Rusia: el regreso de la potencia
Fernando. G. Jaén Coll
El libro de David Teurtrie, Russie. Le retour de la puissance (Armand Colin, marca de Dunod Éditeur, 2021), es de los que nos dejan plenamente satisfechos tras su lectura porque es claro, conciso, bien estructurado y con buena información ; es el libro adecuado para conocer Rusia en tanto que potencia mundial, sopesando los varios aspectos que hay que tomar en consideración, mostrando sus logros y deficiencias, el presente y lo que cabe esperar en el futuro próximo.
Del autor, hay que destacar que es experto con fundamento: doctor en geografía, investigador asociado en el Centro de Investigaciones Europas Eurasia (CREE, por su nombre en francés), estudioso de la geopolítica y geoeconomía de Rusia y de sus vecinos próximos, y que actualmente trabaja en el Cáucaso del Sur. Miembro de honor del círculo Kondratieff y miembro del Instituto de estudios eslavos. Coordinador de la universidad franco-georgiana (UFG, Tiblisi, Georgia), y es encargado de curso en el Instituto nacional de lenguas y civilizaciones orientales (INALCO, París). Su currículo puede verse en https://inalco.academia.edu/TeurtrieDavid/CurriculumVitae
El reconocimiento del retorno de Rusia a la escena internacional, lo anuncia el autor en las primeras líneas de la introducción: crisis ucraniana, guerra de Siria, vacuna Sputnik contra el COVID, supuesta injerencia en las elecciones USA. El protagonismo de Rusia se ha hecho presente tras unos años de recuperación del desastre que supuso la descomposición de la Unión Soviética y del Pacto de Varsovia, agravada por una parte de las elites rusas bajo la batuta liberal dependiente de los Estados Unidos y la toma del poder por la camarilla de Yeltsin frente a un Gorbachov falto de determinación para encauzar a Rusia bajo sus ideas de Glasnost y la Perestroika. No pudo oponerse a la guerra de Irak ni a la intervención occidental en Libia, ambas con el marchamo de los EEUU que emprende acciones de resultado peor que el punto de partida. El resurgir ruso con Putin, tras poner orden en Gazprom y en la economía rusa, se manifiesta en el reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, logrando el veto occidental a la ampliación de la OTAN con Georgia y Ucrania. El éxito de su ejército en Siria, reculando EEUU en relación con el supuesto armamento químico utilizado por el ejército sirio, dio a Putin una victoria diplomática, sin faltar otros éxitos en asuntos menores (juegos Olímpicos de Sochi, en 2014, por ejemplo). La anexión de Crimea, ese mismo año supuso el cuestionamiento por Rusia de la conformación de las relaciones internacionales vigentes, al menos en lectura occidental.
El propósito del libro se condensa en el párrafo siguiente: «Cet ouvrage propose une analyse géoéconomique et géopolitique des fondements de la puissance russe contemporaine afin d’évaluer la durabilité et l’ampleur du retour de Moscou sur la scène internationale.» (p. 6)
El capítulo 1, «Un phénix géopolitique» es una síntesis de los aspectos históricos, religiosos e identitarios que conforman la nación rusa en su evolución desde el acontecimiento fundador: la adopción del cristianismo oriental por el Gran-Príncipe Vladimir en el año 988, que acerca a la Rusia medieval (Rus) al Imperio romano de Oriente, calificado a posteriori por los occidentales como Bizantino (p. 10), si bien en el año 862, se instaló el príncipe vikingo Riouvik fundando la primera dinastía rusa reinante del S. IX al XVII El texto ruso más antiguo que nos ha llegado es la Crónica de los tiempos pasados, redactado por el monje Néstor en Kiev en los años de 1110. El precipitado histórico de Rusia ha dado en dos visiones de su identidad: la de los occidentalistas y la de los eslavófilos.
Acercándonos al presente, otro asunto destacado en este capítulo es el reconocimiento de Rusia como gran potencia mundial, que ya señaló Tocqueville por primera vez, contraponiéndola a EE.UU. Aprovecha nuestro autor para situar esto en el marco de las doctrinas modernas de la geopolítica, mencionando a Mahan, Mackinder y al eslavófilo Nikolái Danilevsky (considerado en Rusia como el teórico de la noción de civilización), hasta Brzezinski, con una idea de rabiosa actualidad: «Según Brzezinski, uno de los objetivos principales de los Estados Unidos en el espacio postsoviético es impedir toda aproximación ruso-ucraniana, porque, según él, sin Ucrania, Rusia dejaría de ser un imperio.» (p. 24). Los esfuerzos actuales de EEUU por impedir la aproximación de Ucrania a Rusia, son evidentes desde el «Maidan» con la pretensión de hacer de Ucrania un vasallo de EE.UU.
Rusia es un estado multinacional, con diversidad étnica-nacional y religiosa, de 145 millones de habitantes, con una riqueza de recursos que se evidencia al señalar a Rusia como el n.º 1 mundial por reservas de gas; el 2.º por las de carbón; el 4.º por las de uranio y el 5.º por las de petróleo; además de ser el primer productor mundial de paladio y el 2.º productor mundial de diamantes; siendo productor importante de acero, aluminio, níquel, platino y oro.
El lector encontrará también referencias a la estructura organizativa administrativa, las etnias y las religiones, así como las principales ciudades, con especial atención a la Rusia asiática y del Extremo Oriente.
El capítulo 2, «La Russie a-t-elle encore les moyens de ses ambitions?», pretende mostrar las capacidades de Rusia y sus limitaciones para poder responder a la pregunta que da título a este capítulo. Para dar respuesta, el autor se adentra en el análisis demográfico: el crecimiento de la población rusa y su vaivén por la disolución de la Unión Soviética, mostrándonos, en un gráfico revelador, la evolución y sus componentes (saldo natural y saldo migratorio) desde el año 2004 hasta el año 2019, detallando a continuación los movimientos migratorios de Rusia, en su volumen, países de procedencia actuales y posibles en el futuro. Un párrafo resumen caracteriza globalmente la cuestión demográfica rusa: desde hace treinta años, padece una crisis demográfica, pese a una mejora de la esperanza de vida de sus ciudadanos y una política natalista cuyos frutos a medio plazo se habrán de evaluar; con una pirámide de población singular y con una sobremortalidad muy notable de los hombres frente a las mujeres en la edad adulta.
El otro aspecto analizado en este capítulo es la economía en sus grandes trazos (el análisis especializado sectorial vendrá en capítulos subsiguientes): La economía rusa está infravalorada: atendiendo al PIB en paridad de poder de compra (clasificada la 6.ª del mundo); por su producción eléctrica (4.ª del mundo); además, su economía «informal» se calcula en un 20%, frente al 10% de Occidente; en cuanto a desigualdad, medida por el índice de Gini, es netamente peor que el de Europa, pero mejor que el de EE.UU. y el de China.
El capítulo 3, titulado «Une grande puissance énérgetique», es una síntesis bien conseguida de lo que hace de Rusia una gran potencia energética: reservas, producción y exportaciones en diversas proporciones, pero todas notables se trate del petróleo, del gas o del carbón, sin olvidar la energía nuclear. Sus gigantes empresariales:Gazprom, para el gas, Rosneft, para el petróleo y Rosatom para la energía nuclear, tienen peso en los mercados mundiales.
El contexto geopolítico fue alterado a mediados del decenio de 2010 con la extracción de petróleo y gas de esquisto por el método del «fracking» en Estados Unidos, aumentando la oferta mundial y convirtiendo a este país en exportador neto en lugar de importador, empujando a Arabia Saudita y Rusia a tener intereses comunes para mantener la estabilidad del mercado en unos precios que les garanticen el equilibrio presupuestario, que en el año 2021, se situaba en 45 dólares USA por barril, en el caso de Rusia y 80 dólares USA por barril, en el de Arabia Saudita.
El acontecer geopolítico de los últimos dos decenios en Europa está relacionado con el mercado de la energía y sus actores, no sólo de los estados, sino también de la burocracia de la Unión Europea y su intento de desgajar el mercado energético europeo de la soberanía de los estados y apropiarse su intervención reguladora. Lo que nos parece hoy un fenómeno político-militar en Ucrania, tiene sus raíces en la influencia de los Estados Unidos para vender su gas natural licuado (GNL) en Europa y los miedos de perder las comisiones de tránsito del gas por Ucrania, Polonia y Países Bálticos de los gaseoductos rusos. El autor nos da los elementos bastantes para formarnos opinión al respecto. (Para las vicisitudes del gaseoducto Nord Stream II, véase mi artículo El gasoducto Nord Stream II, ejemplo de interposición de los intereses de los burócratas de la UE.
Los capítulos 4, «Économíe: la tentation de l’autarcie» hace hincapié en el éxito de la política de substitución de importaciones implementada por Putin, que ha permitido a Rusia pasar de ser importadora a ser exportadora de bienes agrícolas y alimentarios, éxito que el autor remarca y detalla, sin menoscabo de apuntar peligros de orden secundario. Si Rusia importaba el 46% de la carne en el año 2005, en el 2020, tan sólo el 6%, siendo autosuficiente en porcino y avícola y en gran medida en bovino y lácteos. En ese último año, las exportaciones agroalimentarias rusas ascendieron a 30 mil millones de dólares, superando a las de gas natural (26 mil millones de dólares). El riesgo que se dibuja, tan conocido en los países europeos es la posible falta de mano de obra. Una política de substitución de exportaciones, para favorecer el mercado doméstico es consecuencia necesaria de la atracción que ejercen los precios exteriores. Rusia reaccionó a las sanciones occidentales iniciadas en el año 2014, preparando todo su sistema financiero para no depender de los instrumentos e instituciones dominadas por EE.UU., ofreciendo alternativas al sistema SWIFT y a las tarjetas Visa y MasterCard, creando su sistema de pagos nacional ruso, el sistema nacional de tarjetas de pago (NSPK) en 2015, con la tarjeta Mir (87% de la población la posee y es el principal medio de pago del 42% de los rusos, además de ser utilizada en Crimea). La desdolarización en la economía rusa ha seguido a pasos agigantados, en el ámbito del comercio exterior y en el de las reservas en el Banco Central Ruso (BCR), que se situaban en 2021 en un nivel récord de 600 mil millones de dólares USA (En euros el 29%, en oro el 23%, en dólares USA el 21%, en yuanes el 13% y en libras esterlinas el 6%). También liquidó sus activos en dólares USA el Fondo Nacional de Bienestar, el 35% que tenía de sus 185 mil millones de dólares USA. La «desoffshorización», creando paraísos fiscales propios que permitan recuperar la jurisdicción rusa a grandes empresas en riesgo por las sanciones, ha sido incluso pactada entre occidentales con los EE.UU. en el caso de la empresa rusa mayor productora mundial de aluminio, por miedo a quedar desabastecidos.
El capítulo 5 «Industrie: reconstruiré les bases de la puissance», abarca los sectores industriales principales, señalando tres etapas que corresponden a tres decenios: 1990, 2000 y 2010; podríamos asociarlos, respectivamente a: caída de la Unión Soviética y desmembramiento industrial; el Kremlin prioriza el desendeudamiento y el aumento del nivel de vida y, a partir de 2010, implementación de políticas industriales y la dotación de financiación a recentralización y procesos de desarrollo de grandes proyectos.
La primera sección está dedicada al complejo militar-industrial (CMI) ruso, que es el corazón de la potencia rusa. Desde inicios de los 2000, las autoridades rusas retomaron la reforma del sector de la defensa con la sociedad estatal Rosoboronexport. La sección siguiente versa sobre el sector aeroespacial ruso; a la que sigue el sector nuclear con la sociedad Rosatom. No cabe aquí adentrarnos en detalles, valga destacar que el autor nos muestra muy claramente el estado de la cuestión en cada sector, con éxitos y flaquezas, permitiendo al lector un contraste equilibrado y concluyendo el autor que «Rusia no deja de ser una gran potencia industrial: primer exportador de centrales nucleares y segundo exportador de armamento del mundo, sigue formando parte del club muy cerrado de las grandes potencias espaciales y conserva competencias de primer plano en la aeronáutica. A pesar de las dificultades, Rusia sigue siendo pues una potencia industrial y tecnológica autónoma, condición indispensable para su proyecto de potencia soberana.» (p. 124)
Con el capítulo 6, «Le retour de la Russie- Eurasie», dejamos la economía y nos adentramos en aspectos enteramente geopolíticos y geoestratégicos. El lector encuentra en este capítulo la historia reciente de Rusia desde la toma del poder por Yeltsin y su deriva liberal hacia occidente y sus nefastas consecuencias, tras lo cual se abre una sección titulada «De la Unión euroasiática a la Gran Eurasia», con un repaso y valoración de las instituciones que se han creado para encaminar ese proceso bajo la dirección de Rusia, empezando por la Organización del Tratado de seguridad colectiva (¿una OTAN euroasiática?, señala el autor); la Unión económica euroasiática; la Organización de cooperación de Shanghái y las relaciones con China y las Nuevas ruta de la seda (para dar cabida a Rusia).
El capítulo 7 lo dedica el autor al hard power y el retorno de Rusia a la escena internacional como potencia, analizando la reciente evolución del ejército ruso, con sus logros y flaquezas (particularmente en la marina). El lector se formará una rápida idea de la renovación de las capacidades militares rusas y de los escenarios en que ha intervenido exitosamente recientemente, tras el período en que no pudo ayudar a Serbia frente al ataque de los Estados Unidos sin el aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y no pudo oponerse a la agresión estadounidense en Libia, otro fiasco más de las intervenciones de los estados Unidos.
El capítulo 8 trata del Soft power, centrado en la ciberpotencia rusa y la política de influencia rusa, evaluando sus capacidades diplomáticas en el mundo.
Finalmente, las conclusiones cierran el texto.
Con posterioridad al libro, David Teurtrie ha publicado un artículo, «Quelle souveraineté économique pour la Russie» (Diplomatie. Les Grands Dossiers N º 67, abril-mayo 2022), que es una excelente síntesis de situación de los avances de la economía rusa, de su emancipación progresiva, y rotunda en algunos casos, de la dependencia exterior, lograda como consecuencia de las políticas económicas implementadas por Putin basadas en la sustitución de importaciones derivada de las sanciones que le ha impuesto occidente. Es un artículo iluminador que mueve al lector a la reflexión sobre los tópicos de la dependencia total de Rusia de la exportación de hidrocarburos, por más que sigan siendo una partida muy relevante.
Una nueva estructura productiva y financiera ha emergido guiada por la política económica, que pasa por la práctica autosuficiencia agrícola, por un sistema financiero autónomo en buena medida de los instrumentos de pago occidentales, por el continuado desarrollo de una industria de defensa de alto nivel, por una red de comunicación electrónica que puede prescindir de Internet en el ámbito nacional. No por ello el autor deja de señalar sus limitaciones, como en el caso de disponer de semiconductores, pero es este un mal del que adolece la especialización mundial y que otros países occidentales, como Francia, se plantean subsanar al igual que Rusia.
Libro y artículo de los que recomendar su lectura es lo menos que puedo sugerir para quien desee situarse en el mapa geopolítico, geoeconómico y geoestratégico en la actualidad.
Fernando. G. Jaén Coll. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales. Profesor Titular del departamento de Economía y Empresa de la UVIC-UCC.
Fuente: SYN@PSIS N. º 104 Agosto de 2022