¿Es necesario recordar que la democracia reside esencialmente en el poder de votar las leyes, de ejercer directamente el poder y no en elegir a jefes? Si debe darse una estrategia, esta no debe pasar por organizar primarias en la izquierda sino remitirse a las posibilidades de autoorganización que son propias de los colectivos y de los individuos mismos, que en el marco de su vida cotidiana, luchan para mantener su poder de decisión sobre sus propias vidas. La acción democrática pasa, por supuesto por el debate y la confrontación pero no tiene efecto alguno si no se encarna en las experiencias de autorganización y autogestión que se den en todos los ámbitos de la vida social. Decidir no es decidir quién va a decidir, es decidir uno mismo. La vida política, en definitiva, no puede renovarse más que por una refundición radical de nuestras instituciones políticas. Procedimientos de sorteo, rotación regular de los puestos de dirección, mandatarios revocables, desprofesionalización de la actividad política,…. formas que implican sustituir los procedimientos de representación por los de delegación, institución de consejos democráticos a todos los niveles de la vida social, tanto en las empresas como en los barrios o en las universidades.
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