Racismo europeo contemporáneo
R.M.N. Dirección, guion y producción: Cristian Mungiu. 127 minutos. Rumanía 2022. Estrenada esta semana en salas.
Sinopsis: Matthias, trabajador emigrante en Alemania, regresa a su localidad de origen en Transilvania, (Rumanía), preocupado por su hijo. Su exnovia trabaja en una pequeña empresa de elaboración de pan que contrata a tres trabajadores de Sri Lanka al no conseguir trabajadores locales por la precaria oferta salarial. Esta ampliación de plantilla es necesaria para conseguir ayudas de la Comunidad Europea. Los recién llegados no son bien vistos por parte de la población de esta pequeña comunidad con precariedad laboral desde que la CE les obligó a cerrar las minas…
Mungiu, nacido en Rumanía en 1968, se dio a conocer internacionalmente al conseguir varios premios con su segundo largometraje 4 meses 3 semanas 2 días (2007), que trata sobre una joven que quiere abortar en la Rumanía de los años ochenta y donde ya muestra una forma de hacer cine con un peculiar realismo.
El guion de la película lo ha realizado en base a hechos reales ocurridos en el 2020, en un lugar fronterizo rumano, donde conviven trabajadores de diverso origen regional, y lo que aconteció cuando un grupo de emigrantes en peores circunstancias económicas se hacen cargo de una panadería.
Cristian Mungiu realiza en R.M.N. (siglas con las que define a Rumanía) un retrato social realista de su entorno con la clara intención de mostrar la universalidad del ser humano contemporáneo ante hechos semejantes a los narrados: desprecio, intolerancia y odio hacia los emigrantes de comunidades más míseras y desprotegidas que vienen a trabajar para su sustento personal y familiar en malas condiciones salariales y habitabilidad, en trabajos que los locales no aceptan por ser precarios. Estos a su vez emigran a Alemania, donde son considerados y tratados de forma similar a como ellos hacen con los de otras latitudes. Esa intolerancia y xenofobia que podemos observar en tantos países, comunidades o barrios hoy. El sentido de raza que los grupos de poder económico político promueven para adoctrinar a la sociedad.
La película presenta a los personajes con cierta distancia objetiva. Se aleja de los protagonistas, para exponer la visión de estos y sus contradicciones, no toma partido e intenta mostrar la vulnerabilidad humana, la inseguridad ante una decisión o ausencia de ética consciente.
No es una película fácil. Requiere seguir todos los pasos sociales y privados que desarrollan los personajes para ir ensamblando el relato que nos va mostrando la situación de cultura y tradición de una comunidad. El orgullo al cual se aferran ante la negatividad de la vida recordando a sus ancestros. Las excusas ante su propia impotencia, la comodidad de culpar al débil o esconder su frustración.
Es una película valiente, por el tema que trata y su forma de exponerlo: riguroso y cotidiano, serio y sensible, y algo más esencial: de transmisión necesaria.
En el último tercio del film hay una toma de unos 15 minutos, con cámara fija, que enfoca a los miembros de la comunidad en asamblea para decidir si expulsan a los emigrantes. Es un prodigio de filmación por el realismo de la escena y contenido de lo expresado. Vemos y oímos las opiniones de unos y otros y lo que hay detrás: los intereses individuales y oportunistas de unos y las contradicciones de los que se creen más honestos sin apreciar su ausencia de criterio más allá del medio de vida adquirido.
Mungiu nos plantea un tema muy actual. Posiblemente lo ha sido siempre pero ahora se ve más cercano ante la demagogia derechista y la falta de coherencia cívico social de construir desde la vida cotidiana una alternativa anti sistémica real.
El director dice en un párrafo extraído de una entrevista sobre la película lo siguiente: «El protagonista se mueve entre estos dos mundos: nuestro lado animal más oscuro, y nuestro lado más luminoso, relacionado con el amor, los colores o la música. ¿Que hará? No lo sé. El objetivo es que los espectadores contemplen esta historia, que pertenece a otra persona, y que les haga pensar en sus propias decisiones. ¿Qué harían en un mundo en el que son prisioneros de estos conflictos?»
Pues eso, estos conflictos están ahí, y nosotros también para distinguir donde se encuentra el oso feroz.
Antonio Ruiz
1/1/23
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