Un punto de encuentro para las alternativas sociales

La permanencia de la cuestión meridional

Joan Tafalla

“La cuestión meridional es uno de los problemas esenciales

de la política nacional del proletariado”

Antonio Gramsci, 1926[1].

Joan Tafalla[2]

Quiero hacer unas reflexiones, un poco desordenadas, sobre la permanencia de la cuestión meridional en el contexto de la Unión Europea. O si lo queréis llamar de otro modo, de las relaciones centro-periferia en una sistema imperialista y sobre sus consecuencias sobre el hecho nacional. Mi intervención va de problemas como la soberanía, la democracia, la autodeterminación de los pueblos, en marco del proceso de la construcción de un nuevo estado imperialista europeo.

Norte/Sur; Catalunya/ España; Alemania/ Mezzogiorno europeo.

Artur Mas, nuestro gran timonel, se reunía el pasado cinco de octubre de 2015 con la comisión sobre asuntos españoles del Bundestag, o sea del órgano de soberanía de una de las naciones fuertes dentro de la Unión Europea. No conocemos el conjunto de su intervención. Conocemos lo que nos dice la prensa que, lógicamente siempre es menos que la realidad. Artur Mas intentando que los diputados alemanes entendieran su proyecto les dijo lo siguiente:

Decía Mas a los diputados alemanes: “ Como catalanes entendemos perfectamente que sus decisiones dependen de su opinión pública ( es decir no pueden conceder aquello que equilibraría la situación, j.t.) porque «La situación de Alemania respecto a la UE es similar en algunos aspectos a la de Catalunya respecto del estado español … En Europa, Alemania paga mucho y manda bastante, en cambio en España, Catalunya paga mucho y no manda nada«[3]. El tono de Mas mostraba una auto-ironía amarga con respecto a la situación de esa fracción de la burguesía española que es la burguesía catalana. Está claro que la burguesía catalana es una fracción de la burguesía española. Una burguesía hoy muy internacionalizada. Una parte del conflicto en Catalunya es un conflicto entre diversas fracciones de la burguesía española por los cada vez menores recursos disponibles, producto de las políticas de la UE y de treinta y cinco años de pertenencia a la UE. Un conflicto que expresa la competencia cada vez más feroz entre esas fracciones de la burguesía. Quiero señalar el objetivo de Mas no es la independencia de Catalunya. Aquí no me extenderé en esto.

Uno de los núcleos centrales de lo que hoy está de moda llamar el régimen del 78 fue la integración de España en un área internacional de libre comercio ( de las cuatro libertades del liberalismo), esta integración se completo en un ignominioso Tratado de integración en 1985, que la burguesía española y dentro de ella la burguesía catalana aplaudieron con la orejas[4].

La Unión europea no es solamente una máquina de explotación de la periferia por el centro, no es sólo un gran mercado para vender los productos de las potencias y un gran espacio para conseguir fuerza de trabajo barata. La mundialización ha cambiado muchas de estas cosas. Y la mundialización ha incidido en el estado español y ha roto el bloque histórico que se constituyó en torno a los Pactos de la Moncloa y a la Constitución, ha roto el equilibrio de fuerzas entre las diversas fracciones de la burguesía. La Unión europea se ha mostrado como un artefacto destructor de los viejos estados-nación construidos

La Unión europea es un mecanismo que enfrenta a los pueblos los unos contra los otros. La Unión europea destruyó la unión multinacional en Yugoslavia. Y en nuestro estado, este fenómeno está presente de manera muy fuerte. La solución para Catalunya no es constituirse en una especie de Marca hispánica del imperio franco alemán frente a los bárbaros del sur, frente a Al Andalus, que es lo que intenta Artur Mas. Aunque Mas no quiera reconocerlo, Catalunya continúa siendo el sur. El sur de la Europa alemana. Y el centro la continuará tratando como una periferia. La cuestión meridional sigue vigente también para Catalunya. Esta no es la salida, la salida es la autodeterminación de los pueblos, el romper con los viejos estados, pero unir a los pueblos, unir libremente a los pueblos para defenderse de la UE.

Pero la alternativa no es la recentralización que defiende el PP. El estado español, después del robo de soberanía al que le ha sometido la construcción de la UE como estado, ya no volverá a ser lo que era. Y la recuperación de su vigor no vendrá de la liquidación de las competencias de las autonomías. Si los catalanes queremos romper con este estado, hay que romper con el otro estado que se está construyendo en Europa que es la Unión Europea. Esto forma parte del paquete. Recuperar la soberanía significa todo esto. No podemos, compañeros, separar la Unión Monetaria de la Unión Europea. Os invito a leer el documento de los cinco presidentes que analicé en mi intervención de ayer. Leedlo, a ver si llegáis a la misma conclusión que he llegado yo[5].

Es decir, si queremos la autodeterminación de los pueblos en el Estado español debemos pensar que esa autodeterminación es incompatible con la Unión europea. Y no podemos olvidar que los pueblos se tienen de unir en una perspectiva de cooperación internacional para defenderse de la agresión del imperio. Es decir, habrá que federar, confederar, habrá que crear instrumentos en las áreas de la periferia para crear un área de cooperación económica solidaria entre los pueblos meridionales.

Hoy no podemos saber qué país del sur saldrá antes o después de la UE. Lo que sabemos hoy es que el orden reina en Atenas, eso si lo sabemos. Pero no sabemos por donde estallará la UE. Sí sabemos que un solo pueblo separado de la UE será un pueblo vulnerable. Y tenemos de aprender de América Latina, donde los procesos revolucionarios se han abierto en el marco nacional pero han tenido de buscar acuerdos entre ellos para defenderse el imperio del Norte. Frente al ALCA de los USA, el ALBA. Aquí no lo llamaremos ALBA, estamos ya un poco hartos de seguir imitando modelos de otros sitios. Pero ésta es la perspectiva. No hay salida nacional, aunque seguramente el estallido de la UE empiece por alguna de las naciones o de los pueblos existentes. Pero esa nación o ese pueblo fuera de la UE no va poder defenderse por si sólo. Creo esa perspectiva que debe quedar clara.

Grecia: la prueba del algodón.

Ahora os diré algo quizás os sorprenda: yo estoy muy agradecido al compañero Tsipras y a ese movimiento llamado Syriza. La verdad es que estoy muy agradecido. ¿Por qué? Pues por que estos compañeros nos han mostrado ( a quien quiera escuchar, por que hay gente que no escuchará, hay gente de nuestra izquierda, española, catalana, tanto da, que tiene en la cabeza el eurocentrismo y el europeísmo y no se van a bajar del burro) pero a quien quiera escuchar la experiencia griega les ha mostrado que un programa reformista como el de Salónica no se puede aplicar dentro de la UE.

Yo no estoy contra el reformismo. Todas la revoluciones han estallado por que la gente pedía cosas reformistas: pan, trabajo, paz era lo que pedía la gente en 1917 y empezó una revolución de tamaño mundial pero la gente pedía llegar a final de mes, simplemente pedía vivir. Esa reivindicación radical era contradictoria con el capitalismo y ello la transformé en motivo de ruptura. El programa de Salónica, que yo he leído y trabajado con mucho detalle es un programa magnífico contiene todas las medidas que se están planeando por aquí, recoge las peticiones de los movimientos sociales… o sea, lo trabajaron muy bien los compañeros de Syriza.

Pero ese programa es una utopía inaplicable dentro de la UE. Decir que ese programa se puede aplicar dentro de la UE es mentir. No sólo dentro del euro, no solo dentro de la Unión Monetaria, dentro de la Unión Europea. Dentro de la UE no ninguna posibilidad de aplicar un programa como el de Salónica. Si Pablo Iglesias nos presenta un programa como el de Salónica en las próximas elecciones, como él no es tonto, estará engañando conscientemente a todos sus votantes. Así de simple. Y si otras fuerzas de la izquierda presentan programas similares sin decir que para aplicarlos hay que salir de la UE también mentirán.

Si queremos comer tortilla, hay que romper el huevo. No he logrado nunca hacer una tortilla sin romper el huevo. Quiero llegar a fin de mes, quiero tener corriente eléctrica, quiero que la juventud tenga un futuro, quiero que haya pleno empleo, quiero que haya un crecimiento sostenible con el medio ambiente… en fin todo esto… todo lo que ponemos en los programas electorales y somos muy detallistas. Si quiero todo esto, tengo que romper el huevo. No hay otra.

Un poco de jacobinismo, por favor.

No creo que hoy haya que levantar un programa de la revolución socialista. Hoy hay que levantar un programa democrático, popular, nacional y decirle a la gente que, si quiere eso se tiene que armar de coraje y… coger coraje, compañeros, falta jacobinismo en esta izquierda. Jacobinismo entendido como lo entendía Antonio Gramsci, como coraje, como valor para enfrentarse a las consecuencias de lo que decimos[6]. Por que decimos cosas y, luego, cuando llega la hora de la verdad, entonces… nos sentamos con frau Merkel, nos sentamos con Donald Task y éste a las seis de la mañana nos dice: “Compañeros de aquí no se levanta nadie hasta que se firme…” y firmamos el Tercer memorándum. Un memorándum peor que los firmados por el PASOK o por Nea Demokratia.

Este es nuestro drama, nuestro drama es un drama de actitud, de falta de jacobinismo, de talante revolucionario. No en el sentido de qué ponemos en el programa, … los papeles lo aguantan todo. Creo que en el programa hay que poner cuatro cosas. Aquellas que pensamos que son las justas, las adecuadas a las demandas de las masas, la adecuadas a la etapa que atravesamos. Pero debemos estar dispuestos a morir por ellas. Por ese programa, por el vaso de leche para todos los niños, como Salvador Allende. Pero por esto estamos dispuestos a morir. El vaso de leche para cada niño, la reforma en esta fase va en contra del capitalismo. Si le damos el vaso de leche a cada niño, el capitalismo en la fase en que se encuentra no lo puede permitir y eso transforma el vaso de leche en un programa revolucionario. Más jacobinismo.

Rompamos desde el Sur.

Y acabo con el momento que estamos viviendo en este encuentro. Este encuentro ha sido muy importante. Pero no lo vamos a magnificar. Queda mucha tela por cortar, mucha. El retraso que llevamos todos… yo el primero… es inmenso respecto al proyecto de futuro ese estado europeo, de ese Déspota Ilustrado que es la UE.

Somos muy diversos. Nos hemos escuchado, pero aún no hemos podido profundizar en lo que dice el otro. No hemos tenido tiempo de escucharnos más. Debemos avanzar firmemente hacia una coordinación, eligiendo el marco donde es posible.

Pero ninguna cadena se ha roto nunca por todos los eslabones a la vez. Las cadenas se rompen por el eslabón más débil. A mi modo de ver, el eslabón débil está hoy en la periferia Sur. Claro que hay una periferia en el Este. Pero, ¿qué correlación de fuerzas, hay allí? ¿Vamos a esperar a los compañeros lituanos que hacen homenajes a las Waffen SS? Y es clase obrera la que hace eso. ¿Vamos a esperar a que ellos estén dispuestos?¿ Vamos a esperar a que la clase obrera alemana, nos ayude, a que haga la revolución? Los estamos esperando desde 1919.

Entonces… vamos a empezar nosotros, cuatro, cinco países de la periferia sur, donde las contradicciones están más maduras. Empecemos por coordinarnos. No demos ningún paso adelante por encima de nuestras posibilidades. Aquí se han presentado propuestas por parte del compañero Périchaud, estudiemos estas propuestas, entre todos. Acojámoslas pero hoy no lo vamos a resolver. No hay tiempo.

Pero sobre todo, a los negristas, a los nuevos europeístas digámosles: el pueblo europeo no existe, hoy. No hay un demos europeo que se pueda apoderar de la UE. No existe. Ojalá existiera, pero no existe. La clase obrera es internacional por su contenido, si. Pero ya nos dijo Marx en el Manifiesto que el marco de lucha era nacional. Lo era claramente en 1848 y, a pesar de los avances de la internacionalización del capital, de la mundialización, aún lo es. Por tanto, empecemos en nuestro marco nacional, empecemos en el marco del sur. No esperemos a los lituanos ni a los alemanes, o a los ingleses y, rompamos desde el Sur.

Es por ello que os hablo de la permanencia de la cuestión meridional.

[1] Antonio Gramsci, Algunos temas de la cuestión meridional, in Escritos políticos (1917-1933), Buenos Aires, Cuadernos de Pasado y Presente, nº 54, 1977, p. 306.

[2] Transcripción de la intervención oral de Joan Tafalla en la mañana del 11 de octubre de 2015. El autor ha modificado algunos pasos de la misma de acuerdo con el esquema escrito que le servía de apoyo.

[3] ARA, edición digital Mas assimila la situació de Catalunya amb Espanya amb la d’Alemanya a la UE però sense poder polític. http://m.ara.cat/politica/Mas-Catalunya-Espanya-dAlemanya-UE_0_786521490.html

[4] Una crítica del Tratado de Adhesión de España al Mercado común en Joan Tafalla, ¿Queremos crear empleo? Salgamos del euro y de la UE, descargable de https://espai-marx.net/ca?id=8716 . También en La Proposta comunista front el Mercat Comú. Terceres jornades del PCC sobre la CEE, 1989, en http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=2059 . O en: Frente al Mercado Común, en http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=2051

[5] Véase Joan Tafalla, El proyecto de los cinco presidentes de la UE de 22 de junio de 2015, Gobernanza monetaria y económica, contra soberanía y democracia, en este mismo libro.

[6] Antonio Gramsci, entre las numerosas referencias al jacobinismo como creación de una nueva voluntad colectiva presentes en los Cuadernos podemos citar la siguiente: “ Es necesario definir la voluntad colectiva y la voluntad política en general en el sentido moderno, la voluntad como conciencia operativa de la necesidad histórica, como protagonistas de un real y efectivo drama histórico”, Noterelle sul Machiavelli, QC 13( XXX) § 1, Quaderni del Carcere, Edizione critica dell’Istituto Gramsci, a cura di Valentino Gerratana, Torino, Einaudi Editore, 1975, p. 1559.

 

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