¿Todavía es posible luchar por otra India?
El éxito espectacular de Narendra Modi y la coalición NDA dirigida por el BJP ya ha generado una gran cantidad de reflexiones y pensamientos.
Sí, los comentaristas han articulado diversas razones para explicar el éxito de Modi: su capacidad para proyectarse como el salvador definitivo del país, su habilidad dramatúrgica de comunicar directamente con las masas para estimular sus sentimientos ‘nacionalistas’ y religiosos, y, sobre todo, la energía sin límites que radia de ser un entendido en tecnología.
De la misma manera, han hablado de la ausencia de una alternativa razonable, la falta de dirección y coherencia de la débil/fragmentada oposición y su incapacidad para combatir el enorme poder organizativo que tiene el nexo BJP-RSS.
Sin embargo, en este por otra parte rico debate, uno encuentra una sensación de pesimismo. Se argumenta que la vieja idea liberal/secular de una India inclusiva está muerta; y Modi representa la idea de una ‘nueva India’ -muscular, tecnocrática, orgullosamente consciente de la ‘identidad hindú’ y agresivamente unitarista.
Además, como viene implícito, Modi habla el lenguaje de la nueva generación: libre de los residuos de la lucha por la libertad e inclinado a la idea de ‘poder global’ con ‘orgullo hindú’.
Una cosa está clara. Esta vez, la cuestión cultural -no necesariamente la económica- ha surgido como la cuestión más importante. Y Modi, parece, se ha convertido en la encarnación de esta identidad cultural resuelta que sus innumerables seguidores y fans aman vincular a India.