Paul Burkett, in memoriam
John Bellamy Foster
La muerte de Paul Burkett el 7 de enero de 2024, a la edad de 67 años, significa que el mundo se queda repentinamente sin la figura que desempeñó el papel principal durante las últimas tres décadas en el desarrollo de una economía ecológica marxista frente a la creciente crisis planetaria. Su pérdida deja al marxismo ecológico sin su principal exponente de la crítica ecológica de las relaciones de valor capitalistas. También significa la pérdida de un ser humano cálido y compasivo, y de un músico de jazz muy querido.
Con respecto a su principal cuerpo de trabajo dirigido al ecosocialismo, Burkett me indicó en varias ocasiones en los últimos años que su análisis de Karl Marx y la naturaleza y la economía ecológica marxista estaba esencialmente completo, presente en su corpus intelectual como un todo. Había producido, como él reconocía con la modestia que le caracterizaba, un rico sistema de pensamiento analíticamente agudo, con una inmensa profundidad, sobre el que otros podían construir. Lo que sigue son algunas notas que pretenden dar una idea de la evolución de su pensamiento.
Gran parte de los trabajos publicados por Burkett a finales de los años ochenta y principios de los noventa se centraban en la teoría del capital monopolista, algunos de ellos centrados en los primeros escritos económicos de Paul Sweezy. En diciembre de 1990, escribió su primer artículo para Monthly Review titulado «Poverty Crisis in the Third World: The Contradictions of World Bank Policy» [La crisis de pobreza en el Tercer Mundo: las contradicciones de la política del Banco Mundial]. . En mi opinión, se trataba de una obra maestra, una crítica tan importante hoy como cuando se escribió. Lo he citado en todos los cursos de economía política y medio ambiente que he impartido en los últimos treinta años. Después publicó otros cinco artículos en MR durante otros tantos años.
A mediados de la década de 1990, Burkett se centró en Marx y el medio ambiente. El crecimiento del ecosocialismo en los años 80 y principios de los 90 condujo al desarrollo del ecosocialismo de primera fase, en el que Marx fue castigado por sus supuestos puntos de vista antiecológicos y prometeicos. Lo que surgió bajo el nombre de ecosocialismo fue un enfoque híbrido que injertaba la teoría verde liberal estándar, con sus sesgos neomalthusianos, en una crítica de la economía política concebida de forma estrecha. Burkett, que había escrito su tesis sobre economía y medio ambiente, empezó a dedicar sus esfuerzos de investigación a la defensa del materialismo histórico, respondiendo a lo que él consideraba importantes malentendidos del análisis ecológico incluido en El Capital y en muchos otros escritos de Marx y Federico Engels. Yo también me dediqué en aquel momento a contrarrestar las distorsiones ecologistas de Marx, tan comunes por aquel entonces. Burkett y yo entablamos así una extensa correspondencia teórica sobre estas cuestiones, que se prolongó durante años y luego décadas.
Hacia 1996-1999, Burkett y yo ya no nos limitábamos a tratar de corregir burdas interpretaciones erróneas de Marx sobre la ecología, sino que nos dedicábamos de forma mucho más afirmativa a desenterrar la crítica ecológica del capital de Marx, largamente olvidada. En el desarrollo de este análisis, adoptamos conscientemente una especie de división del trabajo, en la que Burkett se concentraba en los aspectos económico-valorativos, mientras que yo me centraba en las cuestiones histórico-filosóficas-científicas. Esto dio como resultado la publicación en 1999 tanto del libro de Burkett Marx and Nature [Marx y Naturaleza] (St. Martin’s Press/Haymarket)Martin’s Press/Haymarket) como de mi artículo «Marx ‘ s Theory of Metabolic Rift» [La teoría de Marx de la brecha metabólica](American Journal of Sociology), seguido de la publicación al año siguiente de mi libro Marx’s Ecology (Monthly Review Press, 2000). En el prefacio de mi libro, escribí: «La magistral obra de Paul Burkett Marx and Nature: A Red-Green Perspective (1999) constituye no sólo parte del trasfondo sobre el que se escribió este trabajo, sino también un complemento esencial del análisis que aquí se ofrece. Si a veces no he desarrollado plenamente los aspectos político-económicos de la ecología de Marx, es porque la existencia [de Marx and Nature] lo hace innecesario y redundante».
Marx and Nature, «Marx’s Theory of Metabolic Rift» y Marx’s Ecology iniciaron un enfoque totalmente nuevo de la crítica medioambiental para el siglo XXI, a veces denominado ecosocialismo de segunda etapa, basado en la recuperación de la extensa crítica ecológica de Marx (al tiempo que abarcaba la noción de una tercera etapa que integrara la teoría y la práctica ecosocialistas en nuestro tiempo). A menudo designada como teoría de la brecha metabólica, la forma de análisis estaba igualmente enraizada en el análisis ecológico de la forma-valor que Burkett había rastreado definitivamente a lo largo de la obra de Marx. La tradición marxista ecológica restaurada también se consideraba vinculada a un naturalismo dialéctico en línea con el materialismo histórico clásico. Para esta perspectiva era crucial rechazar cualquier ruptura epistemológica entre el Marx temprano y el Marx maduro (o entre el Marx maduro y el Marx tardío), concibiendo en cambio el análisis de Marx como si hubiera pasado por un proceso dialéctico de continuidad y cambio. Del mismo modo, se rechazó la noción de una ruptura fundamental entre Marx y Engels. Por el contrario, sus análisis, aunque claramente diferenciados, se consideraban complementarios.
Sin embargo, el nuevo enfoque socio-metabólico, puesto que cuestionaba el análisis ecosocialista de la primera etapa al volver a introducir a Marx y Engels en el argumento, provocó profundas divisiones en el seno de la teoría ecosocialista. Esto se manifestó más claramente en mi repentina retirada en 1998 del consejo editorial de la revista Capitalism Nature Socialism (CNS), fundada por el economista marxista James O’Connor, donde tanto Burkett como yo habíamos sido miembros activos del consejo editorial y colaboradores. A esto siguió la publicación de cinco extensas polémicas en la revista dirigidas contra la Ecología de Marx. La respuesta de Burkett fue escribir una firme defensa de La Ecología de Marx y dimitir por principios del consejo editorial de CNS, actuando como siempre con absoluta integridad. El resultado de estos acontecimientos fue el establecimiento de una ecología marxiana de segunda etapa distinta, divorciada de la primera.
En lo que sería el periodo intelectualmente más fértil de su carrera, Burkett pasó a escribir China and Socialism con el economista Martin Hart-Landsberg (Monthly Review Press, 2004), al tiempo que desarrollaba su principal tratado teórico sobre economía ecológica, Marxism and Ecological Economics: Toward a Red and Green Political Economy (Haymarket, 2006). Este formidable trabajo, que supuso una crítica de la economía ecológica dominante, fue tan poderoso y clarividente que puede considerarse incluso más significativo hoy que cuando se escribió por primera vez, ya que está directamente relacionado con la lucha sobre la financiarización del «capital natural» y la relación de este con la economía ecológica (véase John Bellamy Foster, The Dialectics of Ecology [Monthly Review Press, 2024]). En consonancia con este trabajo, Burkett escribió lo que creo que puede considerarse su artículo emblemático, «Marx’s Vision of Sustainable Human Development»[La visión de Marx de un desarrollo humano sostenible], publicado en Monthly Review en octubre de 2005. En este artículo, mostraba que el análisis ecológico de Marx tenía que concebirse como uno de desarrollo humano sostenible, que era la base de toda su concepción de una futura sociedad socialista. Como demostró Burkett, Marx había previsto esto más plenamente en algunas de sus obras posteriores, como la Crítica del Programa de Gotha y sus cartas (y borradores de cartas) a Vera Zasulich.
Burkett sufrió una gran tragedia familiar en sus últimos años, lo que le llevó a apartarse en gran medida de la investigación y la escritura, aunque retomaría su trabajo ecológico en ocasiones, sobre todo cuando el análisis general que habíamos desarrollado con respecto a Marx y la naturaleza parecía estar en peligro. Aunque el ataque ecosocialista de la primera etapa contra Marx como pensador prometeico había sido rotundamente despachado con el auge de la teoría de la fisura metabólica y el ecosocialismo de la segunda etapa, en la economía ecológica y el ecosocialismo persistieron otras afirmaciones relacionadas que pretendían demostrar que Marx era un pensador antiecológico. La más importante de ellas era el mito de que Marx había ignorado (o incluso despreciado) las opiniones de Sergei Podolinsky, a menudo caracterizado como el primer economista ecológico, que había tratado de relacionar la teoría marxiana del valor con la segunda ley de la termodinámica. La segunda acusación era que Engels había rechazado la ley de la entropía. Además, se acusó a los fundadores clásicos del materialismo histórico de haber ignorado el papel de los combustibles fósiles en el proceso de acumulación de capital y de no haber reconocido el valor intrínseco de la naturaleza.
Espoleados por estas otras críticas dirigidas a Marx y Engels, Burkett y yo escribimos Marx and the Earth: An Anti-Critique [Marx y la Tierra: una anti-crítica] (Haymarket, 2016). Para refutar el mito de Podolinsky, fue necesario organizar traducciones de las versiones italiana y alemana de su obra al inglés, acceder a las notas inéditas de Marx sobre Podolinsky en sus cuadernos de extractos y emprender una investigación exhaustiva de la historia de la termodinámica del siglo XIX. En todo ello, Burkett desempeñó un papel fundamental. El resultado fue demostrar que las afirmaciones del supuesto rechazo sumario de Marx y Engels a Podolinsky, y por tanto a la economía ecológica, no tenían base alguna, y que la propia obra de Podolinsky adolecía de graves falacias ecológicas. Del mismo modo, se demostró que la idea de que Engels había rechazado la segunda ley de la termodinámica era falsa, ya que se había limitado a rechazar el cuestionable corolario de la muerte por calor del universo. Tampoco, se descubrió, Marx y Engels habían descuidado las cuestiones de los combustibles fósiles y el valor intrínseco. El análisis de Marx y la Tierra completaba así la respuesta a la primera etapa del ecosocialismo. La reciente publicación de las notas de Marx sobre Podolinsky en la Marx-Engels-Gesamtausgabe no ha hecho sino reforzar estas conclusiones.
Burkett volvió a salir de su retiro autoimpuesto a instancias mías para escribir conmigo «Value Isn’t Everything»[El valor no lo es todo](Monthly Review, noviembre de 2018). Aquí, el tema eran los persistentes ataques a la teoría del valor de Marx como antiecológica, basados en la incapacidad de entender que la ley del valor para Marx no era un gran concepto idealista-moral, sino más bien la base para entender cómo funcionaba realmente el capitalismo, incluyendo cómo no valoraba el medio ambiente. Irónicamente, los intentos de algunos pensadores de la izquierda de aplicar el concepto de valor económico a todo en la existencia material, desde las piedras hasta las estrellas, ha tenido el efecto de eliminar la especificidad histórica del capitalismo, incluyendo las causas de sus depredaciones medioambientales. El análisis de Burkett sobre el análisis del valor ecológico de Marx en Marx and Nature puede considerarse como el análisis crítico más sofisticado en este ámbito, al que es necesario volver una y otra vez si queremos avanzar en este terreno.
La última gran preocupación de Burkett, expresada en 2023, se refería al libro de Kohei Saito Marx in the Anthropocene (Cambridge, 2023). Había sido muy elogioso con el libro de Saito Karl Marx’s Ecosocialism (Monthly Review Press, 2017) –ver su «Some Notes on Kohei Saito’s Karl Marx’s Ecosocialism»[Algunas notas sobre Karl Marx’s Ecosocialism], Climate and Capitalism, 8 de enero de 2018–). Pero, como me escribió en junio de 2023 con respecto a la obra más reciente de Saito, «en el pasado he sido demasiado blando con las rarezas textuales de Saito. Parece querer crear un producto diferenciado para aumentar su notoriedad. Es decepcionante verle abrazar el viejo mito de Engels contra Marx». Tal declaración emanada de Burkett parecía presagiar una nueva crítica de las distorsiones ecologistas de Marx, que sin duda habría tenido el efecto de sacarle de nuevo de su retiro autoimpuesto. Pero no fue así. Esta vez estaba demasiado enfermo. Hoy, la defensa de una ecología marxiana creíble tendrá que depender de que otros se apoyen en su obra.
En sus últimos años, Burkett, alias PapaPatty, pasaba todo el tiempo que podía tocando el saxofón en su banda de jazz, así como en solitario. Para él, se trataba de una práctica social. Es en esta capacidad, en consonancia con todo lo que representó en vida, en la que sin duda más querría ser recordado. Le recordaremos.
Fuente: Monthly Review, Marzo 2024, volumen 75, número 10 (https://monthlyreview.org/2024/03/01/mr-075-10-2024-03_0/)