Si el gobierno te insulta y te pega, es que no te quiere
Si el gobierno te insulta y te pega, es que no te quiere Clara Valverde Gefaell David Harvey, en su
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Read moreLa Real Academia Española de la Lengua define de dos modos el verbo estafar. Como pedir o sacar dinero o
Read moreGustavo Duch Guillot
La Jornada de México. 20 de marzo de 2010
¿Le gustaría ser dueño de un río? Endesa lo es. Sólo en Chile es la propietaria de más de 80 por ciento de los derechos de agua, conseguidos aprovechando las privatizaciones –eufemismo de robo de recursos– facilitadas por el dictador Pinochet. Un punto arriba, un punto abajo, Endesa controla también 92 por ciento de la energía eléctrica chilena. En su historia –sigo diciendo, sólo en Chile– tenemos polémicas represas, como las instaladas en la cuenca del rio Bío-Bío en territorios mapuches o actualmente la intención de construirlas en los ríos Baker y Pascua, en la Patagonia chilena. La energía que allá se produzca beneficiaría, a través del tendido eléctrico más largo del mundo, a la población de Santiago, a las industrias alrededor de la capital y a las empresas mineras en el desierto de Atacama. Mientras dejará, allí donde se genera la energía, campos anegados, ganaderos y ganaderas sin opciones, repercusiones a las poblaciones pesqueras y la destrucción de bosques originarios, paisajes y especies protegidas.
En las comarcas de Girona, Cataluña, por un temporal de nieve, muchos pueblos quedaron apagados, sin la energía eléctrica que suministra Endesa. Buscan explicaciones y exigen responsabilidades. El mismo capital, las mismas privatizaciones, el mismo modelo de desarrollo, el crecimiento a cualquier precio, para unos y no para todos. Ahí están las inversiones.
En apenas cuatro meses, tres asesinatos. En Guatemala, participar contra la defensa de los recursos naturales frente a las grandes multinacionales energéticas, conlleva ese riesgo. La empresa Unión Fenosa-Gas Natural compró en 1999, cuando llegaron las privatizaciones a Guatemala, la distribuidora eléctrica Deorsa-Deocsa, y pronto aparecieron problemas y acusaciones. Destaca una sentencia de la Corte de Constitucionalidad que determinó, en noviembre de 2004, que la empresa estaba realizando cobros indebidos mediante un impuesto ilegal, que debía retornar a los usuarios los importes cobrados y dejar de cobrarlo, aproximadamente 260 millones de dólares. Unión Fenosa-Gas Natural (La Caixa y Repsol son algunos de sus principales accionistas) hoy sigue operando, cobrando y apagando la luz cuando conviene. Las tres personas asesinadas tenían una causa común: denunciar los abusos contra la población que genera la multinacional de raíces catalanas.
Desde Guatemala, unos años antes, llegó el conquistador Pedro de Alvarado para acabar con el levantamiento de los pueblos indígenas de los actuales territorios de Jalisco o Zacatecas, en México, en el cerro del Mixtón. Cuando le recomendaron esperar refuerzos dijo ”A mí me parece que no se dilate el castigo de estos traidores enemigos, que es vergüenza que cuatro indios gatillos hayan dado tanto tronido; que con menos gente de la que conmigo traigo bastará a sujetarlos, porque yo he arruinado muchas maquinaciones de enemigos y es mengua que para esto sea menester más socorro, no hay que esperar más”. No tuvo éxito su empresa y dicen que murió aplastado por el caballo desbocado de uno de sus escribanos. También se escucha que lo que allí se manifestó fue una primera ”guerrilla” latinoamericana en defensa de los derechos humanos.
Read more¿Con qué derecho sobrevivimos a los muertos?
Santiago Alba Rico
La Calle del Medio
A media mañana del día 19 de enero del presente año, el Liberty of the Seas, uno de los navíos más grandes y lujosos del planeta, desembarcó a sus pasajeros en el idílico puerto de Labedee, un “paraíso privado” propiedad de la empresa estadounidense Royal Caribbean. Recibidos con música folklórica y refrescantes Labaduzees -el cóctel exclusivo del recinto-, los viajeros descendieron alborozados para disfrutar de las playas más sensuales, la comida más sofisticada, los hoteles más confortables, el parque acuático más grande del Caribe y hasta de una montaña rusa, tautológica y vertiginosa, siempre a disposición de los clientes. Este sueño materializado, retorno civilizado al edén bíblico, colindaba sin embargo con un mundo de inocencia perdida y barbarie antediluviana. Era sólo un tabique, una transparencia dura e infranqueable. Porque, en efecto, al otro lado del muro de tres metros, erizado de espinas y protegido por guardias armados, no era 19 de enero sino 12; no era media mañana sino las cinco de la tarde; no era Labedee sino Haití y la tierra temblaba, las casas se derrumbaban, los niños lloraban y miles de supervivientes buscaban entre los escombros cadáveres y alimentos.
Read moreEduardo Galeano
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
Read moreUna conversación con Eduard Rodríguez Farré sobre vacunas, vacunación y salud pública (II): La argumentación que esgrimen los grupos que están en contra de la vacunación no tiene nada que ver con una explicación con suelo científico y que parta y acepte la lógica científica. Responderá tal vez a motivaciones emocionales, religiosas… Hay grupos religiosos que se oponen a la vacunación. Los testigos de Jehová, por ejemplo, no se vacunan, no se dejan vacunar, sostienen que las vacunas no son naturales. Por este sendero no vamos a ninguna parte. Está fuera y muy distante de cualquier marco científico documentado.
Salvador López Arnal
Diciembre de 2009-Enero de 2010.
Miembro fundador del Comité Antinuclear de Catalunya (CANC) en 1977, Eduard Rodríguez Farré es médico especializado en toxicología y farmacología en Barcelona, en radiobiología en París y en neurobiología en Estocolmo. Ha dirigido durante muchos años el Departamento de Farmacología y Toxicología del CSIC en Barcelona. Como experto en toxicología ha asesorado al gobierno cubano en la epidemia de la neuropatía óptica, a la OMS en el síndrome del aceite tóxico y a la Unión Europea sobre la investigación en programas de salud pública y sobre la Encefalopatía Espongiforme Bovina. Actualmente es miembro del Comité Científico de la UE sobre Nuevos Riesgos para la Salud. Socio fundador de la asociación Científicos por el Medio Ambiente (CiMA), Eduard Rodríguez Farré es coautor (autor principal para ser más preciso), junto este entrevistador, de Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente, El Viejo Topo, Barcelona, 2008 (con prólogo, presentación, epílogo y notas finales de Enric Tello, Joaquim Sempere, Joan Pallisé, Jorge Riechmann y Santiago Alba Rico).
Read moreGeneración Uno Punto Cinco (1)
Carles Feixa
La relación entre jóvenes y procesos migratorios se ha configurado históricamente a partir del concepto de “segunda generación”. Dicha noción presupone que hay una “primera generación” –normalmente adulta y masculina–, nacida en el lugar de origen, que es quien protagoniza el proyecto migratorio y atrae la mirada de los investigadores. La “segunda generación”, formada por aquellos que nacen o se socializan en el lugar de destino, arrastra los estigmas del origen y los traumas de la migración, pero al mismo tiempo forman parte por cultura y destino de la sociedad de acogida. Sin embargo, la experiencia de los menores inmigrantes es más diversa e implica diversos ritos y rutas de paso, tanto a la vida adulta como al país de destino (Suárez 2006). Sin embargo, la noción de “segunda generación” encubre varias categorías de jóvenes: los hijos de los migrantes nacidos en el lugar de destino (la segunda generación propiamente dicha); los nacidos en la sociedad de origen pero socializados en la sociedad de acogida (la llamada generación 1.5), ya sea porque llegaron durante su infancia, después de la socialización primaria (la llamada generación 1.75) o bien porque llegaron durante la adolescencia y por tanto después de la socialización secundaria (la llamada generación 1.25). Por no hablar de los que llegaron a partir de un proyecto migratorio propio, ya sean menores no acompañados (como los pequeños harraga marroquíes) o mayores de edad (como jóvenes adultos independizados de su familia de origen), que son migrantes de primera generación (pero de edad escasa). Por ello algunos autores (Giménez 2003) plantean remplazar esta noción confusa por el concepto de “menores o jóvenes en la migración”, que da mayor protagonismo a estos actores transnacionales. La ponencia desarrollará estos argumentos a partir de un estudio de caso sobre los jóvenes de origen latinoamericano en Barcelona, presentando sus ritos y rutas de paso en cinco momentos: orígenes (allí), destinos (aquí desde allí), tránsitos (de allí para aquí), acogidas (aquí), asentamientos (allí desde aquí). A continuación se prestará atención a la temática de las llamadas “bandas latinas”, reflexionado sobre las consecuencias de su transformación en “asociaciones juveniles”.
Read moreUna conversación con Eduard Rodríguez Farré sobre vacunas, vacunación y salud pública: “Las vacunas son efectivas para prevenir las enfermedades infecciosas aunque no todas las enfermedades infecciosas pueden tener vacunas. Que lo tengan depende enormemente del tipo de microorganismos de que se trate […] hay que señalar, lo hago ya de entrada pensando en sus detractores que no son pocos y no están callados, que gracias fundamentalmente a las vacunas se han eliminado una serie de enfermedades infecciosas que eran gravísimas hasta hace pocos años”(I y II)
Salvador López Arnal
Diciembre de 2009-Enero de 2010.
Miembro fundador del Comité Antinuclear de Catalunya (CANC) en 1977, Eduard Rodríguez Farré es médico especializado en toxicología y farmacología en Barcelona, en radiobiología en París y en neurobiología en Estocolmo. Ha dirigido durante muchos años el Departamento de Farmacología y Toxicología del CSIC en Barcelona. Como experto en toxicología ha asesorado al gobierno cubano en la epidemia de la neuropatía óptica, a la OMS en el síndrome del aceite tóxico y a la Unión Europea sobre la investigación en programas de salud pública y sobre la Encefalopatía Espongiforme Bovina. Actualmente es subdirector del Instituto de Investigación Biomédicas August Pi i Sunyer del CSIC (Barcelona). Socio fundador de la asociación Científicos por el Medio Ambiente (CiMA), Eduard Rodríguez Farré es coautor (autor principal para ser más preciso), junto este entrevistador, de Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente, El Viejo Topo, Barcelona, 2008 (con prólogo, presentación, epílogo y notas finales de Enric Tello, Joaquim Sempere, Joan Pallisé, Jorge Riechmann y Santiago Alba Rico).
Read moreACULTURACIÓN Y ACULTURACIÓN
Pier Paolo Pasolini
En estos tiempos de austeridad, muchos lamentan las molestias derivadas de la falta de vida social y cultural organizada, fuera del Centro «malo», en las periferias «buenas» (dormitorios sin zonas verdes, sin servicios, sin autonomía, sin relaciones humanas reales). Lamento retórico. Porque si todo lo que se dice que falta en las periferias existiera, lo seguiría organizando el Centro. El mismo Centro que, en pocos años, ha destruido todas las culturas periféricas que, hasta hace pocos años, aseguraban una vida propia, sustancialmente libre, incluso a las periferias más pobres o miserables.
Ningún centralismo fascista ha logrado lo que el centralismo de la civilización de consumo. El fascismo proponía un modelo, reaccionario y monumental, que luego se quedaba en letra muerta. Las culturas particulares (campesinas, subproletarias, obreras) seguían obedeciendo, imperturbables, a sus modelos antiguos. La represión se limitaba a obtener su adhesión de palabra. Hoy, por el contrario, la adhesión a los modelos propuestos por el Centro es total e incondicional. Se reniega de los modelos culturales reales. La abjuración es un hecho. Se puede decir, por lo tanto, que la «tolerancia» de la ideología hedonista implantada por el nuevo poder es la peor de las represiones de la historia humana. ¿Cómo se ha podido ejercer esta represión? Mediante dos revoluciones en el interior de la organización burguesa: la de las infraestructuras y la del sistema de información. Las carreteras, la motorización, etc. han unido estrechamente la periferia con el Centro, anulando las distancias materiales. Pero la revolución del sistema de información ha sido aún más radical y decisiva. Con la televisión, el Centro ha igualado todo el país, tan diverso por su historia y tan rico en culturas originales. Ha emprendido una labor de homologación destructora de la autenticidad y la concreción. Ha impuesto, como decía, sus modelos, los de la nueva industrialización que ya no se conforma con un «hombre que consume» y pretende que las ideologías distintas de la del consumo sean inconcebibles. Un hedonismo neolaico, ciegamente olvidadizo de los valores humanistas y ciegamente ajeno a las ciencias humanas.
Antes, la ideología impuesta por el poder era, como es sabido, la religión, y el único fenómeno cultural que «homologaba» a los italianos era el catolicismo. Ahora el catolicismo compite con un nuevo fenómeno cultural «homologador», el hedonismo de masas. Como tal competidor, el nuevo poder ha empezado ya a liquidarlo desde hace unos años.
Porque en el modelo del Joven Hombre y la Joven Mujer propuesto e impuesto por la televisión no hay nada de religioso. Son dos personas que valoran la vida solo a través de sus Bienes de Consumo (y siguen yendo a misa los domingos; en coche, por supuesto). Los italianos han aceptado con entusiasmo este nuevo modelo que les impone la televisión según las normas de la Producción Creadora de Bienestar (o mejor dicho, de salvación de la miseria). Lo han aceptado, pero ¿realmente son capaces de realizarlo?
Read moreApología del apagón
Santiago Alba Rico
La Calle del Medio/Rebelión
Los aeropuertos se han convertido en el símbolo y el motor de la civilización capitalista: lugares de paso -hacia otros lugares de paso- donde está siempre a punto de estancarse un tiempo muerto, o un tiempo-basura, cuya superfluidad total sólo puede dirigirse hacia el consumo. En el Leonardo da Vinci, en Roma, hace dos años, tuve una experiencia angustiosa. En tránsito hacia Túnez, me dirigía hacia mi puerta de embarque por un pasillo de maravillas, flanqueado por una sucesión de cafés, comercios y boutiques -todas las marcas, todos los prestigios- que saturaban de luz cegadora hasta el último rincón del campo visual. De pronto, a mi derecha, un enorme cartel apremiante me alertó de las consecuencias de seguir avanzando. Se me encogió el corazón. “ATENCIÓN. Todavía está usted a tiempo de volver atrás. A partir de este punto ya no hay tiendas”. Lo malo no es que a partir de ese punto no hubiera tiendas; es que no había nada. Las puertas de embarque habían sido confinadas en un espacio intencionadamente desnudo y sombrío, sucio y vacío, abandonado a su suerte. Como en los cuentos, si se hacía caso omiso de la advertencia se pasaba abruptamente de un mundo brillante y colorido a otro sórdido y amenazador: de la felicidad a la pesadumbre, de la libertad a la prisión, de la luz a la oscuridad. El efecto era tan traumático que resultaba imposible no volver sobre los propios pasos para buscar con ansiedad, no alimentos, bebidas o chucherías, no, sino un poco de luz eléctrica.
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