleemos la palabra, una gitana. […] Supongamos por otra parte, pues no deja de ser importante, que el padre de acogida es un obrero, y no sólo eso: cree saber que su bienestar y el de su familia van ligados al bienestar colectivo. […] Además, habría que describir dichos tiempos atendiendo a las consecuencias que traen para algunos de los que son diferentes; a saber, la muerte. […] Cabe pensar, pues, que se alzan voces exigiendo que se lleven a la niña, que su presencia molesta y que la situación es intolerable. […] Entonces, de repente, como rayo caído del cielo -afirmamos- la institución responsable de la niña recibe notificación de otra institución estatal: que ha sido capturada la madre natural […] por consiguiente se plantea la pregunta de si la niña ha de ser entregada a la susodicha o si, debido a circunstancias excepcionales, ha de permanecer junto a los padres de acogida. Es preciso señalar que ahora se trata de una cuestión de vida o muerte, cosa que todo el mundo sabe. […]
Qué cabe esperar. Cobardía, difamación, obediencia anticipada. Por ejemplo el alcalde opina que es mejor que la niña vaya con su madre verdadera porque en el pueblo siempre será un cuerpo extraño, aunque sólo sea por su aspecto. […] Por ende, también cabría esperar la suerte a la que queda abocada la niña: traslado al lugar donde está recluida su madre; total extrañeza y confusión, porque no comprende lo que está sucediendo;[…] deportación a un campo de exterminio, llamémoslo Auschwitz-Bikernau; el número tatuado en su brazo, digamos el Z 6672 […]
Qué no cabe esperar. Cuando la funcionaria de la institución acude al alcalde y al director de la escuela en busca de consejo, ambos emiten dictámenes excelentes sobre la niña y sus padres de acogida. […] Y el milagro se produce: la niña permanece bajo la custodia del matrimonio y sobrevive a los grandes tiempos, que se derrumban dos años más tarde.
Pero no puede ser éste el desenlace. Demasiado ilusorio resultaría el final de un relato que, verosímil al comienzo, deja de serlo en el instante en que se requiere coraje y dignidad por parte de todos los implicados.
Y no obstante, Joschi Adlersburg (hermano de la niña), quien debe de saberlo mejor que nadie, insiste en que también aconteció lo que no cabía esperar, pero no en Letten sino 160 kilómetros al sur, en la localidad estiria de Pölfing-Brunn, y la niña no se llamaba Sidonie sino Margit, hoy una mujer de setenta años de edad, y ningún libro tiene que recordar su destino porque hubo gentes que en buena hora se acordaron de ella.” (114-119)
Dos palabras para acabar; a pesar de que estamos ante un texto literario, no cualquier final es posible, los hechos marcan, configuran la imaginación del escritor, como dirá el propio Hackl, otro final sería demasiado ilusorio. Pero a la vez es importante afirmar que las cosas no necesariamente tenían que haber acabado así, queda muy claro en el libro que Sidonie se podía haber salvado gracias al coraje y a la dignidad de algunos de los implicados. Nada más, buena lectura!!!