Cine militante estadounidense desde la Iª Guerra Mundial a la llegada del sonoro
Carlos Valmaseda
Vimos en entradas anteriores la aparición de una especie de subgénero sobre las relaciones ‘capital-trabajo’ en el primer cine estadounidense y las primeras experiencias organizativas militantes en esta cinematografía. Hoy vamos a continuar con la evolución de este cine militante desde el final de la 1ª Guerra Mundial hasta la aparición del sonoro.
Al finalizar la contienda, pero especialmente tras la revolución de Octubre, en Estados Unidos se desata una ola de histeria anticomunista y antianarquista conocida como el Primer Temor Rojo (First Red Scare). El segundo sería el maccarthismo posterior a la 2ª Guerra Mundial. En esta primera oleada, el movimiento revolucionario, pero también el sindical en general, recibe un duro ataque tanto por parte de la patronal como del estado. El periodo se caracterizó por una retórica inflamada, detenciones ilegales y la deportación de varios cientos de militantes radicales. También se limitaron las libertades de expresión y reunión e incluso se expulsó de la Asamblea de Nueva York a sus cinco diputados socialistas. La retórica antiinmigración se basaba en la consideración de los emigrantes del sur y el este de Europa como una amenaza al ‘modo de vida americano’. Recordemos que una de sus consecuencias más trágicas sería la ejecución en 1925 de los anarquistas Sacco y Vanzetti.
A esto se unió una cierta radicalización de las luchas obreras con experiencias como la huelga general en Seattle de 1919 y la respuesta de la población negra a diversos incidentes racistas en el Verano Rojo de 1919. Se acusaba a los bolcheviques de incitar a los negros a unirse a los radicales.
No obstante, tras la derrota, el resultado final de todo este proceso sería un retroceso del movimiento obrero y de la afiliación sindical.
Mientras tanto en el mundo del cine se había producido la definitiva consolidación de Hollywood como la principal área de producción cinematográfica mundial y la taylorización de sus métodos de trabajo en los grandes estudios. Estos colaboraron con gran entusiasmo en la agresiva campaña contra cualquier actividad sindical en general y contra los comunistas y anarquistas en particular. Si en los primeros años en el género ‘capital-trabajo’ había diferentes enfoques sobre esta cuestión, ahora en la producción sería totalmente predominante la visión más conservadora con la divulgación de los bulos más increíbles: la ‘socialización’ obligatoria de las mujeres en la Rusia soviética (The New Moon, The World and Its Woman), los pérfidos intentos bolcheviques de agitar a los pacíficos trabajadores estadounidenses a revueltas sangrientas y atentados terroristas (Dangerous Hours, The Burning Question, The Volcano, Bolshevism on Trial, The Red Viper), etc.
Los sectores más organizados del movimiento obrero intentaron contrarrestar esta campaña con escasos pero interesantes intentos de organizar su propia producción y distribución cinematográfica. Veamos los ejemplos más significativos. Como en toda esta serie, nuestra fuente primordial será el libro de Ross que citamos en la bibliografía final.
MOTIVE MOTION PICTURE COMPANY (MMPC)
En el verano de 1918 la Hermandad de Trabajadores del Ferrocarril (Brotherhood of Railway Trainmen) decidió la compra de un estudio de Hollywood. El objetivo era producir noticiarios y películas de ficción para «moldear la opinión pública en beneficio del Trabajo Organizado y generar reformas por la presión de la opinión pública». Aunque nominalmente estaba dirigida por los sindicalistas George Williams (presidente) y Ben Lyon (secretario-tesorero), en realidad el alma del proyecto era David Horsley.
Horsley había empezado a hacer cine en 1907 en un estudio de New Jersey y fue el primer propietario de un estudio en Hollywood en 1911, el Nestor Studio. Un año más tarde se uniría a Carl Laemmle para crear Universal. Horsley se consideraba socialista influido por la lectura de una de las obras de Upton Sinclair.
En 1918 el futuro de los ferrocarriles estaba en discusión tras haber sido puesto bajo el control gubernamental durante la guerra. El propósito de la MMPC era ir vendiendo acciones de la compañía entre las diversas filiales del sindicato, para abogar por la nacionalización de los ferrocarriles y el aumento de salarios.
La compañía inició rápidamente una campaña de propaganda contactando con Upton Sinclair para que escribiese una serie en veinte partes sobre «las luchas del trabajo organizado para conseguir justicia y un salario que permita vivir». También contrató a Francis Ford, un productor con experiencia, para la realización de sus películas.
A finales de 1918 se habían vendido acciones por valor de varios miles de dólares. En marzo de 1919 se estrenó su primera producción, un noticiario con el desfile para el ‘Control gubernamental’ realizado por los trabajadores del ferrocarril de Los Angeles en el aniversario de Washington. En junio de ese año, la Brotherhood of Railway Trainmen aprobó una resolución para apoyar oficialmente a la compañía. Se instó también a los delegados de la convención de la AFL a que apoyasen también el proyecto.
A pesar de todos estos antecedentes prometedores, el proyecto acabó en un fiasco y nunca llegó a realizarse ninguna película. La captación de fondos había resultado insuficiente y la dedicación de Horsley al proyecto estuvo más centrada en sus propios intereses –incluido aprovecharse de chicas a cambio de promesas de trabajo en el cine– que en la organización de la empresa, en manos de Williams y Lyon sin ninguna experiencia en este campo. Para marzo de 1920 el proyecto podía considerarse muerto.
FEDERATION FILM CORPORATION (FFC)
Entre el 6 y el 11 de febrero de 1919 se produjo en Seattle, en el estado de Washington, una huelga general en la que participaron más de 65.000 trabajadores. Aunque el objetivo era fundamentalmente económico, acabar con la limitación de salarios que se había impuesto durante la 1ª Guerra Mundial, el gobierno, la prensa y parte del público estadounidenses lo vieron como un primer paso para una revolución socialista en el país. De hecho, es cierto que parte de los trabajadores estaban profundamente radicalizados e influenciados por los acontecimientos en Rusia. Para frenar la huelga, se impusieron duras medidas policiales y los dirigentes obreros prefirieron desconvocar ante la histeria desatada. Esto no impidió que en una película de la época, The World Aflame (1919), se presentase la huelga como la obra de agitadores bolcheviques y terminase con los capitalistas y los sindicalistas leales uniéndose para derrotar a los rojos.
Quizá motivados por esta propaganda en contra, en noviembre de 1919 los sindicalistas de Seattle iniciaron lo que ellos llamaron «un movimiento del siglo XX para la emancipación del trabajo» creando la Federation Film Corporation (FFC). El objetivo, usar las películas para «demostrar el ánimo constructivo del trabajo y combatir la propaganda contra los sindicatos que extienden ahora empleando intereses y capitalistas en un esfuerzo por reducir de nuevo a los trabajadores a un estado de esclavitud por el salario».
Los trabajadores de Seattle estaban en la vanguardia organizativa del país y utilizaron su amplia experiencia en la gestión de cooperativas. A finales de 1919 los sindicatos poseían allí un periódico, una asociación de ahorros y préstamos, varias salas de reunión, una sala de cine e incluso una empresa para la intermediación de acciones. Como la MMPC, la FFC era una sociedad de acciones «con propiedad y control de las organizaciones trabajadoras». La empresa se centró en conseguir fondos de organizaciones obreras de la ciudad y el estado.
Aunque estaba en manos de los dirigentes sindicales, se contrató a un profesional de Hollywood, John Arthur Nelson, para planificar y supervisar las producciones. Nelson, también con inclinaciones socialistas, había sido guionista, productor y director para Universal y Warner. Tenía su propia compañía y había publicado el libro The Photoplay: How to Write, How to Sell. Durante el invierno de 1919-1920 Nelson se dedicó a acudir a reuniones sindicales para publicitar el proyecto y vender acciones. Se planteaba, incluso, llegar a construir un estudio en Seattle.
En la primavera de 1920 se inició en Hollywood el rodaje de la primera película de la empresa: The New Disciple. En noviembre de 1920, un año después de su fundación, Nelson pudo mostrar la película a la junta directiva de la empresa. En mayo de 1921, la película se estrenaba en una sala de primera clase de Seattle y seis meses después conseguía que se estrenase en uno de los principales cines de Broadway.
El nuevo discípulo – The New Disciple (1921)
Gracias a sus contactos en la industria, Nelson consiguió reunir un grupo muy profesional de cineastas para la elaboración de su película: William Pigott, colaborador en más de 250 películas, y el mismo Nelson, como guionistas; el antiguo productor Ollie Sellers como director; Pell Trenton, que acababa irónicamente de rodar una película antibolchevique, como actor protagonista masculino y Noris Johnson, que había trabajado con Ince y Goldwyn, como protagonista femenina. En otros papeles, Alfred Allen, Margaret Mann y Walt Whitman.
La película se inicia en la pequeña ciudad de Harmony, en la que esa es precisamente la situación que predomina en las relaciones entre el propietario de la fábrica, Peter Fanning, y sus empleados. John MacPherson, el hijo de un trabajador de la fábrica, se enamora de Mary Fanning, la hija del dueño, y es correspondido.
La armonía se rompe cuando estalla la guerra y Fanning se convierte en un especulador avaricioso ante las oportunidades de beneficio surgidas –es un nuevo discípulo de la riqueza sin sentido ni límite–, su mujer en una decadente líder de sociedad y John en un soldado que va a luchar por la paz y la democracia.
Cuando John vuelve al terminar la guerra, descubre las crecientes hostilidades entre clases en su ciudad. Las tensiones se disparan por la aparición de un agitador. Pero a diferencia de lo que solía suceder en este tipo de películas, en esta ocasión no se trata de un bolchevique o un líder sindical, sino un espía de un Trust competidor que se presenta como amigo de Peter pero en realidad pretende echarlo del negocio. El espía lo convence para que no ceda ante las justas demandas de sus trabajadores por un mejor salario y responde a una huelga con el lockout. También a diferencia de lo habitual, los trabajadores no son una turba amenazante sino que discuten calmadamente la situación. La situación se presenta, no obstante, con crudeza: el hambre de los hijos de los trabajadores, los intentos de Fanning por romper la huelga echando a los trabajadores de sus viviendas y utilizando esquiroles y matones, etc. Ante la firmeza de los trabajadores, la huelga y el lockout llevan a Fanning a la bancarrota, y el Trust rival se dispone a comprar y después desmantelar su fábrica. Pero en este momento, John, presentado como ‘radical’ durante toda la película, plantea que la respuesta se encuentra en las cooperativas de trabajadores –siguiendo el ejemplo de Seattle–. John convence a los huelguistas y a los campesinos locales, que perderían sus clientes si la fábrica cerrase, a unir su capital y organizar una cooperativa. Vuelve la felicidad cuando la cooperativa consigue comprar la fábrica y el arrepentido Fanning, comprendiendo su error, acepta el matrimonio de Mary y John. (Resumen basado en la descripción en el libro de Ross)
A pesar del éxito, y de que la película fuese vista por más de un millón de espectadores, los grandes costes que suponía la realización de una película y el mucho tiempo necesario para recuperar la inversión supusieron un problema insuperable para la compañía. La propuesta de realizar una serie de noticiarios, The Labor News Weekly, ni siquiera llegaría a arrancar. Pronto empezó a haber malestar entre los inversores, y cuando se hundió la Seattle Union Theater Company (SUTC), a la que la FFC estaba muy ligada, el futuro de la compañía estuvo sentenciado. El propio Nelson abandonaría la compañía a principios de 1925 para publicar una revista, The National Pictorial.
LABOR FILM SERVICES (LFS)
En marzo de 1920 se inicia en Nueva York uno de los proyectos más ambiciosos de cine militante en los EEUU. Se crea la Labor Film Services (LFS) con el objetivo de producir y distribuir películas de ficción, cortometrajes y noticiarios «que retraten la vida del trabajador en las minas, en los suburbios, en las granjas, en las vías de ferrocarril, en los piquetes, etc.». Una vez más se trataba de una compañía con acciones, aunque se reservaba siempre un mínimo del 51 por ciento controlado por organizaciones obreras y radicales.
En junio de 1920 la junta directiva contrata como ‘director de campo’ a Joseph D. Cannon, un veterano militante radical de origen minero, dirigente sindical y candidato socialista entre 1916 y 1920. Rápidamente Cannon consiguió el apoyo de organizaciones judías, italianas e irlandesas de Nueva York, así como de numerosas personalidades izquierdistas, actores socialistas y el sindicato IWW. En lugar de esperar a conseguir dinero para su primera producción, Cannon se propuso empezar rápidamente con un noticiario, que se estrenaría en julio. Se trata de Animated Labor Review, cubriendo «todas las fases de la vida de un trabajador en el taller, la fábrica, en su sindicato, durante las huelgas, y en el piquete». El resultado fue inmejorable y se consiguió una gran venta de acciones y la donación de material filmográfico por parte de un admirador. En octubre se estrenó otro noticiario, A Watcher at the Polls, durante la campaña de Cannon para gobernador en Nueva York. En la película se enseñaba a los espectadores de origen extranjero cómo votar y detectar los fraudes electorales.
Poco después llegaría el proyecto y el dinero para la realización de un largometraje gracias a otro veterano radical, John W. Slyton, líder sindical de los carpinteros y también militante socialista. Este había estado reuniendo dinero por su cuenta para la realización de una película, que ofrecía ahora al FFS a cambio de completar la financiación y encargarse de su distribución. El resultado sería la película The Contrast.
El contraste – The Contrast (1921)
El Contraste estaba inspirada en la dura lucha sindical que se desarrolló en las montañas del Oeste de Virginia a principios de los años 20, etapa conocida como ‘Las guerras del carbón‘, culminando en la Batalla de Blair Mountain, un acontecimiento histórico crucial en el que miles de mineros del carbón de los Apalaches, en el verano de 1921, tomaron las armas para oponerse a las prácticas cada vez más brutales y corruptas con las que eran explotados por las compañías mineras. En la batalla, los mineros fueron derrotados por la fuerza combinada de agentes policiales, matones de la patronal y el ejército de los EEUU, enviado por el presidente Calvin Coolidge para ayudar a aplastar la rebelión e impedir su extensión a otras áreas del país.
La película se estructura, como indica su título, en torno a los contrastes entre los trabajadores y sus jefes, tanto desde el punto de vista de las condiciones en que viven como respecto a su moralidad respectiva. Por ejemplo, en la película aparecen escenas de un perro mimado perteneciente a una familia rica comiendo mejor que el hijo de un minero. Pero la parte principal trata de los ataques que sufrieron en la propaganda de la época presentando a los mineros como una turba fuera de control. Aquí se presentan como víctimas pacíficas y cumplidoras de la ley de la violencia antihuelga. La película termina de manera muy distinta a lo que sucedió en realidad, pues los trabajadores acaban consiguiendo sus demandas gracias a su determinación y solidaridad. (Información basada casi totalmente en la traducción de la entrada correspondiente a esta película en Film and the American Left: A Research Guide, p. 16-17)
La película estuvo dirigida por Guy Hedlund, ‘discípulo’ de Griffith y quizá por ello siguiendo su estilo de montaje paralelo contrastado.
Tras el éxito de esta película estaba previsto el rodaje de un guion escrito por Upton Sinclair para el MMPC, The Brotherhood of the Rails y una nueva reedición de The Jungle. Desgraciadamente, ninguno de los dos llegaría a buen puerto. Problemas similares a los que hemos visto con la FFC arruinarían el proyecto. No hubo dinero para la realización de la película sobre el guion de Sinclair y las copias de The Jungle resultaron tener muy escasa calidad técnica, y fueron rechazadas por algunos exhibidores. Sinclair, muy molesto, retiraría el permiso de distribución y se encargaría a partir de entonces de exhibir él mismo la película. Uno de los factores más determinante, por otra parte, fue el endurecimiento de la censura, que prohibiría y obligaría a numerosos cambios en las copias exhibidas. En Kansas, fue el propio fiscal general del estado el que defendió en juicio la prohibición de la exhibición de The Contrast. Al final, el propio Cannon, obligado a encontrar un trabajo complementario para mantener a su familia, fue abandonando progresivamente el proyecto.
AMERICAN FEDERATION OF LABOR (AFL)
Molestos sin duda por la imagen de los sindicatos en las películas de la época, los delegados de la convención de la AFL de 1921 respondieron ordenando al Consejo Ejecutivo que investigase la viabilidad de abrir un estudio de cine y una cadena de salas cinematográficas para mostrar películas que retratasen «los verdaderos principios, objetivos y actividades del trabajo organizado». Aunque el conjunto del proyecto se consideraría finalmente demasiado costoso, y la mayoría de los dirigentes sindicales no veían demasiada utilidad a destinar recursos a esta actividad, al menos se concretó en la realización de una película en 1925, Labor’s Reward.
La recompensa del trabajo – Labor’s reward (1925)
La película se produjo como parte de la campaña «sello del sindicato» de mediados de los años 20, en la que se animaba a los consumidores –incluidos los miembros del propio sindicato– a consumir productos hechos en empresas con trabajadores sindicados. La película fue promovida por el jefe de departamento del Union Label Trades John J. Manning y rodada en los estudios Rothacker Film de Chicago con actores profesionales.
La película comienza mostrando escenas de esclavitud en la Antigüedad, con la clara implicación de que los trabajadores modernos, sin el apoyo de los sindicatos, estarían en condiciones muy similares. La historia avanza hasta la actualidad, centrándose en Mary, trabajadora de una encuadernadora acosada por sus amos. Se muestra repetidamente el contraste entre las condiciones de trabajo y de vida entre quienes están sindicados y quienes no. Cuando agotada por el trabajo Mary se desmaya y es enviada a casa sin paga, su amiga Ann pide a la encargada que le de a Mary una carga menos pesada, lo que supone su inmediato despido. Los compañeros de Ann van a la huelga en solidaridad con la compañera despedida jurando «no volver al trabajo hasta que las condiciones mejoren». Todos socorren a Mary y su padre inválido. Tom ayuda a las mujeres a organizar un sindicato y ganar la huelga, pero, a la vez, se muestra la importancia de un consumo responsable. Cuando Mary le pregunta a Tom si su sombrero nuevo lleva el sello del sindicato, este comprende su error y promete cambiarlo por otro fabricado por trabajadores sindicados.
https://www.youtube.com/watch?v=B9ss6wok5rI
INTERNATIONAL WORKERS’ AID (IWA)
Conocida originalmente como los Amigos de la Rusia Soviética, la organización fue fundada por radicales y filántropos izquierdistas en Nueva York en agosto de 1921 para conseguir dinero y ropa para las víctimas de la hambruna en Rusia. Meses más tarde, contrataría a William F. Kruse para hacer películas y noticiarios sobre la vida en la Unión Soviética. Kruse, más tarde conocido como ‘el cámara de los comunistas estadounidenses’, era un militante sindical y socialista interesado desde muy pronto por el cine.
Utilizando noticiarios soviéticos y algunas grabaciones realizadas por él y otros comunistas estadounidenses, Kruse produjo diversos documentales: Russia through the Shadows (1922), The Fifth Year (1923), Russia in Overalls (1923), Russia and Germany: a Tale of Two Republics (1924) and Prisoners for Progress (1925). La IWA sería también la distribuidora de películas de ficción rusas en los EEUU de principios de los años 20, como Polikushka y El comandante Ivanov.
No disponiendo de una partida inicial para la realización de películas, los objetivos de Kruse eran mucho más modestos que los de la FFC o la LFS, pero, probablemente, más exitosos. En lugar de intentar llegar a las grandes salas de cine, se esforzó por contactar con diferentes grupos étnicos y de clase obrera: zonas mineras, pequeñas ciudades industriales, etc. En el otoño de 1925 la red de distribución llegaba a 250 localidades con un público medio por película de 100.000 espectadores.
En 1927, por una disputa interna entre comunistas estadounidenses, Kruse abandonó el partido y la IWA. Sería sustituido por Alfred Wagenknecht, uno de los fundadores del Communist Labor Party y miembro después del partido unificado. A Wagenknecht se le encargó, tras la salida de Kruse, la gestión de la filial estadounidense de la International Workers’ Aid, ahora denominada Ayuda Internacional de los Trabajadores (Workers International Relief [WIR]). Adjunta a la Internacional Comunista, y a no confundir con el Socorro Rojo Internacional, que tenía otra intención, esta organización se caracterizó por su gran dedicación a las tareas de agitación y propaganda, magistralmente orquestadas a nivel internacional por el alemán Willy Münzenberg. Wagenknecht no tenía experiencia previa en el cine, pero había sido fundador del periódico del partido Daily Worker, así que era muy consciente de las posibilidades de los nuevos medios.
La WIR se especializó en la creación de documentales, extremadamente populares y exhibidos en el 85-90 por ciento de las salas de cine. Pero además de esta producción, realizaría tres películas de carácter semidocumental: The Passaic Textile Strike en 1926 –la única que se ha conservado–, The Miners’ Strike en 1928 y The Gastonia Textile Strike en 1929.
La huelga textil de Passaic – The Passaic Textile Strike (1926)
La película se considera un puente entre los melodramas de las primeras películas militantes y el realismo social que dominaría el cine radical en los años 30. La película fue producida por Alfred Wagenknecht y dirigida por el fotógrafo Sam Russack. En sus siete bobinas se muestra la lucha de 16.000 trabajadores en huelga de una fábrica textil de Nueva Jersey. La película se inicia con escenas rodadas en estudio en las que se explican las causas que llevaron a la huelga. Stefan y Kata Breznac emigran desde Polonia para llegar a la «Tierra de las Oportunidades solo para descubrir la opresión industrial y una amarga lucha». Las siguientes escenas muestran a los Breznac como gentes que intentan ser buenos americanos. Pero vemos que sus esfuerzos son inútiles frente a los repetidos recortes de salario en las fábricas textiles. Las escenas familiares muestran el interior real de las viviendas de Passaic. Vemos una sola habitación que se desmorona ante nuestros ojos, la pintura se cae a pedazos y las paredes ceden.
Stefan muere por exceso de trabajo, su hija es violada por el gerente de la fábrica y su viuda Kata se ve obligada a convertirse en cabeza de familia y ganar el pan. La película cambia entonces a imágenes reales de la lucha de los trabajadores de la fábrica por la sindicación y un nivel de vida decente. «Reunimos personal de los huelguistas y fotografiamos los sucesos reales», explicaba el productor Wagenknecht. Estas escenas documentales ofrecen una clara refutación de las imágenes en contra de los trabajadores de las películas de Hollywood. Las caricaturas de hombres desaliñados en reuniones caóticas son reemplazadas por escenas de reuniones sindicales reales que son pacíficas, en la que los asuntos se discuten con orden por hombres y mujeres vestidos correctamente. El liderazgo se muestra como una experiencia colectiva, con trabajadores mujeres, negros, hispanos y de la Europa central y del este dirigiéndose a la multitud y marchando en las manifestaciones. Las fuerzas del estado, no los trabajadores, aparecen como los instigadores de la violencia y la ilegalidad. Escenas rodadas desde los tejados muestran a la policía cargando contra líneas de piquetes de pacíficos huelguistas y golpeándolos hasta que la sangre cubre sus caras. La película termina en septiembre de 1926, cuando el liderazgo de la huelga se une a la United Textile Workers’ Union de la AFL. La huelga real terminó en noviembre de 1926, cuando las fábricas Botany aceptaron eliminar los recortes de salario y garantizar el reconocimiento de la afiliación sindical. (Información basada fundamentalmente en el texto de Ross).
La huelga de los mineros – The Miners’ Strike (1928)
The Miners’ Strike era una crónica de dieciséis meses de lucha por parte de 150.000 mineros y sus familias en las minas de carbón de Ohio y Pennsylvania. Producida por Wagenknecht y rodada por Sam Burke, la película de siete bobinas se hizo en cooperación con el comunista National Miners’ Relief Committee, la organización que ayudó a los mineros cuando la United Mine Workers’ Union rechazó luchar contra el recorte de salarios.
La película mostraba a hombres trabajando en la profundidad de la mina, «catástrofes reales en minas en las que estaba prohibida la sindicación que acabaron con centenares de vidas» y la pobreza a la que se enfrentaban las familias forzadas a vivir en tiendas al ser expulsadas de sus viviendas. También mostraba la violencia de la patronal y la policía contra los mineros y sus familias. Pero estos no aparecían solamente como víctimas: también se incluían grabaciones de sus «desfiles y mítines de masas», de los esfuerzos cooperativos en las colonias de tiendas de campaña, de la lucha contra los guardias de la mina y de «los hijos de los mineros abordando a un esquirol y golpeándolo con puños, palos y piedras». (Ross 220-221)
La huelga textil de Gastonia – The Gastonia Textile Strke (1929)
Un año después, 1700 trabajadores textiles en Gastonia, Carolina del Norte, empezaron una huelga para protestar por el aumento de la carga de trabajo y el recorte salarial. Organizadores del WIR, acompañados por el cámara Sam Brody, viajaron a Gastonia en julio de 1929 para ayudar en las tareas de socorro y para documentar la huelga.
La película, de una bobina, intentaba provocar la ira con escenas de la policía y la Guardia Nacional aterrorizando a los piquetes de mujeres y niños, turbas armadas demoliendo las sedes de los sindicatos y familias «viviendo en la calle tras haber sido expulsados de las casas propiedad de la compañía». La película contenía también escenas gráficas de las «miserables condiciones de los asentamientos de los trabajadores y retrataba el aspecto demacrado de los trabajadores de la fábrica, muchos de los cuales sufrían de pelagra» (Ross, 221-222).
Una de las últimas víctimas de la represión de esta huelga, asesinada por pistoleros de la patronal, sería Ella May Wiggins (conocida también como Ella Mae Wiggins), a la que Woody Guthrie denominaría «la pionera de la balada protesta» y algunas de cuyas canciones serían más tarde interpretadas por Pete Seeger: «Mill Mother’s Lament», «Chief Aderholt» o «The Big Fat Boss and the Workers». Aquí tenemos una interpretación de la primera:
OTRAS EXPERIENCIAS
El declive de la WIR y el hundimiento de la LFS y la FFC no supuso el final del cine militante obrero. Aunque ningún grupo consiguió emular lo realizado por estas organizaciones, siguió habiendo experiencias diversas a lo largo de todo el país durante el resto de los años 20.
Pero ya ninguna de ellas sería cine de ficción intentanto competir con Hollywood en su mismo terreno. La mayoría serían cine documental o noticiarios. Así, en 1925, la Typographical Workers’ Union (ITU), produciría un documental en tres bobinas, His Brother’s Keeper, en la que se contrastaba la situación de los trabajadores en décadas anteriores con los numerosos beneficios que disfrutaban en la actualidad los asociados al sindicato.
En una visión menos idílica, Alfred Hoffman, un organizador sureño de la United Textile Workers of America, produjo un duro documental en 1927 en el que se documentaba una huelga textil en Henderson, Carolina del Norte. La muy polémica película en un rollo de Hoffman, «captaba toda la atmósfera de la lucha: el joven trabajador del algodón incitando a la multitud a no abandonar la lucha por un aumento de salario del 12,5 por ciento, la valla de acero electrificada con alto voltaje… y las ametralladoras de la Guardia Nacional de Carolina». Las imágenes habituales de benevolencia de la patronal contrastaban aquí con escenas de «caminos de vacas llenos de barro; las chabolas [propiedad de la compañía] en las que en un tercio había goteras. Sin fontanería, por lo que la gente tenía que caminar un cuarto de milla para ir al pozo».
Uno de los esfuerzos más ambiciosos lo llevaron a cabo miembros de la sección local 323 de la United Mine Workers’ Union (UMW). Ya hemos hablado de las guerras del carbón en los Apalaches al referirnos a The Contrast. Decíamos que las autoridades locales normalmente estaban siempre del lado de la patronal, pero hubo una excepción. En Matewan tanto su alcalde como el sheriff, Sid Hatfield, estaban del lado de los mineros y enfrentados con los matones de la patronal. En un tiroteo el 19 de mayo de 1920 hubo diez muertos, entre ellos el alcalde, Cable Testerman. Cuando las autoridades de Virginia Occidental decidieron acusar a Hatfield de asesinato, los mineros decidieron contratar a una compañía cinematográfica para alabar el valor del sheriff. La película documental en un rollo, Smilin’ Sid, reproducía el tiroteo con los agentes de Baldwin-Felts al servicio de la patronal, y fue mostrada en colonias de tiendas de campaña de los huelguistas por todo el estado. Cuando la UMW intentó que fuese exhibida en una sala de cine en la pequeña ciudad de Princeton, Virgina Occidental, donde se encontraba la sede de Baldwin-Felts, el sheriff local se opuso temiendo disturbios. La película tuvo tanto éxito elevando la moral de los huelguistas que un detective de Baldwin-Felts robó la única copia. En agosto de 1921, matones de esta misma compañía asesinarían a Hatfield cuando asistía desarmado a un juicio.
El robo de la película y la absolución de los asesinos del sheriff llevó a su hermano, C. Willis Hatfield, y a los miembros de la sección local 323 de la UMW de Matewan a elaborar un guion en siete bobinas «en torno al asesinato de Sid Hatfield». Su plan era llevar «la lucha entre los mineros de Virginia Occidental y los patrones con sus pistoleros» a la atención de la audiencia nacional. Willis viajó a Seattle en abril de 1923 con la esperanza de que la FFC produjese la película. Cuando vio que no era posible acudió a la estrella de cine William s. Hart, quien mostró interés en el proyecto, junto con una compañía inglesa. Pero finalmente el proyecto no cuajaría. No sería hasta 1987 cuando el director y guionista John Sayles realizaría una estupenda película de ficción basada en estos hechos: Matewan.
Y una reinterpretación contemporánea de cómo hubiera podido ser el documental original, Smilin’ Sid:
DISTRIBUCIÓN Y EXHIBICIÓN
Una cosa era producir películas y otra que finalmente pudiesen ser exhibidas en salas de cine. El acceso a las más importantes resultaba complicado tanto por la censura como por la política de contratación en bloque que solían hacer las salas, la mayor parte de ellas propiedad de los grandes estudios de Hollywood, por otra parte.
Incapaces de encontrar distribuidoras a nivel nacional, la LFS, la FFC y la IWA/WIR comercializaron sus propias películas, ya fuese vendiendo los derechos a distribuidores en los diferentes estados, llegando a acuerdos con exhibidores independientes, o bien organizando sus propias proyecciones. La FFC y la LFS, por ejemplo, crearon filiales en varias ciudades y contrataron agentes en busca de exhibidores locales. Nelson consiguió contratos en Washington, Canadá, Nueva York, Oklahoma, California y Montana y Cannon, que hizo una campaña de correo directa a más de 40.000 exhibidores independientes, sindicatos y organizaciones comunitarias consiguió respuestas positivas «desde Barbados hasta la Columbia Británica y desde Cochrane hasta Ciudad de México».
Pero la mejor forma de distribuir y exhibir estas películas acabaría siendo la creación de un sistema alternativo basada en las redes de organizaciones sindicales, radicales y étnicas. A finales de 1923, 104 filiales de la IWA y 200 organizaciones –incluidos «Comités de Sindicatos de Amas de Casa»– funcionaban como distribuidoras locales de cine militante. La AFL se organizó por su cuenta dividiendo el país en cinco distritos y asignando a cada uno un equipo de cuatro miembros como agentes para la distribución y exhibición de Labor’s Reward. Cada proyección era seguida por un debate sobre sindicalismo.
Esta amalgama de organizaciones consiguió un cierto éxito. The New Disciple fue vista por «al menos un millón de personas» en su primer año. Labor’s Reward, de la que hay datos más fidedignos, fue proyectada 591 veces y vista por 479.500 personas en 36 estados y provincias de Canadá. Kruse diría en 1925 que «En unas 250 ciudades de todo tamaño y composición hemos mostrado programas de una a siete películas, con una audiencia media de 100.000 personas por película».
Un éxito modesto, pero no negligible. No obstante, la innovación tecnológica que supuso el sonoro con un enorme incremento de los costes, y la aparición de medios alternativos, como podía ser la radio, llevaron a un cambio profundo en el aparato de propaganda y en el cine militante de los años 30. Pero eso será ya objeto de una entrada futura.
Bibliografía utilizada
Este texto se basa casi exclusivamente, a veces simplemente en la traducción, de fragmentos de la obra de Steven J. Ross. Working-Class Hollywood: Silent Film and the Shaping of Class in America. Princeton University Press, 1998
Del mismo autor hay una página web educativa en la que se presenta una versión muy reducida de esta obra, con ejercicios: Visualizing Ideology: Labor vs. Capital in the Age of Silent Films.
Para un listado con resumen de las principales películas de este periodo: Film and the American Left: A Research Guide, de M. Keith Booker.
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