Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Modo de ser y problemas de conocimiento de lo social-histórico

Josep Traverso

Modo de ser y problemas de conocimiento de lo social-histórico[1]

Josep Traverso

Al igual que otras ontologías que reivindican la historicidad del ser que vive en sociedad, el pensamiento de C. Castoriadis se ha enfrentado al problema del posible o imposible conocimiento de las formas históricas del pasado. Lo ha hecho, al menos en una ocasión que nosotros sepamos, en su artículo Modo de ser y problemas de conocimiento de lo social-histórico, incluido en su libro, Figuras de lo pensable.

Ha establecido, en grandes líneas, la magnitud de la tarea, su “carácter abismal” y la imposibilidad de cerrar el círculo del conocimiento del pasado.

Su convencimiento de que ser social e historia no pueden ir por separado lo prueba ese binomio “social-histórico” que el filósofo gusta de utilizar y que defiende afirmando que “como la sociedad no puede existir sin este autodespliegue en el tiempo, como la sociedad es, en efecto, este autodespliegue en el tiempo, hablaremos más bien en términos filosóficos de lo social-histórico.”(254)

Para Castoriadis aquello que define una sociedad es el complejo de significaciones imaginarias sociales que aquella crea; ese especial y único eidos se habrá perdido para siempre con su desaparición y que sólo con enormes dificultades accederemos a ese mundo de significaciones únicas, las propias de cada sociedad.

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Republicanisme et droit naturel à l’époque moderne

Républicanismes et droit naturel à l’époque moderne

Des humanistes aux révolutions des droits de l’homme et du citoyen

Colloque international

Paris, 5 et 6 juin 2008

IHRF – Paris 1 ICT– Paris 7 CHISCO – Paris 10

Depuis la parution des principaux travaux de Caroline Robbins (The Eighteenth Century Commonwealthmen, 1958), de Zera Fink, (The Classical Republicans…,

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Para instruirse en ética ciudadana y en asuntos afines y no afines

Salvador López Arnal

Para instruirse en ética ciudadana y en asuntos afines y no afines

Salvador López Arnal

El Viejo Topo

Carlos Fernández Liria, Pedro Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero, Educación para la ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de Derecho. Ilustraciones de Miguel Brieva. Akal, Madrid, 2007, páginas 239.

Son datos de Cataluña pero no creo que sean muy distintos en otros territorios. En el anexo 5 de un documento de junio de 2007 del departamento de enseñanza de la Generalidad de Cataluña, cuyo título -“Implantació dels ensenyaments LOE a l’educació secundària obligatòria a partir del curs 2007-2008”- no exige traducción castellana, se indican los mínimos por asignatura en la asignación horaria global de los tres primeros cursos de la ESO, al igual que en 4º curso. Sumando ambas asignaciones, el alumnado catalán deberá recibir, por ejemplo, un mínimo de 335 horas de Matemáticas, de 280 horas de Ciencias Sociales, geografía e historia, o de 405 horas de catalán (incluida literatura) o castellano. Si el alumno toma la opción “Religión” –opción no obligatoria pero que, probablemente, será muy mayoritaria en muchas escuelas concertadas subvencionadas con dinero público, al mismo tiempo que estará mucho más presente en los centros públicos que en otros períodos- el número mínimo de horas recibidas de esta materia -que según parece deducirse de algunas declaraciones no educa en valores o, por el contrario, es la única que puede hacerlo por derecho papal o designio de la Historia- será de… ¡175!, es decir, el 52,24% de las horas de formación matemática del alumnado, el 62,5% de su formación en el ámbito de las ciencias sociales, o el 43,2% de sus horas de catalán o castellano. No pretendo ser malintencionado pero no recuerdo si la presencia de la religión o la FEN en tiempos del franquismo, sin olvidar desde luego que entonces era de obligado cumplimiento, alcanzaba esas asignaciones horarias y esos porcentajes comparativos.

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La Censura del Vaticano a Jon Sobrino. Lectura para Semana Santa

Sanjuana Martínez

Ratzinger desconoce la Teología de la Liberación, señala el sacerdote jesuita. Culpa de sanción al cardenal López Trujillo. Le reprochan destacar lo humano de Cristo.CENSURA VATICANO OBRA DE JON SOBRINO: LECTURA PARA SEMANA SANTALa Jornada

6 de abril de 2007

Por SANJUANA MARTINEZ para La Jornada.México.

La doctrina católica del jesuita Jon Sobrino, uno de los grandes exponentes de la teología de la liberación, "puede derivar en un daño grave para los fieles", dictaminó el Vaticano en una «notificación» oficial que pretende censurar dos de sus principales obras teológicas, porque supuestamente destaca "lo humano" de Jesucristo, en lugar de su "divinidad".

El teólogo vasco de 69 años, radicado en El Salvador desde hace 50 años, defiende "la liberación de los pobres" y sus libros constituyen un referente académico en decenas de seminarios. Es director del Centro Monseñor Romero de la Universidad Centroamericana, donde imparte clases de Cristología e Historia de la Iglesia, y un sobreviviente de la matanza perpetrada por militares salvadoreños contra los seis jesuitas de ese centro de estudios incluido el rector Ignacio Ellacuría, ocurrida hace 27 años y aún impune.

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Dos en uno. François Cusset, French Theory. Foucault, Derrida, Deleuze & Cia, y las mutaciones de la vida intelectual en Estados Unidos

Salvador López Arnal

Dos en uno

François Cusset, French Theory. Foucault, Derrida, Deleuze & Cia, y las mutaciones de la vida intelectual en Estados Unidos, Melusina, Barcelona, 2006 (original francés 2003), traducción de Mónica Silvia Nasi, 379 páginas.

La filosofía, dicen, suele ser muy aburrida y los filósofos, dicen también, son una de las especies existentes más soporíferas. Pero no siempre: toda norma, incuso esta misma regla, tiene su excepción. Circula un chiste en “el ambiente” -filosófico, of course- que cuenta Bouveresse en una entrevista con Lucien Degoy y Jérôme-Alexandre Nielsberg (sin permiso, nº 1, 2006, pp. 199-200): “[…] A menudo se dice que, en lo que en los Estados Unidos ha sido llamado “la teoría francesa”, el término “teoría” se utiliza de forma intransitiva: conviene evitar preguntar, de un modo que sería calificado de “positivista”, de qué tipo de hechos, exactamente, la “teoría” constituye la teoría”. Espléndido… aunque algo cruel y en el fondo equivocado: la “teoría francesa” pretende ser teoría de algo, aunque ese “algo” no siempre esté suficientemente delimitado (Cabe preguntarse, eso sí, si no es simple inconsistencia o mera publicidad adjetivar una teoría con un término geográfico-nacional). Barthes señalaba, por ejemplo, recuerda el propio Cusset, que teoría francesa designa cierta discontinuidad, una naturaleza fragmentaria de la exposición, análoga a enunciaciones de tipo aforístico o poético, un combate para agrietar la simbología occidental, ya que la teoría disuelve el significado constantemente y lo excluye como representante de la monología, de la determinación, de todo lo que no da cuenta de la multiplicidad (p. 114).

Otra cosa es que la teoría “francesa” sea una teoría en alguna acepción usual del término o más bien sea un término usado con nuevo significado. Así, la misma definición de Deleuze que abre el volumen: “La teoría es en sí misma una práctica, tanto como su objeto. No es más abstracta que su objeto. Es una práctica de los conceptos, y hay que juzgarla en función de las otras prácticas con las que interfiere” (p. 13), o la que construye el propio Cusset: “la nueva theory, francesa o simplemente “literaria”, de profunda implantación en los departamentos de literatura desde hace treinta años, es misteriosamente intransitiva y no tiene más objeto que su enigma: es, ante todo, discurso sobre sí y sobre las condiciones de su producción –y, por consiguiente, sobre la universidad-. De algún modo constituye el efecto institucional de la desaparición de la literatura como categoría delimitada, de una extensión de su territorio pareja a la de su indefinición” (p. 109). Debo confesarlo: tengo problema con varias pasos de la última definición, aunque debe recordarse que el mismo Cusset habla a veces de la indefinición de la teoría: “No sorprende, pues, que la teoría, a pesar (o quizás a través) de su indefinición, se transforme en objeto de debates universitarios tan impensables en Francia como el que hizo furor en 1982-83 en las columnas de la revista Critical Inquiry bajo el título “Against Theory” (p. 112). El autor llega incluso a establecer, por encima, dice, de la teoría racional de la ciencia occidental (sin aclarar el sentido de este enunciado), una vinculación entre esta theory estadounidense, de base francesa, concebida como práctica de lo indefinido, confusión de fronteras, y la theoria presocrática celebrada por el mismísimo Martin Heidegger:

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