Personalmente, prefiero una calificación distinta, la de la “filosofía clásica alemana”. De aceptarla, hecho que comporta inmediatamente una verdadera “reorientación gestáltica” y una distinta periodización, la filosofía clásica alemana se inicia con Lessing y Herder, incluye a Kant y el debate sobre kantismo que dio lugar al verdadero idealismo filosófico posterior, comprende obviamente Fichte, Schelling y Hegel, y termina históricamente con las dos figuras de Feuerbach y de Marx, que son todavía una parte integrante.
Se trata de una verdadera “reorientación gestáltica” que se inició con Herder y terminó con Marx incluido, que hace al problema de la filosofía de la historia (Herder, Hegel, Marx) saltar a un primer plano, y a este van subordinadas tres respuestas: criticista (Kant), idealista (Fichte y Hegel), y finalmente materialista (Feuerbach y Marx). En este ensayo pretendo privilegiar la reflexión sobre tres términos: idealismo, materialismo y dialéctica, sin realizar la enésima filología, sostenida por la citatología, sobre estos autores. Es obvio, de hecho, que Marx (1818-1883) fue lector de Hegel (1770-1831), y sobre ello existe una abundante documentación filológica, que debe de todos modos ser interpretada, porque del análisis de los textos se puede tranquilamente llegar a conclusiones hermenéuticas opuestas. Es obvio que Hegel no pudo leer a Marx, porque murió cuando Marx tan solo tenía 13 años y había apenas terminado la escuela elemental. Sin embargo, a veces es necesario utilizar la técnica teatral que Bertolt Brecht definió como “distanciamiento”. El distanciamiento, de hecho, funciona todavía mejor en la historia de la filosofía que en la técnica teatral, también porque la misma filosofía de Platón fue en su tiempo llamada el “teatro del logos”, y un gran estudioso de Sócrates (Olaf Gigon) afirmó que en la antigua Atenas había tres teatros públicos: el teatro trágico, el teatro cómico, y el teatro sokratikòs logo, en el que el debate filosófico era teatralizado públicamente en el ágora, y en el que las diversas posiciones filosóficas eran representadas por máscaras (prosopa). Adoptaré aquí una especie de distanciamiento teatral, simulando que Hegel había leído a Marx y lo había juzgado.
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