Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Crítica de cine: Adam

Antonio Ruiz

Dirección y guión: Maryam Touzani (Tánger 1980). Año 2019.

Argumento: Abla regenta una humilde pastelería en su propia vivienda de Casablanca, donde vive sola con Warda, su hija de 8 años. Su rutina, dictada por el trabajo y las labores domésticas, se ve un día interrumpida cuando alguien llama a su puerta. Se trata de Samia, una joven embarazada que busca empleo y techo. A la pequeña le atrae la recién llegada desde el primer momento, pero la madre se opone inicialmente a acoger a la extraña en su casa. Poco a poco, sin embargo, la determinación de Abla cediendo y la llegada de Samia les abre a las tres la posibilidad de una nueva vida.

La marroquí Touzane, licenciada en periodismo, ha escrito guiones y dirigido varios cortos, incluso a interpretado algún personaje, Adam es su primer largometraje estrenado ayer en salas de cine y lo primero que nos llega de su trabajo, pero en su país parece ser bastante conocida.

Ha sido una agradable sorpresa el “degustar” esta sencilla e inteligente película: sencilla por el campo escénico, seguimiento de los personajes a trávelin por las viejas calles de Casablanca y la mayor parte en una casa que a su vez es tienda al exterior a través de una puerta de esta, donde tenemos oportunidad de ir conociendo los diversos personajes del medio social del lugar que se acercan a comprar viandas; inteligente por la forma en que todo ello se realiza, los temas que aborda, y sobre todo por la sensibilidad técnica y artística en que se desarrollan los hechos expuestos.

El film nos presenta un tema importane: una joven mujer con un embarazo avanzado solicitando puerta a puerta por las calles cualquier trabajo y un lugar para dormir en la sociedad marroquí de hoy, finalmente y tras una serie de circunstancias lo encuentra hasta que tenga la criatura. Con este eje la directora, que parece ser conoció directamente una situación real como la descrita, aprovecha para desplegar otros temas similares que sigue padeciendo la mujer de clase humilde en dicho país y cuya sociedad, hombres y mujeres, asumen o defienden dichas costumbres.

El desarrollo de la historia, no exenta de momentos divertidos que muestran la vida cotidiana del medio social, se expone con realismo y sensibilidad con un fin de denuncia ante la crudeza de situaciones que afectas y condicionan la vida y sentimientos de los seres humanos afectados que sufren en silencio el desgarro personal, a más, con victimas colaterales. Visionando lo que se cuenta, y como se cuenta, es fácil extrapolarla a casos similares de cualquier sociedad actual, es la lucha, no para obtener bienes materiales, es por la vida cotidiana, la buena vida.

A nivel artístico este sencillo largometraje no tiene desperdicio, destacamos dos: interpretación y dirección. Las interpretaciones de las tres actrices, dos mujeres y una niña, son asombrosas, hasta el niño recién nacido da una imagen de realismo en esas escenas ante el drama de la vida. La dirección (junto al guión) de Touzani es el alma de la narración; la delicadeza y mimo de las escenas exteriores e interiores, las tomas en la penumbra o a contraluz con sus colores, la expresividad de los primeros planos de las protagonistas hablando con la mirada, la cuidadosa exposición de escena y tempo, todo ello le aporta un valor nada fácil de conseguir, que sea creíble y emocione al espectador.

Sin duda es una sencilla e inteligente película, sensible, femenina, cuyo final queda abierto al tema que consideramos central: la lucha, la vida.

24/11/2020

 

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