Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Sin piedad. La cosmovisión antropológica del presidente de France Télécom

Salvador López Arnal

SIN PIEDAD. LA COSMOVISIÓN ANTROPOLÓGICA DEL PRESIDENTE DE FRANCE TÉLÉCOM.

 

Salvador López Arnal

 

Leo la información en un despacho de la agencia EFE.

Recuerdo, innecesariamente, un dato que golpea la mente de todos y que apenas tienen precedentes en la historia reciente del movimiento obrero europeo: 25 trabajadores de France Télécom se han suicidado desde febrero de 2008, en apenas año y medio. El último trabajador suicidado, un ingeniero de 48 años, el pasado jueves 14 de octubre.

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La clase obrera en el año 2000

Stéphane Beaud, Michel Pialoux

Las fábricas recientemente instaladas cerca de la usina Peugeot de Sochaux, prefiguran un aspecto del futuro industrial. El modo de gestión de la mano de obra vinculado con el método "justo a tiempo" economiza empleos e intensifica el trabajo del personal de ejecución. La condición obrera parece golpeada por la precarización de su status y por la frecuencia de las puestas a prueba de los asalariados. Los jóvenes (20 a 30 años), seleccionados por sus "cualidades" -disponibilidad, agilidad, buena presencia, disposición a dejarse flexibilizar (es decir a interiorizar el nuevo sistema de coacción)- ocupan los puestos de "operadores" que constituyen más del 80% de los empleos creados1.

"Operador", ese nombre puesto desde hace diez años a los obreros de la industria automotriz y de los nuevos sectores industriales, disuelve la distinción entre calificados y no calificados, ratificando la desaparición de los obreros profesionales. Antes diferenciada y jerárquica, la categoría de obrero cede el lugar a una categoría, homogénea e indiferenciada, de operador o de agente de fabricación. ¿Se trata de un simple maquillaje semántico? ¿del producto de un trabajo de homogeneización realizado por las gerencias de recursos humanos? ¿de una maniobra de despolitización del mundo obrero? Si las palabras hacen las cosas, deshacer esas palabras (a la vez categorías de representación e instrumentos de movilización), contribuye a desmovilizar lo que antes se llamaba la "clase obrera".

La aparición de esta categoría de operadores, que remite a transformaciones de la división del trabajo, revela a la vez una reestructuración profunda del grupo obrero (empobrecimiento material, sentimiento de desplazamiento y de descenso en la jerarquía social, desmoralización del grupo) y cambios en el resto de la sociedad.

Mientras que las nuevas palabras fabriles son aceptadas por los jóvenes, el término "obrero" produce rechazo, implica una descalificación: "Yo no soy obrero, soy operador. Para los que no hacen nada en la empresa, somos obreros. Pero obrero, para mí, es más bien la mano de obra. Acá lo que hago está más cerca de la electrónica que de la manufactura" (30 años, nivel perito mercantil). Se trata de una derrota simbólica cargada de sentido; signo y síntoma de una relación de fuerzas en el espacio social. Ser obrero hoy es estar condenado a permanecer en un universo socialmente descalificado. Y esta pérdida del vocabulario antiguo trae aparejada la crisis de creencia en el lenguaje político: para muchos jóvenes, el discurso que recurre a "la clase" parece destinado al guardarropas.

Los operadores son reclutados para misiones interinas de corta duración y renovados en función de su comportamiento en el trabajo, donde deben demostrar disponibilidad y lealtad hacia la empresa. Ya no ejercen un oficio (con su lenguaje, su cultura, sus modos de transmisión entre viejos y nuevos), sino una suerte de trabajo puntual ligado a un proyecto; son contratados para garantizar un objetivo acotado (producir ese auto, fabricar esa pieza). Resultan evidentes las ventajas de este "proyecto indigente"que se asigna como objetivo a estos agentes de fabricación: permite romper con ciertas garantías colectivas antiguas, como el reconocimiento de las calificaciones y el progreso en la carrera2. En las pequeñas y medianas empresas (PyME) de los subcontratistas, los operadores cobran el SMIC (Salario Mínimo Interprofesional de Crecimiento), independientemente del diploma que les dio acceso a esos empleos. Se les da a entender que no deben esperar progresos en el empleo: lo más que pueden esperar es "llegar a monitor" (el puesto de control del equipo que da derecho a un bono de alrededor de 300 francos por mes, es decir, 50 dólares).

Los horarios de trabajo son muy variables, los equipos no se conocen, el ambiente de trabajo es descrito unánimemente como "malo". Trabajen en Sochaux o en empleos interinos calificados, los jóvenes no dudan en calificar esos empleos de operadores como "trabajos basura".

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Cuánto se mete la clase obrera

Loris Campetti

Loris Campetti

Publicado en Il Manifesto. Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Reportaje sobre el consumo de drogas en las fábricas metal – mecánicas de Italia. La cocaína arrasa en las fábricas entre los más jóvenes

En la fábrica Sevel en Val di Sangro uno de cada dos obreros consume sustancias estupefacientes. Lo mismo sucede en lugares en los que la edad media es muy baja. Se esnifa para aguantar “una mierda de trabajo, una mierda de vida”, porque todo el mundo lo hace, porque la fábrica ya no es una comunidad. Trapicheo, robos, registros de la policía. El polvo blanco cambia la relación con el trabajo y el sindicato. En la cadena de montaje se han dado casos de chicas que se prostituían para pagarse la dosis. Ahora son menos. Sólo lo hacen cuando se termina el sueldo.

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Hace falta una reconstruccion global. Encuesta a los obreros de Peugeot de Sochaux

François Chesnais

Hace falta una reconstruccion global

Encuesta a los obreros de Peugeot de Sochaux

François Chesnais

Con los artículos que estamos presentando queremos comenzar una reflexión sobre cuáles son hoy las tareas que se le plantean a la clase trabajadora para lograr recomponer su conciencia de clase y sus instituciones, en la perspectiva de volver a proponerse como sujeto capaz de liderar la transformación social.

Es preciso partir de reconocer los cambios estructurales que ha sufrido. Se trata de una "nueva clase trabajadora", caracterizada -esencialmente- por una nueva relación laboral (marcada por la desocupación y la exclusión). Como también las pérdidas subjetivas, la autocompresión como clase, y la falta de toda perspectiva que vaya más allá del orden capitalista existente.

Del primero queremos señalar, que lo hemos tomado gentilmente de la revista marxista revolucionaria francesa Carrè Rouge, en el que François Chesnais escribió una reseña del libro Retour sur la condition ouvrière*, sobre los cambios en las vidas de los obreros –y sus familias– que trabajan en Peugeot y las fábricas subtratantes, en la región de Sochaux-Monbéliard, Francia, durante los últimos 15 años. El siguiente es un extracto de esa reseña.

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La “vergüenza” de ser trabajador

Stéphane Beaud, Michel Pialoux

–>El sábado 23-3-02, en el Teatro de Chelles, hubo un debate sobre “la suerte de los asalariados frente a la reestructuración de las empresas”, antes de la presentación de la obra 501 blues, interpretada por cinco obreras de la fábrica Levi’s de la Bassée que fueron despedidas, al igual que otros 500 compañeros, cuando cerró el establecimiento1.

El público se divide en dos: por un lado habitantes de Chelles y sus alrededores (militantes, obreros jubilados, docentes…) y por el otro, una decena de alumnos (todos varones, con una clara mayoría de negros y árabes) de una clase del bachillerato profesional del Liceo de Chelles, acompañados por dos de sus profesores.

Después de las intervenciones de los sociólogos, el organizador del debate interpela a los jóvenes: “¿Cómo ven ustedes la condición obrera? ¿Cuál es su apreciación del mundo del trabajo?” Instado por los otros, Samir (pelo corto engominado, lentes pequeños metálicos, jean y Adidas azul flúo) a quien todo parece señalar como el portavoz natural del grupo, toma el micrófono inalámbrico y “arremete”. Todo sale entonces de manera un poco confusa, pero él insiste en el siguiente tema: “Nosotros no queremos depender de nadie. No queremos un jefe arriba nuestro que nos dé órdenes. No queremos ir a trabajar a la fábrica, queremos respirar, ser patrones. No queremos estar o quedarnos abajo…” Las dos cosas están asociadas: ser obrero o alumno del Profesional, “es una vergüenza”…

Sus opiniones generan una reacción inmediata en el resto de la sala, por la imagen desvalorizada que dan de la condición del obrero. Los “viejos” ven en ello una especie de ataque a la dignidad de que gozaban en el trabajo y en el espacio público. Intentan recordarle que no puede o no debe hablar así, que siempre hubo obreros(as) de pie, una dignidad obrera, etc.

El debate se centra bastante pronto en la cuestión de la escuela y la orientación: ¿por qué esos jóvenes van a un instituto de enseñanza profesional, a un bachillerato profesional? Samir explica: al final de tercero, él no había pedido nada y lo pusieron sin consultarlo en el Profesional. En una palabra, decidieron por él. Sus compañeros vivieron la misma experiencia: fueron apartados de la vía de estudios generales (la “vía normal” como se dice en los “conjuntos habitacionales” para designar el régimen de estudios prolongados).

Para causar mayor impacto, Samir da su propio ejemplo, prepara su efecto (es algo que seguramente ya contó decenas de veces y que da en el blanco): “Voy a contarles con franqueza cómo fue que elegí el curso de estudios profesionales de electrotécnica… (risita) ‘Electrotécnica’ porque era la palabra más larga, la que más me impresionó”, como si en el momento de “decidir” hubiera querido contrarrestar el brutal veredicto escolar. Desde entonces, prosigue mal o bien su carrera escolar y confiesa que la ruptura entre los años “tranquilos” de Profesional y los años difíciles de bachillerato profesional es fuerte: “Al principio todo iba bien… pero ahora, hay un montón de materias… magnetismo, electromagnetismo…” Y confiesa que no entiende nada.

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De la crisis global a la reforma laboral. De la reforma a la contrarreforma: la insoportable consolidación de la precariedad

Vidal Aragonès

DE LA CRISIS GLOBAL A LA REFORMA LABORAL. DE LA REFORMA A LA CONTRARREFORMA: LA INSOPORTABLE CONSOLIDACIÓN DE LA PRECARIEDAD.

Vidal Aragonès. Abogado laboralista del Colectivo Ronda

Durante los últimos 12 meses se ha desarrollado uno de esos procesos autodenominados de Diálogo Social que ha finalizado con una exteriorización de un supuesto distanciamiento entre las tres partes que desarrollaban el mismo: Gobierno, CEOE y CC.OO.- U.G.T.. Más allá del punto y a parte que ha sufrido el proceso de negociación nos ha dejado diferentes elementos que deben ser objeto de análisis: las premisas falsarias de la patronal y la ausencia de cualquier tipo medidas de las direcciones de sindicatos mayoritarios que supongan una reducción de la precariedad laboral, todo ello aderezado por la CEOE jugando a tropas de asalto del Partido Popular.

¿DUALIDAD DE LA RELACIONES LABORALES O ATOMIZACIÓN DE LA PRECARIEDAD LABORAL?: SOBRE LOS MITOS DEL COSTE DEL DESPIDO Y LA RIGIDEZ DEL “MERCADO LABORAL”.

La CEOE y sus voceros han seguido el método goebeliano de repetir mil veces una mentira para intentar que se acabe convirtiendo en una verdad, de hecho han llegado a construir: el despido en el Estado español es costoso, el mercado laboral es rígido, mercado laboral dual e ineficiencia de la negociación colectiva.

En esta primera batalla de carácter ideológico los afines a la patronal, autoproclamados como expertos en Derecho del Trabajo, se publicitan a través del conocido como “Manifiesto de los 100. Propuesta para la reactivación laboral en España”. El señalado texto tiene como base los cuatro grandes mitos patronales:

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Los consejos del consejero de Educación catalán Ernest Maragall.

Salvador López Arnal

            Así expresaba Jorge Riechmann la belleza, toda “La belleza de la huelga general”:

Con independencia de todos los valores ético-políticos que pueda tener una huelga en una situación determinada, en ella hay algo valioso en cuanto tal, más allá de las circunstancias concretas que la enmarcan: su carácter de interrupción del curso maquinal de las cosas.

Es un corte potencialmente capaz de romper el desastre hacia el que se encamina el mundo. En el universo del tardocapitalismo, lo maquinal es el principio de muerte, y tenemos que saludar la discontinuidad como una afirmación de vida.

Frente a la dictadura del “tiempo real”, la demora.

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Por un multilateralismo no neoliberal

Raúl Zibechi

Tal vez la forma más adecuada de abordar algunos conflictos sociales que están sucediendo en nuestro continente, sea a través de una mirada de larga duración, como la que habitualmente ensaya el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein. No hacerlo así, implica correr el riesgo de atribuirlos a caprichos personales de algunos presidentes o a la particular irresponsabilidad de las empresas involucradas en esos conflictos. En efecto, varias de las situaciones más complejas para los movimientos sociales tienen en común dos hechos notables: forman parte de la nueva oleada neoliberal y se producen bajo gobiernos de signo progresista que buscan, de forma explícita, la construcción de un mundo multipolar. El ayuno del obispo brasileño Luiz Flavio Cappio contra la transposición del río San Francisco, la brutal represión contra los vecinos de Dayuma (Ecuador) que demandaban obras postergadas y el conflicto en torno a la fábrica de celulosa Botnia que enfrenta a los gobiernos de Uruguay y Argentina, reúnen ambas características señaladas. Similares consideraciones pueden hacerse respecto a los monocultivos de soja y caña de azúcar, así como las concesiones para la explotación minera en el área andina. Las obras que demanda la transposición del río brasileño de 2.800 kilómetros, se realizan con la excusa de llevar agua a 12 millones de nordestinos pobres que sufren escasez en la época seca. Pero diversos estudios mostraron que las faraónicas obras, cuyo costo se estima en algo más de 3.000 millones de dólares, beneficiarán sobre todo a los grandes empresarios del Nordeste que producen camarones, frutas nobles y etanol para el mercado internacional. La Agencia Nacional de Aguas y Energía propone una alternativa más barata para atender las necesidades de los pobres sin agua, consistente en 530 obras que abastecerían a 1.300 municipios de la región a un costo que es sólo la mitad del que demanda el desvío de las aguas del río San Francisco. Es la segunda vez que Dom Cappio realiza una huelga de hambre. La anterior fue en 2005 y la finalizó ante el compromiso de Lula da Silva de abrir un debate con la sociedad para evaluar las obras que liquidarían un río emblemático. Volvió a ayunar desde fines de noviembre porque en julio el gobierno envió a los militares a comenzar las obras. La Pastoral de la Tierra y muchos movimientos, entre ellos el MST, rodearon el ayuno de una amplia solidaridad. Llama la atención, e indigna, la reacción del gobierno. Durante dos semanas silencio absoluto. Pero el domingo 10, un artículo del ministro de Integración Nacional, Geddel Vieira Lima, publicado en Folha de Sao Paulo, acusa al obispo de “fundamentalista”, de “despreciar las instituciones” y de “terrorismo simbólico”. Vieira no es miembro del Partido de los Trabajadores (PT) sino del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pero forma parte del gobierno Lula. En Dayuma, en la provincia de Orellana, la represión a los pobladores se justificó porque a raíz de la protesta social se paralizó la producción petrolera por unas horas. El gobierno progresista de Rafael Correa militarizó un conflicto social enviando al ejército que reprimió con brutalidad, decretó el Estado de Emergencia e impidió –amenazando con su renuncia- que la Asamblea Constituyente se ocupe del tema. Dayuma es una parroquia pobre, donde falta agua y luz, los suelos son infértiles por la contaminación y los campesinos sufren pérdidas por muerte de animales y daño de cultivos. En Uruguay, el gobierno de Tabaré Vázquez militarizó en su momento la zona donde está la multinacional finlandesa Botnia, para evitar manifestaciones de ambientalistas. Exacerbando el nacionalismo, cerró los puentes e instaló guardias policiales para impedir que los miembros de la asamblea ambiental de la ciudad argentina de Guyaleguaychú, cruzaran el río para manifestar su rechazo a la planta de celulosa que comenzó a funcionar el mes pasado. El modelo forestación-celulosa fue instaurado por los gobiernos neoliberales de los años 90, pero ha sido asumido por el actual gobierno progresista al punto que se estima que pueden instalarse entre tres y seis grandes plantas en los próximos años. En cada caso se justifican los emprendimientos con argumentos similares: nada puede poner en riesgo el desarrollo de nuestros países, entendiendo por desarrollo los megaemprendimientos que suponen crecimiento exógeno, basado en la exportación de commodities y materias primas que dejan poco y nada al país. Pero en los tres casos, se asiste a una criminalización de la protesta social porque se la considera –aunque no se lo diga siempre de modo directo- como un estorbo para los proyectos desarrollistas de esta segunda oleada neoliberal. El potente crecimiento económico de Brasil –dicen desde el gobierno- es un requisito para elevar al país y a la región toda al rango de potencia global, lo que permitiría acotar las vulnerabilidades y dar un paso hacia el multilateralismo en la región y en el mundo. En Ecuador, el multilateralismo queda en evidencia con el anuncio de Correa del traspaso de la base de Manta a China, y la puesta en marcha del eje Manta-Manaos que forma parte de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). En ese corredor carretero y fluvial juega un papel destacado el eje petrolero denominado ITT (en las provincias Napo y Pastaza) que sería entregado a las empresas Petrobras (Brasil), Sinopec (China) y Enap (Chile). Desde una mirada centrada en los movimientos sociales, un mundo multipolar es mucho más favorable que uno unipolar hegemonizado por los Estados Unidos. Este punto parece fuera de discusión. Sin embargo, lo que venga a raíz de la decadencia del imperio norteamericano, no será un paso adelante si forma parte del mismo modelo neoliberal contra el que los pueblos, organizados en movimientos, se pusieron en marcha. Para que el declive de la influencia de Washington favorezca a los sectores populares latinoamericanos, el lugar que sus multinacionales dejan vacante no deben ocuparlo otras empresas multinacionales (sean del país que sean), sino los estados en los que esos sectores pueden hacer pesar su vigilancia y su voluntad de cambios. En la década de los 90, nuestro continente fue invadido por multinacionales europeas que se beneficiaron de las privatizaciones. El desastre que provocaron no fue menor que el de las multinacionales yankis. Ahora aterrizan empresas chinas, indias, mexicanas y brasileñas. ¿Vamos a confiar en que esta vez no volverán a esquilmar nuestros recursos y humillar a nuestros pueblos? http://alainet.org/active/21200

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“Cans de palleiro: Diálogo con John Berger y Manuel Rivas sobre cultura campesina”

Víctor Sampedro

CANS DE PALLEIRO.

Una conversación con John Berguer y Manuel Rivas

Referencia: SAMPEDRO, Víctor (2002) “Cans de palleiro: Diálogo con John Berger y Manuel Rivas sobre cultura campesina” en FUNDACIÓN CONTAMÍNAME (ed.) Ciudadanos de Babel, pp. 21-48. Punto de Lectura.Madrid. ISBN 84-663-0740-0

Los encontramos en la calle. Contaban cuentos en una plaza próxima al estudio de Pedro, donde se reúnen los sin techo y los sin patria, soñando sueños de cartones de vino dentro de cartones de neveras. John Berger y Manuel Rivas se comportaban como cans de palleiro de paso por Madrid. Así les llaman en Galicia a los perros sin raza,concebidos y paridos en cualquier pajar. A pesar de ello, son animales sabios yexpertos, como los campesinos emigrados que acompañan en el destierro, en el tránsito del heno al asfalto. Vinieron a la ciudad, ladrando en dos lenguas poemas y pasajes del último libro de John Berger, titulado King: el perro que cosecha con otros “sin tierra” un vertedero afavelado de Europa. Duo de aullidos para un estandarte de harapos en honor a todos los exiliados del campo. John, vestido con el luto pueblerino de los días de fiesta, pidió silencio para escuchar los gorriones del otoño. Manuel ladró un aturuxo de mozo de aldea, semejante al que un día antes gritaban los manifestantes contra el Fondo Monetario Internacional en Praga: “Capitalismo, Canibalismo”. Y, al final, echaron a correr en frente de los grises de la memoria, girando en torno a nosotros, convocados por una bandera blancacon un lema pintado en spray rojo y negro: “King y vosotros”.

Les abordamos en el bar de la esquina para llevarles a casa, con las únicas promesas que tientan a los aldeanos: alimento, bebida y conversación. Belén, María y Rosa oficiaron el banquete. Vasos y platos siempre llenos. Sonrisas y miradas que alimentaron las esperas y los silencios, los huecos libres del diálogo. Nela, la compañera de John Berger, se reclinaba en un sillón. La guitarra y las estrofas de Pedro dieron paso una conversación en inglés, gallego y castellano.

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