Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Porque el capitalismo es incompatible con la democracia

Pablo G. V.

07.11.06

Las palabras tienen dueño aunque la propiedad nunca sea eterna. Dicho de otra forma: el lenguaje y las palabras conforman otro frente en la guerra ideológica de la lucha de clases. En ese sentido, lo que nos dice la realidad es que hemos sufrido la expropiación de la palabra «DEMOCRACIA». El presente trabajo pega 8 tiros democráticos en la cabeza del capitalismo, con el fin de destruir el mito de la democracia dentro del capitalismo.

El también llamado ‘sistema de mercado’, capitalismo para los amigos, o en la intimidad de la burguesía, tiene intrínsecamente una serie de contradicciones antagónicas y estructurales suficientes como para que todo «buen demócrata» se replantee si existe vida democrática dentro del mundo capitalista. A ‘Democracia’, le daremos el significado de poder equitativo entre ciudadanos trabajadores.

Estas son las principales contradicciones congénitas entre democracia y capitalismo:

1) Naturaleza plutocrática del mercado capitalista: (1 euro, 1 voto). La desigualdad de rentas tanto salariales como de capital, sin tener en cuenta la contribución social del trabajo y las necesidades personales, ejerce dentro de las relaciones mercantiles-monetarias un desequilibrio de poder adquisitivo que tiene su reflejo en un desequilibrio de poder político por la capacidad del dinero de: comprar voluntades, tener cuotas de poder mediático y por ser medio de ascender en status o clase social.

2) Oligarquía como verdadero partido único del régimen burgués: Es el verdadero centro de decisiones estratégicas en lo político y económico, donde reside la soberanía política en el capitalismo. La clase política y el parlamento son simples mercenarios a su servicio, o al menos, su actividad sólo es libre mientras no toque los intereses de la clase dominante. El gobierno simplemente es una estructura tecnocrática que sigue los impulsos de la oligarquía económica y financiera.

3) Estructura de partidos antidemocrática: Los corruptos partidos burgueses, desde el PP hasta IU, pasando por grupos nacionalistas asimilados al sistema, no se rigen por principios democráticos pues no dejan de ser empresas de marketing del voto que siguen una lógica de arribismo personal y competencia por el reparto del presupuesto del Estado. Muchos camaradas de Corriente Roja hemos vivido, en el pasado, como funciona el que teóricamente es el partido más democrático de España: IU, y hemos padecido todo tipo de ataques a la libertad de expresión y la democracia interna. Están todos dominados por el caciquismo y la corrupción inmobiliaria, como últimamente ha tenido que reconocer el gobierno de ZP por el desorden institucional que está creando. Ese lumpenparlamentariado sólo busca ascender de categoría social como alternativa al mercado laboral. En el caso de IU, cumple además una función de paralización del movimiento popular y de colchón del sistema, como bien decía un editorial del ABC.

4) Lógica del lucro y la competitividad: Entendidas como forma de división y empobrecimiento (absoluto y relativo) económico e intelectual entre la clase social mayoritaria: l@s trabajadores/as, y en beneficio de la clase dominante: los capitalistas.

5) Sociedad mediática, libertad formal y elecciones burguesas: Las arbitrariedades en este capitulo son varias: leyes electorales que no representan el voto real, la estructura mediática no da acceso a los que no tienen dinero para comprar su cuota, la libertad es formal porque es a condición de no usarla, ejemplos hay muchos: Frente Popular en España, Allende en Chile, Chávez en Venezuela,… si el candidato que gana no juega en el equipo de la burguesía, se cambian las reglas del juego (golpe de estado) y gana quien tiene que ganar…

6) Naturaleza imperialista del capitalismo: La necesidad intrínseca de buscar nuevos mercados de venta, buscar mano de obra barata y asegurar la materia prima a bajo precio, así como la competencia interimperialista de burguesías, provoca el sometimiento de pueblos, el enfrentamiento entre los mismos, y a que haya un freno al desarrollo económico del tercer mundo por las alianzas entre el capital imperialista y los sectores locales corruptos y reaccionarios; asimismo las relaciones comerciales internacionales, por el proteccionismo agrario y por el mayor valor añadido de los productos industriales en relación con los agrarios, suponen otro ‘palo en la rueda’ del desarrollo. Mantener el ‘status quo’ de pobreza en el mundo es, obviamente, incompatible con los fundamentos de la democracia.

7) La explotación como realidad invisible del capitalismo: Coloquialmente se suele utilizar explotación como una explotación física, aquí la utilizaremos en sentido económico y sobre la base del análisis de Marx en ‘El Capital’ (la teoría laboral del valor). La plusvalía es la riqueza que generan los trabajadores, por encima del valor de sus salarios, pero que, sin embargo, no tienen derecho a administrar tanto para aumentar sus salarios como para decidir que hacer sobre los fondos de inversión. Así pues, por mucha carcasa democrática, si en las relaciones sociales de producción determinan que la propiedad de los medios de producción va a cargo de los capitalistas, por deducción, los asalariados serán una clase social oprimida y explotada por carecer de poder político sobre la producción (función básica social) y sus beneficios. En consecuencia, sobre una base económica capitalista no puede haber democracia; a lo sumo, puede haber un pluralismo que no choque con los intereses de la clase dominante.

8) La empresa capitalista tiene una estructura interna autocrática: «Todo el poder para el propietario», ese sería el lema que rige en el actual sistema; o si nos ponemos rigurosos por el actual mundo de las sociedades anónimas y el mercado bursátil, quien tenga mayor cuota en el consejo de administración, es quien tiene el poder. Nadie podrá poner en duda que en el tiempo donde los trabajadores venden su fuerza de trabajo, están sometidos a una esclavitud moderna al servicio del propietario. La libertad del trabajador sólo la puede hacer uso para romper el contrato, pero en todo caso, sólo podrá cambiar de una empresa por otra, pero nunca de relaciones de producción. Una libertad sin opciones. Existe un matiz importante, los trabajadores del sector público burgués, que a pesar de no basarse en el lucro privado, también están oprimidos política y económicamente por su carácter antidemocrático y al servicio de las necesidades del orden imperante. Otro caso es el de las cooperativas, que siempre tendrán limitaciones en su supervivencia en el mercado, y si sobreviven, lo más probable es que les engulla el capitalismo, como las cooperativas de Mondragón. A pesar de ir a contracorriente, existen experiencias positivas en el cooperativismo político, como el caso de Marinaleda.

Conclusión:

Todos los apologistas de la democracia liberal tendrán que contraargumentar estas contradicciones. O más sencillo, que respondan a esta pregunta: ¿Por qué Emilio Botín tiene más poder político que yo, si los dos tenemos el mismo derecho a votar cada 4 años?

Desde luego, el capitalismo ha supuesto históricamente un gran avance respecto al feudalismo, pero su funcionamiento interno está basado en el beneficio de una minoría social. El materialismo histórico nos indica que la única clase social que puede tomar el relevo progresista de la humanidad es la clase obrera, con la ayuda del campesinado en países subdesarrollados. Así pues, no hay más conclusión que la de destruir las relaciones de producción que dominan la base económica capitalista, pero eso no es nada fácil, ni se hace por la vía de decretos, ni cae del cielo. La transición al socialismo es un tema que desborda los objetivos del presente artículo, pero que conviene su estudio tanto desde el plano de la voluntad política como del desarrollo natural del socialismo con sus propias leyes internas. En ese sentido, recomiendo a Lenin en sus últimos escritos de las Obras Escogidas y al economista pero no menos bolchevique Nikolai Bujarin en: “Teoría de la transición al socialismo”, “Los problemas de la edificación socialista“, “Testamento político de Lenin”,…

Como militante de Corriente Roja, comparto el objetivo de la lucha por el socialismo como proceso revolucionario emancipador anticlasista y antipatriarcal que sea superador del orden institucional burgués y machista, que acabe con el dominio de la nueva feudalidad financiera que nos somete con sus hipotecas; y sobre esa negación, construir una nueva sociedad donde la democracia y el bienestar material esté orientada por los principios de dar a cada cual según su contribución social del trabajo y según sus necesidades. En consecuencia, la lucha por la democracia (no burguesa), es la lucha por el socialismo.

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