La campaña
El carácter sui generis de la campaña electoral se debe no solo al hecho de que el Partido de los Trabajadores (PT) intervino por primera vez como gobierno y el Partido del Frente Liberal (PFL), como oposición, sino también a que el PT se presentó por primera vez con su nueva cara, la del gobierno de Lula, con su política económica conservadora. Esto se reflejó, por un lado, en la disminución de la participación de la militancia en las campañas, mucho más profesionalizadas que antes y, por otro, en la gran cantidad de recursos para los candidatos, tanto a las elecciones mayoritarias como a las proporcionales. Pero a pesar de esta nueva cara conservadora, resultado de las políticas del gobierno de Lula, fue significativa la actitud, prácticamente generalizada, de oposición de los grandes medios de comunicación a los candidatos del PT. En São Paulo, en particular, la preferencia por el candidato del Partido Social Demócrata Brasileño, PSDB (José Serra), y la hostilidad con la administración petista -que puso en práctica un buen programa de políticas sociales para las periferias de la ciudad- quedó manifiesta. Queda la impresión de que las élites tradicionales se identifican más directamente con los candidatos del PSDB y del PFL. Esto es, incluso con su nueva cara, el PT no gana la simpatía de esas élites, especialmente en el caso de las políticas municipales, donde no se incluye la política económica del gobierno de Lula -punto de apoyo de esas élites al gobierno federal-, pero se concentra en políticas sociales -en general prioritarias en los gobiernos petistas a nivel local. Ganancias del PT
Como era de esperar, para un partido que triunfa por primera vez en las elecciones presidenciales, el PT amplió enormemente los cargos municipales conquistados a nivel nacional. Esto sucedió anteriormente con el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) y con el PSDB y, por si solo, no representa ninguna novedad. El alcance de esta victoria del PT aún está por verse, conforme se realice la cuantificación, pero la previsión de multiplicar por cinco el número de alcandías, que ya fue corregida anteriormente, no será alcanzada. Sin embargo, en estados como Minas Gerais, donde la presencia del PT era localizada, ahora se extiende y en el total del país se puede multiplicar por tres el número de alcaldes del partido. El avance en las regiones más atrasadas del país, al centro y al norte -con triunfos en la primera vuelta en Rio Branco, Macapá y Palmas- es también significativo en un partido que, estando en el gobierno dispone de la capacidad de alianzas, de captación de líderes existentes y de promoción de las campañas mediante recursos. El PT que puede decir que salió triunfante en la primera vuelta es el PT de la mejor tradición del partido de administración municipal, que realiza buenas políticas sociales. Fue así que se obtuvo la reelección en la primera vuelta en Recife, en Belo Horizonte y en Aracaju. Incluso si en otras ciudades donde esas políticas fueron puestas igualmente en práctica, como Porto Alegre, Belém y Sao Paulo, la segunda vuelta se presenta con dificultades, particularmente en estos dos últimos casos. Una sorpresa favorable a la izquierda fue el paso de Luzianne Lins a la segunda vuelta en Fortaleza. Vencedora de la convención interna del PT, contra la voluntad de la dirección nacional del partido, que privilegió abiertamente en la campaña al candidato del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), a quien deseaba que el PT apoye -a cambio del retiro de Jandira Fegali en Rio y el apoyo a Bittar-, ella superó en el resultado final al candidato del PCdoB -que comenzó liderando las encuestas- y llega a la segunda vuelta con buenas posibilidades de victoria. Para esto Luizianne contará con el apoyo del PT en su totalidad, del PCdoB y de los votos de sectores disidentes de las élites tradicionales. Perteneciente a una corriente de izquierda -Democracia Socialista-, ella contó con la participación de cinco ministros del gobierno de Lula, mientras otros dirigentes – entre ellos Genoino y José Dirceu- apoyaban al candidato del PCdoB, permitiendo quizás que el PT vuelva al gobierno de Fortaleza, después del gobierno traumático de Maria Luisa Fontenelle en 1985. Pérdidas del PT
En comparación con esas candidaturas, las que representaban más directamente al gobierno federal, sin defender mandatos existentes, pero marcando la presencia del gobierno de Lula, tuvieron los peores resultados. Fueron los casos paradigmáticos de Rio de Janeiro, de Salvador y de Ribeirão Preto -aunque en esta se defendía un mandato-. En estas tres ciudades fue determinante el hecho de que Jorge Bittar y Nelson Pellegrino representasen al gobierno federal, por haber ocupado cargos en ese gobierno y en el caso de Ribeirao Preto por tratarse del vicealcalde de Antonio Palocci. En la ciudad de Rio de Janeiro, Lula había obtenido su mejor votación en la segunda vuelta, con más del 80% de los votos. Jorge Bittar, que ocupa un cargo de secretario del gobierno de Lula, quedó en quinto lugar, con el 6% de los votos. Fue el peor resultado de la izquierda en toda su historia, ya que sumados esos votos a los de Jandira Fegali, suman 13%. El contrapeso puede venir de las probables victorias de Godofredo en Niteroi, vicealcalde que heredó el mandato e hizo un buen gobierno, y de Lindberg Faria en Nova Iguaçu, si consigue efectivamente perforar el bloqueo local y llevar, por primera vez al PT a una alcaldía importante en Baixada Fulmínense. Pero en su conjunto, la dirección que Bittar y Benedita dieron al PT en Rio llega a una situación límite, la del más bajo perfil en la ciudad desde que el partido surgió.
En Salvador, Lula había obtenido su segunda mejor votación en la segunda vuelta. Pellegrino, que fue líder del gobierno en la Cámara cuando las polémicas votaciones de la reformas de previsión social y tributaria, y había estado delante en la encuestas antes de la campaña, llegó en tercer lugar, sin lograr pasar a la segunda vuelta. Se quiebra así una trayectoria ascendente del PT en Salvador, que proyectaba una victoria en estas elecciones, antes de la nueva fisonomía del PT en el gobierno de Lula.
En Ribeirao Preto, incluso con la participación de Palocci, su sucesor llegó en tercer lugar. El gobernador de Mato Grosso do Sul, Zeca, por su parte, el más moderado de los dirigentes con cargo ejecutivo del PT, directamente identificado con el giro conservador del gobierno federal, también sufrió una grave derrota de su candidato a la alcaldía de la capital, donde perdió en la primera vuelta -marcando así un cuadro negativo para los candidatos que más directamente expresaron vínculos con el gobierno federal.
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