Un punto de encuentro para las alternativas sociales

Los ‘Fundamentos de Filosofía’ de Manuel Sacristán, «carga de dinamita y semillero de cizaña» según la Dirección General de Seguridad franquista

Salvador López Arnal

Para Miguel Sánchez Mazas, Víctor Sánchez de Zavala, Jesús Mosterín, Javier Muguerza y Luis Vega Reñón.
In memoriam et ad honorem.

Filosofar es criticar el saber y la cultura, y hacerse consciente la actitud ante el mundo y la vida, sin pretender ser demostrativo.
Manuel Sacristán Luzón (1965)

El filosofar tiene que ir pobre y desnudo, sin apoyarse en secciones que expidan títulos burocráticamente útiles, sin encarnarse en asignaturas de aprobado necesario para abrir bufete…
Manuel Sacristán (1967)

El autor de Las ideas gnoseológicas de Heidegger fue profesor universitario durante diecinueve años. Los tres primeros cursos, desde 1956-57 hasta 1958-59, en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona; los dieciséis restantes en la Facultad de Económicas y en la UNAM. En Económicas, de 1959 hasta 1965, cuando fue expulsado por primera vez por razones políticas; en 1972-73, expulsado de nuevo al finalizar el año académico vía no renovación de su contrato laboral, y desde 1976-1977, tras la muerte del general golpista, traidor y criminal, hasta 1984-1985 (el último curso que pudo impartir; falleció a finales de agosto de 1985). Durante el curso 1982-1983 impartió clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM dictando, además de varias conferencias y conceder numerosas entrevistas, dos seminarios de posgrado: «Karl Marx como sociólogo de la ciencia» e «Inducción y dialéctica».

En sus primeros años como profesor universitario, nueve cursos en total, hasta 1964-1965, Sacristán dio clases de Fundamentos de Filosofía. El curso que dictó en 1972-1973 lleva por título «Teoría general del método». Tras su vuelta en 1976, impartió clases de Metodología de las Ciencias Sociales, amén de cursos de doctorado como «El Sistema de lógica de John Stuart Mill» por ejemplo. Los programas, los guiones de las clases, los documentos de trabajo, sus anotaciones de lectura, sus notas y la transcripción de las clases grabadas (también de sus conferencias) que nos han llegado de estos últimos cursos, incluida la documentación de 1972-1973 y la del año académico de la UNAM, están siendo editados en la pentalogía Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales, de la que se han publicado hasta el momento los tres primeros volúmenes (hasta el curso de 1981-1982).

El presente texto intenta dar una información detallada del contenido de sus cursos hasta 1964-1965, de sus clases de Fundamentos de Filosofía en la Facultad de Filosofía, en primer lugar, y en la de Ciencias Económicas, Políticas y Empresariales tres años después, facultad a la que fue trasladado por presiones del arzobispado barcelonés (¡Sacristán explicaba Kant a la manera ilustrada!) que probablemente contaron con el apoyo o la «no oposición» de sectores del profesorado conservador de la propia facultad de Filosofía. Por lo demás, no es inverosímil ni contradictorio pensar que el traslado, tal vez ideado por Joaquim Carreras i Artau, el director de su tesis doctoral, pretendiera protegerle de un mal mayor: su inmediata expulsión de la Universidad barcelonesa, como sucedería seis años después.

Los materiales usados pueden consultarse entre la documentación del estudioso de Marx, Carnap y Quine depositada en la Biblioteca de la Facultad de Economía y Empresa de la UB (BFEEUB a partir de ahora).

I. Fundamentos de Filosofía, 1956-1957.

Fue su primer año como profesor universitario tras su regreso del Instituto de lógica matemática y de investigación de fundamentos de la Universidad de Münster fundado por Heinrich Scholz. Era ya entonces militante muy activo del Partido de los comunistas catalanes (PSUC-PCE). Su primer responsable político fue Miguel Núñez.

El programa de este curso –«Apuntes de las lecciones del curso 1956-57», Ediciones Técnicas del SEU, Universidad de Barcelona, 22 lecciones, 137 páginas–, muy alejado de los programas que se solían impartir en las facultades de Filosofía de aquellos años en nuestro país, está dividido en una Introducción y cuatro partes. La primera parte, la dedicada a la lógica, 71 páginas en total, representa más de la mitad del curso.

La Introducción, 16 páginas en total, consta de tres lecciones: 1ª. Camino para obtener una noción de la filosofía. 2ª. Fuentes y métodos de la Filosofía. 3ª. Los problemas de la filosofía.

Ocho lecciones componen la primera parte, la dedicada a la Lógica, la más extensa como se ha dicho:

1ª. Nociones generales: 1.1. Los problemas del conocimiento. 1.2. Las formas lógicas 1.3. Lógica y metodología.

2ª. Las grandes etapas de la historia de la lógica: 2.1. El Organon de Aristóteles. 2.2. La lógica de las escuelas medievales. 2.3. Ampliaciones no-formales de la lógica aristotélica. 2.4. Las lógicas no-aristotélicas. 2.5. La lógica en su estado actual.

3ª. El programa lógico formal: 3.1. Aspecto formal del conocimiento. 3.2. Necesidad del discurso simbólico-formal en lógica. 3.3. Cualidades del discurso simbólico-formal perfecto. 3.4. Variables y constantes lógicas

4ª. Lógica de proposiciones: 4.1. Variables proposicionales y constantes lógico-proposicionales. 4.2. Sintaxis de la lógica de proposiciones 4.3. Metodología del cálculo proposicional.

5ª. Lógica de predicados: 5.1. Variables, constantes y operadores. 5.2. Sintaxis de la lógica de predicados. 5.3. Cuestiones de metalógica.

6ª. Nociones de lógica de clases y de lógica de relaciones: 6.1. Nociones de lógica de clases. 6.2. Nociones de lógica de relaciones

7ª. La inducción: 7.1. Concepto de inducción. 7.2. Aspectos formal y metodológico del problema de la inducción.

8ª. Tratamiento moderno de la inducción y la deducción: 8.1. Deducción: el concepto de cálculo de la inferencia «natural». 8.2. Tratamiento simbólico-formal de la doctrina del silogismo categórico. 8.3. Inducción: la teoría general de la reducción. 8.4. El tema de la inducción sustituido por el de la lógica del cálculo de probabilidades.

Algunos de los temas desarrollados coinciden con varios apartados de sus dos futuros libros de lógica: Introducción a la lógica y al análisis formal (1964) y Lógica elemental (1965), editado este último por Vera Sacristán en 1996, con prólogo de Jesús Mosterín. La sección 4ª de este segundo libro lleva por título: «Esquema de la historia de la lógica», una ampliación de la lección 2ª de esta primera parte del programa.

Una ilustración de los contenidos:

En el apartado 1.1., «Los problemas del conocimiento», señala Sacristán que «el conocimiento es un hecho y como tal un elemento de la realidad.» La afirmación de que el conocimiento es un hecho se justificaba «por la experiencia de la vida cotidiana y de la ciencia, por la práctica vital y científica de la humanidad». Como hecho, el conocimiento era susceptible de estudio desde diversos puntos de vista: «por ejemplo, como proceso físico de la naturaleza, o como proceso psicológico –y, por tanto, fisiológico– del hombre». La consideración de esos aspectos podía ser también objeto de estudio de la filosofía «y en rigor lo es siempre: pues todo sistema filosófico tiene una concepción del conocimiento como hecho, como fenómeno, y elemento de la realidad y como proceso de la conciencia humana». Pero el problema de las disciplinas filosóficas que se ocupaban específicamente del conocimiento, la lógica y la gnoseología, no era fundamentalmente ninguna de estas cuestiones, «que corresponden ya a la la visión filosófica general de la realidad, a la concepción del mundo». La lógica y la gnoseología se planteaban como objeto «el estudio de la estructura, del origen, de la validez y de los límites del conocimiento». La concepción del conocimiento como elemento de la realidad dentro de un sistema filosófico, así, como en general, los puntos básicos del mismo, «estarán críticamente basados en las conclusiones a que lleguen su lógica y su teoría del conocimiento». Por eso, concluía Sacristán, «suelen ir colocadas estas disciplinas en un lugar privilegiado dentro de la sistemática filosófica.»

La segunda parte del curso está dedicada a la metodología: diez páginas, una única lección: 1. Concepto de método. Concepto de metodología. 2. Definición. División. Prueba. Demostración. 3. Deducción e inducción en el método científico.

Al concepto de método dedicará Sacristán, muchos años después, en 1973, una buena parte de su curso de Teoría general del método. En estos apuntes comentó que un método es un «conjunto ordenado de operaciones encaminadas a alcanzar un resultado». Ese resultado puede ser un conocimiento (métodos heurísticos), la transmisión de un conocimiento (métodos didácticos o expositivos) o resultados prácticos (métodos terapéuticos, hacendísticos, etc). (Insistirá sobre esta concepción de método en algunas entrevistas y en conferencias sobre la dialéctica, nunca considera por él como un método alternativo al usual método científico).

La parte tercera del curso es de Teoría del conocimiento: 21 páginas, cinco lecciones en total:

1ª. Introducción. 1.1. Noción de la teoría del conocimiento y problemas que plantea. 1.2. Descripción del conocimiento. 1.3. La esencia del conocimiento.

2ª. Posibilidad del conocimiento. 2.1. Planteamiento del problema. 2.2. La duda metódica. 2.3. Criticismo. Indicaciones finales sobre el problema.

3ª. La verdad. 3.1. Definición. 3.2. Verdad, coherencia. 3.3. La verdad como cualidad de los juicios. 3.4. La verdad como una relación. 3.5. Falsedad y error. 3.6. El concepto pragmatista de verdad. 3.7. El concepto idealista de la verdad. 3.8. La verdad según Heidegger.

4ª. El saber y sus fuentes. 4.1. La verdad y el saber. Formas imperfectas y forma perfecta del saber. 4.2. La certeza y sus clases. 4.3. Fuentes originales de la certeza.

5ª. Planteamiento del problema noción de lo transcendente y de lo inmanente. 5.1. Planteamiento del problema. Noción de lo transcendente y de lo inmanente. 5.2. El realismo ingenuo. 5.3. El idealismo metafísico. 5.4. El idealismo transcendental. 5.5. El realismo crítico.

En el apartado 3.8, «La verdad según Heidegger» señalaba Sacristán (Recuérdese que en Laye, 23, 1953, había publicado: «Verdad: desvelación y ley», ahora en Papeles de filosofía, pp. 15-55, y que su tesis doctoral, Las ideas gnoseológicas de Heidegger, es de 1959):

1. Heidegger se expresa por principio en términos que violentan el lenguaje cotidiano. Cuando las usa Heidegger, las palabras no suelen significar lo que significan en la ciencia o en la expresión cotidiana de los hombres.

2. Verdad no significa primariamente para Heidegger una propiedad de contenidos mentales (juicios, teorías, sistemas), sino un elemento esencial del ser humano: el elemento que consiste en que el hombre es, por naturaleza, «descubridor». Es esta la verdad fundamental.

3. La verdad en el sentido de la ciencia y del lenguaje cotidiano, es decir, el hecho de que las cosas están descubiertas en el conocimiento –correlativamente: el hecho de que el conocimiento descubra cosas– es verdad en sentido derivado.

4. La verdad en sentido derivado se produce por la proyección que el hombre hace de su verdad originaria, que no es propiamente un contenido, sino, por así decirlo, una «luz» constituida, en última instancia, por el proyecto según el cual, desde su libertad, el hombre realiza su existencia. Esa luz teñirá las cosas de su «color», pero (así lo sostiene Heidegger), sin falsear su ser, su estructura, antes bien, descubriéndola. [el énfasis es mío]

Años después, en 1964 o 1965, Sacristán escribirá un ensayo (interrumpido) sobre ‘Teoría del conocimiento’ para la editorial Gredos: Los problemas del conocimiento. La editorial, probablemente por presiones gubernativas, canceló la publicación. (Puede verse el texto que nos ha llegado en el primer volumen de Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales, Montesinos, 2022).

En el primer apartado de la lección 14ª de estos apuntes, observaba el autor:

1. Planteado sin más aclaración como «problema de la posibilidad del conocimiento», el tema objeto de esta lección sería muy marcadamente técnico, «académico». El hombre no dedicado a estudios filosóficos, el hombre de profesión práctica o científica, no filosófica, no suele plantearse un tal problema. Se planteará ciertamente, otras muchas cuestiones relativas al conocimiento: la cuestiones, por ejemplo, de la naturaleza, origen, forma, validez y límites de éste. De que tales cuestiones se plantean, en la vida práctica cotidiana dan prueba incluso algunos refranes. Pero el hacerse cuestión de la posibilidad misma del conocimiento, el preguntarse redondamente si es posible conocer, es cosa que no ocurre entre las actividades humanas no académicas, y ello por un hecho insoslayable: el hecho de que hay conocimiento. En ese planteamiento radical, el problema es de extrema artificiosidad. Podrá preguntarse por la posibilidad de un conocimiento que reúna tales o cuales características, pero la pregunta de si es posible el conocimiento en general está ya contestada por la vida…

Son cinco las lecciones que componen la cuarta parte, la última del curso: Ontología, 14 páginas, la más densamente filosófica del curso.

1ª. La ontología. 1.1. Noción de ontología. 1.2. Nombres con los que es conocida. 1.3. Posibilidad de la ontología. 1.4. Ser y objeto. Noción de objeto. Distintas especies de objetos.

2ª. Los objetos reales. 2.1. Noción de realidad. Sus dos sentidos: ser y existencia de los objetos. 2.2. El ser y sus formas categoriales. Substancia y accidente. 2.3. Noción de la esencia. Substancias primeras y segundas. 2.4. La realidad existencial. Propiedades derivadas de la existencia. 2.5. Especies de objetos reales.

3ª. Los objetos mentales. 3.1. Noción y caracteres de los objetos mentales. Dos especies de los mismos. 3.2. Los objetos ideales. Consideración especial de algunos de ellos. 3.3. Los objetos ficticios.

4ª. Los universales. 4.1. El problema metafísico de los universales. Su planteamiento. Noción del universal. 4.2. Soluciones posibles al problema. 4.4. Los universales in re, post rem y ante rem.

5ª. Esencia y existencia. 5.1. Problema de la distinción entre esencia y existencia. Su planteamiento. Datos referentes al mismo. 5.2. Distinción mental o de razón y distinción real. 5.3. La posición del existencialismo en este problema. Discusión.

Sacristán definía en los siguientes términos la noción de «ontología»:

La voz «ontología» significa tratado o ciencia (logos) del ente o de lo que es (on). «Ente» es el participio de presente (desusado como tal en castellano) del verbo ser y significa por tanto «aquello que es». Ontología será entonces el estudio de lo que es. Esta primera aproximación etimológica podría hacer creer que la ontología es un estudio omnicomprensivo e indiferenciado de toda la realidad y aún de nociones que no pueden considerarse reales, pero que «son» a su modo, como por ejemplo raíz cuadrada de dos. Lo cual empero no es el caso. El hecho de escogerse precisamente el término «ente» para expresar el objeto de estudio de la ontología tiene una significación más precisa: indica, en efecto, que la ontología es el estudio del ente en cuanto que tal, es decir, no en tanto que duro o blando, grande o pequeño, sino sólo como ente.

Otro fragmento de este apartado:

Son éstos los referentes a la realidad física. Pero no coinciden con los problemas considerados habitualmente por las ciencias particulares de la naturaleza, y ello en razón del carácter fundamental de la filosofía. En nuestro conocimiento del mundo externo van implicados conceptos como «tiempo», «espacio», «cuerpo», «movimiento», que no suelen ser objeto de estudio sintético por la ciencia de la naturaleza: ésta, por lo general se limita a analizarlos. Tales análisis enriquecen sin duda nuestro conocimiento de esas realidades. Pero cuando el físico estudia esos temas no para analizarlos, sino para tratarlos sintéticamente, como fundamentos de los fenómenos, entonces está haciendo filosofía. Esto ha ocurrido con algunos grandes físicos-teóricos y matemáticos de nuestra época, a los cuales sólo los prejuicios académicos impiden considerar públicamente como filósofos: Einstein, Heisenberg, Schrödinger, Oppenheimer,… Cuando en el futuro se establezca la historia filosófica del siglo XX, muchos de estos hombres ocuparán en ella más amplio espacio que el de filósofos hoy célebres en el mundo académico y profesional. [la cursiva es mía]

En similares términos se manifestará Sacristán, años después, en «Sobre el lugar de la filosofía en los estudios superiores» (lo que parece indicar que este célebre trabajo no representa una «ruptura epistemológica total» respecto a sus consideraciones metafilosóficas anteriores):

Desde el punto de vista de la importancia de su aportación a la «concepción» o «imagen del mundo» contemporánea, todas las horas de lección magistral y de seminario de las secciones de filosofía y todas las publicaciones de sus magistri pesan infinitamente menos que un centenar de páginas de Einstein, Russell, Heisenberg, Gramsci, Althusser y Lévi-Strauss –o hasta de Galbraith o Garaudy (para que quede claro que esas enumeraciones no implican especial afecto del que escribe)–. Si se añade a un tal fragmento de lista unos cuantos nombres de artistas y políticos –Picasso, Kafka, Joyce, Faulkner, Musil, Lenin y Juan XXIII, póngase por caso–, la idea de que las secciones de filosofía sean las productoras de las ideologías vigentes, las herederas de Moisés y Platón, resulta francamente divertida.

Durante este primer curso académico tras su vuelta de Alemania, Sacristán publicó en Índice una reseña de Lógica matemática de Josep Ferrater Mora y Hugo Leblanc; el artículo «Lógica y filosofía de la lógica en la obra de Heinrich Scholz» (Convivium), uno de sus pocos maestros, según él mismo reconoció en una conferencia de 1979 sobre una política socialista de la ciencia; su traducción, muy elogiada por José María Valverde, de El Banquete platónico, y sus primeros escritos marxistas, entre ellos: «Para leer el Manifiesto del Partido Comunista» y «Humanismo marxista en la Ora marítima de Rafael Alberti».

La reseña del libro de Leblanc y Ferrater Mora, Sacristán se carteó con el segundo, se abría con estas palabras:

Es escasa la literatura didáctica sobre lógica matemática (por no hablar de la literatura de investigación) en las lenguas españolas, lo cual no es nada sorprendente: son muy pocas las lenguas –inglés, alemán, polaco, húngaro, francés– relativamente ricas en tal literatura. Más anómalo y lamentable es, en cambio, que dentro del reducido ámbito de esa producción abunde tanto la malo. La literatura didáctica sobre lógica matemática en lengua española va desde el galimatías precipitadamente compuesto, híbrido de plagio y «genialidades», hasta el centón de páginas muertas, que un crítico calificó de «mediocre rapsodia». Por lo demás, esas obras poco llamadas a dignificar la cultura española tienen un carácter mixto de ensayo y exposición.

Todo el que tuviera la experiencia de enseñar lógica simbólica en España, fue su caso (y en aquellos momentos tal vez el de Carlos París, muy pocos más), conocía bien lo insuperable que era la dificultad de recomendar textos a los alumnos que no dominaran ágilmente lenguas extranjeras (Sacristán siempre puso mucho énfasis en la importancia de la formación políglota del estudiantado universitario; recordemos que él mismo fue traductor de siete idiomas: alemán, inglés, francés, italiano, catalán, griego y latín clásicos). Añadía:

El librito de Ferrater-Leblanc, determinado por su extensión y por la intención de sus autores a ser una obra didáctica, es, además, bueno y está, en general, al día. Tiene, por encima de otra, la virtud que faltaba hasta ahora a la literatura logística en español (si se exceptúa la traducción del libro de Tarski), a saber: dar al lector una idea de cuales son los temas centrales y los puntos problemáticos álgidos de la lógica matemática, colocar al lector en el corazón del asunto.

Era muy infrecuente en aquel tiempo, otoño de 1956, el uso del plural en la expresión «lenguas españolas.»

II. Apuntes de las lecciones del curso 1957-1958.

Fueron editados por la Cooperativa Universitaria de la Universidad de Barcelona, «La Central» se la llamó durante años.

Las diecisiete primeras lecciones del programa de este curso son idénticas a las del anterior. La cuarta parte, la dedicada a la Ontología en 1956-1957, se centró esta vez en Cosmología (tres lecciones). Con el siguiente índice:

Lección 18ª. El espacio.

I. 1. La noción vulgar del espacio. 2. La percepción del espacio. 3. Espacio real y espacio imaginario.

II. 4. El espacio absoluto de la mecánica clásica. 5. El espacio como forma de la sensibilidad. 6. El espacio, propiedad real de los cuerpos.

III. 7. Nueva noción del espacio en la teoría de la relatividad.

Sobre este último apartado comentaba Sacristán:

La física del siglo XX, y en especial la teoría de la relatividad que Albert Einstein formuló con precisión, ha aportado un nuevo concepto del espacio que invoca el de la física clásica en puntos capitales. Ha descubierto, ante todo, que la idea de un espacio absoluto y de un tiempo asimismo absoluto, ambos independientes entre sí, no corresponde a la realidad porque ésta se halla siempre y en todas partes en movimiento. El espacio real es relativo al movimiento. Así, el espacio físico resulta ser un continuo espacio-temporal de cuatro dimensiones en el que, es a saber, además de la longitud, la anchura y la profundidad, hay que contar con el tiempo en que se realiza el movimiento. Así, por ejemplo, la trayectoria de un objeto caído desde un tren en marcha, es apreciada distintamente por un viajero del tren y por un peatón situado junto a la vía. La insuficiencia de este cuarto factor es insignificante en los movimientos de nuestro mundo terrestre; pero adquiere importancia en su aplicación a los movimientos de los cuerpos celestes.

La teoría de la relatividad (varios libros sobre la teoría einsteiniana en su biblioteca de juventud estudiada por Albert Domingo Curto) había innovado la física clásica en otro punto capital:

Sólo en un espacio sin cuerpos cabría admitir trayectorias en línea recta, por ejemplo, de los rayos de luz emitidos por el Sol o por otros astros, susceptibles de ser prolongadas hasta el infinito. En el espacio físico o real tales trayectorias en línea recta no existen, porque la atracción de las masas o porciones de materia (campo gravitatorio) las fuerza a curvarse y este curvatura irregular acaba por cerrarle en sí mismo en forma casi esférica. El espacio físico no es rectilíneo ni infinito, sino curvo y finito. Tal es el actual concepto científico de espacio.

La lección 19ª estaba dedicada al tiempo.

I. 1. Noción vulgar del tiempo. 2. La percepción del tiempo. 3. Concepto filosófico del tiempo.

II. 4. El tiempo absoluto de la Física clásica. 5. El tiempo, forma a priori. 6. La duración real en Bergson.

En el apartado dedicado a Bergson observaba Sacristán:

El filósofo francés Henri Bergson (1859-1941) ha aportado esclarecimiento importantes a la noción filosófica del tiempo. Según Bergson, esta noción se forma sobre la experiencia de la duración real de los seres vivientes. La conciencia personal advierte, ante todo, la duración del propio vivir en la sucesión de los hechos psíquicos; y, por un proceso de intuición simpática, transfiere luego esta primera experiencia a las demás personas y a los seres vivos en general. Este conocimiento de la duración real suministra al entendimiento la base para la elaboración del concepto de tiempo y para su aplicación al mundo de la materia inerte. Según Bergson, los seres puramente materiales están privados de duración; pero se la prestamos mediante el concepto artificial de tiempo que es, en el fondo, una proyección de la propia conciencia sobre las cosas.

La raíz de la doctrina bergsoniana estaba ubicada en su original concepción del movimiento, en la que él no entraba.

No hay inconveniente en admitir, con Bergson, la primacía de la experiencia interna en la formación del concepto de tiempo. Pero su negación del tiempo de las cosas exteriores parece injustificada, pues, como ya se dijo, el tiempo externo es una propiedad real involucrada en sus cambios o movimientos.

La lección 20ª, El movimiento, presentaba el siguiente índice:

I. 1. Noción del movimiento. 2. Características del movimiento. 3. El movimiento y el móvil.

II. 4. Relatividad del movimiento. 5. Temporalidad del movimiento. 6. Realidad del movimiento.

El cambio del apartado dedicado a Ontología por el de Cosmología pudo estar relacionado con el proceso de elaboración de su tesis doctoral (Las ideas gnoseológicas de Heidegger), defendida en febrero del siguiente año académico. Ya en la presentación de su proyecto de tesis, noviembre de 1954, señalaba:

[…] la abundancia de los temas y problemas descubiertos por la razón científica durante los siglos XIX y XX manifiesta su importancia radical en el hecho de que esos temas son asumidos por el pensamiento irracionalista: ni la obra de Bergson es históricamente explicable sin los progresos de la biología a fines del siglo XIX, ni la de Jaspers sin los de la psiquiatría en el XX, ni los de Heidegger sin los del pensamiento histórico y la cosmología. Ahora bien: el primer deber de la razón en su ocupación con el pensamiento irracionalista consiste precisamente en examinar cómo se presentan en esa filosofía los temas por ella misma planteados. Los gnoseológicos tienen en este contexto una posición previa [la cursiva de «cosmología» es mía].

III. Fundamentos de filosofía, 1958-1959

Un texto de dos páginas que no está fechado lleva por título ‘Fundamentos de filosofía’. Por su contenido, pudo ser el programa de su último curso en la Facultad de Filosofía. A excepción de la Introducción, representa un giro notable respecto al programa de los dos cursos anteriores.

La introducción consta de cinco apartados (con alguna variación respecto a las introducciones de los dos cursos anteriores):

1. Los significados del término «filosofía» en el lenguaje cotidiano.

2. Los significados del término «filosofía» en la historia de ésta.

3. Los orígenes de la filosofía occidental.

4. Ciencia y filosofía.

5. Ideología y filosofía.

Componen el programa dieciocho lecciones, divididas en dos partes: filosofía analítica (en sentido amplio) y existencialismo. Ninguna referencia directa al marxismo por motivos obvios.

La primera parte lleva por título «La filosofía contemporánea». Son siete lecciones:

Lección 1ª. Cuadro general de la filosofía contemporánea. Corrientes filosóficas y escuelas propiamente dichas. La tradición del siglo XIX: neokantismo, vitalismo, la tradición escolástica, la tradición hegeliana. La Fenomenología. El existencialismo. El neopositivismo. Científicos y filósofos en la mitad del siglo XX.

Lección 2ª. El movimiento analítico. Su historia. Interpretación de la filosofía tradicional. Problemas filosóficos y problemas lingüísticos. Juicios analíticos y juicios sintéticos, a priori y a posteriori. Análisis lingüístico y análisis gramatical. Los problemas filosóficos y la confusión lingüística. La «neutralidad filosófica» del movimiento analítico.

Lección 3ª. El positivismo lógico, o neopositivismo propiamente dicho. El Círculo de Viena. El punto de partida del positivismo lógico: ciencia y filosofía. Proposiciones formales y proposiciones empíricas, ciencias formales y ciencias empíricas. El positivismo lógico como empirismo. Análisis empirista de la relación causal.

Lección 4ª. El principio de verificabilidad. Teoría de la significación. Dificultades del principio. El final del Círculo de Viena y el ulterior desarrollo del neopositivismo.

Lección 5ª. El empirismo lógico. Filosofía positiva. Criticismo y análisis. Reconstrucción del conocimiento científico.

Lección 6ª. Soluciones a problemas especiales del neopositivismo. El fisicalismo y el movimiento de la ciencia unificada. Intersubjetividad y traducibilidad fisicalista. Mitigación del fisicalismo. La Enciclopedia de la Ciencia Unificada.

Lección 7ª. El convencionalismo. El operativismo.

La segunda parte consta de once lecciones. Lleva por título «Filosofía de la persona y existencialismo.» («Persona» es una de las voces que Sacristán escribió para la Enciclopedia Argos Vergara coordinada por Esteban Pinilla de las Heras. Laureano Bonet ha dado cuenta de este escrito, inédito hasta el momento, en el reciente Simposio sobre la obra de Sacristán celebrado en el Ateneo barcelonés los días 26, 27 y 28 de noviembre. Para «Personalismo» puede verse Lecturas de filosofía moderna y contemporánea, edición y presentación de Albert Domingo Curto).

Lección 8ª. El concepto tradicional de persona. La definición de Boecio y su tradición. Persona y consciencia en Descartes y en Hegel. Persona y libertad.

Lección 9ª. El personalismo. Crítica de la funcionalización de la persona. Individuo y persona. Análisis político-sociales.

Lección 10ª. Las filosofías llamadas de la existencia. Rasgos generales. Tradición filosófica y origen histórico. El punto de partida antropológico. El punto de vista activo. Actitud ante la ciencia.

Lección 11ª. Existencialismo teísta y existencialismo ateo. El origen religioso del existencialismo. El existencialismo como un «saber de salvación». La visión atea de los temas existencialistas. Personalidades principales de ambas tendencias.

Lección 12ª. Karl Jaspers. El saber filosófico. Filosofía de la existencia y metafísica. Las situaciones-límite. Trascendencia y fe filosófica.

Lección 13ª. Jean-Paul Sartre. Su existencialismo. Ontología fenomenológica existencial. Etica existencialista.

Lección 14ª. Gabriel Marcel. Y el tema de la funcionalización del hombre.

Lección 15ª. Martín Heidegger. La analítica existencial. Analítica existencial y ontología. Los existenciales. El ser-en-el-mundo: disposición y comprensión. La cura. Propiedad e impropiedad. La temporalidad. La historia.

Lección 16ª. Martin Heidegger (continuación). El «reverso» de la analítica existencial. Iluminación por el Ser. Verdad del Ser. Destinación del hombre. Últimas perspectivas del pensamiento de Heidegger.

Lección 17ª. Nicola Abbagnano: su «existencialismo positivo».

Lección 18ª. Ortega y Gasset: elementos existencialistas en su filosofía.

Obsérvese las dos lecciones dedicadas a Heidegger.

Muchos de los autores y temas incluidos en este programa fueron desarrollados por Sacristán en el artículo suyo que cita en la bibliografía: «La filosofía desde la terminación de la II Guerra Mundial hasta 1958» (Papeles de filosofía, pp. 90-219).

El texto del que hablamos de cerraba con una nota y una indicación bibliográfica. La nota:

Este programa puede prepararse con cualesquiera lecturas. Los cinco temas de introducción no son objeto de examen. Tampoco son vinculatorios los epígrafes de cada lección, sino solo el rótulo de cada una, o sea, su tema general.

Podía ser útil, añadía, la lectura de los siguientes estudios o de algunos de ellos, aparte de cualquier historia de la filosofía.

I. M. Bochenski, La filosofía actual, FCE.

Frederick Copleston, S.I. Filosofía contemporánea, Herder.

E. Bréhier, Los temas actuales de la filosofía, Taurus.

Manuel Sacristán, «La filosofía desde la terminación de la segunda guerra mundial hasta 1958», en el Apéndice 1957-1958 de la Enciclopedia Espasa.

Weinberg, Examen del positivismo lógico, Aguilar.

A. De Waelhens, La filosofía de Martin Heidegger, CSIC.

J. Ferrater Mora, Ortega y Gasset, Seix-Barral.

IV. Fundamentos de filosofía, 1959-1960.

Son los apuntes de su primer año en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales. Fueron editados, en formato libro, por la Cooperativa Universitaria de Barcelona en 1959 (El profesor Gerard Marín Plana tuvo la delicadeza de regalarme un ejemplar, detalle que nunca agradeceré suficientemente).

Son diecisiete las lecciones de este curso. No hay ningún apartado dedicado a cosmología u ontología. El grueso sigue siendo el apartado de lógica (ocho lecciones). El apartado de metodología está compuesto de una única lección y son cinco las lecciones del apartado de gnoseología (como en los otros cursos).

La introducción presenta el siguiente desarrollo:

Lección 1ª. Sobre el uso del término «filosofía».

Lección 2ª. Origen histórico de la filosofía.

Lección 3ª. Sistemática de la filosofía. 1. los temas de los primeros filósofos. 2. El origen de la ciencia europea en Grecia. 3. El nuevo concepto de filosofía. 4. La sistemática de la filosofía clásica. 5. Los tipos de universalidad filosófica.

Con una «Nota sobre la sistemática de este curso de Fundamentos de filosofía (1959/1960)» finaliza este apartado, nota en la que Sacristán justificaba el contenido del curso:

Si se lanza una ojeada de conjunto al proceso histórico de la temática de la filosofía, se comprueba que los problemas tratados por ella pueden clasificarse así: 1. Problemas metafísicos. 2. Problemas referentes al conocimiento. 3. Problemas referentes a la realidad física. 4. Problemas referentes al hombre.

Como sería un objetivo desmesurado intentar estudiar en un único curso de Fundamentos de Filosofía toda esa enciclopedia histórica, nuestro programa tiene que practicar una selección. Desde cierto punto de vista, las materias filosóficas más interesantes para estudiantes de ciencias sociales son las del punto 4. Sin embargo, las del punto 2 son previas a todas las demás. Son también de gran interés para el estudioso de ciencias sociales a consecuencia del gran desarrollo técnico de algunas de estas ciencias –la teoría económica, por ejemplo. Las materias del punto 2 dan las armas para proceder científicamente en cualquier terreno y discuten además cuestiones referentes a la idea misma de ciencia. La metodología y la teoría del conocimiento deben por ejemplo informar sobre problemas tan candentes hoy como los siguientes: ¿son las ciencias sociales verdaderas ciencias? ¿Se diferencian esencialmente de las de la naturaleza?, etc.

Así pues, las materias de los puntos 2 («Problemas referente al conocimiento») y 4 («Problemas referentes al hombre») eran las más interesantes para estudiosos de ciencias sociales. Constituían sin embargo un temario demasiado amplio para un único curso. Por eso el programa se limitaba, después de la introducción, al estudio de las cuestiones del punto 2, sin negar el interés filosófico de los problemas vinculados al punto 4, los problemas referente al ser humano, que Sacristán no concreta en esta ocasión.

En los apuntes de este curso hay una interesante reflexión sobre la filosofía en la primera lección, con referencias a las relaciones entre la filosofía y las ciencias sociales. Un resumen:

Para toda persona que no esté especialmente dedicada a su estudio, la filosofía se presenta como un determinado producto cultural que se encuentra con otros muchos en la sociedad en que esa persona viva. «Filosofía», «física», «geometría», «pintura», «poesía», etc. eran elementos del tesoro cultural que la humanidad había ido acumulando y que ponía a disposición de cada generación para que esta lo asimilara y lo acrecentara. Un individuo podía sentirse o no inclinado a estudiar la filosofía, igual que podía ser aficionado a la poesía o no serlo. Pero este no era el caso, de todos modos, cuando la persona en cuestión era un estudiante de las facultades de ciencias políticas y económicas, el cual se encontraba con la filosofía como «asignatura». Esta circunstancia podía ofrecer una pista para empezar a precisar la noción de filosofía.

Los elementos que componían el acervo cultural de la humanidad podían clasificarse en dos grandes grupos: «el grupo de aquellos que aportan principalmente conocimientos y el grupo de aquellos otros principalmente encaminados a satisfacer necesidades de otro tipo -de organización, por ejemplo, como el estado, que también es un producto de cultura, o necesidades estéticas como el arte, etc.»

El primer grupo podría llamarse «grupo de los productos culturales científicos», usando esta última palabra en un sentido muy amplio. A este grupo pertenecía la filosofía. Por eso podía ser una «asignatura» en un programa de estudios. Las creaciones culturales no científicas –la pintura, por ejemplo– podían dar lugar a «asignaturas», pero no lo eran ellas propiamente; se podía estudiar científicamente la historia de la pintura, o su técnica en un determinado pintor o época, y esos temas podían ser «asignaturas», temas para enseñar y aprender. Pero pintar no lo era; «pintar no es principalmente aprender ni enseñar, aunque lo pintado pueda enseñar cosas acerca del hombre y hasta del mundo».

Esta última observación permitía inferir que la distinción entre productos culturales de conocimiento, científicos, y productos culturales de otro tipo –artísticos, por ejemplo– no debía ser tomada en un sentido absoluto. «El arte puede también descubrir y enseñar. Lo que ocurre es que no tiene por objeto principal y directo esas actividades». También, a la inversa, podía satisfacer una inclinación estética un buen libro de física o una elegante demostración matemática. Pero su objetivo principal no era la producción de ese efecto.

Admitiendo la distinción con flexibilidad y prudencia, podía ser conservada para establecer una primera precisión: «la filosofía es un producto cultural de tipo científico o cognoscitivo».

No obstante, la filosofía revelaba prontamente diferencias apreciables respecto de los demás «productos culturales científicos», respecto de las ciencias. El estudioso de ciencias sociales podía hacerse cargo de ello con un breve «experimento mental»: «si pasando revista a todas las ciencias de nuestra enciclopedia universitaria se plantea ante cada una de ellas la pregunta de si es útil para el futuro sociólogo o economista, o si se trata en cambio de un estudio inoportuno para él, llegará siempre, con más o menos trabajo, a una respuesta clara». Estudiar cristalografía por ejemplo (John D. Bernal estaría en la mente de Sacristán en esta ilustración. Habló de él en su artículo enciclopédico sobre filosofía hasta 1958 en el apartado dedicado al marxismo; también en «Al pie del Sinaí romántico»), podía ser útil a toda persona desde el punto de vista de la cultura general, de su formación personal, etc. «Pero no se ve en qué puede ser útil a una persona en cuanto economista o sociólogo. En cambio, se aprecia en seguida la utilidad de la matemática o de la geografía en el caso indicado».

Y la filosofía, ¿era útil el estudio de la filosofía para un economista en tanto que economista? «Aquí seguramente serán defendibles contestaciones diversas, más variables que cuando se discute el caso de una ciencia. Y es muy natural que se vacile al intentar responder a esa pregunta, por el hecho entre otros de que, a diferencia de lo que ocurre en las ciencias, no hay entre los filósofos un acuerdo general acerca de lo que es filosofía». Y no disponiendo de un concepto preciso y universalmente admitido de la disciplina se hacía casi imposible contestar categóricamente la pregunta.

Un tipo de enseñanza filosófica elemental como el que era entonces común en los países anglosajones, «enseñanza protagonizada por la lógica y la metodología», tenía sin duda cierto interés «para el teórico, economista o sociólogo, como para todo científico que aspirara a comprender su ciencia con sistema y teoría, en vez de ser un mero empírico, un práctico». Lo mismo podía decirse de toda filosofía que tuviera un sentimiento esencialmente metodológico. En cambio, una filosofía que se interesara principalmente por temas mucho más lejanos de las ciencias sociales y naturales, «una filosofía, por ejemplo, que considere que el verdadero conocimiento filosófico es de la naturaleza de la poesía, como ocurre en el existencialismo alemán contemporáneo», difícilmente sería útil al economista en tanto que economista.

Pero ocurría que tan diversos objetos eran todos ellos filosofía en el siglo XX: «filósofos son los neopositivistas Ayer o Hempel, en Inglaterra y América respectivamente, y el existencialista Jaspers o el metafísico existencial Heidegger en Alemania». Así, pues, los filósofos no podían ayudar gran cosa a resolver rápidamente la cuestión de si la filosofía era o no un estudio útil para el economista. Pero, en todo caso, «todos esos hechos ponen de relieve una clara diferencia entre las ciencias y esa otra ocupación “científica”, cognoscitiva que es la filosofía».

El lenguaje cotidiano y no-científico utilizaba por su cuenta la voz «filosofía» y otras derivadas de ella, como el adjetivo «filosófico» o el adverbio «filosóficamente». Como generalmente ocurría en el lenguaje vivo y natural, «susceptible sin duda de enquistarse en lugares comunes, pero también capaz de expresar muchos matices delicadamente percibidos», esas palabras tenían en él sentidos varios y cambiantes. «Pero seguramente puede decirse que uno de los sentidos más frecuentes de “filosófico” es el de “difícil, abstracto, profundo, muy general”. Ese sentido se manifiesta en expresiones como “eso es demasiado filosófico”, “no se ponga usted a hacer disquisiciones filosóficas”, etc».

Otro sentido importante que valía la pena considerar era el que tenían esas palabras en frases como «se tomó la desgracia muy filosóficamente», «tuvo una reacción muy filosófica», «contestó con calma y filosofía», etc. En todos esos contextos significaban esas palabras una renuncia: «renuncia a luchar, por ejemplo, contra un fracaso que se toma “filosóficamente”, o renuncia al menos a reaccionar impulsivamente contra una ofensa –“contestó con calma y filosofía”–, etc. Pero estaba claro que no era lo mismo decir “X se tomó la ofensa con mucha filosofía” que decir “X se aguantó”, por cobardía o por cualquier otra causa. En esa “renuncia filosófica” el lenguaje común ve algo especial».

La «renuncia filosófica» se basaba en dar poca importancia al hecho que motivaba la reacción, no en «aguantarse» concediéndole mucha importancia. ¿En qué se basa esa «renuncia filosófica», ese filosófico quitar importancia a los hechos particulares? El espíritu del lenguaje cotidiano contestaría: el «filósofo» da poca importancia a las cosas particulares porque las ve desde lejos; el «filósofo» tiene unas ideas generales sobre todas las cosas, y no da mucha importancia a una sola de ellas, sino que pone cada cosa en relación con las demás.

Ese rasgo de la generalidad, la universalidad, la totalidad de la actitud filosófica, era en efecto característico. Filosófico, señala Sacristán, era interesarse por el todo de las cosas y verlas todas desde ese todo. Tan característicamente filosófico era ese rasgo que permitía interpretar otro sentido del uso de la palabra «filosofía» en el habla cotidiana, sentido aparentemente contradictorio del de la renuncia: «como es sabido, Sócrates, el filósofo ateniense del siglo V a.n.e., murió condenado por sus ideas». Lo mismo había ocurrido a otros filósofos en el curso de la historia. «Pues bien: se encuentra muy natural en un filósofo el que acepte morir por sus ideas. Un filósofo contemporáneo, Karl Jaspers, ha creído incluso poder determinar con ese hecho la conducta filosófica». Jaspers había sostenido que el hecho de que Giordano Bruno y Galileo Galilei reaccionaran a principios del siglo XVII de modos contradictorios ante el problema de renegar de sus ideas o morir (Bruno no renegó y pereció; Galileo renegó y se salvó) se explicaba porque Bruno reaccionó como filósofo, y Galileo como físico y astrónomo. (Sacristán volvería tiempo después sobre esta distinción de Jaspers desde una perspectiva crítica; véase «Un problema para tesina de filosofía», 1967, o su conferencia del mismo año sobre «Bruno y Galileo»).

Podría sin duda interpretarse esa conducta filosófica como renuncia a saber, como renuncia a la vida. Pero seguramente se penetraba más profundamente en ella «interpretándola como una inconmovible negativa a renunciar al propio filosofar». También este caso aparentemente contrapuesto al de la renuncia podía interpretarse por el carácter total, absorbente, de la conducta filosófica: «el filósofo no puede renunciar a ningún elemento de su pensamiento. Su pensamiento filosófico, su filosofía, es algo tan total e indivisible que constituye o dirige incluso su vida moral». El filósofo podía renunciar a muchas cosas porque estas carecían de importancia vistas desde esa instancia última y total que era la filosofía; pero no podía renunciar a su pensamiento filosófico.

El carácter universal y total del saber filosófico explicaba por qué era difícil decidir si su estudio es útil o impertinente para un economista, para un sociólogo en general. «De una ocupación intelectual de naturaleza tan general puede en efecto el estudioso de ciencias sociales esperar dos cosas: que trate de problemas teóricos muy generales y por tanto básicos a toda ciencia, y que trate de problemas prácticos (morales) también fundamentales». Y estos últimos, la orientación en los ideales y en las aspiraciones, eran de gran importancia en ciencias que tenían por objeto la sociedad humana. Pero, por otra parte, «como el estudio filosófico es de suma generalidad, no puede en cambio esperarse de él una ayuda inmediata y directa en la tarea científica». En este doble aspecto del asunto arraigaba la vacilación que podía sentir la persona dedicada a las ciencias sociales ante la pregunta: ¿debo o no debo leer filosofía? «En todo caso, por lo que hace a nuestra aproximación al concepto de filosofía, puede sin duda mantenerse este resultado: la filosofía es un saber (o una investigación) de carácter sumamente general y total», tan total que comprometía y dominaba también la vida moral de la persona que la profesaba.

Ese criterio bastaba para distinguir la filosofía de las ciencias particulares, todas ellas definidas por un objetivo limitado («o por un modo de consideración del mundo, por un objeto formal»). No serviría en cambio sin más para distinguirla de la religión, pues también la religión era un saber de ultimidades y un saber total que domina la moral del creyente. «Pero la distinción entre filosofía y religión –una distinción elemental, por lo menos– no es en principio demasiado difícil: la religión tiene en la fe y en la tradición su soporte y su vehículo». La filosofía, por el contrario, se basaba en el pensamiento racional y crítico, y se transmitía por enseñanza de datos y problemas más que por adhesión de quien aprende a las ideas de quien enseña. «Esa adhesión puede producirse, pero no es el objetivo capital de la enseñanza filosófica». En la línea de lo que sostendrá Sacristán años después, como hemos comentado, «aprender filosofía es sobre todo aprender a filosofar y enseñarla enseñar a filosofar».

La ultimidad, la generalidad, la totalidad del saber filosófico daban lugar a un tipo de conducta intelectual distinto del de las ciencias, asunto prácticamente aceptado por todos los filósofos. En cambio, «hay entre las diversas escuelas filosóficas discrepancias notables a la hora de precisar más la naturaleza de esa peculiaridad de la filosofía». Cuando se contemplaban esas discrepancias, no se podía evitar la preocupación siguiente: «¿no recubrirá la palabra “filosofía” actividades intelectuales diversas? Como la voz “filosofía” tiene una tradición de más de veinte siglos, puede en efecto haber ocurrido algo semejante. Puede por ejemplo darse que en el curso de la historia haya cambiado el concepto de filosofía, y que en un mismo siglo existan diversas concepciones de la misma».

Todo producto de la historia debía ser considerado históricamente. La filosofía no podía hacer, no podía ser una excepción, sobre todo si se consideraba la aludida discrepancia turbadora entre los mismos filósofos acerca del concepto de la disciplina que cultivaban.

V. Otros cursos de Fundamentos de Filosofía.

No se editaron o no han llegado hasta nosotros los apuntes desarrollados de otros cursos de Fundamentos de Filosofía; sí, en cambio, algunos programas.

Uno de esos programas, no fechado, es el de ‘Fundamentos de Filosofía para estudiantes de ciencias políticas, económicas y comerciales’. Más pensado para estudiantes de ciencias económicas y políticas, es un programa extenso. Son 38 lecciones esta vez, divididas en tres partes: I. Filosofía y ciencias sociales. II. Elementos de teoría de las ciencias sociales. III. Elementos de lógica formal, más un apartado de «Lecturas recomendadas».

Componen la primera parte cinco lecciones (similares a las de otros años):

1. Los significados del término «filosofía» en el lenguaje cotidiano.

2. Los orígenes de la filosofía occidental.

3. El contenido de la filosofía en su historia.

4. Sistemática de la filosofía contemporánea.

5. Filosofía y ciencias sociales.

La segunda parte (con novedades importantes) está dividida en los apartados: a) Los métodos científicos generales. b) Cuestiones críticas. c) La naturaleza de la teoría científico-social.

El apartado a) lo forman dos lecciones:

6. Sentidos de la palabra «método». El campo de la metodología general.

7. Abstracción. Inducción. Deducción. Análisis y síntesis en el razonamiento.

El apartado b agrupa ocho lecciones:

8. El problema de la naturaleza de los estudios sociales. Las filosofías vitalistas y su idea de la comprensión histórica.

9. La abstracción y las ciencias sociales.

10. La inducción y las ciencias sociales.

11. La deducción y las ciencias sociales.

12. El problema de la normatividad. Los valores.

13. La objetividad en las ciencias sociales.

14. La doctrina de la «comprensión»: consideración crítica.

15. La naturaleza científica de los estudios sociales.

Son también ocho las lecciones del apartado c:

16. Individuo y estructura como objeto de la investigación social.

17. La teoría científico-natural como tipo clásico de teoría.

18. Diversas clases de teoremas.

19. El uso de las leyes de tipo clásico en las ciencias sociales. Teorías y modelos.

20. El uso de las leyes probabilísticas en las ciencias sociales.

21. El uso de las leyes de tendencia en las ciencias sociales.

22. La naturaleza histórica de las ciencias sociales.

23. Ciencias sociales y práctica social.

Componen la tercera parte del programa, la dedicada a la lógica y asuntos filosóficos anexos, las quince lecciones siguientes:

24. Concepto de lógica formal.

25. La consideración lógica del discurso. Sintaxis, semántica y pragmática. Las propiedades lógicas del discurso.

26. Los diversos grados de análisis del discurso.

27. La lógica proposicional: semiótica.

28. Lógica proposicional: deducción.

29. Lógica proposicional: procedimientos decisorios.

30. Algebra de Boole. El silogismo categórico.

31. Lógica de predicados: semiótica.

32. Lógica de predicados: deducción.

33. Lógica de predicados: cuestiones de consistencia, completud y decidibilidad.

34. Elementos de lógica de clases.

35. Elementos de lógica de relaciones.

36. Importancia de la lógica de relaciones para las ciencias sociales: el concepto formal de estructura.

37. Análisis formal de la inducción y consecuencias filosóficas del mismo.

38. Los límites del formalismo.

Por lo señalado en la lección 33ª es posible que Sacristán intentara una aproximación a los teoremas de limitación de Gödel, su segundo tema de investigación, con la probable dirección de Hans Hermes, durante su estancia en el Instituto de lógica matemática de Münster.

Sacristán incluía una nota aclaratoria sobre la última parte del programa: «La parte III del programa es de estudio voluntario y no se exige en exámenes.»

Las lecturas recomendadas fueron las siguientes:

Textos de consulta para la parte I: W. Dilthey, Historia de la filosofía (México, FCE). E. Bréhier, Historia de la filosofía (Madrid, Revista de Occidente). R, Mondolfo, El pensamiento antiguo (Buenos Aires, Ed. Losada). B. Russell, Los problemas de la filosofía (Barcelona, Ed. Labor).

Fueron varias las aproximaciones de Sacristán a la obra del gran matemático y filósofo británico. (Véase https://espai-marx.net/?p=18043.)

Para la preparación de la parte II: Q. Gibson, The logic of social enquiry (Londres, 1959), con la siguiente observación: «Hay traducción castellana deficiente y con erratas importantes: La lógica de la investigación social, Madrid, Editorial Tecnos, 1961.»

Los textos de consulta y ampliación de la parte III eran los siguientes:

W. V. Quine, El sentido de la nueva lógica (Buenos Aires, Ed. Nueva Versión), W. V. Quine, Los métodos de la lógica (Barcelona, Ariel), D. Hilbert-W. Ackermann, Elementos de lógica teórica (Madrid, Tecnos)

En 1962, recordemos, Sacristán tradujo, presentó y anotó Los métodos de la lógica para la editorial Ariel; también Desde un punto de vista lógico. Véase https://espai-marx.net/?p=17806.

Una nota sobre el libro de Hilbert y Ackermann. En un comentario suyo de 1978 sobre Gabriel Ferrater, observaba Sacristán:

Sí, era muy esencial en todo. El que dejara las cosas a medio hacer no quiere decir que no fuera esencial. Recuerdo que, cuando él empezaba a interesarse por la lógica, le dejé un ejemplar de la primera edición del tratado de Hilbert-Ackermann, que ya entonces era un rareza bibliográfica. Yo acababa de conseguirlo en anticuariado y todavía no lo había abierto. Cuando me lo devolvió, Gabriel había corregido cuidadosamente las erratas. La impresión de que fuera superficial porque dejaba cosas a medio hacer es engañosa. Gabriel era concienzudo, y esta condición no siempre es favorable para el curriculum.

Nos han llegado también unas notas manuscritas suyas sobre algunas de las lecciones de este curso (véase anexo 1).

En abril de 1962, el que sería ese mismo año opositor a la cátedra de lógica de la Universidad de Valencia escribió unas «Observaciones acerca de la propuesta asignatura ‘Lógica y teoría del conocimiento científico’». La primera observación llevaba por título: «Acerca de la orientación general»:

1.1. Parece obvio que el contenido de la disciplina tiene que orientarse con preferencia hacia la problemática epistemológica de las ciencias sociales (lo que no excluye introducción de conceptos generales, dado el nivel de cultura general de parte de los alumnos). Por ello podría tal vez optarse por un título más explícito, ya moderno -como, p.e., «Lógica y teoría de la ciencia social», o «Lógica y filosofía de las ciencias sociales»- ya más tradicional – como, p.e., «Lógica y metodología de las ciencias sociales». No obstante, lo decisivo es el contenido y no el rótulo.

1.2. Para que esta disciplina tenga toda su eficacia, la enseñanza general en primero debe complementarse con cursos monográficos o seminarios para alumnos de 3º, 4º y 5º. La materia da también temática aplicada digna de cursos monográficos de doctorado (Naturaleza y límites de la formalización, Teoría axiomática, Discusión de las varias nociones de modelo, etc).

La segunda observación se titulaba «Acerca del contenido mismo»:

2.1. Lógica formal.

2.1.1. Lógica elemental (introducción analítica, lógica proposicional, lógica de predicados, excurso sobre la silogística aristotélica, lógica de clases, lógica de relaciones –de especial importancia, por el concepto formal de estructura, para estudiantes de ciencias sociales).

2.1.2. Metalógicas (Metalógica en general –sintaxis, semántica, pragmática–; estudio al menos –si no demostración en primer curso– de los principales teoremas metalógicos: Deduktionenstheorem, teoremas de Gödel y de Church–; tal vez estudio especial de la pragmática, porque, aunque disciplina naciente, es de especial interés para estudiosos de ciencias sociales).

2.2. Teoría de las ciencias sociales (o Metodología de las ciencias sociales, o –tal como está previsto– Teoría del conocimiento científico, pero aplicado a las ciencias sociales).

2.2.1. Temas clásicos de metodología general (empezando por cuestiones elementales, habida cuenta de la presencia en primer curso de estudiantes sin ninguna lectura epistemología previa).

2.2.2. Parte crítica (estudio de las escuelas filosóficas que han sostenido o bien la inaccesibilidad científica de los temas humanos, o bien la existencia en cuestiones sociológicas de un tipo de conocimiento esencialmente distinto del que se da en otras ciencias: «comprensión» rickertiana, etc).

El objeto de 2.2.2. tiene que ser llegar a una conclusión acerca de la naturaleza científica de los estudios sociales en la teoría moderna.

2.2.3. Parte sistemática (Estudio –lo más concreto y aplicado y ejemplificado posible– del juego de los actos, elementos o «pasos» metodológicos generales en las ciencias sociales; clases de leyes científicas –causales, clásicas, etc.– y su uso en ciencias sociales; discusión de la noción de modelo en sus varias sentidos, etc).

2.2.4. Cuestiones metacientíficas (tema general: el alcance y los límites del conocimiento sociológico. Ciencias sociales e historia. Ciencias sociales y práctica social).

Salvo error por mi parte, la asignatura no llegó a implementarse finalmente. Algunos de los temas indicados ya estaban incluidos en los apartados de Fundamentos.

El programa de Fundamentos de filosofía (para estudiantes de Ciencias Sociales) del curso 1962-1963, el más extenso, consta de 49 lecciones, divididas en una Introducción y tres partes: Lógica formal, Metodología general y Problemas metodológicos generales de las ciencias sociales (de nuevo, según el libro de Quentin Gibson, The Logic of Social Enquiry).

La Introducción lleva por título: «Filosofía y ciencias sociales». Son cuatro lecciones:

Lección 1ª. Sobre los usos del término «filosofía» en el lenguaje común y el académico.

Lección 2ª. El nacimiento de la filosofía. Caracteres de la visión del mundo de las antiguas culturas orientales. La filosofía griega. Origen de la filosofía y origen de la ciencia.

Lección 3ª. El contenido de la filosofía en su historia (sistemática filosófica histórica). Los temas de los primeros filósofos griegos. La sistemática aristotélica. Los temas de la filosofía medieval. La sistemática de Wolf. La crisis de la sistemática clásica. Filosofía, ciencia y práctica.

Lección 4ª. Filosofía y ciencias sociales. La reflexión sobre la sociedad en los orígenes de la filosofía. La especulación filosófico-social en la tradición filosófica. La filosofía y la constitución de als ciencias sociales como disciplinas positivas.

La parte primera está dedicada a la lógica formal. Veintiocho lecciones, con la siguiente estructura:

a) Elementos de análisis lógico.
Lección 5ª. Noción de la lógica formal. Los significados del término «lógica». Noción de lo lógico-formal: la forma lógica. Forma lógica y conocimiento fáctico.

Lección 6ª. Concepto de formalización. Categorías sintácticas. Análisis y síntesis en el método de la lógica. El medio lingüístico. El lenguaje formalizado.

Las categorías sintácticas; constantes, variables, parámetros, esquemas, proposiciones y enunciados.

Lección 7ª. Sincategoremas, o signos impropios. Concepto general. Conectivas, enlaces o conexiones. Operadores.

Lección 8ª. Las funciones lógicas. Introducción de la idea de función en lógica. El concepto de función. Funciones proposicionales. Funciones y conectivas.

Lección 9ª. Sintaxis lógica. Concepto. Sintaxis general y especial. El algoritmo lógico; la base primitiva; elementos constituidos; efectividad.

Lección 10ª. Semántica lógica. Concepto. Semántica especial y general. El lenguaje formalizado. Conceptos de interpretación y modelo. El concepto semántico de verdad.

b) El sistema de la lógica elemental o lógica en sentido estricto.

1. Lógica proposicional

Lección 11ª. La lógica proposicional como primer nivel de análisis del discurso. Elementos semióticos. Interpretación semántica.

Lección 12ª. Dualidad. Leyes de De Morgan.

Lección 13ª. Reductibilidad de las 5 funciones veritativas de Principia Mathematica. Formas normales de la lógica proposicional.

Lección 14ª. Decidibilidad de la lógica proposicional. Método de las tablas veritativas. Método de las formas normales. El análisis veritativo-funcional de Quine.

Lección 15ª. Formulación axiomática de la lógica proposicional.

Lección 16ª. Aplicaciones de la lógica proposicional.

2. La lógica de predicados de primer grado.

Lección 17ª. La lógica de predicados como segundo nivel de análisis del discurso. Elementos semióticos. Lógica de predicados de primer grado y de segundo grado. Los cuantificadores. Cuestiones semánticas.

Lección 18ª. Dualidad. Formas normales de la lógica de predicados.

Lección 19ª. Formulación axiomática de la lógica de predicados de primer grado.

3. El cálculo de la inferencia natural (cálculo de Gentzen y Quine).

Lección 20ª. Motivación y estructura del cálculo de la inferencia natural. Concepciones de la inferencia deductiva: resolución, inferencia a partir de axiomas, composición a partir de premisas o supuestos. El concepto de deducción «natural». Principios del cálculo de Gentzen.

Lección 21ª. Reglas lógico-proposicionales.

Lección 22ª. Reglas lógico-predicativas.

4. Propiedades del sistema de la lógica elemental

Lección 23ª. Conceptos de consistencia, completud y decidibilidad. Su relevancia para la teoría de la ciencia.

Lección 24ª. Consistencia del sistema de la lógica elemental.

Lección 25ª. Completud del sistema de la lógica elemental.

Lección 26ª. Indecidibilidad de la lógica de predicados.

5. Apéndice

Lección 27ª. Incompletud de la lógica de predicados de segundo grado. Consecuencias epistemológicas.

c) Elementos de lógica de clases y relaciones, o lógica en sentido amplio.

Lección 28ª. Nociones de lógica de clases. Las relaciones de pertenencia e inclusión. Abstracción. Identidad.

Lección 29ª. Algebra de clases.

Lección 30ª. Nociones de lógica de relaciones. Abstracción relacional. Terminología. Relación y función. Carácter fundamental de la noción de relación. El concepto formal de estructura.

d) Apéndice

Lección 31ª. Los límites entre la lógica y la matemática. La noción de número.

Lección 32ª. La lógica formal y los aspectos materiales y dialéctica del conocimiento. Verdad formal y verdad material. Estructura formal y proceso de conocimiento.

La segunda parte del programa estaba dedicada a la Metodología general, cinco lecciones en total

Lección 33ª. Los sentidos del términos «método». Método teorético y método práctico. Método hermenéutico y método didáctico. Método en sentido filosóficamente relevante y método en sentido técnico.

Lección 34ª. La deducción. Concepto tradicional. El silogismo categórico aristotélico. Concepto lógico-formal. La deducción en el conocimiento científico.

Lección 35ª. La inducción. Concepto tradicional. El concepto de reducción. Inducción «completa» e «incompleta». El fundamento de la inducción.

Lección 36ª. La hipótesis y el método hipotético-deductivo. Deducción e inducción en el método científico. La analogía. La hipótesis. El método hipotético-deductivo.

Lección 37ª. La llamada «intuición» y el método científico. Sentidos del término «intuición». Papel de la imaginación, la memoria y el entrenamiento en el trabajo científico. Teorías irracionalistas de la «intuición»: la intuition de Bergson y la empatía y comprensión vivencial de Dilthey y Rickert.

La parte tercera, ‘Problemas metodológicos generales de las ciencias sociales’ (de nuevo según el libro de Quentin Gibson The Logic of Social Enquiry), constaba de 12 lecciones.

a) Posturas anticientíficas sobre la investigación social

Lección 38ª. La crítica de la abstracción.

Lección 39ª. La crítica de la generalización.

Lección 40ª. Evidencia empírica y comprensión simpática

Lección 41ª. Hechos y valores.

Lección 42ª. La negación de la objetividad.

b) Peculiaridades lógicas de la investigación social

Lección 43ª. Psicología y ciencias sociales.

Lección 44ª. El uso de las leyes lineales en ciencias sociales.

Lección 45ª. El uso de las postulados de oportunidad.

Lección 46ª. El uso de los postulados de tendencia.

Lección 47ª. El supuesto de la racionalidad.

Lección 48ª. El estudio de la historia.

Lección 49ª. Investigación social y práctica social.

No ha llegado hasta nosotros documentación del programa del curso de 1963-1964. Sí, el del curso siguiente.

Son 35 las elecciones del programa de Fundamentos de filosofía del curso 1964-1965 (el año académico en el que escribió sus dos libros de lógica), el último que pudo impartir antes de su primera expulsión (BPS, rector García Valdecasas) vía no renovación de su contrato laboral. Están divididas en tres apartados: a) Introducción. b) Elementos de lógica y análisis formal. c) Cuestiones metodológicas de las ciencias sociales.

El programa se abre con una advertencia: «Las lecciones impresas en este programa en letra pequeña son de preparación voluntaria; no se exigen en el examen». Se distinguen aquí con las siglas NOEX; son diez en total. El programa quedaba reducido a 25 lecciones, las exigidas en la prueba.

Lección 1ª [NOEX]. Diversas significaciones del término «filosofía». Algunas acepciones corrientes de los términos «filosofía», «filosófico», «filosóficamente», etc. Su justificación por la historia de la filosofía. Notas morales, notas intelectuales y cambio histórico en el concepto de filosofía.

Lección 2ª [NOEX]. Filosofía y ciencia. Nacimiento de la filosofía y la ciencia griegas. La independización y las ciencias positivas. La fundamentación de las ciencias.

Lección 3ª [NOEX]. Las concepciones de la filosofía en la actualidad. Conservación del concepto tradicional de filosofía; su sistemática. Filosofía como concepción del mundo. Filosofía como crítica. Filosofía y filosofar.

Las elecciones del apartado b) son diecisiete.

Parte primera: La la lógica formal y las ciencias reales. Categorías lógicas.

Lección 4ª. Noción de la lógica formal. Cómo se caracteriza una ciencia. La abstracción básica de la lógica formal. La forma lógica. Esquemas. Verdad formal. Esquemas finales. La lógica formal como ciencia o teoría. Sentido de las verdades formales. La lógica como arte o técnica.

Lección 5ª [NOEX]. La lógica formal en la investigación de fundamentos. La cuestión de los fundamentos. La «crisis de fundamentos» de las ciencias. Aspectos materiales y formales de una crisis de fundamentos. La estructura de las teorías. La precisión del objeto formal de una teoría. La utilidad heurística de la investigación de fundamentos.

Lección 6ª. El ideal del lenguaje bien hecho. Las paradojas de la teoría de conjuntos. Lenguajes «mal hechos». La paradoja de Epiménides. Lenguajes «bien hechos». Cálculos formales y lenguajes formalizados. Metalenguaje. La investigación de fundamentos en lógica. Sintaxis y semántica. Los límites del programa algorítmico. Los frutos del programa algorítmico.

Lección 7ª. Las categorías lógicas. Análisis lógico y categorías. Las categorías. Expresión, Fórmula, Enunciado. El nombre: la categoría Constante, Constantes lógicas. La categoría Variable Los cuantificadores. Categorías compositivas o conjuntivas. Funciones lógicas. Abstracción funcional.

Parte segunda: El sistema de la lógica elementales

Sección primera: el lenguaje de la lógica elemental.

Lección 8ª. La composición de enunciados. Lógica de enunciados. Concepto de lógica de enunciados. Símbolos elementales de la lógica de enunciados. Fórmulas de la lógica de enunciados. Esquematización de enunciados del lenguaje común por fórmulas de la lógica de enunciados. La notación de las funciones veritativas.

Lección 9ª. La estructura de los enunciados atómicos. La lógica de predicados. Concepto de la lógica de predicados. Símbolos elementales o primitivos de la lógica de predicados. Fórmulas de la lógica de predicados de primer orden. Esquematización de enunciados del lenguaje común por fórmulas de la lógica de predicados de primer orden. La implicación de la lógica de predicados de primer orden. La constante «I».

Sección segunda: Cálculos lógicos elementales.

Lección 10ª. Presentación axiomática del cálculo de predicados de primer orden. El sistema axiomático. Nociones de demostración, o derivación y de teorema. Axiomas y esquemas axiomáticos. Modelos isomorfos. Monomorfismo y polimorfismo. La idea de definición implícita.

El sistema axiomático de Hilbert y Bernays para la lógica elemental. La demostración en el sistema axiomático.

Lección 11ª [NOEX]. La deducción a partir de premisas. Las tres concepciones de la argumentación formal. Los problemas de la deducción natural. Las nociones de demostración y teorema en el cálculo de la deducción natural. Los dos géneros de operaciones básicas del cálculo de la deducción natural. Isomorfía de fórmulas y sustitución de variables. El cálculo de la deducción natural.

Lección 12ª [NOEX]. Técnica de la deducción natural. Algunos teoremas. Algunos teoremas de la lógica de enunciados. Algunos teoremas con cuantificadores.

Lección 13ª [NOEX]. Formas normales. Comparación del sistema axiomático con el cálculo de la deducción natural. Noción de forma formal. Normalización de los functores veritativos. -Normalización de los cuantificadores.

Justificación de las formas normales en el sistema axiomático. Comparación del sistema axiomático con el cálculo de la deducción natural.

El teorema de deducción.

Parte tercera: Limitaciones y alcance del cálculo lógico

Sección primera: las limitaciones del cálculo lógico

Lección 14ª [NOEX]. Rendimiento del cálculo lógico elemental. Los metateoremas sobre el rendimiento. Consistencia del cálculo lógico elemental. Completitud del cálculo lógico elemental. La lógica elemental y el programa algorítmico.

Lección 15ª [NOEX]. La lógica de predicados de primer orden y el teorema de incompletud de Gödel. La lógica de predicados de orden superior. La gödelización. El teorema de incompletud de Gödel. La significación del teorema de incompletud de Gödel para la teoría de la ciencia. El teorema de incompletud de Gödel y el programa de Hilbert.

Lección 16ª [NOEX]. Decidibilidad en la lógica elemental. Decibilidad de la lógica de enunciados. La técnica de las tablas veritativas. Reducción del número de funciones veritativas diádicas. Uso de las formas normales como técnicas de decisión en la lógica de enunciados. Decisión abreviada por «reducción al absurdo». Decidibilidad de las expresiones monádicas de la lógica de predicados.

Sección segunda: El alcance analítico del cálculo lógico

Lección 17ª. Lógica de clases. El álgebra de clases. La lógica general de clases. Clase nula y clase universal. El principio de abstracción y la paradoja de Russell. Algunos conceptos fundamentales de la aritmética: números cardinales; pares ordenados. Morfología de la lógica de clases.

Lección 18ª. Lógica de relaciones. Las propiedades poliádicas como relaciones. Relaciones y clases. Functores de relaciones. Conversas. Productos y potencias relacionadas. Dominios y campo. Descripciones relacionales. Clases de relaciones diádicas. Relaciones y clases de equivalencia. Univocidad. Isomorfías. Estructuras. Algunos conceptos matemáticos fundamentales: número cardinal; serie; función.

Parte cuarta: lógica, formal y metodología

Lección 19ª. La división y la definición. Lógica formal y metodología. Noción metodológica de la división. Disyuntividad y exclusión mutua. El fundamento de una división.

Noción metodológica de la definición. Definiciones sintácticas. Definiciones semánticas. Definiciones por abstracción.

Lección 20ª. El análisis formal de la inducción. El planteamiento clásico del problema de la inducción. El esquema reductivo de Łukasiewicz. La relación de inducción.

La posibilidad de una lógica inductiva según Carnap. Descripciones de estado y ámbitos semánticos. Funciones lógicas de medición. Funciones de confirmación. Idea de una lógica inductiva.

C) Cuestiones metodológicas de las ciencias sociales (Según el libro de Quentin Gibson La lógica de la investigación social)

Lección 21ª. Introducción. Caracterización del método científico.

Parte primera: Posturas anticientíficas en torno a la investigación social

Lección 22ª. La crítica del la abstracción. La multiplicidad de los rasgos. La unicidad de los acontecimientos sociales. Lo abstracto y lo concreto. Lo interno y lo externo. El método alternativo.

Lección 23ª. Crítica de la generalización. Tipos de postulados generales. Libertad. Cambio.

Lección 24ª. Crítica de la generalización (cont.).

Propósitos. La generalización en las explicaciones basadas en propósitos. Explicaciones basadas en la intención. Explicaciones basadas en motivos. Explicaciones motivadas restringidas. Fuentes de confusión en materia de propósitos.

Razones. Razones basadas en creencias. Razones basadas en creencias racionales.

Lección 25ª. Evidencia empírica y conocimiento analógico. La evidencia empírica en las investigaciones sociales. Conocimiento analógico. El conocimiento a través de la participación. La significación de las acciones. Identificación imaginativa. Aprehensión intuitiva. Identificación. La percepción social primaria.

Lección 26ª. Hechos y valores. La autonomía de la investigación social. El uso expresivo de los términos éticos. La aceptación naturalista de los términos éticos.

Confusión entre investigaciones sociales y éticas. Cambios en el uso de los términos éticos y fácticos. Fundamentación fáctica de los juicios éticos.

Lección 27ª. La negación de la objetividad. La importancia de esta negación. Influencia que afecta a las creencias. La influencia de los motivos. La influencia de la costumbre. La influencia de la situación social.

La estimación de la objetividad. Consideraciones generales. Las pruebas individuales. La circularidad de la negación de objetividad.

Parte segunda: Peculiaridades lógicas de la investigación social

Lección 28ª. Psicología y ciencias sociales. La supuesta independencia de las investigaciones sociales. Los individuos y sus relaciones sociales. Los individuos y la estructura social: a) La condición de los «hechos sociales»; b) el «estatus» de las «leyes sociales». La supuesta dependencia de los investigadores sociales. La interdependencia de las investigaciones psicológicas y sociales.

Lección 29ª. El uso de los postulados generales: Introducción. Teorías. Cuestiones que hay que tratar.

Lección 30ª. La utilización de las leyes deterministas. Teorías compuestas con leyes. Limitaciones de la utilización de leyes y teorías compuestas de leyes.

Lección 31ª. Utilización de leyes de azar. Aplicaciones de leyes de probabilidad a casos particulares. Probabilidades crecientes. Tipos especiales de probabilidad. La precisión en las leyes de azar. Teorías y leyes de azar. Lo que no se puede hacer. Lo que se puede hacer.

Lección 32ª. La utilización de leyes de tendencias. Clases de leyes de tendencia. Teorías factoriales. Utilización de teorías factoriales. Límites en el uso de las teorías factoriales.

Lección 33ª. El supuesto de la racionalidad. El uso de la palabra «racional». Acción racional y creencia racional. Medios y fines. Racionalidad, inteligencia y objetividad. La importancia de la racionalidad en la investigación social.

Limitaciones del argumento de racionalidad. Desviaciones de la racionalidad. Diferencia en los fines, circunstancias y asequibilidad de la evidencia. Dispersión del objeto de estudio. Incertidumbre y riesgo. Previsión de reacciones mutuas. Consecuencias involuntarias. Racionalidad y estructura social.

Lección 34ª. El estudio de la historia. La retrodicción. Vestigios, su interpretación y reconstrucción. El principio de evidencia acumulativa.

La explicación histórica. Lo que se explica. La selección de los factores importantes.

La interpretación de la historia. El carácter de una interpretación de la historia. Las «leyes del desarrollo histórico».

Lección 35ª. Investigación social y práctica social. La reciprocidad entre la investigación y la práctica. Práctica y predicción. El conocimiento del poder.

Se conservan también unas notas manuscritos de este curso de 1964-1965 sobre las tres primeras lecciones. A pesar de no ser exigidas en el examen, Sacristán pudo organizar algún seminario complementario sobre ellas.

Como se ha indicado, algunas de las consideraciones y posiciones expuestas en «Sobre el lugar de la filosofía en los estudios» están ya anunciadas en estos apuntes (anexo 2).

V. Crítica.

Tomo ahora pie en su célebre escrito metafilosófico de verano de 1967, publicado en catalán y castellano a principios de 1968 (puede verse en Papeles de filosofía, pp. 356-380, y en https://filosofia.org/bol/bib/nb088.htm), y resumo su crítica al papel filosófico que desempeñaba y a la forma en que se impartía (no en su caso) la asignatura de Fundamentos de filosofía.

Extirpado el tumor pseudofilosófico que era la especialización en filosofía, observaba Sacristán, se trataba de promover la motivación filosófica auténtica que, en su muy generosa opinión, acompañaba siempre la ciencia, el arte y la práctica racional.

La eliminación de la filosofía como licenciatura especial debía tener como finalidad la restitución de la motivación filosófica, universalmente crítica. El Instituto general o central de filosofía propuesto en su trabajo tenía que contribuir a esa tarea. «Ante todo de la manera ya apuntada. Pero esa vía –la de los seminarios, la preparación de un doctorado no reservado a un gremio, los cursos de investigación, las conferencias para oyentes de todas las Facultades, etc.–, aunque fuera la más obvia en cuanto existiera el Instituto, no sería la de más alcance».

Para apreciar este punto convenía considerar la práctica común de las diversas Facultades desde el punto de vista de su hacer filosófico. Una división podía trazarse a este respecto clasificando las enseñanzas superiores en dos grupos: «los estudiantes de las varias secciones de Letras y los de Económicas, Políticas y Comerciales cursan una asignatura (o dos) de introducción a la filosofía; las demás Facultades se incluyen en otro grupo, el de los centros sin ninguna enseñanza filosófica». La Facultad de Derecho se encontraba en una situación especial e interesante que merecía consideración aparte.

Antes convenía decir algo respecto de aquellos dos grupos. En el segundo, el de la ausencia de enseñanza filosófica, estaba todo por hacer en cuanto a la dimensión filosófica de la enseñanza, dejando aparte lo que estaban haciendo algunos profesores. En el primero había que deshacer antes de hacer, porque con alguna excepción, «y aquí no se consideran las excepciones», la enseñanza filosófica «era impartida en ellas por la sección de filosofía a través de misioneros situados en semejantes partibus infidelium». No era su caso como es sabido; Sacristán no formaba parte de la sección de filosofía desde 1959.

Pocas rarezas universitarias eran tan insostenibles como la idea de que el momento adecuado para institucionalizar la reflexión filosófica en Económicas (dónde él había impartido clases entre 1959 y 1965), Filología románica o Historia se encontrara precisamente al comienzo del estudio especial. «Como en ese momento el estudiante no dispone de conocimientos sustantivos de su ciencia, suficientes para alimentar el análisis filosófico, la temprana aparición de la asignatura Fundamentos de Filosofía sanciona definitivamente la escisión entre el conocimiento real y la reflexión filosófica, entre conocimiento y autoconocimiento». Una de las tesis centrales de su posición, de su argumentación.

Sin duda, la situación descrita era un éxito para la ideología filosófica especulativa y para la ideología justificadora del gremio de los profesores de filosofía: «pues dicha escisión es muy útil para arraigar en el estudiante la idea de una disciplina arcana y sustantiva, ajena a los temas, los resultados y los métodos de su propio estudio y cuya “superioridad” sobre éste debe tener muy sublimes raíces, puesto que no se entiende».

No menos cierto era, añadía, que el procedimiento sólo tenía éxito con los estudiantes menos inteligentes o con los más conformistas. Los otros estudiantes solían dividirse en dos grupos: «los menos reflexivos infieren de la extrañeza ex-machina de los Fundamentos de Filosofía –sobre todo si éstos se “enseñan” con un temario sistemático y especulativo tradicional [no fue nunca su caso como es sabido] la conclusión, más o menos fundada según los casos, de que esa asignatura es una solemne vaciedad arbitraria y parasitaria». Los estudiantes más reflexivos, «y aquellos cuya razón sea menos violada por el gran inquisidor propietario o posesor de la cátedra», comprendían a mitad de curso que su posibilidad de pensar filosóficamente dependía de su competencia de especialista, de su saber positivo.

En su opinión, no fue la única vez que lo señaló, la Facultad de Derecho mostraba en aquellos años el único intento de incorporación orgánica del punto de vista filosófico: «la asignatura filosófica de esa Facultad no es una de genéricos Fundamentos de Filosofía, sino una Filosofía del Derecho». La organicidad era sólo aparente, pero estaba bien lograda desde el punto de vista formal: «la Filosofía del Derecho es una asignatura de quinto curso. Lo que ocurre es que, por causas sociales y políticas conocidas, se trata de una asignatura premeditadamente ideológica, controlada con el mismo rigor que las cátedras de las secciones de filosofía (y por las mismas razones)».

Sacristán desarrolla esta última idea en su texto, asunto en el que aquí no entramos. Puede completarse su reflexión con su conferencia de 1963: «Studium Generale para todos los días de la semana» (Intervenciones políticas, pp. 30-49).

VI. Testimonios de alumnos.

Arroja luz sobre el valor e interés que tuvieron estas clases de Fundamentos de Filosofía el posterior testimonio de estudiantes de aquellos años, el de Josep Mercader Anglada [JMA] por ejemplo («La historia de una expulsión universitaria durante el franquismo. Entrevista a Pep Mercader Anglada» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=77866)

JMA fue alumno de Sacristán en 1964-1965. Profesor suyo en 1º de carrera, el curso en que se impartía la asignatura, nada sabía de él hasta entonces. No volvió a verle después.

JMA no recuerda bien el nombre de la asignatura. Los estudiantes la llamaban simplemente Filosofía. Sacristán les informó el primer día de clase que dedicaría el curso a la lógica formal y a la epistemología. «A él le serviría para no complicarse la vida y a nosotros para activar el cerebro.» Justificó la utilidad que podía tener el aprendizaje de la lógica en su formación como economistas, como científicos sociales, y añadió que la lógica formal era un campo de la filosofía poco susceptible de tendencias ideológicas y que, por consiguiente, «esperaba no poder ser acusado por nadie de desvaríos en sus explicaciones en clase». JMA coligió que Sacristán había podido tener problemas en cursos anteriores. A él, aprender algo de lógica le atraía suficientemente, «con un profesor, con problemas con las autoridades, todavía más.»

A principios de los 60’, en los últimos cursos de Bachillerato, los estudiantes barceloneses de familias antifranquistas se habían ido reconociendo. En el caso de JMA, se trataba primordialmente de un antifranquismo catalanista. Aparte de los estudiantes formados en las distintas teorías políticas del momento y de los que estaban organizados en grupos políticos y sindicales clandestinos, al resto del estudiantado le unía un sentimiento básico: la lucha contra el régimen dictatorial del franquismo.

La asignatura era obligatoria para todos los matriculados; todas las asignaturas lo eran en primer curso. JMA recuerda que eran bastante más de cien los estudiantes matriculados. Las clases de Sacristán estaban siempre llenas a rebosar, a menudo con alumnos sentados en los escalones de los pasillos. A pesar de que él se saltaba «olímpicamente todas las clases, ¡en el bar de la facultad se aprendía más!», y que dejó la carrera de Económicas dos años después, no faltó nunca a las clases de Fundamentos. Llegaba antes de la hora para no tener que sentarse en los pasillos o en la misma tarima. A pesar de la masificación, no había barullo: «en sus clases el silencio era total, la atención completa. Todos tomábamos apuntes como si nos fuera la vida en aquella asignatura.»

Un día una estudiante se mareó, probablemente por el sofoco de tanta gente apretujada. Antes de darse cuenta de lo que sucedía, vio que Sacristán se interrumpía de repente, saltaba de la tarima al suelo por encima de los alumnos allí sentados, y se acercaba a la segunda o tercera fila para interesarse por ella. Entre él y algunos estudiantes acompañaron a la joven fuera del aula, «y aún después nos tuvo un buen rato aguardando», hasta que regresó a la pizarra y les comunicó que su compañera estaba bien, que no había pasado nada. «Yo ya conocía al Sacristán maestro, aquel día conocí a Sacristán como persona» señala JMA.

Conoció aún mejor a su profesor de Fundamentos cuando realizaron un examen parcial de la asignatura. En la siguiente clase, Sacristán se presentó con todos los exámenes «magnífica y concienzudamente corregidos». Antes de devolverlos, una práctica más que infrecuente en aquellos años, les indicó que aquella prueba debería servir como un balance entre lo que ellos habían asimilado y su percepción previa de ello. «Comentó lo que creía válido como repuesta a cada una de las cuestiones planteadas y, antes de repartir los exámenes, nos hizo un breve comentario personal, en voz alta, ¡uno por uno!». Si alguien prefería que no lo hiciera, «podíamos indicárselo con un simple gesto. Pero nos pidió, eso sí, que fuéramos atendiendo a todas aquellas observaciones porque, aunque no fueran dirigidas a todos, también nos podían ser de utilidad.»

JMA recuerda muy bien el comentario que Sacristán hizo de su examen. «Usted escribe poesía, ¿verdad?», le preguntó. Sí, admitió. «Se nota. Su examen está bien, pero adolece de una redacción torturada, como si tuviera de luchar para encontrar en cada frase la palabra exacta». Comentario ajustadísimo, según JMA. «Al instante, había detectado mi talón de Aquiles. En los folios del examen había otros comentarios escritos y una nota que me supo a poco, un 8, pero que tuve que reconocer que era seguramente la que me correspondía».

Il Vangelo secondo Matteo ya se había rodado ya y se había estrenado en España hacía muy poco con un título tendenciosamente cambiado: El Evangelio según San Mateo. El «San» fue una aportación nacional-católica de la censura española. JMA recuerda que en una de las primeras clases de la asignatura hubo un breve diálogo entre Irazoqui, el Jesús de la película de Pasolini, y Sacristán. «Sí, a pesar del gran número de alumnos en clase, él siempre promovía la intervención del alumnado; si nadie preguntaba nada, preguntaba él.» Por el tono en que ambos hablaron, dedujo que ya se conocían de antes. «En el examen del que he hablado antes, Irazoqui sacó un 10. Desconozco las tendencias políticas de Irazoqui, sólo sé que había tenido una importante relación con Pasolini. Y reconozco que a partir de este pequeño dato no puedo deducir nada consistente.»

JMA añade una reflexión complementaria sobre el asunto Sacristán-Gil de Biedma: ese 10 a Irazoqui siempre le sirvió para no dar crédito a lo que más tarde se afirmó, que Sacristán no había admitido a Gil de Biedma en las filas del PSUC debido a su homosexualidad, siguiendo en este punto la línea del PCI que había expulsado a Pasolini de sus filas. Para JMA, García-Valdecasas, el rector que expulsó a Sacristán, sí tenía una intransigente moralidad según los principios del Movimiento. Decano de la Facultad de Medicina en la inmediata posguerra, se dijo que había mandado quemar las tesis doctorales redactadas en catalán durante la II República.

Durante el mes de octubre de 1965, expulsado Sacristán ya de la Facultad, no se impartieron las clases de Filosofía de primer curso. Las autoridades siguieron la estrategia de no provocar al alumnado en caliente. Querían dejar pasar los días y nombrar a un sustituto cuando el ambiente estuviera «más calmado».

Empero, el resultado del plan no fue bueno para sus organizadores, una estrategia errónea según JMA. Errónea y fallida porque si bien los primeros días del curso los alumnos recién llegados no conocían lo sucedido, fue precisamente durante esos días en los que no se impartieron las clases de Fundamentos cuando fueron informados por compañeros de cursos superiores. De modo que, cuando finalmente se presentó el profesor sustituto con la intención de dar la clase, nadie entró en el aula. Nadie es nadie, remarca JMA.

La consigna de no entrar en clase se siguió con éxito los días siguientes. Debió ser al 4º o 5º día de curso cuando un alumno entró; la clase se impartió para él solo. Eso sí, entre clase y clase, recuerda JMA, el alumno en cuestión terminó en el estanque de la entrada de la Facultad.

En la siguiente ya clase fueron ya seis o siete los estudiantes que entraron. Otro grupo dudó y estuvo a punto de entrar. La suposición del resto de alumnos, el estudiantado más crítico y comprometido, era que si no se daban clases no podría haber suspensos por una asignatura no impartida, pero que, si se impartía, los no asistentes tenían el suspenso asegurado. Viendo que el sustituto estaba dando clase, el grupo de indecisos entró… y con ellos muchos más.

Pero las clases de otros cursos pararon. Además, en la clase de Fundamentos, todo el mundo se puso a hacer el mayor ruido posible en el aula donde se impartía la asignatura para que la voz del profesor sustituto resultara inaudible. «Picábamos los asientos abatibles, pateábamos el suelo». El sustituto intentó dar la clase escribiéndola en la pizarra. Pero alguien «iba borrando todo lo que él iba escribiendo».

La misma protesta se repitió en las clases de los días siguientes hasta que un día se presentó el decano de la Facultad para negociar. Casi no le permitieron hablar. Querían conocer antes la versión del profesor sancionado, querían saber, de la propia voz de Sacristán, por qué no era él el encargado de la asignatura. «No sé exactamente cuando pasó, pero un día, aunque el aula estaba llena de alumnos armando un ruido infernal, el decano consiguió calmarlos». Les dijo que volvería de inmediato, que aguardaran un momento, que hablaría con otros miembros del claustro para «constituir una comisión que negociaría con nuestros representantes allí mismo».

Durante la discusión, la policía, que estaba en el exterior del edificio, se mantuvo al acecho. Los estudiantes que permanecían dentro del aula lo sabían. «Bastantes alumnos desaparecieron como por ensalmo, pero bastantes más decidimos quedarnos». En el edificio de la plaza Universidad ya se había roto la regla de considerar «poco menos que sacrílega la entrada de la fuerza pública en el recinto universitario, aunque todavía seguía resultando una acción demasiado escandalosa». Aunque contaban con alguna acción represiva a la salida de la Facultad, creyeron erróneamente que la policía no llegaría a entrar en las aulas.

Los ‘grises’ entraron finalmente. Les hicieron ir saliendo de uno en uno por una única puerta («aquellas aulas se iluminan por claraboyas, no tienen ventanas») y les fueron retirando el DNI. Para recuperarlo tuvieron que pasar al día siguiente por la secretaría de la Facultad. Junto con su DNI, recibieron su carta de expulsión.

Sobre el sustituto, JMA recuerda haber oído tres versiones distintas: Alsina, Batlle y Canals. No puede confirmar si en pleno abucheo el profesor sustituto exclamó: «También a Jesucristo lo crucificaron». Él estaba en las últimas filas «y allí eran absolutamente inaudibles sus palabras». Puede ser interesante, señala, saber quién era y cómo evolucionó su carrera académica posteriormente. Lo único que puede decir «es que me dijeron que procedía de un Instituto de Bachillerato del centro de Barcelona, del Maragall o del Ausiàs Marc, y que era “tomista”, o sea progresista (!) dentro del submundo de la filosofía académica de aquellos años en España.»

Fue Francisco Canals, tiempo después catedrático de Metafísica en la Facultad de Filosofía de la UB, en aquel entonces catedrático de Filosofía de secundaria en el Balmes, el primer sustituto. Después de él, después del intento frustrado de sustitución, el profesor Quintana, polémico catedrático de la UNED años después, fue el responsable de la asignatura.

(El filósofo y periodista Francesc Arroyo ha recordado lo sucedido con estas palabras: «Cuando a Manuel Sacristán lo echaron los franquistas de la universidad, porque el franquismo no podía digerir la inteligencia y prefería el «viva la muerte» de Millán Astray, un colega (no confundir con compañero ni, menos, amigo), profesor también de Filosofía (tampoco habrá que confundir esto con filósofo), se ofreció a sustituirle. Los alumnos vieron claramente la impostura y recibieron al impostor con abucheos. Éste se arrodilló ante la turba y exclamó: «A Cristo también lo crucificaron». Así era la Universidad que no quiso a Sacristán y que le obligó a ejercer la docencia en casa, en las charlas, desde la traducción o el trabajo editorial, no siempre a la luz del día». «A la calle que ya es hora», https://elpais.com/diario/2008/12/11/catalunya/1228961240_850215.html).

Si se dijeron las palabras que Arroyo recuerda, es altamente probable que el doctor Canals (1922-2009) fuera el sustituto. Sobre su pensamiento conservador puede verse: F. Canals Vidal, La tradición catalana en el siglo XVIII ante el absolutismo y la Ilustración, Fundación Francisco Elías de Tejada y Erasmo Percopo, 1995, y Catalanismo y tradición catalana, Ed. Sicre, 2006).

VII. A modo de conclusiones.

Para disolver cualquier duda sobre las motivaciones de fondo (y superficie) de la expulsión de Sacristán, «profesor desafecto al Régimen», y sobre su gran prestigio intelectual entre el estudiantado, un informe de principios de octubre de 1965 de la Dirección General de Seguridad, Servicio de Información, Barcelona, y de la Jefatura Superior de Policía, Barcelona, Brigada Regional de Información, Registro de Salida nº 7229, 2/10/1965 (Tampón: RESERVADO) puede venir en nuestra ayuda. Muestra con claridad la directa intervención de la policía franquista en la no renovación de su contrato, además de la presencia de la policía secreta (BPS) en sus clases:

Asunto: PROPUESTA DEL PROFESOR DESAFECTO AL REGIMEN MANUEL SACRISTÁN LUZÓN, COMO ENCARGADO DE CURSO EN LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y ECONÓMICAS.

El epigrafiado, nacido el 5 de septiembre de 1.925 en Madrid, casado, licenciado en Filosofía y Letras, hijo de Manuel y Emilia, domiciliado en esta Capital, calle del General Mitre, n.º 5, 8º 3ª.

Procedente de las filas falangistas del Frente de Juventudes –en las que se formó y de las que era un entusiasta– ha evolucionado en sentido negativo, estando conceptuado hoy día como filo-comunista.

Tomó parte destacada de la titulada «Semana de la Paz» que se pretendió celebrar en los medios universitarios y en el mes de abril de 1963, fué interrogado en al Brigada Social con motivo de la detención de tres súbditos franceses, que fueron expulsados, llegando a ésta invitados a la «Semana de la Paz» y por figurar el nombre del informado en un sobre de notas de uno de ellos [SLA: La semana fue prohibida por la «autoridad gubernativa»].

En el mes de mayo del mismo año, proseguía el informe, Sacristán había participado, destacadamente, en un intento de manifestación en favor del «tristemente célebre miembro del Comité Central del Partido Comunista Español, Julián Grimau (ejecutado), por lo que nuevamente fué detenido e interrogado y seguidamente puesto en libertad». Por otra parte, Sacristán figuraba como firmante del escrito «INTELECTUALES» (5/XI/1963), dirigido al Ministro de Información y Turismo, «que se consideró injurioso para las fuerzas de Orden Público (Sumario 512-63 del Juzgado de Instrucción n.º 18 de Madrid).»

El ideario «marxista-teórico» de Sacristán era de dominio público en la Universidad:

En su domicilio figura una amplia biblioteca repleta de volúmenes de contenido marxista.- Por añadidura, con bastante fundamento, se le considera ateo.- La que se dice su esposa, Giulia Adinolfi Selletti, italiana, recibe y colecciona propaganda comunista de su país, entre otras la revista marxista «Rinascita».

Sacristán figuraba como Encargado de Curso de la asignatura «Introducción a la Filosofía y Sociología y Metodología de las Ciencias Sociales» en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de esta ciudad cobrando del Presupuesto del Estado y constituyendo una especie de «símbolo» entre sus alumnos, máxime si se tiene en cuenta la ascendencia y simpatía de que goza el Sr. Sacristán, tanto entre el alumnado como en sus colegas.

Se sabe ciertamente, que actualmente ha sido propuesto como Encargado de Curso, igual que en años anteriores, de la Facultad antes citada, a propuesta del Decano Sr. Pifarré Riera y aprobación unánime de la Facultad, por lo que el Rectorado no podrá oponerse, a no ser que por el Ministerio de Educación Nacional se ejercite el derecho de veto, por lo que considera peligrosa, dadas sus relaciones con el alumnado de la oposición, su aprobación para dicho cargo.

El Sr. Sacristán Luzón, persona de preclara inteligencia, se afirmaba, «hasta el momento presente no ha conseguido ganar la Cátedra, debido según comentarios captados, bién a la oposición irreductible que halló en los componentes de los Tribunales que juzgan dichas oposiciones, bién a su conocida desafección al Régimen que ha trascendido a todo el ámbito nacional universitario». Era forzoso y lamentable reconocer, se apuntaba falsamente, que «el Sr. Sacristán Luzón, de infausta memoria en los archivos de esta Jefatura, por su ferviente y recalcitrante ideología filo-comunista, empachado de esta doctrina, aprovecha cada momento, todo acto y cualquier tipo de coyuntura, para realizar una labor de captación y proselitismo entre los universitarios y post-graduados [radicalmente falso según numerosos testimonios]. Y aprovechando el terreno, virgen de una juventud que alumbra y promete en beneficio de España, pretende él encaramarse a espaldas de ella, en virtud de sus recónditos resentimientos o ambiciones».

Por todo lo expuesto, se concluía, era unánime sentir de los círculos más afectados al Régimen que la continuidad de Sacristán como encargado de curso constituía un creciente peligro para la universidad española:

Que es una carga de dinamita y un semillero de cizaña, dispuesto en todo momento y ocasión a inflamar, exasperar y cebar los ánimos de las juventudes universitarias, como desgraciadamente ocurrió al día siguiente de la ejecución de Julián Grimau, en cuya fecha, el Dr. Sacristán se puso corbata negra, manifestando a sus alumnos: «Que debían hacer lo mismo, pués había muerto el mejor patriota que tenía España. Ha terminado una fase de la guerra. Se han cargado al pobre Grimau, contrariamente a lo que esperábamos. Cayó uno de los últimos mosqueteros. En vista de eso no hay clase hoy.»

No hay duda: fue arriesgada, controlada y perseguida la praxis, la coherente praxis filosófico-política del traductor de Marx y Quine. Aquel admirado profesor de filosofía, de lógica, no carecía, nunca careció de coraje filosófico y poliético. Supo siempre a qué atenerse.

Por los documentos que nos han llegado, por los apuntes editados, por los testimonios de alumnos suyos, por aquellas clases abarrotadas, también por la profundidad de sus explicaciones y por el aura que le rodeaba como luchador comunista antifranquista, es razonable pensar que la presencia de Sacristán en las aulas de Filosofía y de Económicas significó una auténtica «revolución político-cultural» en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo en la universidad barcelonesa. No era frecuente entonces un profesor con su saber, su solidez, su entrega, su coherencia y su capacidad didáctica. Recordemos el comentario de Pasolini transmitido por Enrique Irazoqui, o las elogiosas observaciones de uno de sus primeros alumnos, Xavier Folch, posteriormente compañero suyo de partido y de trabajo en la editorial Ariel. Sumemos también las palabras de Joaquim Sempere, Juan-Ramón Capella o Paco Fernández Buey.

Los apuntes y programas de Fundamentos de filosofía que hemos presentado son también ejemplo del «giro copernicano» que significó en su evolución filosófica, política y personal sus cuatro semestres de estudios de posgrado en el Instituto de Lógica Matemática y de Investigación de Fundamentos de la Universidad de Münster. Filosóficamente hablando, volvió a Barcelona otro Sacristán (también políticamente desde luego).

Algunas ideas centrales en su hacer y pensar, de su concepción de la filosofía y del filosofar, se observan ya en los apuntes de esos años. También, como se ha señalado, parte del material que será base de sus dos libros de lógica: Introducción a la lógica y al análisis formal, y Lógica elemental, y de su libro interrumpido sobre Los problemas del conocimiento.

Cómo pudo compaginar la preparación de sus clases de Fundamentos, la edición de sus apuntes, la corrección minuciosa, con comentarios personales, de cientos de exámenes (¡clases abarrotadas!), la cuidada atención a sus alumnos (colas incluidas), sus numerosas traducciones y conferencias, su arriesgada militancia política, su «borrar huellas», sus artículos para la prensa clandestina del PSUC-PCE, su detenido estudio de clásicos de la tradición o de otras tradiciones filosóficas (Quine, Carnap y Heidegger, por ejemplo), su alabada y excelentemente escrita tesis doctoral, sus cursos complementarios de formación (sobre la Fenomenología del Espíritu, por ejemplo), sus seminarios clandestinos, la preparación y los materiales que elaboró para las oposiciones del 62, su vida familiar (se casó en 1957, su hija Vera nació en junio de 1958), etc. sigue siendo un asunto de difícil explicación. Josep Fontana, refiriéndose al trabajo de traducción, habló de «fuerte autoexplotación» para encontrar tiempo para las otras tareas. Un factor sin duda. Sumemos a ello su enorme capacidad de trabajo, su mente privilegiada (José Díez Calzada ha hablado de «su mirada inteligente» que le recordaba la de Quine) y su voluntad inquebrantable de hacer lo que debe hacerse.

Hay personas que resultan imprescindibles y Sacristán, con delicada salud desde joven (sufrió una tuberculosis renal, se le tuvo que extirpar un riñón a los 24 años), con mucho sufrimiento en su cuerpo (y alma) a lo largo de los años, fue una de ellas. Barcelona (y no solo Barcelona) tuvo (sigue teniendo) un maestro excepcional. La profundidad e interés de sus clases de Fundamentos fue una de sus grandes aportaciones iniciales, en absoluto una aportación menor que pueda justificar nuestro olvido. ¿Cuántos estudiantes de Filosofía, de Económicas o de otras facultades, tuvieron interés por la filosofía, la lógica, la metodología y la cultura humanística tras asistir a sus clases? No han sido pocos los que conservaron el interés por estas disciplinas y recordaron (y siguen recordando en muchos casos) su magisterio a lo largo de los años.

Tarea pendiente: una buena y cuidada edición de los apuntes, programa y materiales complementarios que nos han llegado de sus clases de Fundamentos de Filosofía, de los que aquí se ha dado un apretado resumen.

Anexo 1. Notas manuscritas sobre el curso de Fundamentos de 1961-1962.

I. Lección 2 (continuación). Los orígenes de la filosofía occidental.
0.

1. Lo que hemos estado haciendo es ir sorprendiendo en la Historia de la Filosofía [HF] -en sus orígenes- las notas de la encuesta, luego de habernos convencido de la necesidad de comprensión histórica.

2. Y hemos visto:

a) que es -como la ciencia- concreta creación «fechable». Para lo cual se requirieron determinadas condiciones.

. Incidencia sobre el concepto de progreso.

b) Que en su nacimiento se da señaladamente cierto grupo de las notas de la encuesta: 1. Universalidad. 2. Sistematicidad racional. 3. Tras crítica racional. 4. Con componente moral critico-innovadora.

I. Ahora vamos a: 1. Profundizar 1-4. 2. Ver otras notas contrapuestas.

II. Profundización de 1-4.

1, 2 → sistematización precipitada: disputas filosóficas.

3. La ruptura con la tradición: a) Jenófanes -Parménides – Platón.

b) Demócrito.

4. La componente moral:

a) Sacrificio y heroísmo: de Tales a Sócrates.

b) Sectas.

c) Luchas: Platón y Demócrito. Los destierros.

III. Notas contrapuestas.

1. 1 y 2 no se [ìlegible] hasta escuelas moralistas y Pirrón, Pero

2, con 3, empezaron a [ilegible] con Sócrates, sofistas y Platón.

3, 4. Componentes conservadores desde el primer momento: el «ocio griego» = reflexión sobre ideología y filosofía (buena fe).

Lección 3ª. El contenido de la filosofía en su historia.

. La unidad enciclopédica presocrática. Detalles.

. Dos reducciones;

a) La sofística, por escepticismo.

b) Demócrito y Aristóteles: por ciencia fundamental.

→ Nueva unidad. Con precursores.

. La nueva enciclopedia medieval. La filosofía entre las artes liberales y la teología.

. La nueva ciencia y su filosofismo. Detalles.

. Wolf.

. Kant, el final del sistematismo apriorístico.

. La reducción de la filosofía a crítica.

. Exploración del carácter «concepción del mundo».

. La unidad a posteriori. Cientificismo.

. La unilateralidad intuitiva.

Lección 4ª. Sistemática de la filosofía contemporánea

I.

1. En nuestras facultades, aún esquemas clásicos. No en el mundo.

2. Pero en la filosofía como concepción del mundo, acaso fracciones temáticas y hasta supresión. Kant y Hegel son los padres. Hegel.

II.

1. Las escuelas tradicionales: escolástica. Esquemas, momentos.

2. Tradición hegeliana: Hyppolite, Adorno.

III.

Neopositivismo y corrientes afines (con Kant + Comte).

1. El tema epistemológico convertido en analítico.

2. Matices. Carnap y Wittgenstein.

IV.

Existencialismo y corrientes afines

1. Vitalismo.

2. Existencialismo (Kant y Hegel).

3. Heidegger.

V. Filosofías de intención científica y sistemática

1. Marxismo.

2. Racionalismo.

3. Teilhard, Einstein, Heisenberg.

VI. El problema de las filosofías no [ilegible]

Lección 5ª. Filosofía y ciencias sociales.

I. La presencia tradicional de los temas sociales en la Filosofía.

1. En la filosofía antigua:

1’. Política en los griegos:

1’’. Presocráticos.

2’’. Platón.

3’’- Aristóteles: novedad – perdida.

2’ Predominio final de la ética.

3’. Economía, solo preocupación.

2. En la filosofía medieval.

Santo Tomás y Ockham.

II. El tema del Derecho natural.

1. En la escolástica tardía española.

2. En Grocio y Locke.

III. Consideración global.

Es siempre afirmación de ideales.

IV. Kant

1. La teoría de la ciencia.

2. Aunque Kant…

3. Fueron ciencias después de él.

V. Lo que haremos…

Lección 6ª. Sentidos de la palabra «método». El campo de la metodología general.

I. Primera problematicidad.

. Etimología.

. Prácticos y heurísticos.

. ampliación.

. Teóricos: heurísticos y didácticos o expositivos.

. no claridad en la división: los didácticos, ¿no son prácticos?

II. Segunda problematicidad.

. Pero aún más grave es la cuestión de la dimensión filosófica del problema del método.

. Método de sustitución (economía). Discurso del método.

. Discusión.

III. Intento de aclaración de la problemática.

– El intento clásico: metodología general y especial.

. Crítica y recusación:

+ ¡el problema de las ciencias sociales sería en metodología especial!

– Propuesta: metodología filosófica y metodología positiva.

. Observación: la metodología filosófica no puede ser hecha con la abstracción de las ciencias. Es lo filosófico de ellas.

. y hay cosas de metodología positiva que llegan a penetrar en la concepción del mundo. Viète

. La consideración histórica en la comprensión del problema del método.

+ los de ejemplos ya vistos.

IV. El campo de la antropología filosófica.

Es del: lo que en el hacer [ilegible] concepción del mundo, del hacer.

Lección 8ª. El problema de la naturaleza de los estudios sociales. Las filosofías vitalistas y su idea de la comprensión histórica.

I.

– Orden mítico-religioso.

– Los griegos.

. Pero perduración hoy de los orígenes.

– Del Derecho natural a la Ilustración y la Revolución.

. O sea, de la «razón» a la acción.

Racionalización.

– Pero deriva de la historia (incluso sobre el racionalismo clásico).

. y del empirismo, que es historia.

– En el siglo XIX:

. Hegel y la razón histórica.

. Reacción: Comte.

. Síntesis: el nuevo ideal de ciencia social.

. Pero en el mismo momento las convulsiones. La experiencia de Ricardo. Nos referiremos en la última lección.

. Resultados: matematismo más falta de conceptos cualitativos.

II.

– En esta situación, Dilthey,

. La teoría de la comprensión.

. montada en crítica de la abstracción, análisis, inducción.

– Veremos las críticas y resumiremos la valoración en lección 14ª.

– Muy ampliado, con problemática actual ciencias naturales.

Relacionando con fenomenología, Gestalt, vitalismo biológico y médico.

. Generalización en la ideología ambiente.

Anexo 2: Notas manuscritas del curso de Fundamentos de 1964-1965.

Lección I. Diversas significaciones del término filosofía.

Algunas acepciones corrientes de los términos ‘filosofía’, ‘filosófico’, ‘filosóficamente’, etc. Su justificación por la historia de la filosofía.

1. Calma, serenidad («Tomarse las cosas filosóficamente»).

1’. Estoicismo: valor, rebelión (Sócrates, Boecio, Bruno).

2’. Estoicismo: desinterés por la vida («apatia»).

3’. Cinismo, frescura, servilismo.

. Observar que son acepciones morales.

. Aunque enlazadas con «coherentes» posiciones intelectuales

+ ejemplo: el panteísmo fatalista estoico.

2. Oscuridad, carácter abstruso.

1’. Dificultad por superioridad, sublimidad (Platón, Kant, H.)

2’. Cuento, retórica. Sofisma.

. Observar que son notas intelectuales, pero con tendencia a connotar moralmente.

3. Generalidad, abstracción.

1’. Saber supremo (Filosofía clásica -y crítica).

2’. Vaciedad (la parodia de Molière).

Notas morales, notas intelectuales y cambio histórico en el concepto de filosofía.

1. La intrincación de ambas está justificada por la historia «técnica».

2. Y, como hemos insinuado, historicidad.

3.1’. Lo primero parece distinguir de la ciencia.

3.2’. Lo segundo remite a un poco de consideración histórica -en la que se verá, sorprendentemente, que ciencia y filosofía fueron al principio lo mismo.

Lección 2ª. Filosofía y ciencia. Nacimiento de la filosofía y la ciencia griegas.

1º. La limitación a Grecia

1’. Una explicación categórica: es la nuestra y no es otra.

2’. Pero además:

1’’. Se universaliza hoy.

2’’. Y Grecia es el momento de aparición, por lo menos, de la ciencia -y de filosóficamente sentido.

2º. Caracteres de la ciencia y la filosofía griegas.

1’. La ciencia egipcia y mesopotámica

1’’. Empirismo.

2’’. Mito.

3’’. Magia.

2’. Todo eso está en la vieja cultura griega:

1’’. Mito: el «Corán» homérico. Todavía Aristóteles (¡y Platón!) y el mithologein.

2’’. Magia menos. Y hasta ciertas irreligiosidad homérica (aunque con reservas).

3’. Pero a finales del siglo VII pasa algo: la búsqueda de un saber no mitológico

1’’. Por tanto, en lucha crítica y moral (Sócrates, Anaximandro, Sócrates, Aristóteles)

2’’. Y necesitado de otros fundamentos: racionales y sistemáticos.

1’’’. Ejemplos de esta ciencia verdadera: Tales, el agua, mito egipcio.

2’’’. El primer hombre del Enuma Elish y el de Anaximandro.

4.’. Los caracteres son:

1’’. Lucha crítica (y moral).

2’’. Sistema racional.

3º. Historia:

1’. Las conmociones. El caso típico Atenas-Esparta.

1’’. Monarquía.

2’’. Aristocracia con burguesía.

3’’. [ilegible] campesinos y burgueses. Comercio e industria.

4’’. Solón

2’. Tales como hombre. Tales y Cylon.

3’. El contraejemplo espartano. Y así fue Oriente.

La independización de las ciencias positivas

1. Los primeros filósofos son los primeros científicos:

Tales

Anaximandro

Pitágoras

Hasta Platón y Aristóteles. Los temas de Aristóteles.

2. 1’. La medicina.

2’. La matemática.

3’. La astronomía.

4’. La biología.

3. Reaparición del ideal cada vez que renace la ciencia: Galileo, Newton, Gilbert.

La fecunda mutación de las ciencias.

1. El precedente heraclíteo.

2. Platón, la dialéctica.

3. Aristóteles.

1’. La metafísica.

2’. La lógica.

Lección 3ª. Las concepciones de la filosofía en la actualidad

– Para qué tiene que servirnos esta lección.

– Conservación del concepto tradicional de filosofía; su sistemática.

1. Centrado en la idea de filosofía primera.

. superior a, rectora de, más segura que el saber científico.

. anterior a las ciencias. Sistema.

2. Cristalizada no en la Edad Antigua ni en la Edad Media sino en el siglo XVIII con Christian Wolff (1679-1754)

(Lógica)

Filosofía teorética:

General: Ontología

Especial: Cosmología

Psicología

Teología natural

Filosofía práctica: Etica

Política

Economía

3. Esta concepción de la filosofía (aún seguida) ha tenido malas experiencias. Ejemplo: el espacio absoluto, las geometría no euclidianas y Einstein.

4. Pero responde a un hecho: la presencia de ideas generales posibilitando el saber, así como condensándolo prácticamente en la vida individual.

A este respecto la:

Filosofía como concepción del mundo.

1. Manera más o menos articulada de comprender la vida o situarse ante ella, con consecuencias prácticas.

2. Presente en todos los grandes filósofos.

3. El idealismo alemán. Schopenhauer, existencialismo.

3. Su riesgo es la arbitrariedad

Filosofía como crítica.

1. Su origen (aparte escépticos): ‘crítica’ en Kant.

2. Su desarrollo histórico. Ejemplos:

a) positivismo

b) un Marx y Freud

c) neopositivismo

3. Su acierto.

4. Su peligro: ingenuidad ideológica.

Filosofía y filosofar.

1. No hay filosofía como sistema superior a las ciencias.

2. Hay la actividad de filosofar.

a) teórica.

b) práctica

a niveles anterior y posterior al saber y al hacer.

3. Filosofar es criticar el saber y la cultura, y hacerse consciente la actitud ante el mundo y la vida, sin pretender ser demostrativo.

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