Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Hablemos de socialismo

Fernando Hugo Azcurra

De una manera puramente descriptiva se pueden señalar las siguientes etapas de los procesos sociales y políticos de lucha por la superación del capitalismo y esl inicio de una sociedad socialista: 1º) socialismo utópico; 2º) socialismo de Marx-Engels; 3º) construcción de la URSS; 4º) post-URSS hasta la actualidad.

Hay características que se pueden encontrar en cada etapa como las principales que, a su vez, diferencian a cada una de ella. Nos ocuparemos en particular de las etapas 2º); 3º) y 4º), ya que plantean problemas políticos y teóricos muy pronunciados que son motivos de debates, pero más de incomprensiones, dentro mismo de los partidos y movimientos de la izquierda marxista y no marxista (Progresistas)

2º) Socialismo en Marx – Engels.

Para Marx y Engels el socialismo como primera etapa de la nueva sociedad, implicaba la construcción de una nueva sociedad que, desde el inicio mismo, era sinónimo de transformación en el fundamento estructural del proceso de producción/reproducción social, por tanto, un cambio de las relaciones de clase y simultáneamente del «modo de producción»: esta circunstancia desencadenaría una brutal guerra de la burguesía para mantener su status de privilegio y de explotación, en tanto los trabajadores ahora dueños del Estado y de una extensión mayoritaria de la producción asociada, se vería en la obligación de aplicar las nuevas leyes jurídicas a la subversión burguesa y su violencia de clase para imponer, progresivamente pero sin pausa, la desaparición de la explotación y del poder explotador, era la eliminación de la dictadura burguesa sobre la sociedad, suplantada por la dictadura de la clase trabajadora sobre esa burguesía agonizante, expandiendo la liberación económica y social.

De un modo extremadamente resumido digamos entonces que, para esa nueva sociedad post capitalista ambos sostenían que si los trabajadores se convierten en propietarios de los medios de producción (Producción asociada), esto significaría que, más temprano que tarde, dejarían de existir los capitalistas como propietarios privados y los trabajadores como asalariados subsumidos por éstos; esta abolición de la propiedad privada se convierte así en realidad únicamente e irreversiblemente cuando se acompañe, se determine, como supresión (abolición) del trabajo asalariado; de manera que, bajo esta condición, desaparecen las bases mismas de la producción por el capital, por tanto, el fundamento sobre el cual descansa la autonomización de las condiciones de trabajo respecto del obrero, con lo cual desaparecerán inexorablemente la explotación de clase y el fetichismo de la mercancía, del dinero y del capital.

Y ¿en qué consiste tal fetichismo? Pues en que los medios de producción se le enfrentan a los trabajadores bajo la forma de capital, y no pueden ser utilizados sino en la medida en que sea necesario para aumentar el plusvalor y el plusproducto para sus empleadores capitalistas, de manera que estos medios, como propiedad de esa clase, son los que emplean a los trabajadores, en lugar de ser empleados por los trabajadores como objeto, con la finalidad de crear la riqueza para la sociedad y, por supuesto, para ellos mismos sin ser sojuzgados por otros individuos que no trabajan pero se apropian de lo que no es resultado de su labor diaria.

Por tanto, si partimos de que el capital ya no existe más y que el propio trabajador, la clase trabajadora misma, se apropia del plusproducto y del excedente (no más plusvalor), en consecuencia, en este caso se podrá afirmar sin dudas de especie alguna que su trabajo es verdaderamente productivo para el conjunto social y no para una clase ociosa, explotadora del trabajo ajeno, como ganancia privada. De este modo es como se puede llegar a la construcción de una nueva sociedad en la que las condiciones materiales de la producción pertenecerán a los trabajadores asociados y ellos se comportarán a su respecto como lo que son por naturaleza: productos de su propia labor y los factores materiales (medios de producción) resultados de su propia actividad. Esto ya sería la etapa «socialista», cuyo objetivo definitivo apunta a la erección de una sociedad sin clases, sin Estado, sociedad comunista como su etapa final.

3º) Construcción no socialista de la URSS.

Las extremas carencias y necesidades pos 1ra. G.M. y la invasión militar de los países burgueses, impuso tareas inmediatas, perentorias, nada socialistas, de la política en la economía a los revolucionarios rusos. Comunismo de guerra; NEP; concentración y planificación de la economía por el Estado. Capitalismo de Estado.

Fue la relación establecida entre el capital estatal y el trabajo asalariado lo que determinó el carácter total del modo de producción en la URSS, como modo capitalista estatal de producción, nunca como socialismo, ni siquiera como «transición hacia…»; era pues capital que producía capital (del Estado) y lo hacía en la medida en que de esta manera producía un «excedente» como plusvalor, aunque el discurso ideológico del PCUS no lo reconociera y sostuviera que ya no había capitalismo ni capitalistas; verdad a medias: no había capitalistas privados, pero había capitalismo…¡de Estado!

En el Lenín de antes de tomar el poder en 1917 se encuentra la misma concepción fundamentada por Marx-Engels del socialismo, que sin embargo él modifica una vez que debe enfrentar las tremendas exigencias planteadas al pueblo ruso por la guerra, luego por las invasiones de países capitalistas, a lo cual se sumarían la destrucción del aparato productivo, el hambre, la desocupación, la inflación, etc. etc. hechos que durarían años, se inició el proceso modificación de aquella concepción.

A partir de 1921 con el liderazgo de Lenín se fue construyendo una situación particular. Con el Estado en poder del PCUS actuando de facto como propietario de los Mp, con la persistencia del trabajo asalariado y del campesinado, la eliminación de la burguesía como clase, se fue elaborando una interpretación del socialismo basada en que el Estado era obrero y planificaba la economía como opuesto directo del mercado capitalista. Esta forma de considerar lo que se estaba haciendo en Rusia, atrasada, devastada, arruinada, rodeada de enemigos hostiles y provocadores, significó una alteración-distorsión del materialismo crítico y analítico de Marx-Engels, suponiendo en el pensamiento de ellos lo que nunca sostuvieran: socialismo con propiedad estatal (Estado empresario); mantenimiento y expansión del Tw, apropiación estatal del plusvalor; creación de una franja de administración separada de la masa de los trabajadores; autoritarismo de gobernantes e instituciones sobre la clase toda a la que se denominaba «dictadura del proletariado» cuando jamás éste accedió a dirigir el Estado, dicho de otro modo: se mantenían propietarios (PCUS-Estado) y no-propietarios (trabajadores asalariados), no-trabajadores gestionando la propiedad (Nomenklatura) y trabajadores explotados, la relación era de esta manera capital/trabajo asalariado, el que fuera capital estatal no modificaba para nada el fundamento capitalista de tal relación pues ese capital pagaba a los trabajadores que se convertían en trabajadores «estatales» asalariados. Esto no era socialismo, pero así se lo difundió, se lo impuso, se lo etiquetó, y hasta hoy permanece en la cabeza de millones de dirigentes, militantes, políticos e intelectuales de izquierda en el mundo. Cuando Lenín advirtió, en las últimas notas que escribiera, que lo que se estaba construyendo no conducía a socialismo alguno se inclinó por rescatar las empresas cooperativas como el camino más seguro y efectivo para lo cual planteó la necesidad de financiarlas desde el Estado (Véase «Sobre la Cooperación», 4 y 6 de enero 1923); fue tarde; la muerte impidió que pudiera rectificarlo a partir de su autoridad teórica y personal. Stalin y el stalinismo, fue lo dramático y trágico de esta construcción falsamente concebida como «socialismo realmente existente», impuesto como verdad irrefutable del marxismo y que hasta hoy es lo que se puede ver en China, Viet-Nam, Cuba y Corea del norte.

Con posterioridad a la 2da. GM el discurso distorsionado planteado, sostenido y defendido de la etapa anterior, se había ya impuesto no habiendo forma ni quien lo refutara. La contradicción entre la apología y la realidad se mostraba, no obstante, con fuerza y fue derivando hacia debates toscos entre «reformistas» del socialismo con argumentos pro «libertad de mercados» y «ortodoxos» que repetían sus letanías sobre la oposición de mercado y socialismo de Estado. Ambos bandos partían de suponer que se estaba construyendo el socialismo, unos decían que éste requería, exigía, el mercado, los otros que no había razón ni lugar para tal a partir de que el Estado concentraba y planeaba los recursos, siendo este el «socialismo realmente existente». Unos como otros pensaban y actuaban completamente enajenados: ¡no había socialismo alguno en construcción» sino una variante nueva de acumulación de capital en manos de una fracción dirigente escindida y autonomizada de la sociedad, funcionando como propietarios «en función» de empresarios. Hubo sí algún funcionario o académico que en esa etapa alcanzó a preguntarse si lo que se estaba haciendo era, al fin y al cabo, socialismo. Es lo sucedido con el historiador Yuri Afanasiev, quien en referencia al proceso de desestalinización posterior a la muerte de Stalin, se preguntaba: «… ¿en qué medida Stalin fue el creador y al mismo tiempo, el producto del sistema que se consolidó mientras él se encontraba en el poder? Una semana después, Pravda le respondía: La cuestión se reduce a una sola pregunta: ¿la sociedad que se edificó en nuestro país es socialista». (Cfr. «Rusia: de Lenín a Putin»; Le Monde Diplomatique; Capital Intelectual; 2009.Cap. 3; Jean Jacques Marie; «Stalin, ¿un Calígula paranoico?; pág. 45.)

Esa pregunta que apuntaba al corazón mismo del proceso de construcción de la estructura económico-social, finalmente no fue respondida; se perdió en sostener una justificación del camino elegido en la década 1921-1928, con lo cual no se avanzó un solo paso en la dirección crítica-analítica de Marx y sus categorías materialistas, sobre el tipo capitalista de construcción y el fetichismo del Estado «obrero» como sinónimo de socialismo; lo increíble fue que se definía el socialismo por un elemento de la superestructura, el Estado, no por la estructura en la organización social del trabajo y de las relaciones de propiedad, o sea, el modo de producción.

La experiencia de Yugoslavia post 2da. G.M. presentó una variante más cercana a lo fundamentado por Marx-Engels: la autogestión obrera de las empresas. Pero la misma hubo de concentrar la agresión, el hostigamiento, los sabotajes, de la burguesía privada liderada por los EE.UU. y Europa occidental como así también de la URSS, primero por Stalin y luego por la burocracia gobernante rusa: ¡era la declaración de guerra de dos tipos de capitalismo, el privado y el estatal! Como no podía ser de otra manera, a lo anterior se le sumaron las propias dificultades de construcción interna; el Partido Comunista yugoslavo no dejó de imponer su autoridad en la política económica general y en particular en las empresas autogestionadas; este era el aspecto que la identificaba con la URSS y el nuevo campo socialista: no eran los trabajadores autogestionarios quienes tenían el poder estatal sino la fracción revolucionaria comunista que luchó contra el nazismo y el capital en la región de los Balcanes, también escindida de la población, la que además permanecía «desarmada» dada la existencia de un Ejército «profesional». Con todo, una vez desaparecida la URSS, los EE.UU. y Europa comandando la OTAN debieron bombardear salvajemente esta experiencia hacia fines del siglo pasado para evitar que «contaminara» a los trabajadores de otros países y regiones.

4º) Post URSS.

Ese capitalismo de Estado construido en la URSS se extendió luego al «campo socialista», pero al final, pugnó por quitarse su formalidad fetichista y desplegar abiertamente lo que era: capital con capitalistas «encubiertos» como funcionarios falsamente comunistas que obstruían el desarrollo de las leyes objetivas vigentes del capital hacia una acumulación capitalista libre de las insuficiencias y carencias bajo el mandato estatal: Rusia se desplazó del capitalismo estatal al capitalismo privado: no hubo fracaso socialista, no hubo socialismo autoritario; no hubo socialismo con deformación burocrática; no hubo derrumbe socialista; no hubo implosión del socialismo, sencillamente… ¡no hubo socialismo! Esta es la cruel realidad que aún no es aceptada por partidos, movimientos, intelectuales, académicos, dirigentes políticos, etc. Existe una multitud de ejemplos de lo que afirmamos. No nos referiremos a los varios escritores y militantes que ya en el 30 hasta el 70, en notas, ensayos, libros, advertían que en Rusia no se construía socialismo de ninguna naturaleza y que hemos mencionado en otros textos (Raya Dunayevskaya; Charles Bettelheim, entre otros muchos).

El progresismo como sustituto de la lucha por el cambio revolucionario post-capitalista

Características principales del discurso del progresismo y de la izquierda reformista

1º) Principio fundamental del socialismo: democracia a fondo».

2º) Mantener en la economía Estado y mercado.

3º) Políticas económicas «distribucionistas» en pro del trabajo.

4º) Confeccionar políticas económicas de crecimiento económico y justicia social.

Premisas de las cuales parten en su discurso:

1º) Mantienen la propiedad del capital, no buscan su eliminación.

2º) «naturalización» del trabajador asalariado en la «nueva sociedad.

3º) La sociedad del capital es «reformable».

4º) Los procesos de cambio revolucionarios no son viables.

¿Qué no advierten? Cuatro aspectos fundamentales:

1º) Pues la etapa histórica real de la lucha de clases actual: el Estado se convertido en ámbito decisivo de esa lucha ¿en qué consiste? En un campo de disputa de las clases trabajadoras y la clase capitalista, aquellas accediendo a la administración y buscando aplicar políticas populares, éstas oponiéndose a las mismas y desplegando recursos y políticas reaccionarias, terroristas, para mantener sus privilegios, desesperados planes para «retroceder» de esta situación en la que la igualdad y la distribución de la riqueza han alcanzado el status de «justicia social y económica», superando los discursos burgueses antiguos de que la clase trabajadora debe trabajar y carecer de derechos políticos, sociales, sindicales y económicos; su objetivo volver a los siglos XVIII/XIX europeo ¡esclavismo asalariado!

2º) Que han «naturalizado», exactamente como lo hiciera el PCUS en la URSS y en los actuales países capitalistas de Estado autodenominados «socialistas», la esclavitud del trabajo asalariado: pretenden «cambiar la sociedad» manteniendo las relaciones de explotación de la clase trabajadora por la clase capitalista, clase ésta última que se ha transformado ya desde hace más de un siglo en una fracción social «parásita», superflua para el proceso de producción asi como en su momento ocurriera con la nobleza terrateniente a la que la burguesía naciente, precisamente, le echaba en cara tal carácter.

3º) En conexión el punto anterior, no advierten, que el conjunto social de producción, distribución, administración y consumo, se realizan completamente por las clases trabajadoras asalariadas, desde el trabajo fabril «de planta» hasta el trabajo técnico y de ingeniería, pasando por el trabajo de Administración, supervisión, controles, etc. Los propietarios capitalistas brillan por su consuetudinaria ausencia y su absoluta inutilidad para cumplir tales actividades, sólo se dedican x su voracidad y rapacidad congénita a propinarse «dentelladas» y quiebras entre ellos en los famosos «mercados» del capital ficticio: es el carnaval de los papeles hoy trocados en sólo registros digitales.

4º) No alcanzan a ver la enorme importancia de algo que la historia enseña transparentemente: el Capital no acepta reformas ni cambios, salvo que lo beneficien a él, en ese caso Estado y políticas son los… ¡correcto! Si así no fueran, entonces, carecen de eficiencia, legitimidad, racionalidad, etc. con lo cual para desterrarlo desenvuelven todo tipo de accionistas terroristas, violando Constituciones, leyes, reglamentaciones, etc. que en su época fueron por él establecidas, en épocas que nadie soñaba que el «populus» pudiera acceder a la administración estatal y disputarle a la burguesía en el terreno de «su» propio Estado el status de sus privilegios.

Producción-circulación simple – Producción-circulación capitalista

Mercancía, dinero, precio, oferta, demanda, cambio, comercio, circulación, etc. son todos fenómenos reales anteriores al capitalismo y su expansión, éste se «monta» por así decir sobre tales relaciones mercantiles y al convertir en libre trabajador lo obliga a vender su Ft cual mercancía para producir otras mercancías, recibiendo una paga bajo la forma de salario con lo cual «descubre» las gallinas de los huevos de oro: paga un valor menor del que recibe objetivado en la masa de mercancías producidas, esto es, se queda con un plus por el que no ha pagado ¡Albricias! Canta el capitalista: he dado con la fuente de mi riqueza; lo que no le interesa y oculta por todos los medios es que, esa «su» riqueza, es el fruto del trabajo ajeno de cuyos resultados se apropia, generando así simultáneamente «pobreza» social que atribuye a la pereza, la holgazanería, la rutina, etc. de quienes son explotados y encima escarnecidos, es el discurso del… ¡esclavista!

FHA. Noviembre de 2023

Un comentario en «Hablemos de socialismo»

  • el 20 febrero, 2024 a las 9:22 pm
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    Al fin leo algo que esclarece la disyuntiva actual entre Capital VS Trabajo… El progresismo en la balanza de algunos *”procesos socialistas”* … No puede existir SOCIALISMO mientras exista el trabajo asalariado y la plusvalía siga siendo apropiada por un ser diferente a quien la produce , llámese Empresario o. Estado…
    Las herramientas enajenadas del capitalismo deben ser destruidas totalmente para caminar hacia la transición socialista . Apropiación del plusvalor para quien la trabaja sin dar pie a la creación de Mercancía.
    Importante para el debate sobre preconceptos establecidos como normas ortodoxas que se prestan a confusión …
    Progresismo=Socialismo por ej y que mediatizan el debate ideologíco

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