Crítica de cine: La hija oscura [The lost daughter]
Antonio Ruiz
Dirección y guion adaptado (novela de Elena Ferrante del mismo título): Maggie Gyllenhaal. Coproducción: USA, Grecia, Reino Unido e Israel. Año: 2021. Duración 121 minutos.
Argumento: Mujer de mediana edad profesora universitaria se instala en una pequeña y tranquila playa de una isla griega para pasar sus vacaciones estivales. Días después aparece en el mismo lugar una familia amplia y heterogénea entre las que se encuentra una joven madre con una niña de 5 o 6 años. La profesora, desde su hamaca, va observando a la madre e hija y le lleva a sus recuerdos y vivencias personales de cuando ella era también una joven madre. La trama se desarrolla, paralelamente, entre el tiempo actual y lo vivido más de veinte años antes.
Maggie Gyllenhaal (44 años) es una reconocida actriz estadounidense que se estrena con esta película como directora, y lo hace tratando un tema nada fácil para una principiante: adaptando una novela que nos habla de la maternidad, de las contradicciones de pasiones y ambiciones personales en esta coyuntura, que hacer, como afrontarlo. ¿Como resolver estos sentimientos sin ser victima en primera persona?
La cinta nos va introduciendo gradualmente, combinando los dos espacios en el tiempo de una forma hábil que llegado el momento habrá que resolver. ¿Que posición es la correcta, existe esta?…
El film, en principio, parece plantear un tema subjetivo de género femenino, pero en realidad es genérico del ser humano. ¿Quien no duda ante una contradicción de sentimientos, quien pasados los años no piensa si hizo lo correcto? Eso, es parte de la vida, y se debe asumir como una realidad.
Con lo comentado hasta ahora sirve para ubicarnos el tema que trata la película (por si interesa, o no, verla). Ahora se trata de como está realizada.
Un tema de este calado debe tener un grado medio de calidad narrativa y filmación para que llegue a ser creíble; esta lo tiene. No es que sea una gran película pero si digna de una primera obra de su autora. Lo primero es el guion: tiene un ritmo narrativo que nos va introduciendo y dando los elementos para seguirlo hasta el final, incluso atentos para ver como acaba. La dirección es correcta, las interpretaciones todas ajustadas. Por lógica sobresalen las dos actrices que representan a la protagonista en dos tiempos y edades distintas (Olivia Colman y Jessie Buckley). Sin duda, que la directora sea actriz de carácter debe haber ayudado.
En época de déficit de cine sensitivo que haga algo más que entretener, es bueno ver un trabajo bien hecho de un tema que no es fácil de tratar ni de exponer con un mínimo de calidad y buen hacer cinematográfico. Si interesa lo que expone, esta película vale la pena.