Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Economía Política del Tecnofeudalismo

Fernando Azcurra

Ante la publicación del libro de Yanis Varoufakis Tecnofeudalismo, y la gran difusión que está teniendo el libro tanto en Europa como en América Latina, Fernando Azcurra nos hizo llegar una respuesta crítica a esta obra. Dada la extensión y el interés del texto, decidimos editarlo en formato de opúsculo y subirlo a nuestra biblioteca electrónica Els Arbres de Fahrenheit. Pero hemos decidido también editar también aquí su parte quinta: «La economía politíca del Tecnofeudalismo».

Enlace a la obra en nuestra biblioteca electrónica: Capital Digital – Nueva forma del capitalismo / Fernando H. Azcurra

Al comienzo de este capítulo Varoufakis hace la siguiente advertencia: «La opinión teórica que expongo a continuación no es ciencia objetiva» (Pág. 229). Trataremos de demostrar que en cierto sentido el autor tiene razón: lo que expone no es ciencia objetiva, tampoco es ciencia subjetiva; rotundamente no es ciencia, es mera «opinión» y para nada teórica.

Y Varoufakis continúa diciendo: «el análisis siguiente sigue la tradición de los economistas clásicos, p.e. Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx – con toques de John Maynard Keynes, John Kenneth Galbraith y Hyman Minsky». Al respecto podemos decir sin lugar a dudas que respecto de Marx no da señales de haberlo estudiado con rigor; en cuanto a los demás que menciona, también nos quedan dudas fundadas sobre la asimilación de sus obras.

Veamos cuántas y cuáles son las categorías y teorías de la Economía Política del Tecnofeudalismo, fenómeno socio-económico que hundió al capital y al capitalismo, dando lugar al dominio de la sociedad por una «nueva clase», según lo expuesto por Varoufakis.

Las dos naturalezas del valor

  1. Valor «experiencial»
  2. Valor de cambio

A Varoufakis hay que llamarle la atención por su carencia de lectura directa y a fondo de la teoría de Marx que desarrolla en el Libro I; Sección Primera (Mercancía y Dinero); Capítulo 1 (La mercancía) de El Capital. ¿Por qué? Dicho con sencillez; porque Marx no se cansó de aclarar que el análisis teórico que lleva a cabo es partiendo no del valor sino de la mercancía. ¿Y cómo se entiende esto? Demos la palabra al autor de la teoría para no incurrir en algún error: «De prime abord, yo no arranco de «conceptos», y por tanto tampoco del «concepto de valor», razón por la cual no tengo por qué «dividir» en modo alguno este «concepto». De donde arranco es de la forma social más simple en que toma cuerpo el producto del trabajo en la sociedad actual, que es la «mercancía». Analizo ésta, y lo hago fijándome ante todo en la forma bajo la cual ella aparece. Y descubro que la «mercancía» es, de una parte, en su forma natural, un objeto útil, alias un valor de uso; y de otra parte, portadora del valor de cambio y, desde este punto de vista, «valor de cambio» ella misma. Sigo analizando el «valor de cambio» y encuentro que éste no es más que una «forma de aparecer», un modo especial de manifestarse el valor contenido en la mercancía, en vista de lo cual procedo al análisis de éste último… Como se ve, yo no divido el valor en valor de uso y valor de cambio, como términos antitéticos en que se descomponga la abstracción «valor», sino que digo que la forma social concreta del producto del trabajo, la «mercancía», es por una parte valor de uso y por otra parte «valor», no valor de cambio, puesto que éste es una simple forma de aparecer y no su propio contenido» (K. Marx; Notas marginales al «Tratado de Economía Política» de Adolph Wagner; Pasado y Presente Nº 97; Siglo XXI Ediciones ; 1982; págs. 48-49).

¿Y qué nos dice Varoufakis? Pues «el» valor (no la mercancía) tiene dos naturalezas (No dos propiedades): el primero es su «valor experiencial», no su valor de uso porque él considera que «es un término confuso». ¿Para quién es confuso habría que preguntarle? Una denominación que tiene siglos en la Economía Política, propone que sea dejado a un lado por otro que contenga «experiencias», sentimientos, gustos, emociones, sensaciones «subjetivas» porque los individuos «valoran» de modo diferente aquello que satisface sus necesidades; cosa ésta que ya lo afirmaba Smith y que fuera tomada por la economía vulgar para pretender que el valor de las mercancías fincaba en la personal subjetividad de los individuos y sus diferentes necesidades. Varoufakis propone ahora que se denomine «valor experiencial» y no valor de uso ¿Y su propuesta no es «confusa» y vulgar?

Como es evidente Varoufakis no hace la menor mención de lo que analizó Marx y cómo lo hizo; para él, igual que para la economía vulgar burguesa, la mercancía es valor de uso y valor de cambio. Le es completamente desconocido la teoría materialista crítica de Marx sobre «la» mercancía, y por tanto que la forma mercancía tiene una forma natural (valor de uso) y una forma social (Forma de valor) no de valor de cambio pues esto es falso: «La mercancía es valor de uso u objeto para el uso y valor». (K. Marx; El Capital Libro I; vol. 1; pág. 74; 1975; Siglo XXI Editores). Se suele aclarar en la actualidad como valor de uso y/o consumo, pero, hasta donde estoy informado, nadie propuso el absurdo de «experiencial».

Las dos naturalezas del trabajo

  1. Trabajo experiencial (puramente subjetivo y personal)
  2. Trabajo mercantil (Fuerza de trabajo)

Veamos las incoherencias que se pueden leer sobre este tema:

«Marx llamó simplemente trabajo a lo que yo llamo trabajo experiencial, la parte que no puede venderse. Y lo que yo he denominado trabajo mercantil, Marx lo definió como fuerza de trabajo. Pero la idea es la misma. Imagina mi alegría cuando descubrí que Marx había creado toda una teoría del capitalismo basándose en las dos naturalezas del trabajo.

«Ahí reside el secreto del capitalismo: el sudor, el esfuerzo, la inspiración, la buena voluntad, el cuidado y las lágrimas de los empleados, que no se pueden mercantilizar, son lo que confiere valor de cambio a las mercancías que luego los empresarios venden a clientes impacientes; son, de hecho, lo que hace que un edificio, un restaurante o una escuela sean deseables… La cuestión es que el sudor de los obreros, al igual que el talento de los arquitectos asalariados, no pueden comprarse ni venderse directamente. De hecho, ese es el poder secreto de los empleadores: para extraer cualquier excedente, ya sea de un trabajo muy calificado o de tareas anodinas, repetitivas y robotizadas, deben pagar por el tiempo de sus trabajadores (trabajo mercantil), pero no pueden comprar su sudor ni su talento (trabajo experiencial) … Porque al final, son ellos (los empresarios FHA) quienes se embolsan la diferencia entre el valor de cambio que pagan a sus empleados a cuenta de su trabajo mercantil (los salarios) y el valor de cambio de las mercancías que es fruto del trabajo experiencial. En otras palabras, la doble naturaleza del trabajo, es lo que da lugar al beneficio.» (Págs. 24-25).

¿Qué dice Marx? (El Capital; Sección Primera; capítulo I). Es de notable importancia tener muy clara la comprensión del tema del trabajo bajo la producción capitalista, porque, dice Marx «… es el eje en torno del cual gira la comprensión de la Economía Política…». Marx lo analiza en el fragmento «El doble carácter del trabajo representado en las mercancías». El trabajo cuya utilidad se representa en el valor de uso de su producto, o en que su producto sea un valor de uso, es trabajo útil, concreto; es determinado tipo de actividad productiva; determinada por su finalidad, modo de operar, objeto, medio y resultado. (Énfasis Marx). Luego dice Marx: «De la mercancía en cuanto objeto para el uso pasemos ahora al valor de la mercancía». «Si se prescinde del carácter determinado de la actividad productiva y por tanto del carácter útil del trabajo, lo que subsiste de éste es el ser un gasto de fuerza de trabajo humana. Las actividades productivas son todas cualitativamente diferentes, pero en todas ellas se ha empleado fuerza humana de trabajo, de manera que el valor de la mercancía representa tal circunstancia, fuerza humana de trabajo, trabajo humano puro y simple, gasto de trabajo humano en general, es en esta condición, pues, de trabajo abstractamente humano, que constituye el valor de la mercancía. La mercancía es unidad de valor de uso y valor, no de valor de cambio ya que éste es magnitud, cantidad de algo, o sea de valor; es forma doble: forma natural (valor de uso) y forma social (valor).

Fuerza de trabajo: «capacidad que, término medio, todo hombre común, sin necesidad de un desarrollo especial posee en su organismo corporal. (Pág. 54). Esta capacidad se muestra en todo tipo de sociedad «… necesariamente estará mediada siempre por una actividad productiva especial, orientada a un fin… es trabajo útil o concreto, ya que se trata de una condición de la existencia humana, necesidad natural y eterna de mediar el metabolismo que se da entre el hombre y la naturaleza, y, por consiguiente, de mediar la vida humana». (Pp. 52-53)

De manera que, contrariamente a lo que afirma Varoufakis, para Marx la «fuerza de trabajo» no es «trabajo mercantil», es trabajo vivo que se materializa en productos, adquiriendo el carácter de trabajo objetivo, concreto, o sea que no «es la misma idea».

Pero es claro que bajo las condiciones capitalistas de producción aparece el capitalista que «compra el valor de uso de Ft», se suele leer que la Ft es, en estas condiciones, una mercancía, muy especial, ya que es la única que al ser consumida (usada) por el capitalista, genera más valor del que posee, por tanto, origen del plusvalor. De manera que Ft posee valor de uso y valor de cambio; el capitalista utiliza el primero para producir y para ello paga un salario (valor de cambio), recibe a cambio bienes y servicios que contienen un valor mayor que lo que paga a la clase trabajadora.

Trabajo abstracto. Es la fuente de valor de las mercancías, tan sencillo como eso. Y lo que afirma Varoufakis, que Marx llamó trabajo a lo que él denomina trabajo experiencial, es llanamente una invención insólita y falsa, nacida de su incomprensión del análisis crítico de Marx.

Pero vayamos a otra «menudencia» del texto de Varoufakis. Por ejemplo, lo que escribe sobre su invención del «trabajo experiencial», éste es la fuente del valor de cambio de las mercancías, a su vez se basado en: «…el sudor, el esfuerzo, la inspiración, la buena voluntad, el cuidado y las lágrimas de los empleados, que no se pueden mercantilizar», y que los empresarios no pueden comprar, pero que, en definitiva, mercantilizan y venden embolsando la diferencia entre el trabajo mercantil y el experiencial. Poco entendible, por no decir ¡inentendible!

Las dos naturalezas del capital

  1. Medio de producción (Mp) de mercancías producido
  2. Relación social que da a sus propietarios un poder extractivo sobre los no propietarios.

El capital concebido como Mp, esto es, como elemento o instrumento de producción, es una versión falsa, fetichizada por la economía burguesa académica y vulgar en todos los tiempos. Los Mp no son «capital por naturaleza», así como los productos no son mercancías por naturaleza.

Capital, repetimos, es una relación social de producción que enfrenta básicamente a dos clases sociales, una, la de los trabajadores asalariados despojados de Mp, y otra, la de los propietarios de Mp que no trabajan; es pues una relación de carácter económico y social «asimétrico» pues parte de una escisión entre trabajadores y Mp que por esta razón éstos adoptan la figura «cosificada» de capital en la práctica y en los textos de los economistas burgueses. El capital no tiene «naturaleza» alguna.

El plusvalor

«Diferencia que se queda un empresario después de producir y vender una unidad de una mercancía X; en concreto, es la diferencia entre: a) el valor que infunde a una unidad de X el trabajo experiencial necesario para producirlo, y b) el valor de la cantidad de trabajo mercantil que el empresario tuvo que comprar para producir esa unidad de X». (P. 234)

¿No es más sencillo, claro, preciso, decir que es el excedente de valor de la mercancía producido por el trabajo vivo del trabajador por encima de su costo de producción, o sea una cantidad de trabajo que el capitalista vende, pero por el que no ha pagado nada, es por tanto apropiación gratuita de trabajo ajeno?

La distribución

Los ingresos derivados de la producción y de la venta de mercancías se convierten en cuatro tipos principales de ganancias (¿?): salarios; intereses; rentas; beneficios.

Notorio error teórico. El ingreso de los capitalistas se divide en dos fracciones: capital constante e ingresos, con lo cual se está ante la siguiente fórmula: c + v + pv. El salario no es ganancia; es el plusvalor que se divide en: ganancias, renta e interés.

salarios

Dice Varoufakis: «Del mismo modo que los precios reflejan el valor de las mercancías (Pero no puede reducirse a dicho valor), los salarios reflejan el valor de cambio del trabajo mercantil (Pero no puede reducirse a dicho valor)».

Siempre será más nítido y directo decir que, en el modo capitalista de producción el precio de la fuerza de trabajo aparece bajo la forma transmutada del salario, ingreso que permite la supervivencia del trabajador y su familia, asegurando su concurrencia diaria a la actividad productiva en la empresa del capitalista para seguir siendo explotado.

Los intereses

Los capitalistas tienen que pedir dinero en préstamo para poder invertirlo en trabajo, tierra y bienes de capital; por esta operación pagan una tasa de interés que significa parte del ingreso de la fracción bancaria de la clase capitalista.

Las rentas

  1. financiera; 2) del suelo; 3) Monopolio; 4) de marca.

En conclusión, de lo antes expuesto, si observamos detenidamente la Economía Política del Tecnofeudalismo nos encontramos con: trabajo asalariado; capital; plusvalor; distribución del valor; salarios; intereses, rentas; ganancias, todas categorías de la Economía Política del capitalismo.

El dinero y su circulación

El primer párrafo de este título Nº 3 es muestra de la incomprensión de V. sobre el tema que se propone tratar. Veamos. «Los valores de cambio que produce el capitalismo se transforman en precios, salarios, intereses y ganancias dentro de los diversos mercados en los que las mercancías se intercambian por dinero».

Le podrá parecer al lector un prurito de minuciosidad de poca importancia lo que se señalará, pero no se puede dejar pasar por alto lo siguiente: el capitalismo no produce valores de cambio; lo que produce son mercancías que tienen valor y éste se manifiesta como valores de cambio en las operaciones de inversión, compra, venta de las mismas. Las mercancías con las que produce el capital (capital fijo, insumos, fuerza de trabajo) tienen precios los que se registran en la contabilidad como «costos», y por supuesto son anteriores al nuevo proceso de producción de mercancías; de manera que hay siempre precios, salarios, intereses y ganancias en todo el proceso global y particular de producción. Pero, además, la circulación de las mercancías es la que hace circular el dinero, no al revés, como sugiere la exposición de Varoufakis quien prosigue insistiendo en que «Los ejes que mantienen unido el proceso de circulación del capitalismo son dos: 1) La ganancia y la deuda privada; 2) Mercados que actúan de mecanismo descentralizado de distribución del valor».

Consideramos que es mucho mejor referirse al tema desde las formas que adopta el capital en su movimiento de circulación, como proceso cíclico, haciéndolo por medio de fases:

1) El capitalista aparece como inversor, o sea, compra en los mercados mercancías y fuerza de trabajo, de manera que su dinero se convierte en mercancías. Este es el acto de circulación D – M.

2) Momento productivo; el capitalista pone en proceso lo que ha comprado, actúa como productor capitalista de mercancías, mercancías que contienen un valor superior al de los costos en que ha incurrido. Es el momento de producción … P …

3) Momento comercial. El capitalista lanza al mercado como vendedor de lo producido, esto es, recibe dinero, con lo cual cumple con la fase M – D. Así el ciclo del capital dinerario es: D – M … P … M´ – D´. De este modo el proceso de circulación se muestra como momento del ciclo del capital, siendo su combustible la fuerza de trabajo que produce más valor de lo que cuesta incluyendo los costos de los otros insumos. La finalidad de obtener ganancias está como presupuesto central, de lo contrario no habría capital ni capitalismo. Como se puede apreciar, es más preciso y más claro seguir el movimiento de circulación del capital como fases que transcurren del proceso de producción/reproducción del capital.

El capital en la nube

Se define, físicamente, como la acumulación de máquinas conectadas en red, software, algoritmos, basados en Inteligencia Artificial y hardware de comunicaciones que recorren todo el planeta realizan una amplia variedad de tareas, nuevas y antiguas.

«La explotación universal: mientras los capitalistas («tradicionales» FHA), sólo pueden explotar a sus trabajadores, los nubelistas se benefician de una explotación universal, es decir, los siervos de la nube trabajan gratis para aumentar el stock de capital en la nube que permite a los nubelistas apropiarse cada vez más plusvalor que aquellos capitalistas («tradicionales» FHA) que extraen de los trabajadores, quienes se han convertido en proletarios en la nube, cuyo trabajo es controlado e intensificado por el capital en la nube» (Tecnofeudalismo Pág. 253).

Ahora bien, I.A. software; hardware; etc. son medios digitales «monopolizados», pero sólo Amazon, Google, Alibaba, etc. ¿pueden «operarlos» porque el resto capitalista está impedido por ellos? Al resto de los capitalistas ¿les está vedado entrar «a la nube» y «competir» con ellos? ¿Quién impone la condición de «prohibir» el acceso?

¿Es «creíble» que el resto capitalista se quede de «brazos cruzados» ante los «capitalistas en la nube» y paguen «tranquilamente» un «peaje» digital para comprar y vender? o más bien lo que los «nubelistas» hacen es «trabar» el que las operaciones digitales se conviertan en un «mercado voraz» entre colosales holdings financieros digitales y «emparejen» a las empresas ya existentes y hasta que las desplacen del «nuevo» mercado.

Principales diferencias entre capitalismo y tecnofeudalismo según Varoufakis
1º) Capital en la nube. Se trata de un nuevo «tipo» de capital: es un medio producido para dominar la mano de obra y extraer de los capitalistas la renta de la nube a cambio de que éstos puedan acceder a los consumidores.

2º) El tecnofeudalismo por medio de la renta en la nube y los feudos en la nube sustituyó los dos pilares básicos del capitalismo: ganancias y mercados.

3º) Los «nubelistas» son una fracción de la clase capitalista que acumuló un enorme capital en la nube, se convirtió en una «nueva clase dominante», reduciendo al resto de los capitalistas a un status de vasallaje y a los trabajadores asalariados en proletarios precarios.

4º) El capitalista estándar o terrestre acumula dentro de las empresas capitalistas. El capitalista en la nube acumula con mayor intensidad por dos procedimientos: i) por el trabajo de los siervos de la nube (el proletariado), ii) por la financiación de los Bancos Centrales de los países.

5º) El poder «nubelista» hace que el enorme plusvalor producido por el capitalismo sea «aspirado» por aquél como «rentas en la nube».

6º) Crisis. El capital en la nube profundiza dos efectos que caracterizan las crisis capitalistas: i) caída de la tasa de ganancia y, ii) burbujas de la deuda pública y privada, lo que provoca que los proletarios en la nube vean disminuir el poder adquisitivo de su salario y, por tanto, impacte hacia la baja la demanda agregada y se reduzca la inversión real total.

El tecnofeudalismo es sinónimo de universalización de la explotación en tanto se contrae la base de valor respecto del crecimiento de la renta de la nube en el total del ingreso. Esto culmina en un mayor riesgo del capitalismo de sufrir crisis frecuentes y profundas. Esta situación hace que los Bancos Centrales impriman cada vez más dinero en reemplazo de las funciones que cumplen las ganancias y los salarios en el capitalismo. Este dinero es «capturado» por los nubelistas. «En resumen, el tecnofeudalismo está condenado a tener una dinámica de bucle fatal, más volátil y explosiva que la del capitalismo». (Pág. 255). De acuerdo con esto, los «nubelistas» más que una nueva clase son y se comportan como una pandilla fascinerosa que «asalta» desde el exterior a la economía capitalista toda para su propio provecho fuera de los marcos operacionales conocidos.

Con relación a las diferencias entre capitalismo y tecnofeudalismo que plantea Varoufakis es absolutamente preciso decir que:

1º) El capital digital (capital en la nube) es un nuevo tipo o forma de capital, pero de ninguna manera un «nuevo modo de producción», una «nueva sociedad» superadora del capitalismo.

2º) Es falso de toda falsedad que el capital digital haya sustituido la apropiación de ganancias y haya suprimido los mercados. hasta se podría decir que las empresas capitalistas digitales pueden considerarse, al igual que las fábricas cooperativas (empresas de trabajo asociado), como formas de transición del modo capitalista de producción hacia el modo de producción asociado, sólo que en uno de ellos el antagonismo se ha suprimido de una manera negativa (capital digital), mientras que en el otro se lo hace positivamente (trabajo asociado). El capital digital es la forma cúlmine del capital rentista financiero que, al mismo tiempo que muestra una resolución del antagonismo sistémico del capital como su sobrevivencia procelosa, también es señal del umbral de ruptura hacia otra forma o modo de producción y sociedad, solo que ésta no se concretará por «evolución» de las Fp sino por «revolución» de la sociedad buscando eliminar la explotación del trabajo asalariado por el capital en cualquiera de sus formas.

Razón le asiste a Snow cuando sostiene que «… los mercados son la base misma de la dominación de clase capitalista. La competencia sobre consumidores e inversores, y no la avaricia feudal o la visión conquistadora, obliga a los capitalistas a extraer un valor cada vez mayor de los trabajadores, ya sea en la fábrica o en Internet». (H, Snow; Seguimos viviendo en el capitalismo, no en el tecnofeudalismo», Revista Jacobin, 4/11/2023)

3º) Es falso que los capitalistas digitales constituyan una «nueva» clase dominante que ha sometido a relaciones de vasallaje al resto de los capitalistas. Es sí una minúscula fracción de la cúspide de la clase capitalista financiera que se sitúa en el ápice de la escala social y que como ha ocurrido siempre «dentro» de esta clase pugna, rivaliza, compite, desplaza, arruina, etc. a sus «hermanos de explotación».

4º) Los capitalistas digitales no pueden existir sin la estructura productiva «tradicional», esto es, sin el proceso de producción, circulación, distribución y consumo de bienes y servicios para los mercados en los que la sociedad y otros capitalistas aparecen como demandantes. Operan sobre tal estructura ¿la obstruyen, la deforman, detienen sus procesos productivos, etc.? sin dudas, pero esto es… ¡el capitalismo!

5º) Que una fracción, más grande o menos grande de los ingresos, sea absorbida por el capital digital, no significa que su totalidad deba ser considerada como «rentas»; las empresas nubelistas también como ha sido demostrado en el texto, invierten en Mp y en Ft. por lo que de ninguna manera todos sus ingresos son puramente rentas sino también ganancias capitalistas.

6º) El impacto que la nueva forma de capital produce en el sistema confirma que no se trata de nueva sociedad ni sepultura del capitalismo, sino que es rotunda expresión del mismo en la esfera del comercio y de las finanzas globales, que librado a sus propias fuerzas podrá llevar a todo el sistema, esta vez sí, a «nuevas» crisis mayúsculas.

Las mencionadas «diferencias» entre tecnofeudalismo y capitalismo son un lamentable espejismo ideológico de Varoufakis… ¡no existen! Ningún tecnofeudalismo aplastó al capitalismo, no eliminó a los capitalistas, no ha suprimido a la clase trabajadora asalariada; opera y acumula a expensas, precisamente, de ese capitalismo que Varoufakis sostiene que está muerto pero insepulto, hasta el punto que toda crisis violenta del capitalismo arrastrará impiadosamente a la «nueva clase» tecno feudal y al tecnofeudalismo hacia su catástrofe existencial (¿?). La Economía Política del tecnofeudalismo no existe, el propio Varoufakis no puede desprenderse de las categorías de la economía capitalista, algo que según él, ha desaparecido (!).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *