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Exposición de un cineasta singular: creación y realidad

Antonio Ruiz

Víctor Erice Aras (Vizcaya 1940) se inicia en la cinematografía en 1961. Comienza realizando  críticas de películas (Nuestro cine), ayudante de dirección, guionista, e incluso alguna breve interpretación. Se gradúa como director en 1963.

Hasta la presentación de este último largometraje, ha realizado gran cantidad de, guiones, cortometrajes, de ficción, arte, documentales…

 En 1973 se estrena su primer largometraje (El espíritu de la colmena). Su presentación en el Festival de cine en San Sebastián, y en otros, fue acumulando diversos premios y puso su nombre como uno de los creadores europeos más novedosos por su estilo expositivo. Su segundo (El sur) llegó diez años después. El tercero es un documental (El sol del membrillo-1992) es documental de su amigo el pintor realista Antonio López.

 Cuarenta años después, tras una larga ausencia de estrenos en salas de cine, estrena su tercera película de ficción (Cerrar los ojos). Cuya historia está unida a la singularidad de este autor.

 En Cerrar los ojos su creador expone dos planteamientos cinematográficos diferentes, en las dos primeras partes, y ambas las enfrenta en la tercera. Los primeros veinticinco minutos presenta el argumento cinematográfico de ficción que quiere exponer situado temporalmente en los noventa. En la segunda lleva la acción al año 2012. La tercera pretende que nosotros (vida cotidiana), nos enfrentemos directamente a lo que plantea en la primera, la ficción, lo que se desea.

 Erice fue contratado para realizar la adaptación, guion y película, de la novela El embrujo de Shanghai (1993) de Juan Marsé, en los noventa. Dedicó más de tres años al proyecto y realizó hasta diez versiones del guion. Finalmente, el empresario anuló el contrato por el alto coste que suponía el guion de Erice, con gran pesadumbre para Marsé qué, como gran aficionado al cine le encantaba la adaptación de su novela en el guion propuesto. Posteriormente se realizó con otro guion y director. En la primera parte de Cerrar los ojos también se busca a una dama en Shanghai y se ubica en los mismos años. Algo nos está indicando el autor. El desarrollo de la parte segunda, en busca de motivos y vacíos del protagonista, tampoco es casual. En la parte final, cuando quedan enfrentadas  realidad y ficción, no solo el enajenado mental se sorprende, la cámara recoge en los protagonistas la expresión de cada uno de ellos. ¿Qué parte es realidad y cuál de estas partes es ficción?

En este montaje, en general, se puede reconocer al Erice de sus anteriores largometrajes: impoluta puesta en escena, control de los tiempos, silencios y miradas que hablan, naturalidad en los personaje, junto al control interpretativo. Es difícil encontrar una interpretación nefasta por breve que esta sea, al contrario, todas son de media alta, como en sus anteriores películas. A nivel personal he notado una diferencia con las anteriores, en la que he llamado segunda parte, que transcurre durante hora y media, el personaje del director de cine va sintiendo y recordando al revivir, veinte años después, lo que sucedió con su amigo. Se supone que Erice quiere decir algo con cada escena, pero este largo periodo tiene situaciones reiterativas que pueden hacer que el espectador desconecte del relato.

La película en su conjunto tiene aire de balance de ciclo. Plantea un tema entre realidad y ficción. Como siempre, incluye recuerdos de cine clásico.

Me quedo con las primeras escenas: un barroco e inmenso salón en plano completo que va acercándose a los dos personajes y nos muestra dos interpretaciones (Josep María Pou y José Coronado) tan sensibles como el medio que les envuelve. Todas las escenas primeras de este salón, son de por sí, toda una clase de arte cinematográfico, algo que se está extinguiendo.

Antonio Ruiz

11/10/23

Cerrar los ojos (2023); Dirección: Víctor Erice; Guion: Víctor Erice, Michel Gaztambide; Música: Federico Jusid; Fotografía: Valentín Álvarez; Intérpretes: Manolo Solo, José Coronado, Ana Torrent, Petra Martínez Pérez, María León, Antonio Dechent, Josep Maria Pou, Soledad Villamil, Juan Margallo. Coproducción España-Argentina; 169 min.
Sinopsis: Un célebre actor español, Julio Arenas, desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se llega a encontrar su cadáver, la policía concluye que ha sufrido un accidente al borde del mar. Muchos años después, esta suerte de misterio vuelve a la actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que participó, rodadas por el que fue su íntimo amigo, el director Miguel Garay.

 

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