Maestro del lenguaje escénico
Antonio Ruiz
Teatro: MIO CID (Basada en: Cantar de mio Cid -original-)
Ayer pude ver el último montaje teatral de José Luis Gómez en Santander. Fue estrenada en octubre de 2020. Posiblemente sea el último que interprete, simplemente por edad.
José Luis Gómez García: maestro teatral y su lenguaje.
Gómez no es de los más conocidos en el medio popular, pero sí lo es en el mundo teatral. Se inició hace cincuenta y cinco años de forma casual. Su padre, hotelero onubense, le envió a estudiar idiomas a la Europa de principios de los sesenta. Empezó en París y pronto pasa a Alemania. En este país conectó fuertemente con su cultura y le sorprendió la riqueza de su idioma, de tal forma, que estudió arte dramático y acabó representando La Vida es sueño en alemán (en la representación nos da una muestra). Estudia y conoce a muchos personas del arte escénico y viaja a otros países, siempre, estudiando y practicando técnicas teatrales y de lenguaje. Al final de los sesenta comienza a realizar sus propios montajes teatrales. En 1971, por cuestiones profesionales, vuelve a la península con una adaptación de Kafka: Informe para una academia (1917) que fue representado por el territorio (fue el primer montaje que le vi en el teatro Capsa de Barcelona a mitad de los setenta). En 1976 se estrena la primera película que interpreta, Pascual Duarte basada en en libro de Cela y dirigida por un buen director, Ricardo Franco, relato que me impresionó y considero la mejor interpretación de Gómez en comparación con las posteriores, esta película no sería igual sin su presencia y el original ambiente que crea el director (la recomiendo a quienes no la han visto).
En el mundo del teatro nuestro autor se ha ganado un reconocimiento plural. Siempre ha sido un trabajador de su oficio, intentando crear nuevas vías expresivas manteniendo los valores adquiridos de anteriores maestros. En sus montajes no busca innovaciones espontáneas, indaga el ir más allá partiendo de una base sólida. Con este concepto creó el grupo de teatro La Abadía en 1992 del que han surgido interpretes y directores teatrales interesantes activos en este momento. Lo tuvo que dejar por enfermedad.
Su trayectoria le ha llevado a ser miembro de la RAE desde 1011 con la letra Z. Se da un hecho en esta situación. En el pleno para ser admitido algunos académicos alegan que no tiene nada original publicado, hecho que él reconoce, uno de los que le proponían (Emilio Lledó y Francisco Nieva) sale en su defensa argumentado que el lenguaje humano es anterior a la escritura, incluso a Homero. Esto es coherente con Gómez. Él se expresa con gesto, sonidos, que unidos compendian el lenguaje, transmiten el sentimiento, deseo, egoísmo, envidia, piedad, amor.
Montaje
Gómez lleva trabajando el Cantar de mio Cid desde antes del 2015. Posiblemente para exponer ante la RAE la importancia del lenguaje, como hizo, o por las críticas que recibió en su entrada. Gómez se centró en aprender el lenguaje que se hablaba en Burgos en el S. XII, y le costó seis meses dominarlo y exponerlo ante los académicos. Posteriormente tuvo la idea de realizar un montaje teatral para difundirlo. Este parece ser el punto de partida de este original montaje teatral que él titula como Mio Cid basado en Los cantares de mio Cid y va haciendo bolos por varios continentes (incluso China, dice).
La representación se divide en tres cantares con una breve orientación entre uno y otro. Se inicia el dialogo y vas notando la dificultad de entender el idioma del juglar en ese escenario vacío con una pianista casi oculta que, más que notas, a veces, emite sonidos al compás del movimiento del interprete. La primera aclaración nos explica, en castellano actual, las diferencias sonoras y las raíces que las conjugan. En el segundo cantar tienes la impresión de entenderlo mejor. En la segunda pausa orientativa recibimos una breve clase de como se constituye el lenguaje; las vocales, consonantes, su coordinación física expresiva. Continua el tercero y último cantar y ya estás tan integrado en la representación que lo comprendes todo, y cuando va finalizando, deseas que te vuelvan a orientar y seguir. La representación te ha atrapado. Esta es la riqueza de este, aparentemente, sencillo montaje teatral. Para conseguir ese efecto hay detrás mucho trabajo creativo y tiempo dedicado.
Lo más significativo y digno del montaje es que partiendo de elementos sencillos e idioma incomprensible, con grandes posibilidades de perder al público, en la última parte te lo has ganado y quiere más. Con un solo actor, de ochenta y tres años, interpretando diversos personajes con acento raro, eso sí, buena voz y dicción. Esto es arte teatral. Por algo está considerado como maestro entre su profesión, si bien él, dice que se siente un aprendiz (se lo he oído personalmente esta tarde).
Nota complementaria sobre JL Gómez
Le acaban de entregar el XV premio de teatro La Barraca por toda su labor artística, otorgado por la Universidad Internacional de Menéndez Pelayo. He asistido al acto. Al final le han hecho una entrevista abierta en donde ha dicho cosas interesantes, como suele ocurrir con estas personas de amplia visión y pensamiento libre.
Saludos
Antonio Ruiz 29/06/23, Santander